PROGRAMA Nº 1164 | 27.03.2024

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LA GRIPE PORCINA Y EL APOCALIPSIS

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Martes 21.07.2009
Editorial - Programa Nº 398
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De diferentes foros y páginas de Internet pude rescatar algunos comentarios que han empezado a aparecer respecto a la GRIPE PORCINA. Deseo compartir con ustedes cierta paranoia que se está viviendo al respecto.

“¿Gripe Porcina, o profecía bíblica?” “¿Es el acontecer de los últimos tiempos causado por Dios? ¿El fin esta cerca?”

“La gripe porcina va aumentando el estado mundial… ¿Será parte del Apocalipsis?”

“Jamás pensé estar tan cerca de vivir el Apocalipsis”

Para colmo, se lo trajo con el objetivo de dar autoridad en el tema profético en algunos blogspot, nada menos que a Nostradamus- De este personaje se cita su centuria XXI (cuarteta IV):

“Hombre yacerá con Cerdo en desorden. Pestilente tufo recorrerá el reino. ¡Grandes serán los lamentos de los pueblos que ofendieron a Dios en cada merienda!”

Así podría seguir trayendo ejemplos de cómo el hombre desea buscar respuestas a problemas que nada tiene que ver con lo divino, ni lo oculto o revelado por algún profeta de turno, del pasado o el presente. Siempre ante cualquier pandemia y o enfermedad aparecen las endebles expresiones… “esto esta en la Biblia… o lo predijo tal o cual vidente o profeta”.

Tengamos mucho cuidado y sobre todo a los adolescentes o jóvenes que puedan estar escuchando o que lean esta editorial en nuestro blogspot. De todo lo que se publica, sobre todo en Internet y en los foros donde, aunque no en todos los casos, se habla de temas que en la mayoría de las veces no se tiene conocimiento.

Esto trae más confusión y lo que es más grave una esquizofrenia colectiva sobre este tema, entre otros. Hay foros donde se cita a Mateo 24.7; 7 “En efecto, se levantará nación contra nación y reino contra reino. En muchas partes habrá hambre y terremotos”, también textos del Apocalipsis 6-8: “Y vi aparecer un caballo amarillo. Su jinete se llamaba "Muerte", y el Abismo de la muerte lo seguía. Y recibió poder sobre la cuarta parte de la tierra, para matar por medio de la espada, del hambre, de la peste y de las fieras salvajes” y citan a Lucas 21:10 y 11 que nos dice: “Después les dijo: "Se levantará nación contra nación y reino contra reino. Habrá grandes terremotos; peste y hambre en muchas partes; se verán también fenómenos aterradores y grandes señales en el cielo”.

No se si recuerdan cuando el SIDA apareció en los medios de comunicación y los científicos empezaron a indagar sobre los orígenes del virus. Cuantas veces en círculos no científicos llegaron a darse explicaciones aberrantes.

Un diplomático libio, embajador de su país ante las Naciones Unidas, llegó a culpar a Estados Unidos como el causante del mal, acusándolo de haber creado el virus en laboratorios para utilizarlo como arma biológica en la guerra del Vietnam. Verdad o mentira nunca lo sabremos.

Algunos católicos y protestantes manifestaron que este virus era un castigo de Dios por el pecado en el que esta inmerso el mundo. Decir que el SIDA es un castigo divino, como se dijo también en el sureste asiático cuando el tsunami de diciembre 2004 causó tres mil muertos en aquella región, es una blasfemia que los hombres cometemos hacia Dios, que es amor y desea que todos nosotros nos salvemos.

Si Dios tuviera que castigar los pecados de toda la humanidad en este principio del siglo 21, no quedaría un ser humano vivo o todos estaríamos enfermos de algo irremediable. San Pablo asegura que todos somos pecadores y estamos destituidos de la gloria de Dios. Cristo no se fijaba en las enfermedades sino en los enfermos.

Cuando El peregrinaba la tierra donde se asentaba el pueblo no había enfermos de sida pero abundaban los leprosos, portadores de una enfermedad terriblemente contagiosa en aquellos tiempos. Y Jesucristo se identificó plenamente con ellos y los sanaba, en ocasiones hasta en grupo de diez. Aunque no lo hizo literalmente, el Evangelio dice que
“Él mismo tomó nuestras enfermedades y sufrió nuestros dolores”.

A lo largo de la historia de la humanidad, la supervivencia de la raza humana se vio afectada por pandemias y pestes. Haciendo memoria podemos recordar la PESTE NEGRA que fue una devastadora pandemia que asoló Europa en el siglo 15 y que, se estima, causó la muerte de cerca de un tercio de la población del continente europeo. La mayor parte de los científicos cree que la PESTE NEGRA fue un brote de peste bubónica, una terrible enfermedad que se ha extendido en forma de epidemia varias veces a lo largo de la historia.

Esta peste comenzó quizá en algún lugar del norte de la India, probablemente en las estepas de Asia central, desde donde fue llevada al oeste por los ejércitos mongoles. La peste fue traída a Europa por la ruta de Crimea, donde la colonia genovesa de Kaffa (actual Teodosia) que fue asediada por los mongoles. La Historia dice que los mongoles lanzaban con catapultas los cadáveres infectados dentro de la ciudad (si bien la enfermedad no se contrae por contacto con los muertos).

Los refugiados de Kaffa llevaron después la peste a Messina, Génova y Venecia, alrededor de los años 1347 y 1348. Algunos barcos no llevaban a nadie vivo cuando alcanzaban las costas. Desde Italia la peste se extendió por Europa afectando a Francia, España, Inglaterra (en junio de 1348) y Bretaña, Alemania, Escandinavia y finalmente el noroeste de Rusia alrededor de 1351.

Así podría seguir dando más detalles de estos supuestos “castigos divinos” pero… hoy sabemos que tenemos una peste que se ha puesto bien alto en el podio de las pandemias. No hace falta que les recuerde que hablo de la GRIPE PORCINA que para algunos religiosos es una profecía apocalíptica escrita en la Biblia, así como el VIH entre otras más que vendrán en este "final de los tiempos". Para la ciencia, estas nuevas enfermedades que se presentan en los últimos tiempos no son nada más que la consecuencia del daño causado por el mismo hombre al ecosistema de la Tierra.

Me gustaría citar un texto que lo encontramos en el libro del Deuteronomio, capítulo 28, versículos 58 y 59, que nos dice lo siguiente: "Si no te empeñas en practicar todas las palabras de esta Ley, como están escritas en este Libro, temiendo el Nombre glorioso y terrible del Señor, tu Dios, él te castigará, a ti y a tu descendencia, con calamidades extraordinarias. Serán calamidades grandes y persistentes, enfermedades malignas e incurables"… ahora me pregunto, ¿estamos en los tiempos finales…? no dejemos que se interprete literalmente cualquier texto bíblico que encontramos en la Palabra de Dios, por cualquier predicador de turno.

Sabemos que el hombre siempre se aleja de Dios y se deja corromper por las pompas del mundo y eso en algunos casos tiene su efecto en las cosas que nos suceden.

Pero usted se puede preguntar… ¿Cómo puedo decir esto siendo catequista, un agente de pastoral que trata de formarse continuamente? Porque a lo largo de este camino que he comenzado, me di cuenta de que muchas cosas que pasan no las envía Dios sino que el hombre en el desarrollo de la humanidad ha destruido su entorno natural y al hacerlo ha cometido una daño al medio ambiente, a la ecología, al hábitat de los animales y a su convivencia misma.
Esta ruptura ha permitido a través de los tiempos que virus y bacterias se desarrollen y produzcan pandemias que han superado la capacidad de respuestas rápidas, dejando miles de muertos.

Hoy por hoy, el hombre ha causado un grave daño al ecosistema al realizar una indiscriminada y abusiva tala de árboles, más los efectos de la contaminación ambiental e industrialización, la utilización de productos agroindustriales, pesticidas etc., sin prever las consecuencias que ahora palpamos como es la destrucción de la capa de ozono y los desenlaces postreros que se vienen, como los deshielos de los polos. El hombre debe afrontar este grave perjuicio cometido contra la casa donde todos vivimos.

Haciendo memoria, Juan Pablo II dejó en su libro “Cruzando el Umbral de la Esperanza”, un testimonio interesante cuando habla del lugar del hombre en la creación y que este debe hacer para que sea buena para todos como Dios lo quiso, el Papa nos decía que "El hombre es sacerdote de toda la creación y habla en nombre de ella". Realmente, a primera vista, puede resultar extraña esta afirmación. Por lo menos, no nos resulta familiar, ya que por sacerdote identificamos inmediatamente la imagen del cura o del presbítero. En cambio, en este caso se aplica el término "sacerdote" a todo hombre. La idea, sin embargo, es bonita y fecunda.

¿Qué significa ser "sacerdote"?; ¿quién es el sacerdote? Pues aquél que hace de mediador entre Dios y los hombres. Juan Pablo II nos dice que todo hombre, por el querer de Dios, es mediador entre Él y la creación. Cada hombre y cada mujer es constituido en administrador de la creación. De manera que -con agradecimiento- tiene que reconocer la creación como un don venido de la divinidad, lo ha de perfeccionar y, finalmente, realizando el correspondiente ofrecimiento de las obras, ha de devolverlo a Dios.

Si bien es cierto que "Dios perdona siempre y el hombre a veces", a la vez, la realidad muestra que "la naturaleza no perdona nunca".

En síntesis: en medio del pánico pandémico que actualmente experimentamos, algunas personas presuponen que es Dios mismo quien causa estas tragedias. En tal perspectiva medieval, se imaginan a Dios soplando los volcanes para causar erupciones, meneando las placas tectónicas como dominós u ocasionando epidemias como especie de sabotaje biológico. Entonces concluyen que con esos fenómenos Dios está castigando a la humanidad como prueba de la pronta venida de Cristo y así anunciar el fin del mundo.

En estas épocas de terror a las pestes no es sorpresa que los estadios, teatros, salas de cine, shopping, centros turísticos hayan disminuido la afluencia de personas. Y como les decía al comienzo de esta editorial, el libro bíblico favorito de predicación en estas épocas de temor es el APOCALIPSIS. Tristemente es un libro que popularmente genera mucho interés morboso. Sin embargo, lo interesante de este libro es que se compone mayormente de visiones, simbologías que hay que interpretar.

De hecho, lo simbólico domina más que lo literal en el APOCALIPSIS. Se suele dar por sentado que las visiones de Juan siempre presagian sucesos que van a ocurrir literalmente en el futuro. Sin embargo, toda la literatura apocalíptica, incluso el Apocalipsis de Juan, suele ser altamente simbólica y pocas veces literal. Además, en las visiones los verbos vienen casi siempre en tiempo pasado, del momento en que Juan había visto la visión. Si los que predican prefieren convertir estos verbos pasados, a futuro, tal edición iría más allá del texto inspirado.

Aunque las epidemias no pasan de ser un tema secundario en el APOCALIPSIS, este libro nos brinda un resonante mensaje de esperanza también para este momento de pandemia que vive el mundo. Lejos del terrorismo apocalíptico o de sensacionalismo del fin del mundo, Dios nos llama a hacerle frente a la vida y la muerte en el poder de la fe para ser fieles en toda circunstancia, tal y como fueron exhortados los receptores de la carta original.

Una cosa si es definitiva, la pandemia de influenza porcina nos mueve a examinar nuestras vidas. Pero, en estos tiempos de incertidumbre, hay que tener cuidado con quienes nos asustan más con sacarnos el dinero vendiendo el alcohol en gel triplicando su valor real o como ha sucedido a quien escribe esta editorial, para realizar un trámite en el Consulado de Italia en la Argentina, sino se entraba con un barbijo, estaba negado el paso… Hay que tener en claro cuales son las medidas de prevención para no contagiarse de este virus porcino que no solo enferma sino que si no se lo controla a tiempo mata… sino también… de los falsos y desesperanzados virus pseudo apocalípticos.

Alfredo Musante
Director Responsable
Programa Radial
EL ALFA Y LA OMEGA

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