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15.09.2009 - Las Mujeres en la Biblia - ¿Quién es Ana?

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Hace más de 3.000, Ana tuvo un encuentro con Dios. Y mediante su dolor y tristeza, Él no sólo la cambio a ella, sino que también alteró el curso entero de la historia de los judíos.

Ana vivió durante el tiempo de los jueces, cuando la nación de Israel no tenía rey y se revolcaba vergonzosamente en el pecado, la auto indigencia y la corrupción. No obstante, no importa cuan degenerada se vuelva la sociedad, Dios tiene su remanente fiel. En esos días, el remanente incluía a Ana.

Ella era una mujer judía piadosa, devota, quien estaba en una posición poco envidiable de tener que compartir su marido con otra esposa. La mayoría de los eruditos creen que Ana era la primera esposa del Elcana, pero debido que era estéril, él se casó con otra para tener hijos.

En realidad, Elcana probablemente era adinerado. Cuando hizo el viaje de 23km de su hogar en Ramataim-Zofim generalmente llamado Ramá, como nos lo cuenta el libro 1 Samuel 1-19:
“A la mañana siguiente, se levantaron bien temprano y se postraron delante del Señor; luego regresaron a su casa en Ramá. Elcaná se unió a su esposa Ana, y el Señor se acordó de ella”.
Pero quien era este personaje, Elcana… era un levita, un descendiente de Coat, el hijo de Leví, mediante el hijo de Coat, Izar (1cró.6:33-38). Estos levitas no eran sacerdotes porque no eran descendientes de Aarón.

La ley dada a moisés requería que todos los varones judíos comparecieran ante el señor tres veces al año con sus sacrificios. Fue en estos viajes a silo que la desgracia de ana se volvía más aguda. Aun el ardiente amor del Elcana no lograba consolarla:

“Había un hombre de Ramataim, un sufita de la montaña de Efraím, que se llamaba Elcaná, hijo de Ierojám, hijo de Eliú, hijo de Toju, hijo de Suf, efraimita. El tenía dos mujeres: una se llamaba Ana y la otra Peniná. Peniná tenía hijos, pero Ana no tenía ninguno. Este hombre subía cada año desde su ciudad, para adorar y ofrecer sacrificios al Señor en Silo. Allí eran sacerdotes del Señor, Jofni y Pinjás, los dos hijos de Elí. El día en que Elcaná ofrecía su sacrificio, daba a su esposa Peniná, y a todos sus hijos e hijas, porciones de la víctima. Pero a Ana le daba una porción especial, porque la amaba, aunque el Señor la había hecho estéril.” (1 Samuel 1, 4-5)

Su miseria era doble: Ella no tenia hijos en una cultura que veneraba a las mujeres fecundas y consideraba que la esterilidad era una maldición; y su rival también la provocaba severamente, para la fecha en que Ana vino a Silo en el relato de 1 Samuel 1, 7-8, nos cuenta que ella estaba tan deprimida que ninguno podía ayudarla.
“Así sucedía año tras año cada vez que ella subía a la Casa del Señor, la otra la afligía de la misma manera. Entonces Ana se ponía a llorar y no quería comer. Pero Elcaná, su marido, le dijo: "Ana, ¿por qué lloras y no quieres comer? ¿Por qué estás triste? ¿No valgo yo para ti más que diez hijos?”
Para demostrar su amor, él hasta le daba una doble porción del sacrificio, lo suficiente para dos personas, como para indicar que el la amaba tanto como si ella le hubiera dado un hijo. Pero nada la ayudo. Por lo cual Ana fue al único que realmente podía satisfacer su necesidad: El Señor. Y en amargura de alma, ella derramo su corazón a él en el tabernáculo y prometió que si le daba un hijo, como leemos en 1 Samuel 1-11:
“Señor de los ejércitos, si miras la miseria de tu servidora y te acuerdas de mí, si no te olvidas de tu servidora y le das un hijo varón, yo lo entregaré al Señor para toda su vida, y la navaja no pasará por su cabeza”.
Ella es la primera persona en la escritura que usó el nombre de Jehová, todo lo que Ana tenia era la ley y como sabemos el resto de la Biblia no se había escrito. Su uso de este nombre, particularmente en una época cuando Israel estaba en guerra con los filisteos, muestra que ella entendía claramente que Dios es soberano; todopoderoso y comanda los ejércitos del cielo, así como también de Israel.

Heli el sumo sacerdote, observo su comportamiento mientras ella oraba y pensó que estaba ebrio. Pero luego ella explico, el se dio cuenta de su error, lo vemos en 1 Samuel 1,13-17: “Ana oraba en silencio; sólo se movían sus labios, pero no se oía su voz. Elí pensó que estaba ebria, y le dijo: "¿Hasta cuándo te va a durar la borrachera? ¡Ve a que se te pase el efecto del vino!". Ana respondió: "No, mi señor; yo soy una mujer que sufre mucho. No he bebido vino ni nada que pueda embriagar; sólo me estaba desahogando delante del Señor. No tomes a tu servidora por una mujer cualquiera; si he estado hablando hasta ahora, ha sido por el exceso de mi congoja y mi dolor". "Vete en paz, le respondió Elí, y que el Dios de Israel te conceda lo que tanto le has pedido”.

La escritura dice que ella se fue por su camino y no estuvo más triste. Dios había hablado a Ana mediante Heli. Cuando ella había llegado a su punto más bajo y necesitaba al Señor desesperadamente, el le contesto.

Ana cuyo nombre significa “Favor o gracia” halló favor con Dios y tubo un hijo a quien llamó Samuel. Formado de dos palabras hebreas que significan: “oída por Dios”.
La Biblia no dice cuantos años Ana sufrió antes de que Dios finalmente le respondiera. Pero durante esos Años, el sin duda estaba moldeando a Ana en la persona que el quería que fuese.

Dios nunca desprecia nada de lo que el permite a nuestras vidas, particularmente nuestro sufrimiento. El usa todas las cosas para nuestro bien y su gloria a fin de conformarnos a la imagen de su Hijo. El mismo Dios que contestó la oración de Ana también puede contestar la tuya.

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