PROGRAMA Nº 1164 | 27.03.2024

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Origen del Mate

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Se denomina mate a la infusión preparada con hojas de yerba mate (Ílex paraguaiensis), planta originaria de las cuencas de los ríos Paraná, Paraguay, el curso superior del Uruguay y el sur de Brasil. Estas plantas previamente secadas, cortadas y molidas forman la yerba mate, la cual tiene sabor amargo debido a los taninos de sus hojas. La espuma que se genera al «cebar» se debe a los glicósidos que la yerba mate contiene.

Era consumido desde la época precolombina entre los pueblos originarios guaraníes (y por influencia de esto, también lo hacían otros grupos que realizaban comercio con los guaraníes, como los querandíes, los pampas antiguos, tobas, etc.). Fue adoptado rápidamente por los colonizadores españoles, y quedó como parte del acervo cultural en Argentina, Paraguay y Uruguay, países en donde se consume mayoritariamente; pero también en el sur de Brasil, zonas de Bolivia y en la Patagonia chilena. Como sucede con el té, el café o el chocolate, el mate posee un efecto estimulante debido a la mateína (sinónimo de la cafeína) que contiene.

Además se le suma un efecto, que es compensado por el alto consumo de agua que se realiza cuando se matea, resultando así una infusión digestiva, depuradora y ―al poseer antioxidantes― preservadora del organismo. Como las otras infusiones mencionadas, el mate tiene cierta acidez, razón por la que muchas veces se le añaden ―en escasas proporciones― otras hierbas (digestivas, reguladoras de la función hepática, sedantes, etc.) que logran neutralizar la acidez como también compensar el ligero efecto estimulante de la cafeína.

Tradicionalmente, el mate se bebe caliente mediante un sorbete denominado bombilla colocado en un pequeño recipiente, que es denominado ―según la zona― «mate», «cuya», «porongo» o «guampa», que contiene la infusión. Por lo común se distingue al recipiente llamado porongo del llamado «mate» por ser el primero de mayores dimensiones y de boca ancha. Aunque se obtienen normalmente del porongo (Lagenaria siceraria), una cucurbitácea cuyo fruto tiene una corteza fuerte y leñosa apta para ser usada como recipiente, desde tiempos coloniales se han realizado mates de plata, cuerno vacuno (guampa), porcelana, vidrio o madera (en general quebracho o palo santo) o pezuña de toro labrada.

La expresión «mate», nace del vocablo quechua matí, que significa calabaza (el recipiente para beber mate suele ser hecho de calabaza). El mismo se tomaba a través de una cañita denominada tacuarí, en cuyo extremo se colocaba una semilla ahuecada que hacía las veces de filtro. Los conquistadores que veían a los nativos tomarlo, tenían la creencia de que el mate era una «hierba del demonio» por desconocer su práctica. Sostenían además que era una bebida de haraganes, ya que los nativos dedicaban varias horas por día a este rito.

El mate se originó como un rito de los nativos guaraníes en el territorio que hoy ocupa el Paraguay y las provincias argentinas de Misiones y Corrientes, los guaraníes sepultaban los restos de sus seres queridos y en ese mismo lugar plantaban yerba mate, luego que la planta crecía, la cosechaban y la tomaban en «rueda» con sus familias de la misma manera que se realiza hoy en día. Los nativos guaraníes realizaban estos ritos porque creían que de esa manera el espíritu de sus seres allí enterrados iban a crecer con la planta de yerba mate y pasar a través del mate a su cuerpo y permanecer con ellos. También solían plantar donde enterraban a sus parientes distintos tipos de vegetales comestibles porque creían que así crecía mejor la planta.

Los españoles observaron que a los guaraníes, el mate los fortificaba para el trabajo y en caso de necesidad les servía de alimento. Hacia 1714, su uso se había extendido a Bolivia y Chile. Los ingleses de Chile (que se ocupaban de la trata de esclavos traídos de África) vieron que también beneficiaba a los negros, lo probaron y lo llevaron a Londres, donde fue muy bien recibido. Incluso se pensó en reemplazar el tradicional uso del té por esta bebida, ya que era más provechosa e incluso más barata; pero como las misiones jesuíticas del Paraguay eran su único productor, y el comercio del té les reportaba tan buenas ganancias, se desechó la idea.

La forma de preparación del mate fue transmitida por los guaraníes a los colonizadores españoles y portugueses (en portugués se terminó llamando chimarrão). Con el transcurso del tiempo fue adoptada como bebida tradicional de los pobladores de Paraguay, Uruguay, Argentina, parte de Brasil y de Bolivia, llegando a difundirse su consumo hasta Chile y Perú. Durante el siglo XIX era común que en Chile el mate se preparara con el "palito" de la yerba mate, lo cual hacía una pequeña diferencia en el mate consumido por los chilenos.

El mate es un excelente tónico y depurativo, lo segundo por su carácter diurético. Su capacidad diurética explica una "paradoja" de la "dieta gaucha" hasta inicios del siglo XX: hasta entonces los habitantes de las zonas rurales del Cono Sur solían tener una dieta híper proteínica sin aparente contrabalanceo, lo cual hubiera provocado –en el más benigno de los casos– una elevadísima concentración de urea que se reflejaría rápidamente en afecciones imposibilitantes como la gota.

Sin embargo, la diuresis que se lograba por la elevada ingesta de mate contrapesaba los excesos de una dieta híper proteica. El mate, por otra parte, posee excelentes antioxidantes. Según las conclusiones de un estudio llevado a cabo en Estados Unidos, el consumo de mate puede reducir el colesterol LDL o colesterol "malo", a la vez que promueve el aumento de colesterol HDL o colesterol "bueno".

Otra característica (actualmente casi anecdótica) fue bastante fortuita: los combatientes criollos o gauchos durante la Guerra de la Independencia obtenían la mayor parte de su agua a través de la ingesta de infusiones de mate, de este modo el agua era purificada de gran parte de las bacterias y posibles parásitos; los europeos (españoles y mercenarios) que solían considerar al mate como algo "bárbaro" o "primitivo" bebían las aguas sin el necesario caldeado, por lo cual contraían con frecuencia parasitosis.

Lenguaje del mate
El lenguaje del mate es un sistema de señales que se hacen tradicionalmente cuando se bebe mate en el Cono Sur. Debe evitar confundírsele con el vocabulario referido al mate.

Matear«Matear»
Es decir, tomar mate en rondas de mate, es toda una ceremonia con un específico lenguaje del mate, aunque ―como en todo lenguaje― pueden darse variaciones según el contexto y la región.

Aunque en Argentina y Uruguay es común la frase «un mate no se le niega a nadie», se verá que tal expresión no es absoluta.

Ensillar el mate
Ensillar el mate es el acto de sacarle un poco de yerba usada (no toda) y agregarle un poco de yerba nueva. Con esto se logra que el mate mantenga el sabor un poco más de tiempo (si es que uno no quiere volver a prepararlo completo).

Mate del sonso
El mate inicial que se entrega primeramente a una persona en una ronda de mate es llamado mate del sonso (zonzo = tonto) ya que se considera a tal mate como demasiado fuerte y aún sin el gusto o bouquet apropiado, generalmente lo toma el cebador mismo, o se lo descarta. En Paraguay, al descartar el primer mate, es común decir que está reservado a Santo Tomás haciendo referencia al fenómeno por el cual la yerba absorbe el agua inicial, como si algún espíritu lo estuviera consumiendo.

Dar gracias
En Argentina, Bolivia, Brasil, el sur de Chile, Paraguay y Uruguay, no se le agradece al cebador cada mate. Cuando una persona dice «gracias» en el momento de devolver el mate al cebador, quiere decir que ya no seguirá tomando.

Mate largo
Se llama "mate largo", "alargar el mate" o "dormir el mate" cuando alguien retiene por un tiempo relativamente prolongado el mate antes de entregarlo a la persona que esta cebando. Otro uso que se le da a esta frase es para indicar que el mate tiene poca yerba y mucha agua.

Mate caliente
Antiguamente, si la mujer ofrecía a alguien un mate caliente ―aunque no hirviente― o dulce solía entenderse que esa mujer estaba demostrando amor. Otras formas de expresar el deseo ha sido o es (en algunas zonas se mantiene vigente) el endulzar el mate (en momentos o situaciones en que se bebe amargo), o añadirle ingredientes como el toronjil.

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