PROGRAMA Nº 1168 | 24.04.2024

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LA REPÚBLICA DE UŽUPIS

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Alcanzará con atravesar el angosto río y con caminar unos pocos pasos sobre un viejo puente para estar en otro país. No habrá apostado allí ningún policía, nadie pedirá documentación ni revisará equipaje. No habrá trámites burocráticos y quizás el turista despistado ni siquiera note que ha abandonado LITUANIA y su capital VILNA una vez al otro lado del angosto VILNELĖ. Pero habrá llegado a la REPÚBLICA DE UŽUPIS, el barrio que quiere ser país y, de una forma u otra, ya lo ha logrado. Al menos eso hace saber las banderas y el curioso orgullo nacional de los habitantes de esta inexistente nación, que a veces no parece ser más que un chiste o una especie de experimento social. Pero es mucho más. Y ahora celebra sus primeros veinte años.

El 1° de abril es conocido en inglés como APRIL FOOLS' DAY (DÍA DE LOS INOCENTES), día en que tradicionalmente se realizan bromas de todo tipo en numerosos países del mundo. En 1997, esa fue la fecha escogida para declarar la INDEPENDENCIA DE UŽUPIS, como si se tratara de una bravuconada más. Pero era en realidad una declaración política en los años en que LITUANIA, ya independiente de la desaparecida UNIÓN SOVIÉTICA, buscaba reencontrarse con su identidad y con su propia historia. La caída del comunismo había significado para VILNA la desaparición de las estatuas de Lenin, pero también el comienzo de una nueva etapa. La ciudad necesitaba transformarse y dejar de lado las sombras del pasado reciente.

Para mediados de los años 90, UŽUPIS, que en lituano significa "al otro lado del río", era un pequeño barrio sucio, abandonado, con escasa infraestructura; un nido oscuro en donde solían recaer delincuentes y al que el resto de la ciudad le daba la espalda. En la otra orilla del VILNELĖ se levanta la Academia de Arte, y desde sus ventanas los estudiantes alcanzaban a ver el olvidado vecindario. Entonces numerosos fotógrafos, poetas, músicos y cineastas pensaron que ese era el lugar ideal, tan cercano como barato, para refundar la sociedad. Y lo hicieron creando un país bohemio y bizarro que se constituyó como símbolo de una nueva era para LITUANIA, con su propio himno, su propia Constitución Nacional, presidente, gabinete de ministros, un pequeño ejército y hasta su propia moneda, el EUROUŽAS.

La bandera de esta curiosa nación cambia de color en cada estación del año y muestra una mano con la palma agujereada, símbolo de lo imposible de ocultar aun cubriéndose los ojos. Hoy, la ficticia REPÚBLICA DE UŽUPIS cuenta con más de 300 embajadores y cualquiera puede convertirse en ciudadano sin importar en dónde viva. Casi no pasan coches por las calles de este pequeño barrio de poco más de medio kilómetro cuadrado, no hay más ruido que los pasos de la gente y las aguas del río. Se ven esculturas por doquier, arte callejero, grafitis, muchos bares y galerías. Es uno de los rincones más turísticos de VILNA y los visitantes suelen hacer fila para recibir el innecesario pero pintoresco sellado en sus pasaportes.

En el río hay un pequeño muelle al que los locales se refieren simpáticamente como el puerto internacional más pequeño del mundo. Al lado, un monumento imagina a Jesucristo como mochilero, muy cerca del espacio triangular conocido como Plaza Tíbet, en donde las coloridas banderas de plegaria recuerdan la visita del Dalai Lama, hoy ciudadano honorario de UŽUPIS. En el centro del barrio-país se levanta la estatua de un ángel que toca una trompeta, como si despertara a la sociedad después de la larga noche que significó el control soviético. Hacia allí peregrinan cada 1° de abril los locales, con cerveza, música y banderas para celebrar el cumpleaños de la nación.

Pero probablemente el rincón más interesante sea la pared en donde están inscriptos los 39 artículos de la Constitución Nacional en numerosos idiomas. Entre ellos aparecen:

Art. 3. Todos tienen derecho a morir pero esta no es una obligación
Art. 7. Todos tienen derecho a no ser amados, pero no necesariamente
Art. 12. Un perro tiene derecho a ser un perro
Art. 24. Todos tienen derecho a no entender nada
Art. 26. Todos tienen derecho a festejar o no su cumpleaños
Art. 27. Todos deben recordar su nombre
Art. 29. Nadie puede compartir lo que no posee
Art. 37. Todos tienen derecho a no tener derechos.

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