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LATINOAMÉRICA NECESITA UN NUEVO PENTECOSTÉS

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Martes 08.04.2008
Editorial - Programa Nº 331

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Al comenzar esta editorial, vuelvo a citar lo que mencionara en el pasado martes 25 de marzo, donde les recordaba que en el año 1968, el Papa Pablo VI inauguraba en la ciudad de Medellín, Colombia, la II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano. Estábamos en plena vigencia de las dictaduras militares. Allí el Papa, reconoció que había una ola desbordante de inquietudes por el desarrollo de los países de América Latina, agitados por la conciencia de los desequilibrios económicos, políticos, sociales y morales.

Los obispos denunciaban que existía una: "violencia institucionalizada", para subrayar que "un sordo clamor brota de millones de hombres, como injusticia que clama a los cielos". Hablaban, además, de la "vigencia de estructuras inadecuadas e injustas" que pesaban duramente sobre los pueblos del continente. También remarcaban: "Nos sentimos en la obligación de afirmar, ante nuestros Obispos y eventualmente ante el mundo, el resultado fundamental de nuestra reflexión pastoral: América Latina, desde hace varios siglos es un continente de violencia [...] y pedimos a nuestros Pastores que en la consideración del problema de la violencia en América Latina se evite por todos los medios equiparar o confundir la violencia injusta de los opresores que sostienen este nefasto sistema, con la justa violencia de los oprimidos, que se ven obligados a recurrir a ella para lograr su liberación".

Hace unos días, el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, afirmó, en un discurso pronunciado en la V Reunión de Ministros de Seguridad y Orden Público del Caribe celebrada en Puerto España (Trinidad y Tobago), que América Latina y el Caribe "son la segunda región más violenta del mundo". Asimismo, pidió a los gobiernos y responsables de seguridad pública que afrontaran ese flagelo.

Ante esta realidad, me vienen a la memoria dos situaciones. Primero, la de una mujer: Ingrid Betancourt, política franco-colombiana que ha sido representante de la Cámara, senadora y candidata presidencial. Fue secuestrada por las FARC el 23 de Febrero de 2002 mientras hacía campaña como candidata a la presidencia para las elecciones de ese mismo año. Betancourt en la actualidad se encuentra en cautiverio en la selva colombiana en condiciones precarias.

Y la otra situación es la entrevista concedida por el Santo Padre a los periodistas durante su viaje apostólico a Brasil, con ocasión de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, el miércoles 9 de mayo de 2007. Entre las diferentes cuestiones planteadas al Sumo Pontífice se le preguntó qué podía hacer la Iglesia para salir adelante en la situación de conflicto interno de Colombia. Obviamente Benedicto XVI expresó: "Naturalmente, yo no soy un oráculo, que tiene automáticamente todas las respuestas adecuadas. Sabemos que los obispos ponen todo su empeño por encontrar esas respuestas. Yo sólo puedo confirmar la línea fundamental de los obispos, es decir, una fuerte indicación a poner el acento en la Fe, que es la garantía más segura contra el aumento de la violencia y, al mismo tiempo, un compromiso decidido por la educación de una conciencia que salga de situaciones incompatibles con la Fe. Naturalmente, están en juego condiciones económicas, donde algunos campesinos viven de cierto mercado que luego permite grandes ganancias en otros lugares. No se pueden resolver inmediatamente, de un momento a otro, estos diversos problemas económicos, políticos, ideológicos, pero es necesario seguir adelante con gran decisión, con la adhesión sincera a una Fe que implica respeto a la legalidad y a la vez amor y responsabilidad con respecto a los demás. Me parece que la educación en la Fe es la humanización más segura también para resolver, poco a poco, esos problemas tan concretos".

América Latina ha sido llamada "Continente de la Esperanza" por su potencial humano y cristiano. Se ha llamado también "Continente de la Esperanza Misionera", en el mensaje que diera Juan Pablo II en el 3er Congreso Misionero Latinoamericano de 1983.

Frente a las nuevas circunstancias difíciles y confusas, tanto en Latinoamérica como en el resto del mundo, el Documento de Aparecida impulsa el espíritu de "un Nuevo Pentecostés". Nos dice en el n°185: "En el fiel cumplimiento de su vocación bautismal el discípulo ha de tener en cuenta los desafíos que el mundo de hoy le presenta a la Iglesia de Jesús, entre otros: el éxodo de fieles a las sectas y otros grupos religiosos; las corrientes culturales contrarias a Cristo y la Iglesia; el desaliento de sacerdotes frente al vasto trabajo pastoral; la escasez de sacerdotes en muchos lugares; el cambio de paradigmas culturales; el fenómeno de la globalización y la secularización; los graves problemas de violencia, pobreza e injusticia; la creciente cultura de la muerte que afecta la vida en todas sus formas".[1]

Después de enfocar temas de actualidad y de dar pautas y consejos para todos, el documento vuelve a insistir en la misma súplica: "No podemos desaprovechar esta hora de gracia. ¡Necesitamos un nuevo Pentecostés!"[2] (n° 548)

El documento termina con una oración que Benedicto XVI desarrolló y que empieza así: "Guiados por María, fijamos los ojos en Jesucristo, autor y consumador de la fe, decimos con el sucesor de Pedro: "Quédate con nosotros, porque ya es tarde y el día se acaba" (Lucas 24,29).

Alfredo Musante
Director Responsable
Programa Radial
EL ALFA Y LA OMEGA

[1] Aparecida, Documento conclusivo. V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe. Conferencia Episcopal Argentina. Editorial Guías S.A. 2007.
[2] IBIDEM

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