Martes 27.05.2008
Editorial - Programa Nº 338
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“Dejen que los niños vengan a mí”. De esta manera Jesús nos invita a reflexionar sobre las actitudes que muchas veces tenemos con aquellos que son la parte más indefensa de la sociedad.
Leí un cable que dice que la coalición internacional para acabar con la utilización de niños soldados dio a conocer el Informe Global 2008. Allí menciona que existen entre 250 mil y 300 mil menores utilizados en conflictos armados. Me llama la atención la palabra que utiliza un alto mando del ejército de Sha, que dice que “los niños soldado son ideales porque no se quejan, no esperan que les paguen y si les dicen que maten matan”.
Si bien no hay cifras oficiales, estos números que acabamos de compartir son bastante próximos a lo que es una realidad impresionante. Alrededor de 300 mil niños sufren la situación de ser utilizados para la guerra. Quería traer este tema muy a cuento porque los niños son los seres más débiles que tenemos dentro de una sociedad, junto con los ancianos. Por esta razón, los más chicos son un negocio muy interesante.
Me produce mucho fastidio y dolor la información que a diario recibimos de hechos que han sido suscitados por niños, niños violentos, que atacan, que matan, que son prostituidos, robados, vendidos. Abundan los informes sobre la prostitución infantil, tanto la producida físicamente como la virtual que bombardea la web. Niños que no han podido descubrir otra vida diferente que la de la pobreza, la miseria. Niños de la calle que son levantados para ser utilizados en los comercios más viles, para la venta de droga, para el robo.
Los otros días escuchaba esa noticia aberrante según la cual dos menores, dos nenes mataron a una nenita. Realmente, uno se estremece por este tipo de hechos. Pero más allá del estremecimiento, de la tristeza que nos produce, creo que como sociedad debemos pensar qué es lo que estamos haciendo, qué estamos construyendo, qué estamos permitiendo.
Hay una serie de complicidades que permiten que este tipo de cosas sucedan. Tenemos uno de los niveles educativos más bajos de la historia de nuestro país, una escuela pública que realmente deja muchísimo que desear, docentes que están más en la queja que en la formación. No lo digo como una generalización, es una realidad. Maestros mal pagos, que trabajan en escuelas absolutamente carentes de todo, con niños que provienen de hogares pobres y violentos, donde los valores brillan tal vez por su ausencia.
Estamos en una sociedad en estado crítico. Vivimos en una sociedad colapsada, donde los valores parecen cosa del pasado. Me tocó compartir, hace unos días atrás, un pensamiento con mamás y papás con los cuales yo trabajo en catequesis familiar. Hablábamos de los tiempos en que nosotros éramos niños, hace treinta, cuarenta o cincuenta años atrás. En ese entonces la pobreza era mucho más digna, la educación era más importante, existían valores y había respeto.
Hoy, tenemos una sociedad totalmente hipócrita, que se entretiene con los chupetes que en la televisión nos ponen y no queremos mirar lo que sucede alrededor. Uno se conduele cuando ve un padre que le han robado un hijo, por la venta de órganos o porque lo han sacado del país, pero no hacemos mucho más que eso. ¿Qué podemos hacer? Por lo menos, tenerlo presente. Trabajar por una sociedad donde se renueven los valores familiares, no dejar que sigan destruyendo nuestras familias. Si observamos los medios de comunicación, si escuchamos las canciones que les gustan hoy a nuestros jóvenes, vemos que todo apunta a la destrucción de la familia. Y cuando se termine de destruir la última familia, este mundo va a dejar de existir, porque vamos a perder la última célula viva que nos mantiene atados a Dios: familia con valores.
Pero nosotros estamos todavía muy ocupados en enfrentamientos, discusiones, mirando quién ganará en el partido o quien tendrá razón en una discusión. Y en los chicos y en los jóvenes, ¿quién piensa? ¿A quién le importa si todos lo chicos, en el granero del mundo, comen todos los días? ¿A quién le importa si tienen una buena educación, si tienen valores? ¿A quién le importa que haya aumentado el consumo de alcohol en menores de edad? A quién le importa si, de repente, tenemos a alguien que dice defender los intereses de los más desposeídos y, con una sola de sus carteras, cincuenta niños comerían durante una semana.
¿Por dónde pasa nuestra realidad? ¿Qué diario viejo estamos comprando que todavía no podemos entender que nuestro alrededor se está destruyendo? El mundo y nosotros no lo alcanzamos a ver. Que las cosas no alcanzan, que el dinero no alcanza, que la inflación… Y no me cabe duda porque lo sufro como todo el mundo. Pero si no construimos valores, si no defendemos a los niños evitando que se siga robando, interviniendo cuando vemos cosas raras, denunciando, teniendo en claro por dónde pasa el respeto que debemos tener por ellos, nuestros hijos, todos los niños de nuestra sociedad, ricos y pobres, buenos y malos, seguirán sufriendo.
Con mucha razón el otro día una oyente decía en un mensaje: “nadie tiene derecho a juzgar” y eso es verdad. Nosotros no podemos juzgar a nadie, pero sí tenemos derecho a gritar la verdad que Jesús nos propone: háganse niños. Pero para hacerse niños hay que entenderlos y hay que descubrir que son nuestro futuro. Si seguimos permitiendo que se destruya nuestra infancia y nuestra juventud, que sigan robando niños, que los sigan drogando, no vamos a poder recuperar nuestro país. Ojala tengamos muy presente esa simples palabras de Jesús “Dejen que los niños vengan a mi”.
Carlos Guzmán
Coordinador de Contenidos
Programa Radial
EL ALFA Y LA OMEGA
martes, 27 de mayo de 2008
Los niños de la guerra
en
10:11


martes, 20 de mayo de 2008
Diálogo y Valores
Martes 20.05.2008
Editorial - Programa Nº 337
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Nuestra sociedad está sumergida en una dramática crisis moral y de violencia, producto de la falta de valores. Esto exige un cambio de mentalidad y grandeza de espíritu. Para recuperar la dignidad y la esperanza de nuestra gente ya no alcanzan las palabras. El diálogo, imprescindible y urgente, necesita de renunciamientos sinceros en la mente y el corazón de toda la dirigencia. Pienso que no habrá un diálogo útil y creíble si cada sector no se pregunta francamente a qué está dispuesto a renunciar para el bien de todo el país.
Para superar esta crisis moral es necesario no mentirle a la gente con promesas que no se cumplirán y obrar con absoluta honestidad. Es la clase dirigente la que debe dar el ejemplo de compartir los sacrificios del pueblo renunciando a los privilegios que lo ofenden y empobrecen. Hay que comprender que el ejercicio de la política debe ser un noble, austero y generoso servicio a la comunidad y no un lugar de enriquecimiento personal o sectorial.
El poder económico, como el poder por gobernar, no puede destruir con voracidad insaciable la salud y el nivel de vida de nuestros pueblos. Debemos recuperar el valor de la palabra dada y de una justicia independiente al servicio de la verdad. En el deterioro de los valores tienen una significativa importancia los medios de comunicación social que, con programas desprejuiciados y superficiales, debilitan el sentido moral de la vida de nuestro pueblo.
Creo que necesitamos recrear "una nación cuya identidad sea la pasión por la verdad y el compromiso por el bien común". Debemos pasar del deseo de ser Nación a construir la Nación que queremos: frente a la cultura de la dádiva es necesario promover el valor del trabajo, el espíritu de sacrificio, el empeño perseverante y la creatividad.
Debemos pasar del deseo de ser Nación a construir la Nación que queremos. Frente a la corrupción y la mentira, promover el sentido de justicia, el respeto por la ley y la fidelidad a la palabra dada. Frente a la fragmentación social, promover la reconciliación, el diálogo y la amistad.
Sólo buenos ciudadanos, que obren con inteligencia, amor y responsabilidad, pueden edificar una sociedad y un Estado más justos y solidarios.
Recuerdo cuando al término de la 81ª Asamblea Plenaria del 12 de mayo de 2001 la Conferencia Episcopal Argentina hacía público un mensaje que llevaba como título: HOY LA PATRIA REQUIERE ALGO INÉDITO. Allí los obispos argentinos se preguntaban y planteaban: “¿Quién piensa el futuro de la Argentina? ¿Cuál es el proyecto de país que oriente nuestra acción? ¿Qué hacer para generar esperanza? Es necesario que todos nos convirtamos, especialmente los dirigentes, evitando el creciente divorcio con el pueblo y dejando de lado, para siempre, la búsqueda de privilegios personales o sectoriales”.
Es necesario recrear la política como principal instrumento de gestión del bien común. Es necesario rehacer nuestra cultura, recuperando los valores que nos dieron existencia. Esto supone desarrollar una educación que sea promotora de la persona humana y discierna claramente los desvalores con los cuales convivimos cotidianamente.
Se ha popularizado la tendencia a confinar la religión a la esfera privada, hasta tal punto que para muchos sectores del Gobierno es irritativo y se hace intolerable que la Iglesia exponga públicamente la doctrina recibida, denuncie las injusticias o la aplique en concreto a los problemas actuales.
Parece que se ha puesto de moda mostrarse como anticatólico; se juzga distinguido hablar contra la Iglesia y su doctrina; y al difundirla por los medios, se pretende cobijar en la libertad de expresión la burla de lo sagrado, que a veces llega hasta la blasfemia.
En síntesis: todas estas circunstancias hacen comprensible que en estos momentos resulte más complicado ser cristiano. No es sencillo oponerse a las costumbres que distorsionan la ética de la sociedad y los valores humanos y remar contra la corriente, proponiendo ideas sensatas, dando ejemplo con la propia vida y empeñándose esforzadamente en influenciar el pensamiento cultural con la verdad del Evangelio.
Alfredo Musante
Director Responsable
Programa Radial
EL ALFA Y LA OMEGA
Editorial - Programa Nº 337
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Nuestra sociedad está sumergida en una dramática crisis moral y de violencia, producto de la falta de valores. Esto exige un cambio de mentalidad y grandeza de espíritu. Para recuperar la dignidad y la esperanza de nuestra gente ya no alcanzan las palabras. El diálogo, imprescindible y urgente, necesita de renunciamientos sinceros en la mente y el corazón de toda la dirigencia. Pienso que no habrá un diálogo útil y creíble si cada sector no se pregunta francamente a qué está dispuesto a renunciar para el bien de todo el país.
Para superar esta crisis moral es necesario no mentirle a la gente con promesas que no se cumplirán y obrar con absoluta honestidad. Es la clase dirigente la que debe dar el ejemplo de compartir los sacrificios del pueblo renunciando a los privilegios que lo ofenden y empobrecen. Hay que comprender que el ejercicio de la política debe ser un noble, austero y generoso servicio a la comunidad y no un lugar de enriquecimiento personal o sectorial.
El poder económico, como el poder por gobernar, no puede destruir con voracidad insaciable la salud y el nivel de vida de nuestros pueblos. Debemos recuperar el valor de la palabra dada y de una justicia independiente al servicio de la verdad. En el deterioro de los valores tienen una significativa importancia los medios de comunicación social que, con programas desprejuiciados y superficiales, debilitan el sentido moral de la vida de nuestro pueblo.
Creo que necesitamos recrear "una nación cuya identidad sea la pasión por la verdad y el compromiso por el bien común". Debemos pasar del deseo de ser Nación a construir la Nación que queremos: frente a la cultura de la dádiva es necesario promover el valor del trabajo, el espíritu de sacrificio, el empeño perseverante y la creatividad.
Debemos pasar del deseo de ser Nación a construir la Nación que queremos. Frente a la corrupción y la mentira, promover el sentido de justicia, el respeto por la ley y la fidelidad a la palabra dada. Frente a la fragmentación social, promover la reconciliación, el diálogo y la amistad.
Sólo buenos ciudadanos, que obren con inteligencia, amor y responsabilidad, pueden edificar una sociedad y un Estado más justos y solidarios.
Recuerdo cuando al término de la 81ª Asamblea Plenaria del 12 de mayo de 2001 la Conferencia Episcopal Argentina hacía público un mensaje que llevaba como título: HOY LA PATRIA REQUIERE ALGO INÉDITO. Allí los obispos argentinos se preguntaban y planteaban: “¿Quién piensa el futuro de la Argentina? ¿Cuál es el proyecto de país que oriente nuestra acción? ¿Qué hacer para generar esperanza? Es necesario que todos nos convirtamos, especialmente los dirigentes, evitando el creciente divorcio con el pueblo y dejando de lado, para siempre, la búsqueda de privilegios personales o sectoriales”.
Es necesario recrear la política como principal instrumento de gestión del bien común. Es necesario rehacer nuestra cultura, recuperando los valores que nos dieron existencia. Esto supone desarrollar una educación que sea promotora de la persona humana y discierna claramente los desvalores con los cuales convivimos cotidianamente.
Se ha popularizado la tendencia a confinar la religión a la esfera privada, hasta tal punto que para muchos sectores del Gobierno es irritativo y se hace intolerable que la Iglesia exponga públicamente la doctrina recibida, denuncie las injusticias o la aplique en concreto a los problemas actuales.
Parece que se ha puesto de moda mostrarse como anticatólico; se juzga distinguido hablar contra la Iglesia y su doctrina; y al difundirla por los medios, se pretende cobijar en la libertad de expresión la burla de lo sagrado, que a veces llega hasta la blasfemia.
En síntesis: todas estas circunstancias hacen comprensible que en estos momentos resulte más complicado ser cristiano. No es sencillo oponerse a las costumbres que distorsionan la ética de la sociedad y los valores humanos y remar contra la corriente, proponiendo ideas sensatas, dando ejemplo con la propia vida y empeñándose esforzadamente en influenciar el pensamiento cultural con la verdad del Evangelio.
Alfredo Musante
Director Responsable
Programa Radial
EL ALFA Y LA OMEGA
en
10:03


martes, 13 de mayo de 2008
Caminemos nuestra América de punta a punta como apóstoles de la Verdad
Martes 13.05.2008
Editorial - Programa Nº 336
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El 25 de septiembre del año 2000 el Consejo Ejecutivo de la Unión Latina aprobó en el XIX Congreso de la Unión Latina reunido en la UNESCO. La proposición, presentada por un estado miembro y apoyada por unanimidad por los países del consejo, era declarar el 15 de mayo como el “Día de la Latinidad”. El mes de mayo es trascendente para las distintas guerras de la independencia a través de este mosaico humano que recorre todo nuestro continente. Próximamente, el miércoles y el jueves se recuerda también la independencia de nuestra hermana República del Paraguay.
Los pueblos Latinoamericanos, con nuestras individualidades y particularidades, tenemos nuestras raíces muy insertas en distintas culturas que caminaron esta América: aztecas, mayas e incas. También todo el ingrediente llegado de los barcos en el siglo XIX y buena parte del siglo XX, sobre todo en sus comienzos, le dio forma al continente. Es como una arcilla que Dios tomó para conformar este crisol de particularidades y de hermandades: Wichis, Tobas, Mapuches, Mona, Aimarás, Quechuas. Tantos pueblos colmados de riqueza, historia, profundidad y fe. Sin embargo, nuestra Latinoamérica atraviesa momentos de incertidumbre. No la han dejado crecer. Pero siempre está intentando desprenderse de todas aquellas cosas que la limitan, que la atan.
Hace exactamente un año se celebró en Brasil la Vº Conferencia General del Episcopado Latinoamericano de obispos de nuestro continente. Una de las conclusiones a la que arribaron nuestros pastores fue la existencia de una necesidad profunda de caminar esta América de punta a punta como misioneros, como peregrinos, como apóstoles de la VERDAD y la Justicia. Yo había rescatado una frase que tal vez tenga mucho que ver con esto: “La verdad no es sólo una idea que es preciso conocer, es además un aire que es necesario respirar”.
América Latina necesita respirar un aire de LIBERTAD, un aire de VERDAD, un aire de JUSTICIA. Sin nuevos profetas, sin falsos caudillos que quieran hacernos creer que son los nuevos iluminados. Despacito, sencillamente y de a pie como lo hizo Jesús .Caminar esta Latinoamérica mirándola desde la hondura de todo lo que tiene como Patria Grande. Dejemos un poquito de lado el mirar a Europa, a otros que nos invaden con culturas que muchas veces no entendemos. Incluso, hemos cambiado nuestro vocabulario. Utilizamos un montón de vocablos que no pertenecen a nuestras raíces ni costumbres.
Latinoamérica tiene que desprenderse de todo aquello que la ata. No tiene que estar dividida ni entre ricos de Santa Cruz ni pobres de la Paz. Tampoco debe haber diferencias entre colorados y blancos en el Paraguay, ni entre los del campo y los de la ciudad como en la Argentina.
El pueblo latinoamericano necesita estar a la sombra del manto de nuestra Señora de Guadalupe. Debemos unirnos para caminar juntos llevando la Palabra. Para poder cumplir con este compromiso que nuestros hermanos obispos asumieron ante la imagen de Aparecida, la imagen de María que nos habla y nos pide que sigamos a Jesús en esta América Latina aceitunada con nuestros matices de colores .Nuestra Madre nos hermana. Que tomados de la mano, seamos capaces de demostrarle al mundo que podemos ser un pueblo grande que camina los pasos de Jesús y que misiona llevando su Palabra.
Carlos Guzmán
Coordinador de Contenidos
Programa Radial
EL ALFA Y LA OMEGA
Editorial - Programa Nº 336
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El 25 de septiembre del año 2000 el Consejo Ejecutivo de la Unión Latina aprobó en el XIX Congreso de la Unión Latina reunido en la UNESCO. La proposición, presentada por un estado miembro y apoyada por unanimidad por los países del consejo, era declarar el 15 de mayo como el “Día de la Latinidad”. El mes de mayo es trascendente para las distintas guerras de la independencia a través de este mosaico humano que recorre todo nuestro continente. Próximamente, el miércoles y el jueves se recuerda también la independencia de nuestra hermana República del Paraguay.
Los pueblos Latinoamericanos, con nuestras individualidades y particularidades, tenemos nuestras raíces muy insertas en distintas culturas que caminaron esta América: aztecas, mayas e incas. También todo el ingrediente llegado de los barcos en el siglo XIX y buena parte del siglo XX, sobre todo en sus comienzos, le dio forma al continente. Es como una arcilla que Dios tomó para conformar este crisol de particularidades y de hermandades: Wichis, Tobas, Mapuches, Mona, Aimarás, Quechuas. Tantos pueblos colmados de riqueza, historia, profundidad y fe. Sin embargo, nuestra Latinoamérica atraviesa momentos de incertidumbre. No la han dejado crecer. Pero siempre está intentando desprenderse de todas aquellas cosas que la limitan, que la atan.
Hace exactamente un año se celebró en Brasil la Vº Conferencia General del Episcopado Latinoamericano de obispos de nuestro continente. Una de las conclusiones a la que arribaron nuestros pastores fue la existencia de una necesidad profunda de caminar esta América de punta a punta como misioneros, como peregrinos, como apóstoles de la VERDAD y la Justicia. Yo había rescatado una frase que tal vez tenga mucho que ver con esto: “La verdad no es sólo una idea que es preciso conocer, es además un aire que es necesario respirar”.
América Latina necesita respirar un aire de LIBERTAD, un aire de VERDAD, un aire de JUSTICIA. Sin nuevos profetas, sin falsos caudillos que quieran hacernos creer que son los nuevos iluminados. Despacito, sencillamente y de a pie como lo hizo Jesús .Caminar esta Latinoamérica mirándola desde la hondura de todo lo que tiene como Patria Grande. Dejemos un poquito de lado el mirar a Europa, a otros que nos invaden con culturas que muchas veces no entendemos. Incluso, hemos cambiado nuestro vocabulario. Utilizamos un montón de vocablos que no pertenecen a nuestras raíces ni costumbres.
Latinoamérica tiene que desprenderse de todo aquello que la ata. No tiene que estar dividida ni entre ricos de Santa Cruz ni pobres de la Paz. Tampoco debe haber diferencias entre colorados y blancos en el Paraguay, ni entre los del campo y los de la ciudad como en la Argentina.
El pueblo latinoamericano necesita estar a la sombra del manto de nuestra Señora de Guadalupe. Debemos unirnos para caminar juntos llevando la Palabra. Para poder cumplir con este compromiso que nuestros hermanos obispos asumieron ante la imagen de Aparecida, la imagen de María que nos habla y nos pide que sigamos a Jesús en esta América Latina aceitunada con nuestros matices de colores .Nuestra Madre nos hermana. Que tomados de la mano, seamos capaces de demostrarle al mundo que podemos ser un pueblo grande que camina los pasos de Jesús y que misiona llevando su Palabra.
Carlos Guzmán
Coordinador de Contenidos
Programa Radial
EL ALFA Y LA OMEGA
en
10:22


miércoles, 7 de mayo de 2008
La Paz esté con ustedes
Martes 06.05.2008
Editorial - Programa Nº 335
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Animados por las palabras de Jesús "bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios", renovemos nuestro compromiso por este valor tan necesario en nuestro pueblo. Debemos estar seguros que -como en muchos mensajes de la Jornada Mundial de la paz, el Papa Juan Pablo II nos ha enseñado-, "no hay paz sin justicia, no hay justicia sin perdón y no hay perdón sin amor". Estas palabras del Cardenal Julio Terraza, Arzobispo de la Arquidiócesis de Santa Cruz de la Sierra, en Bolivia dirigidas a su pueblo unos días atrás nos muestran, como hemos dicho en editoriales anteriores, que vivimos en una Latinoamérica violenta y que existen sectores que desean el caos, la confusión y la división de los pueblos.
El Cardenal Terraza recordó también, con relación a la misión de la Iglesia, que es preferible sufrir por hacer el bien, si es la voluntad de Dios, que por hacer el mal. Y ya sabemos que es voluntad Divina que implantemos el bien, la bondad, el amor, la misericordia, la libertad y la defensa de la persona y de la vida. El pasado domingo 27 de abril la Iglesia Boliviana convocó a una jornada de oración por la paz. En esa línea, el Cardenal pidió a todos los bolivianos dedicar un tiempo a la oración personal, familiar y grupal, no solamente para pedir la conversión de los de “arriba”, sino también por una conversión de nuestros ambientes cotidianos en el trabajo, la universidad, la calle y el hogar, donde lamentablemente también la violencia ha ingresado. “Hagamos en lo pequeño lo que tengamos que hacer para edificar la casa del Señor”.
Más adelante el Arzobispo de Santa Cruz de la Sierra, agregaba: “hay que trabajar por esto, pero fíjense, como dice Pedro a los primeros cristianos, `háganlo con dulzura y respeto, háganlo, trabajen por la paz con dulzura y respeto y mantengan una buena conciencia y así se avergonzarán de sus calumnias todos aquellos que los difaman, porque ustedes tienen buena conducta como servidores de Cristo”. Ahí está la manera en que a veces muchas personas, inclusive nosotros mismos, los creyentes, no entendemos este mensaje. ¿Por qué tendríamos que usar dulzura y respeto? Si nos insultan, nos maltratan, nos calumnian, ¿acaso lo normal no sería llenarnos de odio y salir a tomar venganza? La diferencia no está en el que grita más o la grita menos, sino en aquel que sabe que su esperanza no está en un proyecto humano, sino en la palabra eterna de Dios y en la obra que ha realizado y sigue realizando para que dejemos de pertenecer a aquellos que no tienen más esperanza.
Así podríamos seguir citando palabras del prelado boliviano sobre lo que se veía venir en esta Santa Cruz de la Sierra, que hoy en día es una sociedad cosmopolita, en la cual se reflejan los rasgos de la colonia española, los rasgos de origen guaraní, y también el legado de otras migraciones europeas importantes (alemanes, italianos, portugueses, yugoslavos), migraciones asiáticas (japoneses y chinos mayoritariamente) y árabes, la mayor parte libaneses y palestinos.
El domingo 4 de Mayo, más del 80 por ciento de los votantes aprobaron el estatuto autonómico que convierte a la provincia, de hecho, en un territorio con facultades que hasta hoy sólo tiene el gobierno unitario de Bolivia. A la gran mayoría de los 935 mil cruceños habilitados para votar no le importó que el gobierno de Evo Morales hubiera declarado ilegal la consulta. Desde muy temprano salieron hacia las escuelas, donde se les preguntó por medio del voto si estaban de acuerdo con profundizar la vocación autonómica de esta región que representa el principal motor económico del país. Ante este triunfo de autonomía tachado de separatista por el Gobierno, fue víctima por choques violentos que causaron 35 heridos.
Santa Cruz de la Sierra, es considerada la región más próspera de Bolivia. Lidera un movimiento de autonomía que secundan otras regiones opositoras como Beni, Pando y Tarija, que tienen previsto celebrar también consultas en el mes de junio para aprobar sus estatutos. Bolivia está sumida en una crisis política que enfrenta a estas regiones autonomistas, a las que se suman Cochabamba y Chuquisaca, con la refundación constitucional que impulsa el Gobierno de Morales.
El prefecto de la región boliviana de Santa Cruz, Rubén Costas, afirmó que la votación lograda da inicio a un proceso que convertirá a Bolivia en "el país más unitario y descentralizado" de América Latina. "Hoy nace la Bolivia autonómica, la Bolivia digna y soberana, iniciamos el camino hacia una nueva república (...) hasta convertirse en el estado más unido y más descentralizado de toda esta América morena".
"Argentina, Brasil y Colombia expresan su convicción de que más que nunca es necesario el pronto establecimiento de un diálogo franco y sincero entre los principales actores políticos de Bolivia, con miras a la preservación de la institucionalidad democrática y la integridad territorial boliviana", se afirmó con un comunicado de prensa proveniente del grupo de países amigos de Bolivia. Las tres naciones expresaron su confianza en que "el pueblo boliviano sabrá encontrar los caminos para la superación de las presentes adversidades en democracia y con pleno respeto al estado de derecho y a la unidad del país".
Uno de los personajes que quedó marcado en este cambio y tuvo cruces con autoridades del Gobierno de Evo Morales, fue el Cardenal Julio Terraza. La Conferencia Episcopal Boliviana (CEB), a través de su oficina de prensa, ha aclarado públicamente que "el Cardenal Julio Terrazas es ciudadano boliviano y cruceño y, como tal, tiene el legítimo derecho de ejercer su voto. Esta responsabilidad ciudadana no es incompatible con su función de Presidente de la Conferencia Episcopal Boliviana y líder de la Iglesia Católica. Como él mismo ha señalado en reiteradas oportunidades, la Iglesia seguirá sirviendo a la población, velando por la unidad y el bien común de todos los bolivianos".
Si nos detenemos aquí podemos leer declaraciones que diera hace unas semanas atrás el Cardenal Julio Terrazas sobre los acontecimientos que traería esto: “…en el momento actual que vivimos, en el momento de tantas amenazas, de tantas cosas que se dicen, que ponen los pelos de punta, quisiéremos que esta palabra del Señor: “la Paz esté con ustedes”, la tomen en serio nuestros gobernantes, nuestros responsables del país, del departamento. Quisiéramos reconocer que el discurso que están manejando últimamente, de que no habrá confrontaciones, que no se va permitir todo eso, se haga realidad, para que realmente sintamos un clima de paz. Pero también, a quienes esperan el otro domingo, (esto es por el domingo 4 de mayo), para convertirlo en un día de fiesta, como dicen, ojala sea una fiesta, una fiesta sin sangre, sin insultos, sin peleas, que sea realmente una fiesta de quienes encuentran el Espíritu, las razones para seguir adelantando y confiando que el Señor quiere auténticamente pacificadores, y auténticamente libres de cualquier atadura, siempre pensando en el bien de todos y no en los bienes privados.
En síntesis: si miramos unos meses atrás vemos situaciones que van ocurriendo en este Continente de la Esperanza, que están llenas de violencia. Faltan casi cuatro meses para comenzar a transitar la Misión Continental que se lanzará en Quito, Ecuador. El objetivo de la misma es, en definitiva, que volvamos a Cristo, que conozcamos la Palabra de Jesús, palabras que nos muestran el único camino que conduce a la Verdad, y ésta a la Vida misma. Si nos quedamos solamente con lo bonito que suenan estas palabras y no le encontramos el sentido que tienen y el de quien las dijo, creo que seguiremos inmersos en la Latinoamérica de la división, de la corrupción, de la discriminación. Un continente donde parece que el DIÁLOGO entre los pueblos no existe, donde lo único que importa es el dominio, el control, el poner de rodillas a los débiles y manipularlos a su voluntad. Los creyentes sólo nos pondremos de rodillas ante Dios y los no-creyente pueden ser jenuflexos ante la verdad y la justicia, nada más. No habrá ningún grupo de poder, llámese político o no-político, que nos someta a sus designios, muchas veces oscuros e impresentables. La dignidad del ser humano y la dignidad de los pueblos deben ser defendidas con actitudes que se ajusten a ellas.
Alfredo Musante
Director Responsable
Programa Radial
EL ALFA Y LA OMEGA
Editorial - Programa Nº 335
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Animados por las palabras de Jesús "bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios", renovemos nuestro compromiso por este valor tan necesario en nuestro pueblo. Debemos estar seguros que -como en muchos mensajes de la Jornada Mundial de la paz, el Papa Juan Pablo II nos ha enseñado-, "no hay paz sin justicia, no hay justicia sin perdón y no hay perdón sin amor". Estas palabras del Cardenal Julio Terraza, Arzobispo de la Arquidiócesis de Santa Cruz de la Sierra, en Bolivia dirigidas a su pueblo unos días atrás nos muestran, como hemos dicho en editoriales anteriores, que vivimos en una Latinoamérica violenta y que existen sectores que desean el caos, la confusión y la división de los pueblos.
El Cardenal Terraza recordó también, con relación a la misión de la Iglesia, que es preferible sufrir por hacer el bien, si es la voluntad de Dios, que por hacer el mal. Y ya sabemos que es voluntad Divina que implantemos el bien, la bondad, el amor, la misericordia, la libertad y la defensa de la persona y de la vida. El pasado domingo 27 de abril la Iglesia Boliviana convocó a una jornada de oración por la paz. En esa línea, el Cardenal pidió a todos los bolivianos dedicar un tiempo a la oración personal, familiar y grupal, no solamente para pedir la conversión de los de “arriba”, sino también por una conversión de nuestros ambientes cotidianos en el trabajo, la universidad, la calle y el hogar, donde lamentablemente también la violencia ha ingresado. “Hagamos en lo pequeño lo que tengamos que hacer para edificar la casa del Señor”.
Más adelante el Arzobispo de Santa Cruz de la Sierra, agregaba: “hay que trabajar por esto, pero fíjense, como dice Pedro a los primeros cristianos, `háganlo con dulzura y respeto, háganlo, trabajen por la paz con dulzura y respeto y mantengan una buena conciencia y así se avergonzarán de sus calumnias todos aquellos que los difaman, porque ustedes tienen buena conducta como servidores de Cristo”. Ahí está la manera en que a veces muchas personas, inclusive nosotros mismos, los creyentes, no entendemos este mensaje. ¿Por qué tendríamos que usar dulzura y respeto? Si nos insultan, nos maltratan, nos calumnian, ¿acaso lo normal no sería llenarnos de odio y salir a tomar venganza? La diferencia no está en el que grita más o la grita menos, sino en aquel que sabe que su esperanza no está en un proyecto humano, sino en la palabra eterna de Dios y en la obra que ha realizado y sigue realizando para que dejemos de pertenecer a aquellos que no tienen más esperanza.
Así podríamos seguir citando palabras del prelado boliviano sobre lo que se veía venir en esta Santa Cruz de la Sierra, que hoy en día es una sociedad cosmopolita, en la cual se reflejan los rasgos de la colonia española, los rasgos de origen guaraní, y también el legado de otras migraciones europeas importantes (alemanes, italianos, portugueses, yugoslavos), migraciones asiáticas (japoneses y chinos mayoritariamente) y árabes, la mayor parte libaneses y palestinos.
El domingo 4 de Mayo, más del 80 por ciento de los votantes aprobaron el estatuto autonómico que convierte a la provincia, de hecho, en un territorio con facultades que hasta hoy sólo tiene el gobierno unitario de Bolivia. A la gran mayoría de los 935 mil cruceños habilitados para votar no le importó que el gobierno de Evo Morales hubiera declarado ilegal la consulta. Desde muy temprano salieron hacia las escuelas, donde se les preguntó por medio del voto si estaban de acuerdo con profundizar la vocación autonómica de esta región que representa el principal motor económico del país. Ante este triunfo de autonomía tachado de separatista por el Gobierno, fue víctima por choques violentos que causaron 35 heridos.
Santa Cruz de la Sierra, es considerada la región más próspera de Bolivia. Lidera un movimiento de autonomía que secundan otras regiones opositoras como Beni, Pando y Tarija, que tienen previsto celebrar también consultas en el mes de junio para aprobar sus estatutos. Bolivia está sumida en una crisis política que enfrenta a estas regiones autonomistas, a las que se suman Cochabamba y Chuquisaca, con la refundación constitucional que impulsa el Gobierno de Morales.
El prefecto de la región boliviana de Santa Cruz, Rubén Costas, afirmó que la votación lograda da inicio a un proceso que convertirá a Bolivia en "el país más unitario y descentralizado" de América Latina. "Hoy nace la Bolivia autonómica, la Bolivia digna y soberana, iniciamos el camino hacia una nueva república (...) hasta convertirse en el estado más unido y más descentralizado de toda esta América morena".
"Argentina, Brasil y Colombia expresan su convicción de que más que nunca es necesario el pronto establecimiento de un diálogo franco y sincero entre los principales actores políticos de Bolivia, con miras a la preservación de la institucionalidad democrática y la integridad territorial boliviana", se afirmó con un comunicado de prensa proveniente del grupo de países amigos de Bolivia. Las tres naciones expresaron su confianza en que "el pueblo boliviano sabrá encontrar los caminos para la superación de las presentes adversidades en democracia y con pleno respeto al estado de derecho y a la unidad del país".
Uno de los personajes que quedó marcado en este cambio y tuvo cruces con autoridades del Gobierno de Evo Morales, fue el Cardenal Julio Terraza. La Conferencia Episcopal Boliviana (CEB), a través de su oficina de prensa, ha aclarado públicamente que "el Cardenal Julio Terrazas es ciudadano boliviano y cruceño y, como tal, tiene el legítimo derecho de ejercer su voto. Esta responsabilidad ciudadana no es incompatible con su función de Presidente de la Conferencia Episcopal Boliviana y líder de la Iglesia Católica. Como él mismo ha señalado en reiteradas oportunidades, la Iglesia seguirá sirviendo a la población, velando por la unidad y el bien común de todos los bolivianos".
Si nos detenemos aquí podemos leer declaraciones que diera hace unas semanas atrás el Cardenal Julio Terrazas sobre los acontecimientos que traería esto: “…en el momento actual que vivimos, en el momento de tantas amenazas, de tantas cosas que se dicen, que ponen los pelos de punta, quisiéremos que esta palabra del Señor: “la Paz esté con ustedes”, la tomen en serio nuestros gobernantes, nuestros responsables del país, del departamento. Quisiéramos reconocer que el discurso que están manejando últimamente, de que no habrá confrontaciones, que no se va permitir todo eso, se haga realidad, para que realmente sintamos un clima de paz. Pero también, a quienes esperan el otro domingo, (esto es por el domingo 4 de mayo), para convertirlo en un día de fiesta, como dicen, ojala sea una fiesta, una fiesta sin sangre, sin insultos, sin peleas, que sea realmente una fiesta de quienes encuentran el Espíritu, las razones para seguir adelantando y confiando que el Señor quiere auténticamente pacificadores, y auténticamente libres de cualquier atadura, siempre pensando en el bien de todos y no en los bienes privados.
En síntesis: si miramos unos meses atrás vemos situaciones que van ocurriendo en este Continente de la Esperanza, que están llenas de violencia. Faltan casi cuatro meses para comenzar a transitar la Misión Continental que se lanzará en Quito, Ecuador. El objetivo de la misma es, en definitiva, que volvamos a Cristo, que conozcamos la Palabra de Jesús, palabras que nos muestran el único camino que conduce a la Verdad, y ésta a la Vida misma. Si nos quedamos solamente con lo bonito que suenan estas palabras y no le encontramos el sentido que tienen y el de quien las dijo, creo que seguiremos inmersos en la Latinoamérica de la división, de la corrupción, de la discriminación. Un continente donde parece que el DIÁLOGO entre los pueblos no existe, donde lo único que importa es el dominio, el control, el poner de rodillas a los débiles y manipularlos a su voluntad. Los creyentes sólo nos pondremos de rodillas ante Dios y los no-creyente pueden ser jenuflexos ante la verdad y la justicia, nada más. No habrá ningún grupo de poder, llámese político o no-político, que nos someta a sus designios, muchas veces oscuros e impresentables. La dignidad del ser humano y la dignidad de los pueblos deben ser defendidas con actitudes que se ajusten a ellas.
Alfredo Musante
Director Responsable
Programa Radial
EL ALFA Y LA OMEGA
en
10:10


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