LA VUELTA AL BECERRO DE ORO…
Martes 27.10.2009
Editorial - Programa Nº 412
“Cuando el pueblo vio que Moisés demoraba en bajar de la montaña, se congregó alrededor de Aarón y le dijo: "fabricanos un dios que vaya al frente de nosotros, porque no sabemos qué le ha pasado a Moisés, ese hombre que nos hizo salir de Egipto". Aarón les respondió: "Quiten a sus mujeres, a sus hijos y a sus hijas, las argollas de oro que llevan prendidas a sus orejas, y tráiganlas aquí". Entonces todos se quitaron sus aros y se los entregaron a Aarón. El recibió el oro, lo trabajó con el cincel e hizo un becerro de metal fundido. Ellos dijeron entonces: "Este es tu Dios, Israel, el que te hizo salir de Egipto". Al ver esto, Aarón erigió un altar delante de la estatua y anunció en alta voz: "Mañana habrá fiesta en honor del Señor". Y a la mañana siguiente, bien temprano, ofrecieron holocaustos y sacrificios de comunión. Luego el pueblo se sentó a comer y a beber, y después se levantó para divertirse”. (Éxodo 32,1-6)
Así comienzo mi editorial citando este párrafo del libro del Éxodo, cuando nos cuenta la creación del ternero de oro de parte del Pueblo de Israel, traicionado una vez más la confianza que Dios había depositado en su gente…
Pensé en este texto porque de alguna manera, refleja la realidad que vivimos hoy en nuestro país, la República Argentina, para nuestros hermanos latinos. Hace unas editoriales atrás manifestaba mi opinión respecto a la pronta aprobación de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual que ha impulsado el gobierno de turno y se que mi parecer no es del agrado de muchas personas, amigos o gente de Iglesia ya que sabemos también la posición que hemos tomado como Iglesia que también tengo una opinión formada pero que no haré pública, ya que el tiempo hablará por si solo…
En aquella oportunidad en mi editorial del 13 del corriente mes yo planteaba al terminar mi comentario lo ilustraba con un texto de “Mateo 10-16, que nos dice: “…sean entonces astutos como serpientes y sencillos como palomas”, quiero decir que no compremos más espejos de colores, terminemos de ser indiferentes a una realidad que hoy a comenzado aquí en la Argentina que busca corroer oculto bajo un manto de igualdad y hermandad, solidarizado con aquellos que menos tienen, solamente para hacer su negocio y aferrarse a un poder terrenal que gobierna, calmando a la masa del pueblo con fútbol, que lo sintetizo con la letra de la canción del grupo Memphis la Blusera: “Moscato, Pizza y Faina”.
Ahora usted se preguntará porque repito lo que dije hace un par de semanas atrás, porque para mi pesar y dolor como ciudadano de este hermoso país que tenemos, siento como se degrada la cultura, la educación, la salud, los valores que ya no existen en ningún grado que queramos buscarlos, siento como ya no es solo de aquellos que nos gobiernan –terrenalmente- sino es CULPA nuestra, si como escucho! Es culpa suya y mía, si quiere cambiar la radio y seguir adorando el “becerro de oro” hágalo mientras pueda, antes que también le quiten su poder de elegir que quiero escuchar o no.
Si también estamos así es porque nosotros comenzamos a comprar “becerros de oro”, cansados de esperar que “alguien baje del monte y nos gobierne rectamente y satisfaga todas nuestras necesidades y caprichos… y si, compramos estos hermosos “becerros de oro” que nos han salido caro… si, si… nos dejamos obnubilar por los medios de comunicación que hoy nos dicen que “el poder lo tenés vos” ya no pienso que nos tomaron por tontos… somos tontos, por no decir otra cosa… es lamentable como han corrompido los valores que nuestros mayores, aquellos gringos que bajaron de los barcos que venían con un sueño y dejaban atrás el sufrimiento y la guerra que asolaba una Europa en llamas y en total decadencia…
Se acercaban a la “Tierra Prometida” como les paso al Pueblo de Israel, que fueron sacados de Egipto por medio de Moisés, dejando atrás la tiranía y la esclavitud del Faraón para adentrarse a un Nuevo Mundo… y que hizo este Pueblo, que hicimos nosotros… compramos el “becerros de oro”, nuevamente traicionamos a Dios, a nuestros hijos, a nuestros muertos, a aquellos que quieren ser libres de pensamiento, libres del autoritarismo que nuestra Argentina vive hoy, sumergida en una fuerte crisis de seguridad y paz social, traicionamos a aquellos que alzaron la cruz como símbolo de vida eterna para apoyar hoy leyes que nos cerraran nuestra manera de pensar y proclamar el mensaje en todo su esplendor y plenitud… ese es el precio del “becerro de oro”
Pero no solo vienen con la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, sino que ahora van por la educación, y ahí ya empezamos no se si recuerda el ejemplo más famoso fue el de la quema de libros durante el régimen Nazi en la Alemania de Hitler acaecido en el Bebelplatz en Berlín, el 10 de mayo de 1933. ¡Pero hombre que dice! que mal pensado, como vamos a volver a eso… no espere! No los van a quemar, directamente nuestros hijos no van a saber para que son los libros… porque un pueblo ignorante es fácil de gobernar, de manipular y de intimidar... lamentablemente es el País que se nos viene, ya en la actualidad aquellos que tienen a sus hijos en edad escolar saben muy bien lo que digo… se nos viene una nueva ley de educación y me parece que en vez de avanzar en ese tema vamos a retroceder, ya que se quiere flexibilizar la educación de los niños… ¡menos formación, menos educación, gran manipulación mediática, gran oferta de “becerros de oro”, todo al mismo precio!
En síntesis: quiero dejar muy en claro que personalmente no tenga ninguna tendencia partidaria de ninguna índole, es decir hoy nadie me representa, no me siento representado por los que se dicen políticos en mi país, en la Argentina, no estoy a favor de los Multimedios, no estoy a favor que la cruz apruebe leyes que van a censurarla luego; no estoy a favor de los gobiernos “democráticos” que disfrazan su mensaje para hacernos vivir en una sociedad totalmente ajena a lo que pasa en realidad, donde las leyes se imponen, donde existen los “patoteros” que iluso de mí pensaba que no tendrían cabida en democracia… y si yo también compre “becerros de oro”.
Quiero terminar mi editorial diciéndoles y dejándoles la esperanza que Dios jamás abandona a aquellos que no lo traicionan corriendo detrás de “becerros de oro” y esta situación que he planteado en esta editorial me hizo acordar de este paso que el Papa Benedicto XVI ha dado sobre la Iglesia Anglicana y me da pie para recordar a Tomás Moro, que fuera un pensador, teólogo, político, humanista y escritor inglés, que fue también poeta, traductor, canciller de Enrique VIII, profesor de leyes, juez de negocios civiles y abogado.
Cuando el Rey Enrique VIII se enemistó con Tomás Moro cuando quiso divorciarse de su esposa Catalina de Aragón y Tomás, como Canciller, no lo aprobó. Enrique VIII había pedido al Papa la concesión del divorcio y la negativa de éste supuso la ruptura de la Iglesia de Inglaterra con la Iglesia Católica de Roma.
El rey insistió en obtener su nulidad eclesiástica, como medio para acallar sus devaneos de alcoba, de los que había murmuraciones por la Corte, y por las que el rey se sentía molesto. La nulidad hubiese borrado la infidelidad, y todo hubiese quedado en un asunto intrascendente.
Las sucesivas negativas de Tomás Moro a aceptar algunos de los deseos del rey, acabaron por provocar el rencor de Enrique VIII, que acabó encarcelando a Tomás Moro en la Torre de Londres, tras la negativa de éste a aceptar el juramento que reconocía a Enrique VIII como cabeza suprema de la Iglesia de Inglaterra, tras la ruptura con Roma.
Moro mantuvo hasta el final su sentido del humor, confiando plenamente en el Dios misericordioso que le recibiría al cruzar el umbral de la muerte. Mientras subía al cadalso se dirigió al verdugo en estos términos: «¿Puede ayudarme a subir?, porque para bajar, ya sabré valérmelas por mí mismo». Luego, al arrodillarse dijo: «Fíjese que mi barba ha crecido en la cárcel; es decir, ella no ha sido desobediente al rey, por lo tanto no hay por qué cortarla. Permítame que la aparte». Finalmente, ya apartando su ironía, se dirigió a los presentes: “Muero siendo el buen siervo del Rey, pero primero de Dios”.
Alfredo Musante
Director Responsable
Programa Radial
EL ALFA Y LA OMEGA