PROGRAMA Nº 1168 | 24.04.2024

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Jim Jones

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James Warren Jones, más conocido como Jim Jones, fue un estadounidense que fundó la secta EL TEMPLO DEL PUEBLO en Indianápolis, en el estado de Indiana (Estados Unidos) durante los años 1950. El reverendo Jones y sus 140 seguidores se mudaron a Redwood Valley en el Condado de Mendocino, California, creyendo que así estarían a salvo de ataques nucleares de los que Estados Unidos podía ser blanco. A final de los 60, los miembros de la congregación de Jones habían disminuido a menos de cien y esta estaba a punto de desaparecer, pero el reverendo logró asegurar una afiliación con los "Discípulos de Cristo" y eso logró que el Templo sobreviviera. La afiliación de Jones con la iglesia elevó la reputación del Templo y extendió su influencia en el área de la Costa Oeste de los Estados Unidos. Muy pronto vio engordadas las listas de adeptos, compuestas en su mayoría por marginados, desequilibrados y gentes de toda clase y condición, con la presencia de muchos individuos de raza negra. Todos y cada uno de los que fueron admitidos debían entregar sus pertenencias materiales a la comunidad (o sea, a Jones).

La congregación volvió a su iglesia principal en San Francisco en 1971 y abrió otra en Los Ángeles. Después de múltiples escándalos e investigaciones en San Francisco, Jones decidió crear una comunidad utópica en la Guyana donde estaría a salvo de la intervención de las autoridades estadounidenses, o de los miembros que tenían parientes preocupados. Ante el panorama de persecución que estaban sufriendo en su propio país, en 1977 hicieron su última mudanza a la paradisíaca Guyana, lugar donde pensaban que iban a encontrarse lo bastante alejados de molestas inspecciones. La popularidad de Jones creció enormemente en ese periodo, y pasó de tener 50 miembros a tener más de 900 miembros en su momento de apogeo en 1978.

Muchos de los miembros del TEMPLO DEL PUEBLO creían que Guyana sería, como Jones prometió, un paraíso. En cambio, todos los miembros (incluyendo a los niños) terminaron criando animales y comida para el "Proyecto Agricultural del Templo del Pueblo" seis días a la semana, desde las siete de la mañana hasta las seis de la tarde, cuando era común que la temperatura estuviese a 38 °C. El 17 de noviembre de 1978 viajó a Guyana el congresista estadounidense Leo J. Ryan, acompañado de periodistas y algunos disidentes de la secta. Ryan quería investigar si eran ciertas las noticias sobre abusos sexuales de miembros de la secta por parte de Jones, violaciones a los derechos a la vida, laborales, libertad y torturas a niños.

Los miembros de la secta lo recibieron con aplausos frenéticos. Sin embargo, a la mañana siguiente, antes de que Ryan regresara, el ambiente cambió. Algunos pocos y después en aumento pidieron abandonar la colonia junto con el político. Jones, que desde la década de los 70 estaba bajo los efectos de drogas, lo considero una traición imperdonable. "No pueden irse, ustedes son mi pueblo", les gritó con desesperación a los que querían irse. Los hombres de confianza abrieron fuego contra el congresista Ryan y sus acompañantes cuando se disponían a abordar un avión. El político había sido atacado por un miembro de la secta con un cuchillo, y otras cinco personas fueron asesinadas a balazos, algunos de ellos a quemarropa.

El sábado 18 de noviembre de 1978, con sus facultades mentales deterioradas, Jones empezó entonces a arengar sobre "traidores", enemigos lejanos que querían destruir su sueño y amenazas de invasión desde "el exterior". El acto siguiente fue la increíble escena del suicidio masivo, con los fieles haciendo fila para tomar el cóctel de cianuro y jugo de fruta que "El Padre" iba entregando desde su altar en medio de la selva. Según los testimonios de los sobrevivientes, las últimas palabras de Jones que se escucharon desde los altavoces de su comuna paradisíaca, un lugar donde los cadáveres de niños, mujeres y ancianos se iban apilando como en un infierno, fueron "Madre, madre, madre". Los pocos que vacilaron en tomarse el líquido fueron obligados a tomárselo. Eran 900 y murieron todos. Después el FBI halló a Jim Jones muerto de un escopetazo en la cabeza entre los 913 cadáveres que había ahí.

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