Se conoce como
Grito de Alcorta a la rebelión agraria de pequeños y medianos arrendatarios
rurales que sacudió el sur
de la provincia
argentina de Santa Fe y se extendió por toda la región pampeana, con centro en
la ciudad de Alcorta, y que marcó la irrupción de los chacareros en la política
nacional del siglo XX, dando origen además a su organización gremial
representativa, la Federación Agraria Argentina.
Con el
desarrollo del ferrocarril a través de la Generación del '80 (1880), se empezó
a sembrar trigo, el excedente del cual era exportado a Europa. Para poblar el
país se implementó una política activa de inmigración, trayendo muchos
inmigrantes que huían de la pobreza europea para poblar las Pampas. La cultura
trabajadora del inmigrante europeo hizo que la tierra produjera mucho más,
convirtiendo a la Argentina
en el Granero del Mundo. Al seguir la propiedad de la tierra en manos de pocos,
se profundizó la brecha económica entre los terratenientes, similar a la de las
clases altas europeas, y los inmigrantes que trabajaban las tierras.
La estructura
social del campo en el momento en que se desata la rebelión, estaba integrada
por terratenientes, arrendatarios y subarrendatarios. Estos últimos se
encontraban sometidos a los terratenientes a través de contratos que
establecían, entre otras cosas, rentas impagables y la obligación de comprar
herramientas e insumos a quien el terrateniente mandare, e imponían al colono
las responsabilidades de una mala cosecha. Se llegó a un punto en que, por más
que el colono trabajara de sol a sol y por buena que fuera la cosecha, al final
de ésta no le quedaba ni lo más elemental para subsistir. El estudio de Juan
Bialet Massé sobre "La condición de las clases trabajadoras", de
1901, es una radiografía clara del tratamiento infrahumano que recibían los
colonos.
El proceso que
desembocó en el Grito de Alcorta fue muy complejo, la mayoría de los
arrendatarios y medieros eran extranjeros (en algunas zonas llegaban al 80%), y
en el campo primaba el individualismo y la desconfianza, lo que dificultaba la
organización gremial. A su vez la Ley de Residencia, que permitía la
deportación de extranjeros, causaba mucho temor. A pesar de esto, a principios
de 1912 los chacareros organizaron sus primeras reuniones, ayudados por los
sindicatos de estibadores y oficios varios, los Centros de Estudios Sociales
dirigidos por los anarquistas y los braceros (“linyeras”), que tenían una gran
tradición de lucha.
El detonante del
Grito de Alcorta fue la formidable cosecha de 1912, al comprobar los chacareros
que luego de pagar las deudas nada quedaba para ellos.
El 25 de junio
de 1912 se realizó una asamblea en la Sociedad francesa de Alcorta, de la que
participaron alrededor de 300 agricultores y entre manifestaciones combativas
se declaró la huelga por tiempo indeterminado, hasta conseguir, entre otras
reivindicaciones, “1) rebaja general de los arrendamientos y aparcerías; 2)
entregar en las aparcerías el producto en parva o troje, como salga; 3) contratos
por un plazo mínimo de 4 años”.
La convocatoria
había surgido de los campesinos de Alcorta, encabezados por Javier Bulzani,
quienes contaban con el aval de los párrocos de esa localidad y de la localidad
vecina de Máximo Paz, los hermanos José y Pascual Netri y de los comerciantes
de la zona. El abogado Francisco Netri, hermano de los párrocos y uno de los
protagonistas, tuvo un papel destacado en la asamblea y fue quien enfatizó que
los chacareros debían “constituir su organización gremial autónoma”.
A medida que se
avanzó en la huelga, se fue avanzando también en su organización, y tomó fuerza
la idea de constituir una organización central de chacareros. Fue así como el
15 de agosto de 1912, en la Sociedad Italiana de Rosario, se fundó la
Federación Agraria Argentina.
La respuesta de
los terratenientes y las fuerzas represivas no se hizo esperar, motivo por el
cual los huelguistas tuvieron sus primeras víctimas. En un acto realizado en la
localidad de Firmat fueron asesinados los dirigentes agrarios anarquistas
Francisco Mena y Eduardo Barros, mientras en la ciudad de Rosario era fusilado
Francisco Netri.
A pesar del
violento accionar de los terratenientes, los huelguistas fueron logrando cada
vez más adhesiones. Al apoyo inicial de los anarquistas y socialistas, de los
curas y los pequeños comerciantes, fueron sumándose los profesionales y amplios
sectores populares. Ante el temor de tener que afrontar grandes pérdidas
económicas, los terratenientes fueron cediendo lentamente y hacia mediados de
1913 la inmensa mayoría de los arrendatarios había logrado una importante
rebaja de los arrendamientos. De todos modos, la oligarquía logró mantener
cláusulas leoninas en los contratos, que imponían restricciones a la libertad
de comprar y vender.
El Grito de Alcorta,
si bien no modificó sustancialmente la estructura agraria, favoreció el
surgimiento de organizaciones campesinas en otros lugares del país, como la
Liga agraria de Bahía Blanca y la Liga Agraria de La Pampa, las que
participaron junto a la FAA de un congreso nacional campesino donde, además de
los reclamos puntuales a los terratenientes y comerciantes, se reivindicaron
los postulados de la Revolución mexicana encabezada por Emiliano Zapata. Por
primera vez en la Argentina
se enarboló el principio de que “...la tierra debe pertenecer en
propiedad del que la trabaja...”
Un siglo después
poco ha cambiado ya que la
tierra sigue siendo un bien escaso, y más del 70% de la
superficie agrícola se trabaja por contratistas/arrendatarios. Al ser
económicamente inviable el minifundio, los "nuevos" propietarios
tuvieron que seguir arrendando campos vecinos para lograr una escala que
justifique amortizar inversiones en maquinaria.