(RV).- El
Papa Francisco en su primer Ángelus ante más de 150 mil fieles ha dicho que
Dios "jamás se cansa de perdonar a los hombres" y que si Dios no
perdonara, el mundo "no existiría". Desde la ventana de su
apartamento, el pontífice agregó que son los hombres los que se cansan de pedir
el perdón a Dios. El santo Padre subrayó la misericordia de Dios, y la
"paciencia" de Dios con los hombres y afirmó que "un poco de
misericordia cambia el mundo, lo hace menos frío y más justo".
“Hermanos y
hermanas, ¡Buenos días!,
Después del
primer encuentro del pasado miércoles, hoy puedo de nuevo dirigirles mi saludo
a todos ustedes. Y soy feliz de hacerlo el domingo , en el día del Señor. Esto es hermoso e importante
para nosotros cristianos, encontrarnos el domingo : saludarnos, hablarnos como ahora aquí en
la plaza. Una plaza que gracias a los medios de información tiene la dimensión
del mundo.
Este quinto
domingo de Cuaresma, el Evangelio presenta el episodio de la mujer adúltera que
Jesús salva de la condena a muerte. Sorprende la postura de Jesús. No oímos
palabras de desprecio, ni oímos palabras de condena, solo palabras de amor, de
misericordia, que invitan a la conversión.
“Tampoco yo
te condeno. Ve, y de ahora en adelante, no peques más”.
"Pues
bien, hermanos y hermanas, el rostro de Dios es el de un Padre misericordioso,
que siempre tiene paciencia. ¿Han pensado ustedes en la paciencia de Dios, la
paciencia que tiene con cada uno de nosotros? Esa, es pues su misericordia.
Siempre tiene paciencia: tiene paciencia con nosotros, nos comprende, nos
espera, nunca se cansa de perdonarnos si sabemos volver a Él con un corazón
contrito.
"Grande
es la misericordia del Señor", dice el salmo. En estos días, he podido
leer un libro de un cardenal -el Cardenal Kasper, un teólogo inteligente, ¿eh?,
un buen teólogo- sobre la misericordia. Y me ha hecho mucho bien, este libro,
pero no crean que hago publicidad de los libros de mis cardenales, ¿eh? No, no
es así! Pero debo decir que me ha hecho mucho bien...
El cardenal
Kasper dice que sentir la misericordia, escuchar esta palabra hace cambiar
todo. Es los mejor que nosotros podemos sentir: cambia el mundo. Un poco de
misericordia hace que el mundo sea menos frío y más justo. Tenemos necesidad de
entender bien esta misericordia de Dios, este Padre misericordioso, que tiene
tanta paciencia...Recordemos al profeta Isaías, que dice que aunque nuestros
pecados fueran de color rojo escarlata, el amor de Dios los haría de color
blanco como la nieve. ¡Es hermoso, eso de la misericordia!
Recuerdo,
que cuando apenas fui nombrado obispo, en 1992, llegó a Buenos Aires Nuestra
Señora de Fátima y se hizo una gran misa para los enfermos. Yo fui a confesar
durante la Misa. Y casi al final de la misa me levanté porque tenía que
administrar una confirmación. Vino hacia mí una mujer anciana, humilde, de más
de 80 años. La miré y le dije: "Abuela - porque nosotros decimos así a las
personas mayores: Abuela – usted quiere confesarse?". "Sí",
dijo. "Pero si usted no ha pecado...". Y ella me dijo: "Todos
tenemos pecados...". "Pero tal vez el Señor no los
perdonará...". "El Señor perdona todo", me dijo, segura.
"¿Y usted cómo lo sabe, señora?". "Si el Señor no perdonara
todo, el mundo no existiría." Sentí ganas de preguntarle: "Dígame,
señora, ¿usted estudió en la Gregoriana?", porque esa es la sabiduría del
Espíritu Santo: la sabiduría interior a la misericordia de Dios. No debemos
olvidar esta palabra: ¡Dios nunca se cansa de perdonarnos, nunca!
Padre,
“¿cuál es el problema?". Bueno, el problema es que nos cansamos, no
queremos, nos cansamos de pedir perdón. Él nunca se cansa de perdonar, pero
nosotros a veces nos cansamos de pedir perdón. No nos cansemos nunca, no nos
cansemos nunca! Él es un
Padre amoroso que perdona siempre, que tiene un corazón de
misericordia para todos
nosotros. Y también nosotros aprendamos a ser misericordiosos con todos.
Invoquemos la intercesión de la Virgen que ha tenido entre sus brazos la
Misericordia de Dios hecha hombre.
Y después
de la oración mariana del Ángelus el Papa Francisco ha dirigido un cordial
saludo a todos los peregrinos reunidos en la plaza de san Pedro: unas 150 mil
personas según cálculos de la Oficina de prensa de la Santa Sede.
Dirijo un
cordial saludo a todos los peregrinos: gracias por su acogida y por sus
oraciones. Les pido que recen por mí. Renuevo mi abrazo a los fieles de Roma y
lo extiendo a todos ustedes, y lo extiendo a todos ustedes que han venido de
varias partes de Italia y del mundo, así como todos aquellos que se unen a
nosotros a través de los
medios de comunicación. Elegí el nombre del santo patrono de
Italia, San Francisco de Asís, y esto refuerza mi conexión espiritual con esta
tierra, donde - como ustedes saben - tiene el origen mi familia. Pero Jesús nos
ha llamado a ser parte de una
nueva familia: su iglesia, en esta familia de Dios, para
caminar juntos por el camino del Evangelio. Que el Señor los bendiga, la Virgen
les proteja. No olviden de esto: el Señor no se cansa de perdonar! Somos
nosotros los que nos cansamos de pedir perdón. ¡Buen domingo y un buen
almuerzo!”