La elección
del Papa Francisco ha sido sin duda uno de los eventos más importantes de los
últimos años y probablemente de lo que
va de la segunda década de este nuevo milenio.
La
presencia de poco menos de seis mil periodistas y la cobertura a través de
Twitter han hecho de este Cónclave y elección papal, el evento religioso más
cubierto en la historia de la humanidad. La llegada de cientos de miles de
peregrinos para la ceremonia de inicio del pontificado, su presencia masiva en
los primeros eventos del Papa y el reflejo y difusión de estos en las redes
sociales, también han dejado números sin precedentes.
El Papa
Francisco sin duda imprimirá su sello, como cada Papa, a través de sus
acciones. Nos ha empezado a dejar entrever una serie de mensajes que van
delineando lo que será la cara de la Iglesia de los inicios de la segunda
década del tercer milenio.
Desde el
primer instante de su pontificado el Papa Francisco comenzó a delinear su
mensaje, que para quienes lo conocen no es ajeno a su propia forma de ser como
Cardenal Bergoglio. Si bien es un sello nuevo para alguien que asume el
Ministerio Petrino no lo es para él. Los Cardenales del Colegio Cardenalicio lo
han elegido precisamente por eso y de acuerdo con lo que entienden que requiere
la Iglesia de hoy y con su conciencia al momento del Cónclave. De ahí que se
puede decir con toda certeza que es la Iglesia la que ante los nuevos retos
elige a un Cardenal con un perfil adecuado a las circunstancias que enfrenta.
El Papa,
desde su salida al balcón hasta la misa de inicio de su ministerio petrino, nos
ha llenado con ideas y momentos inéditos
que vislumbran una Iglesia más cercana al Pueblo de Dios, más misericordiosa y
austera, más humana y comprometida con la Verdad. Cada aparición pública la ha
aprovechado el Papa para dejarnos este mensaje.
Los mil 200
millones de católicos esperábamos con ansias conocer al nuevo Papa, las
referencias a los Papas anteriores eran inevitables, ¿cómo sería? la realidad
superó cualquier especulación. Verlo fue quererlo, su sonrisa y su actitud
conquistaron los corazones del mundo y su frase "os pido que vosotros receis para que el Señor me bendiga", inédita
en el inicio de un pontificado, mostró la sencillez y humildad que le
caracterizan
Misa con los Cardenales en la
Capilla Sixtina
Al día
siguiente, celebró una misa con todos los Cardenales en la Capilla Sixtina.
Breve, conciso pero profundo, reflexionó sobre lo imperioso del "caminar, edificar y confesar, (...)
Caminar siempre en presencia del Señor (...) Edificar la Iglesia (...) y
confesar a Jesucristo", los problemas estarán allí, pero si confesamos
a Cristo caminando con El y edificando su Iglesia habremos vencido. Una fórmula
tan sencilla como compleja a la vez, reflejo inequívoco de su visión
apostólica.
Audiencia con los Cardenales
La
reflexión del Papa con los Cardenales giró en torno al Espíritu Santo como
protagonista de "toda iniciativa y
manifestación de fe (...) creador de todas las diferencias de la Iglesia".
Pero al mismo tiempo que Cristo permite esas diferencias, es El quien guía a su
esposa la Iglesia por medio de su Espíritu. El Papa deja claro que no son los
hombres ni sus decisiones temporales lo importante sino dejar que el Espíritu
Santo actúe a través de sus pastores pues
"(...) da a la Iglesia el valor de perseverar y buscar nuevos métodos de
evangelización"
Una vez más
su visión apostólica queda de manifiesto y les dice a los Cardenales que a
pesar de lo que pase "nunca nos dejemos vencer por el pesimismo", y
comenta que siendo la mayoría de los Cardenales personas de edad avanzada,
deben entender que "la vejez es la
sede de la sabiduría de la vida" y les pide "ofrezcamos esa sabiduría a los jóvenes como el vino bueno que
mejora con los años", con una impetuosa necesidad de impulsar el
ejercicio del apostolado y la difusión del Evangelio.
Encuentro con los medios de comunicación
El Papa,
agradecido con los medios por la cobertura de estos días, les recuerda algo que
muchos olvidan por centrarse en lo aparatoso y fantástico de una elección papal
"Cristo es el centro, no el
Sucesor de Pedro", y girando sobre esta idea, recuerda a los medios de comunicación
que "los acontecimientos de la
historia requieren una lectura compleja que a veces puede incluir la dimensión
de la fe" y por ello se torna esencial "conocer cada vez mejor la verdadera naturaleza de la
Iglesia"
Así, el
Sumo Pontífice recuerda a los medios su naturaleza evangelizadora: "Vuestro trabajo requiere estudio,
sensibilidad y experiencia, pero implica atención especial a la Verdad, la
bondad y la belleza", llamado esencial ante una cultura mediática
hedonista que solamente busca lo que vende independientemente de los valores o
antivalores que esto difunda.
Su
sencillez llegó al extremo al contar la anécdota de la forma en que escogió su
nombre: "Durante las elecciones,
tenía al lado al arzobispo emérito de San Pablo , y también prefecto emérito de la
Congregación para el clero, el cardenal Claudio Hummes: un gran amigo, un gran
amigo. Cuando la cosa se ponía un poco peligrosa, él me confortaba. Y cuando
los votos subieron a los dos tercios, hubo el acostumbrado aplauso, porque
había sido elegido. Y él me abrazó, me besó, y me dijo: «No te olvides de los
pobres». Y esta palabra ha entrado aquí: los pobres, los pobres. De inmediato,
en relación con los pobres, he pensado en Francisco de Asís (...) Francisco es el hombre
de la pobreza, el hombre de la paz, el hombre que ama y custodia la
creación"
Y fue más
allá para quienes se sienten príncipes y para quienes la ostentación y la
sofisticación es connatural al Papa. Rompió esquemas cuando dijo "como quisiera una Iglesia pobre y para
los pobres" El Papa se ha distinguido por marcar distancia respecto a
los teólogos de la liberación, pero es claro que a la vez, le preocupan
grandemente los pobres desde un punto de vista humanista, trascendente,
integral y pleno, una vez más, desde una perspectiva apostólica.
Misa Dominical y Angelus
El lema del
pontificado del Papa Francisco
es "lo miró con
misericordia y lo eligió", la misa dominical y el ángelus lo dedicó a
hablar justamente de esa misericordia que el experimentó siendo un joven de 17
años y que fue justamente su llamado vocacional para entregarse a Dios y a la vida
apostólica.
"Nosotros somos este pueblo que
por una parte quiere oír a Jesús pero por otro lado nos gusta castigar y
condenar a los otros" reprochó el Papa, ¿cómo podemos desear misericordia condenando a los
demás? Y nos recordó que Cristo "ha
venido para nosotros que nos reconocemos pecadores (...) El olvida, te abraza y
te dice "tampoco te condeno"
Pero existe
un problema, y es que nosotros, por vergüenza, por falta de fe, por visión
corta no nos acercamos a Jesús, "el
Señor nunca se cansa de perdonar, somos nosotros quienes nos cansamos de
pedirle perdón" aseguró el Papa
y nos invitó a todos a dejar de juzgar y condenar "la misericordia cambia todo, cambia al mundo, un poco de
misericordia hace que el mundo sea menos frío y más justo".
Con estas palabras,
la visión de una Iglesia estilo "la Santa Inquisición" ha quedado
superada, hoy la
Iglesia es misericordia, es perdón, es comprensión, es Cristo mismo. Y una vez
más el Papa Francisco rompe esquemas y nos invita a imitarlo.
Misa de inicio del ministerio
Petrino
El Papa
salió revestido con total sobriedad, de blanco con franjas negro y dorado,
evitó la larga procesión de las ofrendas haciendo más sencillo y breve la misa.
Su homilía breve también, estuvo llena de significado y trascendencia. Nos habla
de cómo San José ejerció la custodia de María y Jesús "con humildad y silencio pero con presencia y fidelidad total aún
cuando no comprende (...) sabe escuchar a Dios"
Nos invita
a ser custodios como San José, custodios de los más próximos, de los amigos, de
la familia y
de la creación "cuando el hombre falla y no nos preocupamos por los
hermanos y por la creación, el corazón se queda árido" afirma el Papa y
por ello insiste en custodiar especialmente a los más frágiles, a los niños y a
los ancianos.
También
pide abrir el corazón con bondad y ternura que no es debilidad "San José es valiente y trabajador pero también tierno,
que no es débil sino lo contrario, denota fortaleza y capacidad de
compasión"
El Papa
refrendó que Cristo es el
centro de la vocación cristiana y que el Papa tiene poder, pero que "el verdadero poder es el servicio y el Papa
para ejercer el poder debe entrar en ese servicio que tiene su culmen en la cruz (...) y como San José,
el Papa debe abrir los brazos para custodiar al pueblo de Dios y acoger con
afecto y ternura a la humanidad"
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