Desde siempre, se ha considerado al
bostezo como una expresión de cansancio y aburrimiento, e inclusive,
investigaciones anteriores han concluido que el contagio del bostezo tiene una
relación directa con la empatía entre las personas. Sin embargo, una vez más,
la ciencia se ha encargado de cuestionar dichas conclusiones. Hay un nuevo
estudio que demuestra que los bostezos no son contagiosos por simple empatía.
¿Qué quiere decir esto? Vamos a averiguarlo.
Lo que ninguna investigación ha
cuestionado es que los bostezos son contagiosos, tanto para humanos como para
chimpancés; y dicho contagio se puede producir cuando se ven, oyen o piensa en
ellos. Pero mientras lo expuesto anteriormente no tiene discusión, la razón por
la cual algunas personas son más sensibles al contagio de los bostezos que
otras sigue siendo una pregunta sin respuesta.
La idea previa al estudio era afirmar o
desmentir lo que se creía hasta ahora respecto a las causas y relaciones
emocionales de los bostezos. Los responsables reclutaron a 328 colaboradores.
Además de ver un vídeo de 3 minutos de bostezos interrumpidos, los voluntarios
se expusieron a pruebas cognitivas, demográficas y a un cuestionario sobre
empatía, somnolencia y energía.
Con toda la información recopilada, los
científicos verificaron que 222 de los 328 participantes de la prueba,
bostezaron al menos una vez y de forma estable, algo que se emparentó como una
respuesta de contagio. Pero, sin embargo, al analizar el resto de los datos,
los expertos no encontraron ningún vínculo destacable entre los bostezos y la
empatía, la capacidad intelectual o la hora del día.
No obstante, la sorpresa llegó cuando
se percataron de que sí existía una conexión entre los bostezos y la edad de
aquellos que los manifiestan. En consonancia con esta sorprendente relación,
los analistas vieron que las personas más jóvenes eran más propensas a los
bostezos, mientas que a mayor edad, menor es la incidencia de este síntoma.
“Un bostezo es la acción incontrolada
de abrir la apertura bocal, con separación muy amplia de las mandíbulas, para
realizar una inhalación profunda a la que sigue una espiración de algo menos de
lo inhalado, con cierre final de la boca”, dice Wikipedia. Esta acción, que a
menudo va acompañada de entrecerrar los ojos, estirar la cabeza hacia atrás y
desperezarse, ha sido estudiada por diferentes instituciones y universidades.
Si bien no existe un consenso acerca de por qué bostezamos, algunas teorías
intentan dar una explicación.
Teoría fisiológica
La teoría se basa en la necesidad del
cuerpo humano por obtener oxígeno y eliminar la acumulación de dióxido de
carbono. Es decir que cuando nos falta oxígeno (sin llegar a extremos como el
ahogo o la asfixia), nuestro cuerpo intenta encontrarlo en una gran bocanada de
aire. Este principio sería la razón, explica la teoría, de por qué bostezamos
cuando estamos con un grupo de personas en una habitación cerrada por ejemplo.
¿Sabías que...?
Los bebés pueden bostezar a partir de
las 11 semanas de concepción.
El 55% de las personas que te ven
bostezar harán lo mismo en los 5 minutos siguientes.
Un bostezo dura unos 6 segundos.
Tu ritmo cardíaco puede aumentar un 30
por ciento cuando bostezas.
Los peces, las serpientes, las
tortugas, los cocodrilos y las aves bostezan.
Las personas no videntes pueden
bostezar cuando escuchan un bostezo en una cinta.
Los animales vertebrados bostezan.
Los atletas olímpicos bostezan antes de
una competencia.
Más allá de toda teoría y especulación,
bostezar es uno de los actos más placenteros que tenemos. La próxima vez que te
dan ganas de hacerlo, estira tus brazos y piernas lo más que puedas, echa la cabeza
hacia atrás y relaja todo tu cuerpo. Es lindo bostezar así ¿verdad?