La Eucaristía comenzó en La Última Cena y cómo
las primeras comunidades siguieron el mandato de Jesús de “partir el pan” en su
nombre. (Hechos 2-42). En la Primera Carta a los Corintios, San Pablo describe
una eucaristía que se celebraba en una cena comunitaria, que se compartía en
las casas de los primeros cristianos. En esta cena se incluía la bendición del
pan y del vino, el partir el pan y la comunión. Pablo nos relata los abusos en
esta cena comunitaria.
Por ejemplo, algunas personas bebían demasiado;
otras se olvidaban de compartir la cena con los pobres que estaban entre ellos.
Esto dejó atónito a Pablo ya que el propósito de la cena era la de celebrar al
Señor en medio de ellos. El comportarse egoístamente traía consigo una
advertencia muy seria: “Cada uno ha de
examinarse a sí mismo y sólo entonces comer del pan o beber de la copa; porque
la persona que come y bebe sin reconocer al cuerpo está comiendo y bebiendo su
propia condenación." (1 Cor 11-28,29).
Mientras el número de cristianos crecía, la
Eucaristía se celebraba independientemente de la cena comunitaria. Una vez que
la comunidad apostólica ya no existía, la liturgia que se desarrolló usaba cada
vez más, leía, y reflexionaba en lo que habían escrito los líderes de la
primera generación así como Pablo. Cuando los judío-cristianos ya no eran
bienvenidos en el servicio de la sinagoga, ellos agregaron las oraciones,
cantos, cánticos y homilía a la liturgia eucarística. Hoy en día reconocemos
este desarrollo como la liturgia de la palabra.
En estos primeros días, el celebrante de la
liturgia tenía amplia libertad para componer sus propias oraciones para la
misa. Sin embargo, pronto todos tenían las mismas normas ya que las diferentes
comunidades comenzaron a adoptar las oraciones de sus celebrantes más elocuentes
así como Hipólito (c. 215). La aceptación del cristianismo por Constantino
(313) llevó a que se difundiera rápidamente en el Imperio Romano. Esto llevó a
cambios significativos en la celebración de la liturgia.
- El latín se convirtió en el idioma estándar de
la liturgia (384) ya que era el lenguaje común en el mundo romano.
- El aumento del número de cristianos hizo que
se salieran de las casas. Al comienzo las asambleas se reunían en las basílicas
(edificios imperiales); más tarde construyeron y dedicaron iglesias.
- El aspecto del sacrificio de la Eucaristía
creció en importancia mientras que el simbolismo de la cena se fue
desvaneciendo.
La teología del período enfatizaba la divinidad
de Cristo. Esto llevó a que la gente se sintiera menos digna de acercarse al
Señor, el creador y el juez del universo. Como resultado, menos gente se
acercaba a recibir la comunión.
Los teólogos de esta era debatieron el
significado de la “presencia real” de Cristo en el pan y el vino eucarísticos.
Usaron el término transubstanciación para describir el misterio del pan y el
vino que se convierten en el cuerpo y la sangre de Jesús resucitado aunque aún
tengan las apariencias del pan y del vino.
Las iglesias grandes, el énfasis de que la misa
es un sacrificio, el sentimiento cada vez mayor de que los laicos eran
espectadores del drama que ocurría en el altar, todo esto llevó a que se
creyera que la consagración era la parte principal de la misa. El énfasis no
era tanto en recibir a Jesús en la comunión sino en ver y adorar al Señor en la
eucaristía. Como eran muy pocos los laicos que recibían la comunión, un
barquillo pequeño y redondo (que se le nombró hostia, del latín “víctima
sacrificial”) se sustituyó por la barra del pan.
Como habían muy pocos que recibían la santa
comunión, el Cuarto Concilio Laterano (1215) pasó la ley que exigía que los
cristianos recibieran la comunión por lo menos una vez al año. Se originaron
las prácticas que se enfocaban en la devoción eucarística. Estas incluían el
elevar la hostia y el cáliz durante la misa, bendición, exposición, las
cuarenta horas y la fiesta de Corpus Christi (el cuerpo de Cristo).
El siglo dieciséis nos trajo la Reforma
Protestante. El Concilio de Trento (1545-1565) se convocó para corregir algunos
de los abusos que se cometían en la Iglesia. También defendió algunas de las
creencias católicas que los reformadores habían atacado. En el área de la
eucaristía, los padres de la Iglesia reafirmaron la presencia real de Jesús y
lo adecuado del término teológico transubstanciación. También
defendieron la naturaleza sacrificial de la misa en contra de los reformadores.
Lo más significativo fue que el Papa Pío V publicó el Misal Romano (1570) para
que el rito oficial tuviera uniformidad. La Iglesia lo usó durante los
siguientes cuatrocientos años.
La devoción al santísimo sacramento siguió
floreciendo, aunque la gente recibía la comunión raras veces. Eso fue hasta
1910 cuando el Papa Pío X permitió que los niños que hubieran llegado a la edad
de la razón recibieran la santa comunión y animaba a que todos los fieles
recibieran la comunión frecuentemente. Hace muchos años, los teólogos
comenzaron un movimiento litúrgico que fue aceptado por los líderes de la
Iglesia y esto llevó a algunas reformas importantes en la liturgia. El
documento clave del Vaticano II La Constitución de la Sagrada Liturgia (1963)
fue el punto más saliente del movimiento de la reforma. Eso llevó a la
renovación de todos los sacramentos. Los cambios importantes que hoy los damos
por hecho incluyen lo siguiente.
- Celebramos la misa en el lenguaje vernáculo
para que podamos entender plenamente lo que quiere decir la misa.
- La liturgia de la palabra tiene mayor
importancia. Las pautas indicaban al sacerdote a que desarrollara su homilía
basándose en las lecturas. Las lecturas dominicales giraban alrededor de un
ciclo de tres años. Este énfasis ha ayudado a que los católicos descubran las
sagradas escrituras.
- Ahora el altar está de frente a la gente. Esto
invita a un mejor entendimiento de lo que está pasando en la eucaristía.
Simbólicamente también, la misa invita a todos los que están presentes a que
participen más plenamente.
- La misa de hoy incluye la Oración de los
Fieles, que es un vínculo entre la devoción eucarística y la Iglesia universal,
el mundo y todos los que están sufriendo en la comunidad.
- La participación activa de la congregación es
un aspecto importante de la liturgia después del Vaticano II. Antes, era muy
común hablar de “ir a misa.” Hoy, hacemos hincapié en “celebrar la eucaristía.”
La misa no es un asunto privado. Es un culto público en donde la comunidad,
dirigida por el sacerdote, se une para agradecer, alabar y adorar a Dios todos
juntos.
- El rito actual permite recibir la comunión en
la mano y la comunión bajo las dos especies.
- Los laicos pueden servir en muchos de los
ministerios litúrgicos, por ejemplo, como lectores, ministros eucarísticos,
miembros del coro, ujieres y portadores de las ofrendas.
En resumen, el Vaticano II quiso hacer de la
eucaristía una celebración de la comunidad entera. Muchas de las reformas nos
ayudan a entender mejor el simbolismo y el significado de la misa. También nos
ayudan a que nos reunamos todos juntos como una comunidad.