PROGRAMA Nº 1202 | 18.12.2024

Primera Hora Segunda Hora

BREVE HISTORIA DE LA EUCARISTÍA

0
La Eucaristía comenzó en La Última Cena y cómo las primeras comunidades siguieron el mandato de Jesús de “partir el pan” en su nombre. (Hechos 2-42). En la Primera Carta a los Corintios, San Pablo describe una eucaristía que se celebraba en una cena comunitaria, que se compartía en las casas de los primeros cristianos. En esta cena se incluía la bendición del pan y del vino, el partir el pan y la comunión. Pablo nos relata los abusos en esta cena comunitaria.

Por ejemplo, algunas personas bebían demasiado; otras se olvidaban de compartir la cena con los pobres que estaban entre ellos. Esto dejó atónito a Pablo ya que el propósito de la cena era la de celebrar al Señor en medio de ellos. El comportarse egoístamente traía consigo una advertencia muy seria: “Cada uno ha de examinarse a sí mismo y sólo entonces comer del pan o beber de la copa; porque la persona que come y bebe sin reconocer al cuerpo está comiendo y bebiendo su propia condenación." (1 Cor 11-28,29).

Mientras el número de cristianos crecía, la Eucaristía se celebraba independientemente de la cena comunitaria. Una vez que la comunidad apostólica ya no existía, la liturgia que se desarrolló usaba cada vez más, leía, y reflexionaba en lo que habían escrito los líderes de la primera generación así como Pablo. Cuando los judío-cristianos ya no eran bienvenidos en el servicio de la sinagoga, ellos agregaron las oraciones, cantos, cánticos y homilía a la liturgia eucarística. Hoy en día reconocemos este desarrollo como la liturgia de la palabra.

En estos primeros días, el celebrante de la liturgia tenía amplia libertad para componer sus propias oraciones para la misa. Sin embargo, pronto todos tenían las mismas normas ya que las diferentes comunidades comenzaron a adoptar las oraciones de sus celebrantes más elocuentes así como Hipólito (c. 215). La aceptación del cristianismo por Constantino (313) llevó a que se difundiera rápidamente en el Imperio Romano. Esto llevó a cambios significativos en la celebración de la liturgia.

- El latín se convirtió en el idioma estándar de la liturgia (384) ya que era el lenguaje común en el mundo romano.

- El aumento del número de cristianos hizo que se salieran de las casas. Al comienzo las asambleas se reunían en las basílicas (edificios imperiales); más tarde construyeron y dedicaron iglesias.

- El aspecto del sacrificio de la Eucaristía creció en importancia mientras que el simbolismo de la cena se fue desvaneciendo.

La teología del período enfatizaba la divinidad de Cristo. Esto llevó a que la gente se sintiera menos digna de acercarse al Señor, el creador y el juez del universo. Como resultado, menos gente se acercaba a recibir la comunión.

Los teólogos de esta era debatieron el significado de la “presencia real” de Cristo en el pan y el vino eucarísticos. Usaron el término transubstanciación para describir el misterio del pan y el vino que se convierten en el cuerpo y la sangre de Jesús resucitado aunque aún tengan las apariencias del pan y del vino.

Las iglesias grandes, el énfasis de que la misa es un sacrificio, el sentimiento cada vez mayor de que los laicos eran espectadores del drama que ocurría en el altar, todo esto llevó a que se creyera que la consagración era la parte principal de la misa. El énfasis no era tanto en recibir a Jesús en la comunión sino en ver y adorar al Señor en la eucaristía. Como eran muy pocos los laicos que recibían la comunión, un barquillo pequeño y redondo (que se le nombró hostia, del latín “víctima sacrificial”) se sustituyó por la barra del pan.

Como habían muy pocos que recibían la santa comunión, el Cuarto Concilio Laterano (1215) pasó la ley que exigía que los cristianos recibieran la comunión por lo menos una vez al año. Se originaron las prácticas que se enfocaban en la devoción eucarística. Estas incluían el elevar la hostia y el cáliz durante la misa, bendición, exposición, las cuarenta horas y la fiesta de Corpus Christi (el cuerpo de Cristo).

El siglo dieciséis nos trajo la Reforma Protestante. El Concilio de Trento (1545-1565) se convocó para corregir algunos de los abusos que se cometían en la Iglesia. También defendió algunas de las creencias católicas que los reformadores habían atacado. En el área de la eucaristía, los padres de la Iglesia reafirmaron la presencia real de Jesús y lo adecuado del término teológico transubstanciación. También defendieron la naturaleza sacrificial de la misa en contra de los reformadores. Lo más significativo fue que el Papa Pío V publicó el Misal Romano (1570) para que el rito oficial tuviera uniformidad. La Iglesia lo usó durante los siguientes cuatrocientos años.

La devoción al santísimo sacramento siguió floreciendo, aunque la gente recibía la comunión raras veces. Eso fue hasta 1910 cuando el Papa Pío X permitió que los niños que hubieran llegado a la edad de la razón recibieran la santa comunión y animaba a que todos los fieles recibieran la comunión frecuentemente. Hace muchos años, los teólogos comenzaron un movimiento litúrgico que fue aceptado por los líderes de la Iglesia y esto llevó a algunas reformas importantes en la liturgia. El documento clave del Vaticano II La Constitución de la Sagrada Liturgia (1963) fue el punto más saliente del movimiento de la reforma. Eso llevó a la renovación de todos los sacramentos. Los cambios importantes que hoy los damos por hecho incluyen lo siguiente.

- Celebramos la misa en el lenguaje vernáculo para que podamos entender plenamente lo que quiere decir la misa.

- La liturgia de la palabra tiene mayor importancia. Las pautas indicaban al sacerdote a que desarrollara su homilía basándose en las lecturas. Las lecturas dominicales giraban alrededor de un ciclo de tres años. Este énfasis ha ayudado a que los católicos descubran las sagradas escrituras.

- Ahora el altar está de frente a la gente. Esto invita a un mejor entendimiento de lo que está pasando en la eucaristía. Simbólicamente también, la misa invita a todos los que están presentes a que participen más plenamente.

- La misa de hoy incluye la Oración de los Fieles, que es un vínculo entre la devoción eucarística y la Iglesia universal, el mundo y todos los que están sufriendo en la comunidad.

- La participación activa de la congregación es un aspecto importante de la liturgia después del Vaticano II. Antes, era muy común hablar de “ir a misa.” Hoy, hacemos hincapié en “celebrar la eucaristía.” La misa no es un asunto privado. Es un culto público en donde la comunidad, dirigida por el sacerdote, se une para agradecer, alabar y adorar a Dios todos juntos.

- El rito actual permite recibir la comunión en la mano y la comunión bajo las dos especies.

- Los laicos pueden servir en muchos de los ministerios litúrgicos, por ejemplo, como lectores, ministros eucarísticos, miembros del coro, ujieres y portadores de las ofrendas.

En resumen, el Vaticano II quiso hacer de la eucaristía una celebración de la comunidad entera. Muchas de las reformas nos ayudan a entender mejor el simbolismo y el significado de la misa. También nos ayudan a que nos reunamos todos juntos como una comunidad.

Entradas que pueden interesarte

Sin comentarios