Al producirse la
Revolución de Mayo en Buenos Aires, Montevideo permaneció, fiel al gobierno
español. Sin embargo, entre la población, y fundamentalmente de la campaña, se
comenzó a generar un movimiento de opinión favorable a la revolución (no
olvidemos la conspiración de Casa Blanca en Paysandú). En enero de 1811,
Francisco Javier de Elio llego a Montevideo desde España con el título de
Virrey, y desde ese momento inicio los preparativos para declarar la guerra a
Buenos Aires, lo que hizo el 12 de febrero. Para hacerse de recursos,
tomo una serie de medidas fiscales: regularización de títulos de propiedad de
tierras para el pago de la contribución, solicitud de donativos patrióticos,
impuestos a las importaciones de cuero y tabaco, control del contrabando
permitiendo el comercio solo a buques autorizados y a través de intermediarios
nacionales. Estas medidas perjudicaban a hacendados, comerciantes, barraqueros
y navieros en su actividad mercantil que venía decayendo por la situación de
crisis y el control español del comercio, ya que impedía el comercio con los
ingleses.
A estas medidas fiscales
se sumaron los empréstitos forzosos a los sacerdotes, empleados, propietarios,
artesanos, hacendados, comerciantes, y el uso de la fuerza para coaccionar a
los pueblos a reconocer la autoridad de Montevideo. En consecuencia, algunos
jefes militares al servicio del gobierno español; pero con gran asidero en la
campaña oriental, se pasaron al bando revolucionario, como fue el caso de
Artigas. En ese clima de disconformidad y resistencia fue que se generó el
levantamiento armado de Asencio. Los preparativos
revolucionarios habían comenzado en diciembre de 1810, cuando el alférez Justo
Correa fue enterado de la posible presencia de tropas porteñas en el territorio
de la Banda Oriental. Inmediatamente dio paso a la convocatoria de desertores y
paisanos a levantarse en armas. Desde todos los rincones se movilizaron los
hombres, acudiendo al llamado de los caudillos locales.
Incitado por el comandante
militar de la región, Ramón Fernández, en enero de 1811 Pedro José Viera,
conocido como “Perico El Bailarín”, se sumó al llamado de Correa con 28
hombres. En febrero lo siguió Venancio Benavides. El día 24 de febrero llego la
esperada noticia, la declaración de guerra por parte de Buenos Aires. Para el
día 26 los patriotas, ocultos en un bosque cercano al arroyo Asencio, en al
actual departamento de Soriano, eran unos trescientos. El 28 de febrero el
contingente de revolucionarios decidió emprender las primeras acciones. En el
amanecer de ese día dieron el grito de libertad resolviendo levantarse en armas
contra los españoles. Se dirigieron posteriormente a Mercedes y tomaron la
cercana población, haciendo luego lo mismo con Santo Domingo de Soriano y Dolores.
Importancia
del Grito de Asencio
Implico la desobediencia
al poder de los españoles, impuesto desde Montevideo.
La sublevación se
generalizo a partir de este acontecimiento configurando lo que Artigas llamo
“la admirable alarma”…
Fue un gran impulso para
la revolución oriental en la campaña. Vamos a compartir un fragmento
de la carta escrita por Artigas a la junta Gubernativa de la provincia del
Paraguay el 7 de diciembre de 1811…
“(…) 28 de febrero de 1811: día memorable que había
señalado la providencia para sellar los primeros pasos de la libertad en este
territorio, y día que no podrá recordarse sin emoción, cualquiera que sea
nuestra suerte"