Comentario Bíblico
Del Evangelio de Lucas (10,38-42)
En la primera lectura nos
encontramos con una de las estampas más evocadoras de los relatos en torno al
padre del pueblo de Israel, Abrahán. Es un relato que tiene todas las
connotaciones de leyenda sagrada, pero que expresa el misterio de la vida de este
personaje que todo se lo jugó apoyado en la palabra de Dios, en su promesa de
darle un tierra y una heredad. Tres personajes aparecen a lo lejos, que son
como uno, porque es uno el que al final habla al Patriarca.
La segunda lectura pone de
manifiesto que el misterio de Dios se ha revelado a los suyos, a la Iglesia,
por medio de su ministro. Es Pablo, aunque no sea precisamente el autor de esta
carta, el que se ha dedicado a contemplar ese misterio que es Cristo, para
darlo a conocer a los hombres. No se trata, claro está, de una elección
esotérica, reservada a algunos, sino que todo el que quiera conocer a Dios lo
puede hacer por medio de Cristo. Pablo subraya con énfasis que este misterio se
abre de par en par a todos los hombres y nadie está excluido.
El evangelio de Lucas nos presenta a Jesús, en su camino a
Jerusalén, que hace una pausa en casa de Marta y María. Ya es sintomático que
se nos describa esta escena en la que el Señor entra en casa de unas mujeres,
lo que no podía ser bien visto en aquella sociedad judía. Pero el evangelista
Lucas es el evangelista de la mujer y pone de manifiesto aquellos aspectos que
deben ser tenidos en cuenta en la comunidad cristiana. Sin la cooperación de la
mujer, el evangelio hubiera sido excluyente. El sentido de este episodio ha
dado mucho que hablar, dependiendo del tipo de traducción que se adopte del
original griego: “una sola cosa es necesaria”, o por el contrario “pocas cosas
son necesarias”, dependiendo de los manuscritos.
La primera opinión parece
más coherente. Muchos pensaron que se trataba de defender la vida contemplativa
respecto de la vida activa o apostólica. Esta es ya una vieja polémica que no
tiene sentido, porque las dos cosas, los dos aspectos, son necesarios en la
vida cristiana. La opción polémica entre la vida activa y la vida contemplativa
sería empequeñecer el mensaje de hoy, porque debemos armonizar las dos
dimensiones en nuestra vida cristiana.
Lo que Lucas subraya con
énfasis es la actitud de escuchar a Jesús, al Maestro, quien tiene lo más
importante que comunicar. No quería decir Jesús que “un solo plato basta”, como
algunos han entendido, sino que María estaba eligiendo lo mejor en ese momento
que él las visita. Este episodio, todavía hoy, nos sugiere la importancia de la
escucha de la Palabra de Dios, del evangelio, como la posibilidad alternativa a
tantas cosas como se dicen, se proponen y se hacen en este mundo.
Jesús es la palabra
profética, crítica, radical, que llega a lo más hondo del corazón, para
iluminar y liberar. Ya es sintomático, como hemos apuntado antes, el detalle
que Lucas quiera poner de manifiesto el sentido del discipulado cristiano de
una mujer en aquél ambiente. Tampoco se debería juzgar que Marta es
desprestigiada, ¡ni mucho menos!, ¡está llevando a cabo un servicio!, pero
tiene que saber elegir.
Muchas veces, actitudes
contemplativas pueden ocultar ciertos egoísmos o inactividad de servicio que
otros deben hacer por nosotros. Porque Jesús, camino de Jerusalén, ha pasado
por su lado y es posible que en su afán no supiera, como María, que tenía que
dejar huella en su vida. María se siente auténtica discípula de Jesús y se pone
a escuchar como la única cosa importante en ese momento. Y de eso se trata, de
ese ahora en que Dios, el Señor, pasa a nuestra lado, por nuestra vida y
tenemos que acostumbrarnos a elegir lo más importante: escucharle, acogerle en
lo que tiene que decir, dejando otras cosas para otros momentos.
Lucas, sin duda,
privilegia a María como oyente de la palabra y eso, en este momento de subida a
Jerusalén, es casi decisivo para el evangelista. Se quiere subrayar cómo debemos,
a veces, sumergirnos en los planes de Dios. De eso es de lo hablaba Jesús
camino de Jerusalén (según Lucas) y María lo elige como la mejor parte. Marta…
no ha podido desengancharse… y ahora debiera haberlo hecho.
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