miércoles, 28 de agosto de 2019

REVELA SUS SECRETOS A LOS HUMILDES


Comentario Bíblico
Del Evangelio de Lucas (14,1.7-14)

Este último domingo se nos presenta enmarcado en planteamientos muy humanos de la vida; se propone a la comunidad la praxis de la humildad, una de las virtudes que menos estima recibe en este mundo de competencias infernales, de luchas a muerte por los primeros puestos, por las grandes producciones, por los estilos arrogantes de comportamiento. Quien carezca de este estilo, hoy, parece que no tiene futuro.

La primera lectura del libro del Eclesiástico (3,19-21.31.33), es una colección de dichos y refranes de sabiduría, como casi todo el libro, en que se hace el elogio de la humildad, la reflexión y la limosna. Si tienes conciencia de ser grande, de valer algo, procura manifestarte ante los otros con humildad. Es una virtud ésta, no para aparentar lo que no se es, sino para no apabullar a los otros.

Segunda Lectura leemos la Carta a losHebreos (12,18-19.22-24): Se prosigue con la alta teología de esta carta sobre la fe. Esta exhortación fervorosa a una comunidad judeo-cristiana que está pasando por un mal momento, por dificultades internas y externas, pone de manifiesto la obra redentora de Cristo, el Sumo Sacerdote, en comparación con la liturgia, ya muerta e irreversible, del antiguo templo de Jerusalén. Ahora la liturgia que se propone es de tipo celeste, vital, existencial.

Se quiere subrayar que la comunidad cristiana, llamada a la santidad, no tiene que tener miedo, porque puede entrar en el misterio de la santidad divina, ya que Jesucristo ha hecho posible que nuestros pecados se borren. No tenemos que tener miedo a la santidad (como les sucedía a Moisés y a los israelitas en el Sinaí frente a la santidad de Yahvé). Ahora con Jesucristo, la santidad de Dios es cercanía, misterio curativo que humaniza la misma religión. Los ángeles, los cielos, la Jerusalén celeste, son los signos para hablar de una experiencia que no debemos perder de vista, una nueva alianza.

En el evangelio de Lucas (14,1.7-14), nos encontramos con dos parábolas del buen comportamiento en la mesa. El texto de Lucas está bien construido. En la primera Jesús se dirige a los comensales a propósito del puesto que deben ocupar cuando son invitados (vv. 7-11) y en la segunda se dirige a quien invita para que haga una buena elección de los invitados (vv.12-14). Claro, que nada es lógico en estas parábolas, porque sucede que cuando somos invitados nos gustaría ser de los principales; y cuando invitamos nos gustaría hacerlo teniendo en cuenta la importancia de los mismos.

El evangelio, como ya se ha puesto de manifiesto, se nos propone la humildad. ¿Por qué, para ser un buen seguidor de Jesús es necesario ser el último, el servidor de todos? ¿No es una falsedad aparentar lo que no se es? Aquí no cabe otra explicación que el mismo misterio de la condescendencia divina, que siendo poderoso, se ha hecho como uno de nosotros. La parábola de los primeros y los últimos puestos en un banquete le sirve a Jesús para poner de manifiesto la humildad. El marco de esta parábola es la de un sábado en que Jesús es invitado a casa de un fariseo.

Los fariseos, sus escribas, no gozan de buen nombre en el evangelio (Lc 20,46-47). ¿No es bueno aspirar a ser el primero, el mejor, el más perfecto? Si lo miramos desde la perspectiva de los deportistas en las Olimpiadas parecería que no es muy acertada la proposición de Jesús, aunque hoy sabemos que solamente gana uno; y muchos deportistas nos dan la lección de que es tan importante participar como ganar.

De alguna forma este ejemplo lo podíamos aplicar a la vida cristiana: todos valen en una comunidad, todos tienen algo positivo, todos tienen algo bueno. No importa ser los primeros si ser el primero nos lleva a ser arrogantes e inmisericordes. Por eso la segunda parábola de la lectura de hoy pide que no invitemos o compartamos nuestra amistad con los que nos van a pagar, sino con aquellos que no pueden responder a nuestra generosidad. Y es que el tema de la humildad, cristianamente hablado, se resuelve en la generosidad. El que es humilde es generoso, misericordioso con los otros. Esa es la razón por la que la humildad cristiana es actitud sabia y principio de amor.

Fuente:

INCENDIOS EN LA AMAZONÍA

El presente es un Informe Especial, producido por Anunciar Contenidos Latinoamérica.


Una de las catástrofes ambientales, que sin duda provocará la más variada gama de reacciones por parte de la opinión pública internacional. En este informe especial hemos recogido gran cantidad de voces que sin duda se harán oír durante muchos meses en diferentes espacios de opinión, desde ahora invitamos a nuestra amable audiencia a orar por una positiva salida de esta crisis ambiental que afrontamos y que durante la realización del próximo sínodo amazónico, nuestra actitud con respecto al medio ambiente cambie, que nuestra alma se centre en la defensa de la vida y en el promover el desarrollo humano integral, y que las criaturas que conviven con nosotros gocen de gran calidad de vida en lo sucesivo.

Uno de los países más afectado por la devastación del fuego es Bolivia, donde se reporta la quema de más de 728 mil hectáreas, (1,8 millones de acres). Afectando principalmente bosque tropical y sabana. El Presidente Evo Morales suspendió su campaña de reelección debido a la magnitud de la emergencia según lo hizo constar la Agencia Boliviana de Información ABI. Se reportó que un niño ayudó a su mamá en la labor de parto. Que hallaron el cuerpo de la ambientalista Nora Patricia López originaria de la zona. Que se han producido un total de 13.396 incendios. Más de 4000 empleados y voluntarios estatales bolivianos, luchaban contra las llamas en esta zona.

El lugar de más peligro lo representó la frontera con Paraguay, según lo enfatizó la Agencia Reuters. El Presidente Evo Morales acuñó en Twitter, una frase en medio de la tragedia, “Nada es más valioso que nuestra Madre Tierra”. Los daños del incendio en la Chiquitania ponen en riesgo lo más valioso de nuestras vidas: ‘nuestro medio ambiente’. Somos un país fuerte y digno, luchando juntos hemos superado muchos desafíos en nuestra historia. Unidos vamos a superar esa prueba. 

El Amazonas abarca ocho países, incluido Bolivia, aunque la mayoría de los bosques se encuentran en Brasil. La selva amazónica produce alrededor del 20% del oxígeno del mundo y juega un papel esencial en la lucha contra el cambio climático. El gobierno contrató uno de los aviones más grandes del mundo, un Supertanker Boeing 747, y una flota de aviones más pequeños para apagar los incendios, según la agencia ABI.

A estas alturas los incendios en la región han disminuido un 80 %. Durante la cumbre del G7 de este lunes, Macrón anunció un fondo de emergencia de 20 millones de dólares para ayudar a los países amazónicos afectados por los incendios forestales. Los incendios ocupan un área que corresponde a “dos veces la superficie de Francia”, dijo Macrón después de una sesión climática del G7 el lunes, y agregó que Francia proporcionaría apoyo militar para sofocar los incendios que dañan los “pulmones más importantes del planeta”.

Son varias las fuentes de información, que hemos tocado en este informe. A saber, agencias locales y mundiales de noticias, organizaciones no gubernamentales, organizaciones civiles, organizaciones religiosas. La dimensión del evento es enorme y las reacciones han sido numerosas, por eso a lo largo de varias semanas vamos a ir analizando paulatinamente la situación.  

INCENDIOS EN LA AMAZONÍA.
Parte 1.
Leyó para ustedes Jorge Muñoz Somarribas.

EL INTERÉS Y LA USURA EN LAS TRADICIONES RELIGIOSAS-segunda parte

Platón, en sus Leyes, consideró la usura como una enemiga del orden social, y Aristóteles la calificó en su Política de antinatural (El dinero es improductivo, “el dinero por si mismo no puede producir dinero”). Aristófanes en Las Nubes, o Plutarco, en sus MORALIA, la consideraban como un robo. En Roma, las reformas legales llevadas a cabo durante la República conocidas como LEX GENUCIA (340 a. de C.) prohibieron la usura y el interés. El derecho romano posterior estableció que quien hubiese contraído un préstamo estaba obligado a la restitución del TANTUNDEM, es decir, la misma cantidad prestada. Cuando la usura acabó convirtiéndose en una práctica habitual, se permitió el STIPULATIO USURARUM, mediante el que se establecía que, junto al TANTUNDEM, el prestamista podía exigir una cantidad libremente pactada por las partes. La extensión del fenómeno obligó a la legislación romana a fijar una tasa máxima de interés, que en el año 88 a. C. era del 1% al mes.

En lo que respecta al cristianismo, es necesario recordar que la prohibición del préstamo con interés ha sido una práctica unánime de la Iglesia Católica hasta el siglo XIX. La prohibición que aparecía en el Antiguo Testamento fue retomada por los Padres de la Iglesia quienes, como San Gregorio Niseno, San Juan Crisóstomo, San Agustín o Santo Tomás de Aquino, no ahorraron las críticas a esta actividad. Por ejemplo, Santo Tomás de Aquino razonando su posición muestra su rechazo al argumento de que el tiempo en que la persona tarda en pagar lo prestado justifica el cobrar interés, ya que el tiempo no es propiedad de nadie sino que ha sido designado por Dios para todos los seres humanos. “Por ello, el prestamista que cobra por el tiempo del préstamo comete un fraude, ya que le vende lo que pertenece lo mismo al deudor que a él, y va contra Dios, puesto que exige un precio por algo que Dios regaló a todos por igual”

San Basilio Magno describe en su Homilía sobre el Salmo XIV el carácter insaciable de la usura: “El pobre buscaba una ayuda y ha encontrado un enemigo. Buscaba una medicina, y ha encontrado veneno. En lugar de socorrerle en su pobreza, te has enriquecido con su miseria [….] Los perros, cuando reciben algo, se amansan, pero el usurero, cuando se guarda su dinero, se irrita aún más. No cesa de ladrar pidiendo siempre más [….] Apenas ha recibido el dinero cuando ya te está pidiendo el dinero del mes en curso. Y este dinero prestado genera un mal tras otro, y así hasta el infinito” La Iglesia ha condenado la usura al menos en nueve Concilios. En el de Nicea, en el año 325, la prohibición del cobro de intereses solo se explicitaba en el lado del clero, bajo pena de degradación eclesiástica. Más tarde, Carlomagno hizo extensiva la prohibición a toda la población en sus capitulares.

El segundo Concilio de Letrán (1139) condenó de forma tajante la actividad usuraria, incluida la que se desarrolla conforme al antiguo derecho romano. Con esta medida se erradicaba cualquier tipo de interés, por pequeño que este fuera. Los usureros, clérigos o laicos, eran considerados infames, siéndoles negada la cristiana sepultura. El tercer Concilio de Letrán (1179) renovó la condena de la usura: “[….] ordenamos que los usureros manifiestos no sean admitidos a la comunión, y que, si mueren en pecado, no sean enterrados cristianamente, y que ningún sacerdote les acepte las limosnas [….]”. Más tarde, el papa Alejandro III declaró la nulidad del testamento del usurero. Las mismas condenas se repitieron en el cuarto Concilio de Letrán (1215) El Concilio de Viena (1311-1312) señalaba que “ofendiendo a Dios y al prójimo”, en algunas zonas estaba autorizada la usura, cuyos intereses se cobraban además de forma coercitiva. Se estableció la excomunión para todos aquellos que, mediante decretos o sentencias, respaldaran el derecho de los usureros a cobrar los intereses.

En el decreto 29 podemos leer que “si alguien cayera en el error de afirmar que ejercer la usura no es pecado, disponemos que sea castigado como hereje” La última declaración oficial de la Iglesia Católica contra la usura, entendiéndose esta como cualquier tipo de interés, aparece en la encíclica VIX PERVENIT (1745) en la que el PAPA BENEDICTO XIV condena “ese género de pecado que se llama usura y que [….] consiste en que, partiendo de un préstamo, que por su propia naturaleza pide que se restituya solo la cantidad prestada, se quiere que se restituya más de lo que se recibió. Debido a esto, cualquier cantidad que supere el capital prestado es ilícito y usurario”

miércoles, 21 de agosto de 2019

DIOS NOS ESPERA PARA SALVARNOS


Comentario Bíblico
Del Evangelio de Lucas (13,22-30)

El evangelio Lucas (13,22-30), puede sonar un poco desconcertante, dependiendo en gran parte del dicho aislado “esforzaros de entrar por la puerta estrecha”. El pasaje se sitúa en el camino que Jesús emprende hacia Jerusalén y el seguimiento que ello implica, es una catequesis lucana del verdadero discipulado. Pero ¿para qué es necesario ser discípulo de Jesús? ¿para salvarse, para salvarnos? ¿Esa era la mentalidad del tiempo de Jesús heredada en ciertos círculos cristianos rigoristas? ¿Son pocos los que se salvan? Conociendo el mensaje de Jesús y su confianza en Dios, tendríamos que afirmar que Jesús no respondía a preguntas que se resolvieran desde el punto de vista legal.

En realidad la lectura a fondo de este evangelio plantea cuestiones muy importantes desde el punto de vista de la actitud cristiana. Jesús no responde directamente a la pregunta del número, porque no es eso algo que pueda responderse. Lo de la puerta estrecha es un símil popular y no debe producir escándalo, porque los caminos de Dios no son lo mismo que los caminos de los hombres: esto es evidente. Esta es una llamada a la “radicalidad” en todo caso, que pudiéramos transcribir así: quien quiera salvarse debe vivir según la voluntad de Dios.

Eso lo dice todo, aunque para algunos no resuelve la cuestión. Por ello deberíamos decir que esa preocupación numérica fue más de los discípulos que trasmitieron estas palabras de Jesús, que estaban más o menos obsesionados con un cierto legalismo apocalíptico y no bebían los vientos del talante profético de Jesús. Siempre se ha dicho que Jesús lo que busca son los corazones y la actitudes de los que le siguen. Les pone una parábola de contraste, la del dueño de la casa que cierra la puerta. La mentalidad legalista es la de esforzarse por entrar por la puerta estrecha.

En la parábola se adivina un mundo nuevo, un patrón, Dios en definitiva, que no entiende las cosas como nosotros, por números, por sacrificios, por esfuerzos personales de lo que se ha llamado “do ut des” (te doy para que me des). Muchos pensarán que han sido cristianos de toda la vida, que han cumplido los mandamientos de Dios y de la Iglesia de toda la vida (si es que eso se puede decir), que han sido muy clericales… pero el “dueño” no los conoce. ¿No es desesperante la conclusión?

¿Las cosas deberían ser de otra manera? ¡Sin duda! Debemos aprender a recibir la salvación como una gracia de Dios, como un regalo, y a estar dispuestos a compartir este don con todos los hombres de cualquier clase y religión. Eso es lo que aparece al final de esta respuesta de Jesús. Los que quieren “asegurarse” previamente la salvación mediante unas reglas fijas de comportamiento no han entendido nada de la forma en la que Dios actúa. Por eso no reconoce a los que se presentan con señas de identidad legalistas, que ocultan un cierto egoísmo. No es una cuestión de número, sino de generosidad. Pero sí debemos afirmar rotundamente: si la salvación no sabemos recibirla como una “gracia”, como un don, no entenderemos nada del evangelio.

Fuente:

SELVAS, BOSQUES Y JUNGLAS

Selva proviene del latín silva, que significa “terreno arbolado”; bosque viene del alemán Busch, que significa 'arbusto' y por extensión 'monte de árboles'; y jungla viene del sánscrito jangala, que es un terreno silvestre (es decir, no cultivado) y por extensión un bosque como los indostánicos.

Estos términos tienen un origen similar y su significado se presta a ambigüedad; otra acepción de bosque sería: “gran desorden, confusión, maraña, asunto complejo”. A veces un entorno urbano puede ser llamado una selva o una “jungla de cemento” o “de hormigón” refiriéndose a los edificios. El término “la ley de la selva” es también originariamente usado en este tipo de contexto, en la novela El libro de la selva de Rudyard Kipling —en donde la sociedad humana y la animal tienen altercados entre sí—. Y lo mismo podemos decir de la novela Canaima de Rómulo Gallegos, ambientada en la selva guayanesa, que relata la enorme dificultad de la lucha contra el medio selvático por parte de los buscadores del caucho a mediados del siglo XX, antes de que se lograra la obtención del caucho artificial como un derivado de la industria petrolera.

Selva y bosque

No hay un criterio unánime para definir los límites de las regiones consideradas como selva. Los diccionarios definen la selva como un 'terreno silvestre muy poblado de árboles’, condición que se da comúnmente en las regiones tropicales muy lluviosas. En cambio, bosque se define como un lugar con árboles y arbustos, por lo que es natural que en el habla popular exista una clara diferencia entre selva y bosque. Así pues, la selva corresponde a una floresta densa, biodiversa, de follaje frondoso, de hoja ancha, siempre verde, con dosel cerrado, epífitas y complejo sotobosque. En cambio, el bosque corresponde a la floresta rala o semidensa, con dosel abierto, sotobosque simple, hoja caduca. Según el clima, puede ser xerófilo, espinoso o subcaducifolio, si el clima es seco, o ser caducifolio o de hoja acicular (de coníferas) si el clima es frío.

Esta aparente claridad que diferenciaría a la selva del bosque no la encontramos fácilmente en otros idiomas. De este modo, los estudios más importantes usan el término inglés forest, que en las fuentes redactadas en nuestro idioma se ha universalizado como bosque y se ha evitado en gran medida usar el término selva, pasando ésta a considerarse un “bosque tropical o lluvioso”. El problema se agudiza con los regionalismos, ya que en México el término selva se extiende a todos los bosques tropicales de frondosas, aunque estos sean muy secos; por otro lado, en Chile se llama comúnmente selva a las florestas muy húmedas de las latitudes templadas e incluso subpolares. También podríamos decir que selva es un “terreno muy arbolado”).

Jungla

Jungla es un término que se refiere usualmente a la selva densa e impenetrable, de un clima tropical cálido y lluvioso. Alrededor del 6 % de la superficie continental de la Tierra son ecosistemas que podrían clasificarse como jungla. Alrededor del 57 % de todas las especies vegetales viven en entornos selváticos.

La palabra jungla es un anglicismo que proviene originalmente del sánscrito jangala 'terreno no cultivado'. Es usado en muchos idiomas del subcontinente indio, donde se refiere a cualquier tierra salvaje (p.ej., en sánscrito), paisajes de bosque (p.ej., en urdu) y selva enmarañada (p.ej., en la interpretación anglo-india).

El término no es usado en un contexto técnico, pero puede describir la selva tropical como bioma forestal, es decir, un bosque caracterizado por una extensa biodiversidad y densamente poblado, incluyendo maleza, árboles jóvenes, enredaderas y lianas, y plantas herbáceas. Como biomas forestales, las junglas están presentes en ambas zonas climáticas cálidas, y están asociadas con fases pre clímax de la selva. Por esta razón, la jungla podría distinguirse de la selva tropical, ya que la primera es una maraña profusa de arbustos tropicales, enredaderas y árboles pequeños que crecen en áreas fuera de la copa de bloqueo de luz de una selva tropical, mientras que en la selva los árboles deben sobrevivir buscando la luz solar, que no está presente debido a la espesa vegetación. Por lo tanto, la jungla está algunas veces situada en los bordes de las verdaderas selvas, donde la actividad humana puede incrementarse dependiendo de cuanta más luz solar esté disponible.

En el uso común, no todas las regiones llamadas junglas se pueden calificar como selvas lluviosas, como en el caso de los bosques tropicales del norte de Tailandia o del sur de Guangdong en China. Científicamente, éstos son bosques monzónicos o bosques tropicales de hoja caduca o selvas secas, pero no selvas lluviosas.

miércoles, 7 de agosto de 2019

DONDE ESTÁ VUESTRO TESORO, ALLÍ ESTÁ VUESTRO CORAZÓN

Comentario Bíblico
Del Evangelio de Lucas (12,32-48)

La primera lectura quiere describir la noche de salvación para Israel, la noche pascual, que se ha convertido en el paradigma nostálgico de un pueblo que siempre ha recurrido a su Dios para que lo liberara de todas las esclavitudes; que anhela salvación y que encuentra en el Dios comprometido con la historia la razón de ser de su identidad. Es, probablemente, un texto cultual, es decir, nacido en la liturgia. El c. 18 de este libro escrito en griego, para la comunidad judía de Egipto, es una memoria litúrgica de la noche pascual, de la noche de la libertad y de la noche de la luz. Nada hay tan celebrado en Israel como la noche pascual.

La segunda lectura, tomada de Hebreos 11, llena de contenido esta parte de la celebración, con su visión práctica de la fe evocada a la luz de las grandes figuras de la “historia de la salvación” y de todos aquellos que, por amor de lo que esperaban y de las realidades invisibles, renunciaron a los honores terrenos. Se dice que con este capítulo, el autor de la carta a los Hebreos, que no es San Pablo desde luego, sino un maestro desconocido, compuso este sermón para mover a la fe a la comunidad, al igual que los padres del pueblo, pero ahora con la esperanza que procura Jesús y su obra. Él es el ejemplo de nuestra fe en Dios y de nuestra entrega a los hombres al comprender todas las flaquezas.

En el Evangelio de Lucas (12,32-48) el apóstol nos ofrece aquí una serie de elementos que están en el Sermón de la Montaña, en Mateo, y un conjunto de parábolas (los criados que esperan a que su amo vuelva de unas bodas, el amo que vigila su casa por si llega un ladrón, y el administrador fiel al que se le ha confiado repartir el trigo) sobre la vigilancia y la fidelidad al Señor. La exhortación primera, que concluye con el dicho “donde está vuestro tesoro, allí está vuestro corazón”, es toda una llamada a la comunidad sobre el comportamiento en este mundo con respecto a las riquezas.

Lucas es un evangelista que cuida, más que ningún otro, este aspecto tan determinante de la vida social y económica, porque escribía en una ciudad (Éfeso o Corinto) donde los cristianos debían tomar postura frente a la injusticia y la división de clases. El dicho del tesoro y el corazón es un dicho popular que encierra mucha sabiduría de siglos. Si bien es verdad que el rigor apocalíptico ya no es determinante, sí lo es el sentido que mantienen estas palabras. Vigilar, ahora, ya no es estar preocupados por el fin del mundo, sino estar preocupados por no poner nuestro corazón en los poderes y las riquezas. Son dichos para comprometerse en nuestro mundo, aunque sin perder la perspectiva del mundo futuro.

Lucas sitúa esto en el programa de buscar el Reino de Dios, pidiendo y exigiendo al cristiano no desear las mismas cosas que desean y tienen los poderosos de este mundo. El Reino exige otros comportamientos. Así, las parábolas sobre la vigilancia y la fidelidad vienen a ser como el comentario a esa actitud. Es una llamada a la responsabilidad en todos los órdenes, pero especialmente la responsabilidad de saberse en la línea de que la vida tiene una dimensión espiritual, trascendente, sabiendo que hay que ponerse en las manos de Dios.

Eso no es una huida de lo que hay que hacer en este mundo; pero, por otra parte, tampoco ignorando que nos espera Alguien que un día se ceñirá para servirnos si le hemos sido fieles. Ése de quien habla Jesús en la parábola, es Dios. Nosotros, mientras, administramos, trabajamos, ayudamos a los más pobres y necesitados, como una responsabilidad muy importante que se nos ha otorgado.

EL ALICANTO


Según nos cuenta una leyenda del norte de Chile, existe una curiosa ave que suele ser símbolo de buena fortuna para quien la ve, un pájaro de dorados colores llamado Alicanto. Se cree que habita en los cerros donde se esconden yacimientos de minerales y metales preciosos, tales como el oro y la plata, lo cual explicaría por qué su visión es tan ansiada por los buscadores de fortuna. Se dice que habita en cuevas y grutas y que sólo se le puede ver durante las noches, y por lo visto el Alicanto es capaz de decidir qué personas pueden verlo o cuales no, según a él le interese.

Pero al mismo tiempo que puede resultar la salvación para un minero o un buscador de tesoros, también puede representar su perdición, ya que al Alicanto no le gustan las personas avariciosas. Si se da cuenta de que una persona sólo ansía el oro o la plata por codicia, en lugar de conducirle hasta un yacimiento procurará llevarle por galerías y caminos hasta que el desgraciado se pierda, y posiblemente nunca vuelva a encontrar el camino. También puede cegar a quien le siga con el brillo de sus alas, haciendo que caiga por un precipicio o quede parcialmente cegado y desorientado en medio de alguna gruta oscura y sin posibilidad de salida.

El Alicanto es un ave de enorme envergadura, con trazas de brillo metálico en sus alas, un pico curvo y garras fuertes y poderosas. Entre sus cualidades más impresionantes están sus alas que parecen brillar en la oscuridad, y el hecho de que se alimente de oro y plata, y este brillo nocturno será diferente si el Alicanto ha comido plata u oro. Mientras este hermoso pájaro tenga el estómago lleno no podrá volar, debido al peso de los metales, pero posee la cualidad de no dejar huellas por lo que seguir su rastro sería tarea imposible.