PROGRAMA Nº 1167 | 17.04.2024

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MADRE TERESA DE CALCUTA

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AGNES GONXHA BOJAXHIU nació el 26 de agosto de 1910 en la ciudad de USKUB, en Imperio otomano (actualmente SKOPJE, capital de República de Macedonia) que en aquel entonces era una pequeña ciudad de veinte mil habitantes bajo el dominio turco, pero que había pertenecido durante mucho tiempo a Albania. Sin embargo, ella consideraba como su día de cumpleaños el 27 de agosto, por ser el día en que fue bautizada, y como fecha de nacimiento 1946, cuando se inició asiduamente en la religión. En 1912, cuando tenía sólo dos años, SKOPJE se liberó del dominio turco y logró la independencia como capital de la república albanesa de Macedonia, pero pocos años después cayó bajo el poder sucesivo de Serbia, Grecia y Bulgaria, en las sangrientas guerras balcánicas. Los cristianos eran el 60% de la población, subdivididos en ortodoxos y católicos, mientras que los musulmanes representaban el 35%, pero poseían la mayor cantidad de templos.

"Desde que era muy joven sentía esa vocecilla interna que me decía tienes que hacer algo, no puedes quedarte con los brazos cruzados, si tú no lo haces, nadie lo hará, y esa voz me ha acompañado el resto de mi vida y es la que me ha llevado a estar trabajando hasta el final de mis días. Pero, no, nunca pensé en la jubilación como ustedes lo entienden, sería más un retiro en mi lenguaje, pero esa voz no paraba y me hacía seguir."

Su padre, que estaba involucrado en la política de Albania, murió en 1919 a los 41 años cuando ella tenía tan solo ocho, luego de que había sido trasladado a un hospital por una sensación de malestar tras una comida (supuesto envenenamiento). Después de la misteriosa muerte de su papá, su madre la crió como católica, concurriendo usualmente a la Parroquia Jesuita del Sagrado Corazón y estudiando en la escuela estatal. Recibió su Primera Comunión a la edad de cinco años, y a los seis la Confirmación. Para los doce años, ya estaba convencida de que se dedicaría al cristianismo. De niña entró a la congregación de las Hijas de María, que tenía una filial en su parroquia. Ella se fue de su casa para unirse como misionera junto a las Hermanas Loreto, y jamás volvió a ver a su madre y a su hermana.

"La experiencia que me hizo decidirme a trabajar dedicada a los más pobres, fue un 10 de Septiembre del 1947, cuando caminando por las calles de Calcuta tropecé con el cuerpo de una mujer moribunda, la levanté, caminé hasta un hospital cercano y pedí una cama para ella; la mujer murió en esa cama, la primera, la única y la última cama que tuvo en su vida. Esta imagen me seguía y me preguntaba porque Dios permitía eso, en el silencio de la noche encontré la respuesta, Dios me dijo: claro que he hecho algo para solucionar esto, te he hecho a ti".

El 10 de septiembre de 1946, se sintió llamada por Dios, y por lo que más tarde definió como “la llamada de la llamada”. Después, hizo uno de sus retiros anuales. "Iba a dejar el convento y ayudar a los pobres, viviendo entre ellos". Era una orden. Si fracasa, se había de romper la fe, Teresa comenzó su labor entre los más necesitados en 1948, cuando adoptó la ciudadanía india y el Papa Pío XII, el 12 de abril de aquel año, la autorizó a salir del convento, entregándose por completo a los pobres. "Nuestra misión es cuidar de "los hambrientos, los desnudos, los sin hogar, los lisiados, los leprosos, toda esa gente que se siente indeseada, rechazada, sin cariño, para traerlos de vuelta a la sociedad, a esa sociedad para la que se han vuelto una carga y los evita." Su trabajo inicial fue enseñarles a leer a los niños en la calle. El 7 de octubre de 1950, recibió una autorización de la Santa Sede, para iniciar la congregación diocesana, que se convertiría en el Misioneras de la Caridad. Su misión era velar por "los hambrientos, los desnudos, los sin techo, los lisiados, los ciegos, los leprosos, cuidar de toda esa gente que se siente indeseada"

"Cuando alguien muere, podemos tener la certeza de que ha vuelto a su hogar, al lado de Dios. Ese también será nuestro lugar, al que tendremos que regresar un día... Todas las almas son valiosas a los ojos de Jesucristo, que pagó por su redención con su propia sangre... En el momento de la muerte, no se nos juzgará por la cantidad de trabajo que hayamos hecho, sino por el peso de amor que hayamos puesto en nuestro trabajo"

Visitó por primera vez el país en julio de 1979, antes de recibir el Premio Nobel de la Paz, y por segunda y última vez en septiembre de 1982. Sin embargo, en los dos casos, fue recibida por presidentes de facto. En una oportunidad aquí, dijo: "Nuestra única tarea es alimentar a quienes no tienen comida, vestir a quienes no tienen vestimenta y amar a los que necesitan ser amados. La humildad de Dios reside en que nos utiliza a ti y a mí para llevar a cabo Su gran obra. No debemos apartarnos de las tareas humildes porque son labores que nadie quiere hacer. Nada es demasiado insignificante. Somos tan pequeños, que miramos todo desde una óptica de pequeñez. Pero el Señor, siendo todopoderoso, ve hasta lo más pequeño como grande"

Analizando sus obras y logros, Juan Pablo II le preguntó en una ocasión de dónde encontraba la fuerza y la perseverancia para ponerse totalmente al servicio de los demás. Ella la encontró en la oración y en la contemplación religiosa de Jesucristo.

"La gente a menudo no es razonable, es ilógica y egoísta; perdónalos de todas formas. Si eres amable, la gente puede acusarte de egoísta o tener intenciones ocultas; sé amable de todas formas. Si tienes éxito, te ganarás algunos falsos amigos y algunos verdaderos enemigos; ten éxito de todas formas. Si eres honesto y franco, la gente puede engañarte; sé honesto y franco de todas formas. Lo que tú puedes estar años construyendo, alguien podría destruirlo en una noche; construye de todas formas. Si encuentras la serenidad y felicidad, la gente puede sentir celos de ti; se feliz de todas formas. El bien que haces hoy, la gente posiblemente lo olvidará mañana; haz el bien de todas formas. Da al mundo lo mejor que tengas, e incluso podría no ser suficiente; da al mundo lo mejor que tengas de todas formas. Sabes, en el análisis final, se trata de algo entre Dios y tú; nunca entre tú y la gente de todas formas"

"A veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara una gota"

El 13 de marzo de 1997 renunció a su cargo de guía de las Hermanas, tras 47 años al frente de ésta, por lo que fue reemplazada por SOR NIRMALA. Mantuvo una buena relación con LADY DI, quien le confesó su admiración el 18 de junio de 1997. Meses antes de su muerte se había vuelto a reencontrar con Juan Pablo II, y una semana antes de su deceso, viajó a Santo Tomás, Calcuta. El día 5 de septiembre de 1997 por la mañana, amaneció con un dolor de espalda agudo. Después de desayunar, ella hizo su trabajo diario, firmó cartas y contestó llamadas telefónicas. Después, teniendo un terrible dolor, se acercó a un portarretrato de Jesús y lo besó. Cuando una de sus compañeras ingresó a su habitación, la vio retorciéndose por el dolor que padecía. A las 08:10 las Hermanas la escucharon decir “No puedo respirar”, por lo que presumieron que podría ser otro ataque al corazón. Extrañamente, se cortó la luz. Con el regreso de ésta pocos instantes después, una de las misioneras trató de buscar las inyecciones y conectar el oxígeno a la máquina respiratoria, pero al sostenerle el respirador, volvió a cortarse la electricidad, por lo que se suspendió el funcionamiento de los aparatos. Rezando, la Madre Teresa seguía y respondía a la oración a pesar de su estado. Se le dio la Extremaunción, y el médico comenzó a suministrarle oxígeno. Tras suspirar dos veces, falleció a la edad de 87 años.

El domingo después de su funeral, Juan Pablo II alentó al mundo a continuar con su obra de bien y dijo: "La Madre Teresa alumbró una llama de amor, que sus hermanas y hermanos deben continuar alimentando ahora. El mundo tiene tanta necesidad de esta llama... aprendió a ver la cara de Dios en el rostro de todo ser humano. Es preciso que hombres y mujeres, en todas partes, continúen su obra. Los pobres están siempre con nosotros... Deben figurar en el centro de nuestras preocupaciones personales, de nuestra acción política, de nuestros votos religiosos" Seis años después de su muerte, en octubre de 2003, y coincidiendo con la celebración del 25º aniversario del pontificado de Juan Pablo II, la MADRE TERESA DE CALCUTA fue beatificada en una multitudinaria misa a la que acudieron fieles de todas partes del mundo. A finales de 2015, el Vaticano aprobó su canonización; el 4 de septiembre de 2016, ante más de cien mil fieles congregados en la plaza de San Pedro, el Papa Francisco ofició la ceremonia que elevaba a los altares a SANTA TERESA DE CALCUTA, cuya festividad se celebra el 5 de septiembre.

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