Yo,
Ennio Morricone, he muerto.
Lo
anuncio a todos los amigos que han estado a mi lado siempre y a los que están
lejos, a los que saludo con todo mi afecto. Es imposible nombrarlos a todos.
Pero un recuerdo particular es para Peppuccio y Roberta, enormes amigos muy
presentes en los últimos años de nuestra vida.
Una
razón es la que me lleva a saludar así a todos y a celebrar un funeral privado:
no quiero molestar. Un saludo afectuoso a Inés, Sara, Enzo y Norbert, por haber
compartido conmigo y con mi familia una gran parte de mi vida.
Quiero
recordar con cariño a mis hermanas Adriana, María, Franca y a sus familias, y
hacerles saber lo mucho que les he querido. Un abrazo pleno, intenso y profundo
a mis hijos Marco, Alessandra, Andrea, Giovanni, a mi nuera Mónica y a mis
nietos Francesca, Valentina, Francesco y Luca. Espero que sepan lo mucho que
les he querido.
Por
último, María (pero no última). A ella le renuevo el extraordinario amor que
nos ha mantenido unidos y que lamento abandonar. Para ella es el adiós más
doloroso.