lunes, 21 de febrero de 2022

EL CARNAVAL DE BARRANQUILLA

Tiene su origen remoto en el Carnaval que vino a América desde España. De ahí viene su espíritu de renovación y cambio parecido al que animó estas fiestas en Europa. El primer Carnaval celebrado en la ciudad se pierde en la historia hace más de un siglo, cuando Barranquilla era un pequeño poblado.

Sin embargo, han circulado diversas historias referentes a la manera como el pueblo barranquillero festejaba el Carnaval; su forma siempre ingenua, graciosa, festiva y ante todo sana, han permitido que se conserve una tradición que se remonta a hace tres siglos. Las fiestas de Carnaval, de origen europeo, fueron introducidas a América por los españoles y portugueses.

Las de Barranquilla tienen antecedentes próximos en la celebración que se efectuaba en Cartagena de Indias, en época de la Colonia, como fiesta de esclavos; por esas fechas aparecían por las calles los negros con instrumentos típicos y atuendos especiales, danzando y cantando. La tradicional novena de La Candelaria, en Cartagena de Indias, sirvió de marco a suntuosos bailes que en el Siglo XVIII concedían un día de fiesta a los negros bozales traídos de África. Esas fiestas constituyen fuente de las principales danzas del Carnaval de Barranquilla.

No es fácil precisar con certeza la etimología de la palabra Carnaval. Sin embargo, se cree que procede de "Carrus Navalis", una fiesta popular derivada de las Saturnales Romanas. Si bien hay vestigios de esa celebración en todos los pueblos antiguos, se dice que la diversión del Carnaval tuvo un carácter religioso en sus remotos orígenes, cuando se celebraba el año nuevo -entrada de la primavera-, como símbolo del renacer de la naturaleza. En tales espectáculos comunes así mismos entre teutones y celtas, se paseaba aparatosamente un barco con ruedas dentro del cual, grupos enmascarados ejecutaban ciertas danzas y entonaban canciones satíricas en medio de jubiloso desorden.

La costumbre de este "carro naval" subsiste aún en Reus, (España) donde por épocas carnestolendas, colocan sobre un carromato una embarcación de 70 toneladas y la hacen arrastrar por diez caballos, desde la nave arrojan flores y caramelos. El día clásico del carnaval es el Domingo, pero van agregados a él el lunes y el martes siguientes. En muchos lugares el carnaval se inicia el 6 de enero. Siglos atrás, el carnaval de Venecia comenzaba el 26 de diciembre.

El Rey Momo, hijo del sueño y de la noche, presidía las fiestas de los locos, que se celebran en pueblos, aldeas y ciudades. Divinidad de la burla, amo de la sátira hiriente y del sarcasmo cruel y de la más despiadada ironía, Momo se convirtió en el "protector" de todos aquellos que se entregaban al jolgorio, al escándalo del vicio y a los excesos. Esta deidad -que se burlaba de las divinidades- fue el predilecto de las pequeñas cortes feudales.

miércoles, 16 de febrero de 2022

FAHRENHEIT 451

“Un libro es un arma cargada en la casa de al lado… ¿Quién sabe cuál puede ser el objetivo del hombre que ha leído mucho?” Esta es, sin duda, una de las líneas más repetidas en cualquier recopilación de citas de Fahrenheit 451, una de las obras, junto a Crónicas Marcianas, más célebres del escritor norteamericano Ray Bradbury (1920-2012). La frase resume a la perfección el mensaje de la novela, es decir, la fuerza de algo tan simple y complejo a la vez como es un libro, capaz de remover conciencias e impulsar al hombre hacia lo mejor y, desgraciadamente, también a veces hacia lo peor.
 
Es una novela distópica del escritor estadounidense Ray Bradbury, publicada en 1953 y considerada una de sus mejores obras. La novela presenta una sociedad estadounidense del futuro en la que los libros están prohibidos y existen «bomberos» que queman cualquiera que encuentren. En la escala de temperatura Fahrenheit (°F), 451 grados equivalen a 232,8 ºC y su significado se explica en el subtítulo de la obra: «Fahrenheit 451: la temperatura a la que el papel de los libros se inflama y arde». El protagonista del relato es un bombero llamado Montag que acaba por cansarse de su papel como censurador de conocimiento, decide renunciar a su trabajo y eventualmente se une a un grupo de resistencia que se dedica a memorizar y compartir las mejores obras literarias del mundo.
 
Dirigida por el realizador francés François Truffaut en la que es su única película en lengua inglesa (a punto estuvo de encargarse de Bonny and Clyde, finalmente dirigida por Arthur Penn), la adaptación cinematográfica de la novela de Bradbury, protagonizada por Oskar Werner y Julie Christie, planteaba un futuro distópico, al que por cierto ya hemos dejado atrás (la acción transcurre en 2010), en el que la lectura estaba proscrita. Todos y cada uno de los libros son destruidos por un cuerpo de bomberos especial al servicio de un gobierno que pretende salvaguardar la felicidad de sus administrados privándoles del placer de la lectura. El film es una verdadera joya del cine de culto y, como toda película mítica, está plagada de anécdotas y curiosidades, algunas de las cuales os dejo a continuación.
 
Charles Aznavour, Marlon Brando, Montgomery Clift, Paul Newman, Jean-Paul Belmondo, Peter O'Toole o Terence Stamp fueron algunos de los actores considerados por Truffaut para el papel de Montag, el bombero con crisis de conciencia que finalmente interpretó el austriaco Oskar Werner. Werner fue la opción de Truffaut tras la negativa de Stamp a ser compañero de reparto de Julie Christie, con la cual había mantenido recientemente una relación sentimental. Además, el intérprete del General Zod en Superman II pensaba que Christie, en un doble papel, lo "eclipsaría".
 
Truffaut barajó nombres como el de Tippi Hedren o Jean Seberg para encarnar respectivamente a Linda Montag y Clarisse. Hedren no estaba disponible ya que su agenda estaba ligada a un rodaje con Hitchcock, mientras que los honorarios de Seberg no estaban al alcance de la productora. De hecho, Christie aceptó reducir su sueldo de los $400.000 habituales a solo $200.000. Otra de las actrices en la que se pensó fue en Jane Fonda.
 
Werner tuvo varios desencuentros con Truffaut debido al enfoque que este había dado a su personaje en el guión que el realizador había escrito. Mientras que Truffaut pretendía subrayar la naturaleza frágil y vulnerable de Montag, Werner pensaba que era mejor resaltar el aspecto fascista y brutal del personaje. Esto desembocó en una enemistad entre actor protagonista y realizador, siendo sustituido Werner en algunas escenas por un doble y reduciendo Truffaut la presencia en pantalla del actor utilizando la mesa de montaje, lo que provoca en la película ciertos problemas de continuidad. Uno de esos problemas de continuidad fue provocado por el propio Werner, quien se cortó el pelo antes de rodar la escena final solo para fastidiar a Truffaut. Una especie de broma del destino hizo que Truffaut y Werner fallecieran en octubre de 1984 con solo dos días de diferencia, el primero con solo 52 y el austriaco con 62.
 
Para colmo de males, Werner tenía pánico al fuego. Para el rodaje de una de las escenas hubo de utilizarse un doble para Werner, ya que este manifestó que le sería imposible estar en una habitación en llamas. Lógicamente, Truffaut le dijo que interpretando un bombero debía haber sabido que en algún momento estaría envuelto en alguna escena con llamas reales.
 
Como es bien sabido, el nombre de la novela que dio origen al film de Truffaut se debe a la temperatura en grados Fahrenheit a la que se inflama el papel sin entrar en contacto con una llama, 451 grados, o lo que es lo mismo 233 grados de la escala Celsius. Bradbury preguntó a un jefe de bomberos a qué temperatura el papel hacía ignición y este despejó sus dudas tras hacer lo propio con unos papeles y midiendo el proceso con un termómetro. En realidad, el jefe de bomberos tampoco tenía ni idea de cuál era la temperatura, de ahí que hiciera la prueba tras la cuestión del famoso novelista.
 
Una de las escenas más memorables de la película es, precisamente, su final, el cual no desvelaré para todos aquellos que aun no hayan visto esta joya del cine. El equipo de Truffaut había esperado que el tiempo mejorara precisamente para el rodaje de dicha escena, algo que no sucedió. En vez de ello, la escena en cuestión tuvo que filmarse en plena nevada, una contingencia que no solo no estropeó ese momento, sino que lo hizo aun más bello.
 
Cientos de libros son incinerados en la película, cuyos títulos pueden verse claramente mientras arden. Obras como Rebelión en la Granja de George Orwell, Los Viajes de Gulliver o Las Aventuras de Tom Sawyer, entre otros muchos, son quemados por la patrulla de bomberos en la que trabaja Montag. Esto trajo problemas a Truffaut, ya que los asesores legales del estudio pretendían que solo pudieran aparecer quemadas obras de dominio público para evitar demandas. El director galo y el productor Lewis Allen ignoraron el consejo de los abogados de la Universal. Truffaut opinaba que era imposible que los libros se incineraran fuera de cuadro, ya que los consideraba como un actor más de la película, como el propio realizador explicó en más de una ocasión.
 
Todos los libros que aparecen en el film son clásicos de la literatura, excepto un ejemplar de la revista MAD, un libro de palabras cruzadas y ejemplares del Cahiers du Cinéma, la revista de cine francesa para la que entonces escribía Truffaut. De hecho, en la portada de un Cahiers que aparece en la cinta se puede ver un fotograma de la película Al Final de la Escapada (1960), escrita por el propio Truffaut. Como no, también aparecen las Crónicas Marcianas de Bradbury y un ejemplar de la propia Fahrenheit 451.
 
Thom Noble, editor del film, habla de que todos los libros que se queman en la película eran propiedad de Truffaut, algo que también asegura el productor Lewis M. Allen. En realidad, el director francés pidió libros en ediciones de bolsillo a los miembros del equipo, precisamente el formato que Truffaut pensaba que quedaría mejor en las escenas en la que eran quemados. El particular aspecto manoseado con las páginas dobladas de un libro de bolsillo era justo lo que Truffaut buscaba para dotar de verosimilitud a la película.
 
Ahora, en la era de internet y los smartphones, olvidamos que, en realidad, todo está en los libros y que, para muchas personas, quizás sea la única forma y la más verdadera de adentrarse en el mundo. "Lo que usted anda buscando, Montag, está en el mundo, pero el único medio para que una persona corriente vea el noventa y nueve por ciento de ello está en un libro."
 
Fuente
https://www.elsolitariodeprovidence.com/
https://es.wikipedia.org/







martes, 15 de febrero de 2022

¿ES CIERTO QUE SÓLO SE SALVARÁN 144.000?-Segunda parte

Afirmar que se salvarán 144.000 equivale a decir que se salvarán los elegidos del Antiguo Testamento (12), y los elegidos del Nuevo Testamento (x 12), en una gran cantidad (x 1.000). Pero Juan, para evitar un malentendido con esta cifra, y siempre deseoso de ser correctamente interpretado en su lenguaje simbólico, agrega a continuación: "Luego miré y había una muchedumbre inmensa, que nadie podía contar, de toda nación, raza, pueblo y lengua, de pie delante del trono y del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos" (Apoc 7, 9). Por lo tanto, los salvados no son sólo esos 144.000, sino también esa inmensa muchedumbre imposible de contar ni de encerrar en una cifra, y proveniente de los lugares más diversos. Que este grupo innumerable pertenezca también a los salvados se ve por tres elementos: a) tenían vestiduras blancas, que en el Apocalipsis simbolizan siempre la salvación; b) tienen palmas en sus manos, que es el atributo de los vencedores; c) están todos ya delante de Dios y del Cordero. Cuando el autor vuelve a dar más adelante la cifra de 144.000 para los salvados (Apoc 14, 1), a fin de eludir de nuevo cualquier equívoco agrega: "Estos han sido rescatados de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero" (Apoc 14, 4). Si los llama "primicias", significa que sólo son los primeros en arribar a la salvación y que aún faltan muchos más por venir. Es decir, no pretende dar un número exacto. 

Algunos años atrás, unos científicos alemanes se abocaron a la tarea de calcular cuántas personas habrían pasado por la tierra, desde hace unos dos millones de años cuando el primer ser humano cruzó la frontera de la hominización, hasta nuestros días. El resultado, según los índices relativos de natalidad, mortalidad, y progresión genética, arrojaba un total de 77.000.000.000 (77 mil millones) de seres humanos. Suponiendo que el fin del mundo llegara ahora, y fueran a salvarse 144.000 personas, entonces en base a este cómputo tendríamos que sólo se habría salvado el 0, 0001 % de la población mundial. De este modo, Dios habría sido el mayor frustrado de la historia; Cristo, el salvador más ridículo; y el Espíritu Santo, la fuerza más impotente que haya existido. El plan de salvación de Dios se transformaría así en el más grande fracaso jamás planeado. Interpretar literalmente la cifra de 144.000 implica no sólo desconocer la Biblia sino también, y lo que es más grave, desconocer y menospreciar el poder salvador de Dios. Afortunadamente la Palabra de Dios es más optimista que muchos agoreros apocalípticos, los cuales fijando un cupo limitado y exiguo para el ingreso en la salvación pretenden atemorizar a la gente y forzarla a convertirse. Pero desconocen, ciertamente, que por el temor nadie se convierte al Amor. Y aunque Jesús no haya querido responder a aquella pregunta que le hicieron sobre el número de los salvados, sí dio a entender que iban a ser muchos, cuando le contestó a su imprudente inquisidor: "Vendrán de oriente y de occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa del Reino de Dios" (Lc 13, 29). Ya en otra oportunidad había comentado expresamente frente a un angustiado centurión romano: "Muchos son los que vendrán" (Mt 8, 11). El mismo Juan el Bautista, conocido por su dureza en la predicación, su intolerancia, y su extremada exigencia con el comportamiento moral de la gente, dijo en uno de sus primeros sermones: "Todos los hombres verán la salvación de Dios" (Lc 3, 6).

Es improbable que a Jesús y a su pariente el Bautista les hayan salido tan mal los cálculos de los guarismos salvíficos. Los primeros cristianos deseaban ardientemente el día del juicio final, puesto que lo concebían como un día de salvación, en el que Dios nos libraría del enemigo. Una fiesta segura. Por eso cuenta el Apocalipsis que al reunirse en sus liturgias exclamaban jubilosos: MARANA THA, es decir, "Ven, Señor" (Apoc 22, 17-20). Después, por influencia del concepto latino de justicia, se empezó a ver el juicio como una rendición de cuentas. Ya no evocaba la confianza en el triunfo, sino la angustia y la inseguridad ante la sentencia incierta. En el siglo XI se pensaba que la inmensa mayoría de los hombres estaba condenada. San Bernardo no dudaba en afirmar que eran muy pocos los que se salvaban. Todavía en el siglo XIII, BERTHOLD DE RATISBONA dirá que sólo un uno por cien mil alcanza la salvación. Así, el antiguo día de salvación se fue transformando en un día de terror, cuya más espeluznante expresión plástica la plasmó Miguel Angel en la Capilla Sixtina cuando pintó a Cristo con el puño cerrado separando a los buenos de los malos. Nada tiene de extraño que ante esa imagen, hayamos suprimido el gozoso grito de MARANA THA. Pero podemos seguir gritándolo, no más, porque ni la Biblia, ni la Iglesia, ni nadie puede encerrar en un modesto número a los que se salvarán. ¿Queremos saber cuántos son? Eso lo tiene que contestar cada uno con su propia vida.

Ariel Alvarez Valdez
Biblista

AGARÉS

Los grimorios y libros prohibidos de la Edad Media describen a AGARÉS, como un demonio maduro y afable; incluso sostienen que es una criatura entusiasta especialmente eficaz para dar coraje a los pusilánimes. Acólitos de severo corte académico afirman que este demonio es un políglota consumado que facilita a sus devotos el aprendizaje de lenguas extranjeras. Como su nombre lo indica, VIRTUS pertenece a la congregación que numerosos libros malditos denominan "COFRADÍA INFERNAL DE LAS VIRTUDES". Esta orden o cofradía está compuesta por demonios puritanos que desaprueban los excesos y transgresiones del infierno. En sus filas aparecen diablos abstemios y enemigos del consumo desproporcionado de sustancias nocivas para la salud. Algunos, para gran alarma y descontento del infierno, incluso pregonan los beneficios de la castidad.

AGARÉS es un demonio mencionado en diferentes grimorios y textos de ocultismo. En el ARS GOETIA y el PSEUDOMONARCHIA DAEMONUM, se dice que AGARÉS, es el primer duque que está bajo el poder del este, hace que los que corren se detengan y que los prófugos regresen, enseña todas las lenguas de inmediato, destruye noblezas espirituales o materiales y provoca temblores de tierra. Pertenecía al CORO DE LAS VIRTUDES y tiene bajo su mando treinta y un legiones de espíritus, además de que se debe usar su sello como pantáculo cuando sea llamado. AGARÉS es más a menudo representado como un anciano decrépito montando un cocodrilo con un halcón en su brazo. Por extraño que parezca, los que lo han convocado, manifiestan que cuando este se presenta, no es un hombre viejo, sino una hermosa joven. De hecho, se dice que en su versión femenina, la DUQUESA AGARÉS es muy sensual, pero con una mirada angelical – una rubia de piel blanca con alas blancas de ángel y de voz suave y muy amable. En cuanto a su papel como maestro de los mortales, AGARÉS es una vez más no todo lo que parece. En su versión femenina, la DUQUESA AGARÉS disfruta de enseñar “anti-modales”, que cubren casi todos los comportamientos “groseros” que se pueden imaginar, pero el lenguaje en especial.

martes, 8 de febrero de 2022

¿ES CIERTO QUE SÓLO SE SALVARÁN 144.000?-Primera parte

Una vez, durante un viaje que Jesús realizaba a Jerusalén, mientras atravesaba ciudades y pueblos enseñando, se le acercó un curioso con una pregunta indiscreta. Como había oído que Jesús traía la salvación, le dijo maliciosamente: "Señor, ¿es cierto que son pocos los que se salvarán?". Pero Jesús se negó a responder, y simplemente le replicó: "Ustedes esfuércense en entrar por la puerta estrecha" (Lc 13, 22-24). Es decir, en vez de contestarle cuántos se salvarán, le contestó cómo se salvarán, que era lo importante. Por esta razón, ningún escritor sagrado se atrevió jamás a predecir el número de las personas que se salvarán en el fin del mundo. Ni siquiera san Pablo, que alude en varias ocasiones al tema y aporta de su propia reflexión ciertos detalles nuevos sobre el hecho. Sin embargo hay un libro de la Biblia que dos veces fija puntualmente la cifra de los que alcanzarán la salvación. Es el Apocalipsis.

En el capítulo 7 el autor describe una visión, en la que le fue permitido contemplar a todos los marcados con el sello salvador en la frente, y su número era de 144.000 (7, 4). Y en el capítulo 14, ratificando este dato, presenta otra vez los 144.000, esta vez junto a Jesucristo, que los rescata de entre todos los hombres (14, 1). ¿Es posible que su autor haya desobedecido el deseo de Jesús de no dar información sobre este asunto? Pero más grave todavía resulta la cuestión de si es posible que, después de tanto esfuerzo por parte de Dios, tan pocos hombres se vean beneficiados con la salvación. Actualmente ningún estudioso serio de la Biblia admite que la cifra de 144.000 responda a una cantidad exacta. Todos están de acuerdo en que se trata de un número simbólico. En efecto, muchas veces los números que aparecen en la Sagrada Escritura son usados en sentido convencional a fin de brindar un mensaje más que una cifra.

Este hábito de utilizar cantidades simbólicas debe alertarnos sobre la interpretación de ciertas cifras, como por ejemplo las edades fabulosas de los patriarcas bíblicos, cuando se dice que Adán vivió hasta los 930 años, o que Noé tenía 600 años al comenzar el diluvio, o que Matusalén engendró a su hijo Lamec a los 187 años. Es evidente que no se trata de edades reales, sino que fueron deliberadamente exageradas para simbolizar la bendición de Dios como larga vida terrena, cuando aún no se había revelado la existencia de la vida eterna. Ahora bien, ¿por qué Juan en su Apocalipsis habría de poner un número simbólico para referirse a los salvados? ¿Quién le sugirió que fijara una cantidad exacta para los que serían liberados con la sangre de Jesús, los redimidos en la Pascua de Cristo? Es probable que se haya inspirado para ello en el Antiguo Testamento. En efecto, el libro de los Números, al referirse a los israelitas salvados de la esclavitud de Egipto por Moisés en la primera Pascua con la sangre de un cordero, nos detalla la cifra exacta. Dice que salieron de Egipto 603.550 hombres, sin contar las mujeres, los ancianos y los niños (Números 1, 46; 2, 32).

Ahora bien, este número es a todas luces simbólico. Si pretendiéramos tomarlo literalmente, habría que calcular que los que iniciaron la peregrinación por el desierto eran entre 2 y 3 millones de personas, cantidad desorbitada, probablemente nunca alcanzada por la población de Israel en toda su historia, y además imposible de movilizar en una noche para cruzar el mar Rojo y huir. Basta pensar que un ejército así jamás fue reunido por las potencias militares del antiguo Oriente, como Asiria, Babilonia, y ni siquiera por Alejandro Magno. Por otra parte, puesto en marcha en el desierto en filas de diez en fondo al modo antiguo, formarían 60.355 hileras, que a la distancia de un metro una detrás de otra abarcarían una extensión de 60 km. Al ponerse la primera fila en movimiento, los últimos lo harían dos días después. Y si a estos agregamos toda la población supuestamente salida, cubrirían en fila la distancia total de Egipto al Sinaí.

Asimismo, los historiadores bíblicos actualmente sostienen que la población total de Canaán en ese entonces no llegaba a los dos millones de personas. ¿Cómo puede, entonces, repetirse permanentemente en la Biblia como un estribillo, que los israelitas que pretendían conquistar el país de Canaán eran pocos para tomar sus ciudades? (Deuteronomio 4, 38; 7, 7; 17, 22). Finalmente, si estos números expresaran cantidades reales, las 70 personas que según Gn 46, 27 llegaron originariamente a Egipto con el patriarca Jacob, habrían debido de tener en los 430 años que permanecieron esclavos, según los cálculos del incremento de la población del Egipto de entonces, unos 10.000 descendientes cada uno. Como hemos visto, se trata de un procedimiento frecuentemente usado en las Sagradas Escrituras, llamado GEMATRÍA. La lengua hebrea, al no tener números, éstos se escriben con las mismas letras del alfabeto. Ahora bien, si reemplazamos las letras de una palabra o de una frase se obtiene una cifra simbólica.

Así, si se sustituyen las letras de la frase hebrea "todos los hijos de Israel" (RS KL BNY YSR’L) por sus correspondientes valores numéricos, da precisamente 603.550. Por lo tanto, cuando el autor dice que salieron de Egipto 603.550, sólo quiere decir que salieron "todos los hijos de Israel", como si dijera que todo Israel estaba allí, ya que sin el éxodo Israel nunca hubiera existido. El número de los que participaron en la huida seguramente no superaba las 6 u 8 mil personas. Cuando Juan escribe su libro del Apocalipsis, considera que la muerte de Cristo ha salvado a los hombres de una nueva esclavitud: la esclavitud del pecado. Los cristianos son el nuevo pueblo liberado, pero esta vez no con la sangre de un corderito sino de Cristo, el nuevo cordero de la nueva Pascua. ¿Y cuántos son estos nuevos liberados? Recordando el viejo recurso del Antiguo Testamento, Juan lo dice con un nuevo número simbólico: 144.000. Esta cifra es producto de 12 x 12 x 1.000. ¿Qué significado encierra?

En la Biblia el número 12, aplicado a las personas, significa siempre "los elegidos". Así, se habla de las doce tribus elegidas de Israel, de los doce Apóstoles elegidos, de las doce puertas de la nueva Jerusalén por donde entrarán los elegidos (Apoc 21, 12).

Ariel Alvarez Valdez
Biblista

lunes, 7 de febrero de 2022

LAS LUPERCALES

Así se llamaban en la antigua Roma a unas fiestas que se celebraban el día 15 del mes de febrero, desterradas por el Papa Vigilio en el siglo VI al substituírlas por la candelaria. Su nombre deriva supuestamente de lupus (lobo, animal que representa a Fauno Luperco) e hircus (macho cabrío, un animal impuro). Fueron instituidas por Evandro el arcadio en honor de Pan Liceo (también llamado Fauno Luperco, el que protegía al lobo, y protegía contra Februo, o también Plutón). Un cuerpo especial de sacerdotes, los Lupercos o Luperci (Sodales Luperci o amigos del lobo) eran elegidos anualmente entre los ciudadanos más ilustres de la ciudad que debían ser en su origen adolescentes que sobrevivían de la caza y el merodeo en el bosque durante el tiempo de su iniciación en la edad adulta, lo que por aquel entonces era un tiempo sagrado y transitorio en que se comportaban como lobos humanos. Se reunían el 15 de febrero en la gruta del Lupercal (más tarde llamada Ruminal en honor a Rómulo y Remo) en el monte Palatino, lugar donde Fauno Luperco tomando la forma de una loba, había amamantado a los gemelos Rómulo y Remo, y en honor de quien se hace la fiesta. La tradición cuenta que allí había una higuera cuyas raíces habían detenido la cesta en cuyo interior se encontraban los gemelos Rómulo y Remo.

Bajo la sombra de esta venerable higuera, la Ruminalis, celebraban el sacrificio de un perro y de un macho cabrío, animales que eran considerados impuros. Después se tocaba la frente de los luperci con el cuchillo teñido con la sangre de la cabra y a continuación se borraba la mancha con un mechón de lana impregnada en leche del mismo animal. Éste era el momento en que los lupercos prorrumpían en una carcajada de ritual. Luego cortaban la piel de los animales sacrificados en tiras, llamadas februa, que junto con la deidad sabina Februo, y el sobrenombre de Juno, Februalis (la que purifica), son los posibles candidatos a darle nombre al mes de Febrero. Con este aspecto y casi desnudos, sólo tapados con unas tiras de cuero, salían alrededor del monte Palatino donde golpeaban a todos los que encontraban a su paso. El ser azotado por las tiras de cuero de los luperci equivalía a un acto de purificación, y era llamado februatio. Este acto de purificación comenzó en el reinado de Rómulo y Remo, cuando las mujeres romanas se hicieron estériles. Después de consultar el oráculo de la diosa Juno, en el bosque Esquilo, ésta responde: "Madres del Lacio, que os fecunde un macho cabrío velludo". Y es ésta la razón por la que los luperci van desnudos uncidos en sangre de animales impuros (como si vinieran de caza) con pieles de lobo, golpeando con el látigo como si fuera un miembro viril.

Para las mujeres, este rito aumentaba su fertilidad poniéndole las carnes de color púrpura. Éste color representaba a las prostitutas de la época, en particular las que ejercían la prostitución sagrada con los lupercos en el Ara Máxima, también llamadas lupas o lobas. De este color vistió Helena de Troya para ofender a su marido Menelao, que como todos los reyes de la época, trataban como una esclava a sus mujeres. Hoy en día es color del feminismo). Ésta celebración la adoptó el emperador Justiniano I en el imperio de Oriente el año 542, como remedio para una peste que ya había asolado Egipto y Constantinopla y amenazaba el resto del imperio. Con el paso del tiempo el Papa Gelasio I prohibió y condenó, en el año 494, la celebración pagana de las Lupercales. Quiso cristianizar esta festividad y la sustituyó por el 14 de febrero, fecha en la cual murió martirizado un cristiano llamado Valentín, en el año 270 d.C. Las lupercalias se trocaron pues en una procesión de candelas pidiendo, en cánticos y letanías la misma protección contra la muerte y la fertilidad que procuraba Fauno Luperco, ahora elevada a esperanzas de una vida y salud mucho más alta. A pesar de todo, esta procesión de las candelas desterró el rito pagano mucho más efectivamente que todas las prohibiciones anteriores.

Esta celebración se unió más tarde a la liturgia de la Presentación, por la referencia que Simeón hace, en su canto, a Cristo como "luz de las naciones", asociada a los cirios, antorchas y candelas encendidas en las manos de los fieles. El 2 de febrero se cumplían cuarenta días desde que, en la época de San Ambrosio, se fija el 25 de diciembre como fecha del nacimiento de Jesús, también para desterrar el festejo pagano del culto al Sol. De las lupercales procede hoy la tradición del carnaval gallego característico de Xinzo de Limia, Laza y Verín, donde los cigarrones, pantallas o peliqueiros azotan a la gente con débiles fustas de cuero, con cencerros en honor a los pastores de los que Fauno Luperco era dios, y golpeando con tripas de cerdo hinchadas con la mano.

CARGO DE CULTO

El CULTO DE CARGOCULTO AL CARGO o CARGO CULT son todas las serie de creencias, religiones y cultos que surgieron a lo largo del siglo XX, especialmente a raíz de la Segunda Guerra Mundial, en Australia y la Melanesia, es decir, las diferentes regiones en que se encuentra dividida Oceanía y que comprende islas como Nueva Guinea, Fiji, Isla de Flores, Islas Vanuatu, Isla de Tanna, Islas del Estrecho de Torres, Nueva Caledonia, entre muchas otras. Dado que la Melanesia comprende una gran variedad de pueblos aborígenes, cada uno de ellos con sus creencias distintas (entre 700 y 1000 aproximadamente), no es de extrañar que ante tal diversidad cultural y lingüística, en conjunto con la llegada de Europeos y sus tecnologías, dieran como resultado en el CARGO CULT que se abrió paso poco a poco hasta lograr ser más importante que las creencias y cultos propios de la región.

Aunque con leves diferencias en cada pueblo, el CARGO DE CULTO es la creencia que se basa en esperar la llegada de cargueros llenos de mercancías. Como lo mencionábamos al principio de este post, fue principalmente durante la Segunda Guerra Mundial que los barcos de los distintos ejércitos (primero los japoneses, después los estadounidenses y también los europeos) comenzaron a llegar a estas islas con cargamentos como teléfonos, armas, comida, ropa, papel, lámparas, grandes barcos, aviones, etc., por otro lado, los melanesios observaron también que muchos de estos hombres que hablaban lenguas distintas tenían la capacidad de curar enfermedades; ante la imposibilidad de dar una explicación a tales acontecimientos y tecnologías a las que nunca antes habían tenido acceso, los aborígenes pronto comenzaron a creer que dichos cargamentos eran enviados por los dioses y por tanto, se convirtieron en objetos preciados a los que había que adorar.

Al terminar la guerra, desaparecen estos hombres-dioses, sus cargamentos y por ende la efímera prosperidad; desde entonces los distintos pobladores esperan que algún día regresen dichos cargueros y con ellos los ancestros de los melanesios, que los hombres blancos desaparecerán y que todos sus conocimientos, tecnologías y bienes (que ellos consideran poderes) serán heredados a los nativos, dando paso a una nueva era de prosperidad. Como parte de dicho culto y para ayudar a acelerar dichos acontecimientos, los melanesios acostumbran a recrear sus propios cargamentos utilizando los materiales propios de las islas, por ejemplo, reproducir los radios y las armas con madera o coco; llama especialmente la atención las reproducciones de aviones que se supone son de sexo femenino, y que tienen como fin atraer a los “aviones macho” para que llegue un nuevo cargo o cargamento.

Dentro de estos CARGO CULTO, una mención especial merece la festividad anual conocida con el nombre de DÍA DE JOHN FRUM (15 de febrero). Se piensa que JOHN FRUM pudo ser un soldado estadounidense que llegó a las Islas Vanuato, se dice que quizá se presentó como “I AM JOHN FROM AMERICA” y que trajo consigo varios regalos; aunque no se tiene certeza de la existencia real de este personaje, hoy en día los aborígenes de dichas islas acostumbran a celebrar cada 15 de febrero este acontecimiento, en los que realizan distintos ritos con la esperanza de que este dios regrese nuevamente y con él los preciados objetos.

Fuente:

martes, 1 de febrero de 2022

CUANDO LA VIRGEN MARÍA APUÑALÓ A UNA CAMPESINA

Corría el año 1453 y en un pequeño pueblo de la ciudad de Bérgamo en Italia, llamada Ghisalba, la Virgen María decide aparecerse a una humilde campesina anciana llamada Toniola. Como de costumbre, la campesina se preparó a las primeras horas del alba para realizar sus labores cotidianas. Era el 14 de agosto, la vigilia de lo que mucho más tarde (después del año 1950) se festejaría el dogma de la Asunción.

Al ver que el granizo había destruido prácticamente toda la cosecha, se dirigió a la iglesia más cercana para rezar sus oraciones. Apenas terminados sus rezos, se preparó para desayunar cortando una rodaja de pan y bebiendo un poco agua. En ese momento se le apreció la Virgen María y le ordenó: “Yo quiero que le digas a los hombres y a las mujeres de Ghisalba que edifiquen en este lugar una capilla a Dios y en mi honor. Y para que te crean, te clavaré tu cuchillo (el que llevaba para cortar el pan) en la garganta, que ninguno podrá quitar hasta que la capilla esté terminada”.

La Virgen apuñaló a Toniola sin hacerle ningún daño, y sin que la campesina tuviera ni la más mínima molestia o dolor. ¿No lo crees? Mira las imágenes: Toniola era una mujer muy respetada por su piedad popular, que vivía en una época marcada por las epidemias, las guerras, la pobreza y la decadencia moral y de fe. En una época de bandidos y acuchilladores, la Virgen María, emplea un signo explícito, con un lenguaje crudo para que todos los que estaban alejados de la fe, entendieran el mensaje.

La humilde Toniola, cumplió con su encargo y cuando la capilla fue terminada, se extrajo el cuchillo de la garganta sin ninguna dificultad, y delante de todo el pueblo que con gran estupor miraban asombrados. A la Virgen fue llamada, Virgen de la Consolación, porque trajo consolación a todo el pueblo de Ghisalba en una época bastante oscura. Este hecho increíble está documentado no solo por los documentos escritos de la época, sino también por una pintura dividida en tres tiempos que se conserva en el santuario: la aparición de la Virgen a Toniola, Toniola ante la Virgen con el cuchillo en la garganta y Toniola ante las autoridades con el cuchillo en la garganta. Debajo de las pinturas se lee toda la historia.

Por encima de la primera capilla construida para la Virgen luego se construyó una iglesia, que fue reconstruida en el siglo XVII y restaurada en 1850, dando lugar al santuario actual ubicado a aproximadamente 1 km a las afueras del pueblo, hoy meta de tantos peregrinos.

ERMITAÑO

Tan solo pronunciarlo nos hace experimentar diferentes sensaciones y se acumulan pensamientos que pueden ser más producto de fantasía que de realidad, también pienso en misticismo. Desde que ha existido la civilización, hay personas que por decisión se aíslan para vivir de manera solitaria. En el cristianismo, la tradición del ermitaño inició con los Padres del desierto, un movimiento de ascéticos que se fueron a vivir al desierto de Egipto porque estaban en contra de la riqueza y los excesos de la iglesia primitiva. Tuve la oportunidad de conocer a un ermitaño y no fue nada de lo que alguna vez imaginé.

Fue en un viaje a España, muy cerca de Cuenca. Llegar a la ermita fue una verdadera odisea, los caminos accidentados y la pendiente que no acababa me hicieron agotarme. Al llegar a lo más alto del lugar se admiraba una vista majestuosa, simplemente impresionante. Nos recibió un hombre en jeans y camisa colorida. Las presentaciones y saludos se intercambiaron, me enteré que era la única persona que estaba en ese lugar, llevaba viviendo varios años, era el ermitaño. Estaba a cargo de ese lejano lugar, la mayor parte del tiempo estaba solo y su decisión por estar lo hacía sentir inmensamente feliz.

Nos explicó que lejos del mundo, se sentía más cerca de Dios, que la oportunidad de cuidar la ermita lo había acercado a entender más la vida y que la manera de vivir lejos de las personas, lo acercaba más a comprenderse. Argentino, realmente muy simpático y sin duda daba la impresión de que era feliz, le pregunté por su familia y me comentó que se había acostumbrado a extrañarla, una o dos llamadas al año para saber cómo estaban las cosas allá. – ¿Qué comes? Le pregunté.

Su respuesta fue muy sencilla: Lo que la naturaleza del lugar me da, realmente no necesito mucho,  vivo solo. No perdí la oportunidad de preguntarle que si se consideraba una especie de monje solitario y me dijo: No, no soy monje, simplemente vivo aislado del mundo, confiando en Dios y siguiendo a la Iglesia católica, cuando vienen algunos sacerdotes, aprovecho para confesarme y disfrutar la Santa Misa, pero no soy monje, por eso visto así.

Nos despedimos después de unas horas y de haber disfrutado con sus enseñanzas, su manera tan sencilla de vivir su vida. Nos fuimos de ahí con una gran cantidad de reflexiones, una sensación de tranquilidad por haber conocido a un ermitaño que por decisión propia está disfrutando su vida en la montaña.

La psicología de los ermitaños los vuelve independientes, ya que no siguen a la multitud, son personas seguras porque no reciben comprensión de quienes les rodean y saben vivir en soledad y austeridad.

Thomas Merton, un monje trapense que vivió durante muchos años como ermitaño y que publicó varios libros sobre la soledad, escribió: "Si vas al desierto simplemente para escapar de la gente que no te agrada, no encontrarás paz ni soledad; sólo te aislarás con un montón de demonios".


Desde México en su segmento exclusivo “La Sencillez del Amor” Rafael Salomón