PROGRAMA Nº 1199 | 27.11.2024

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¿QUÉ ES LA TRANSUSTANCIACIÓN?

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La doctrina de la transustanciación se refiere al profundo misterio espiritual que ocurre durante la consagración del pan y el vino en la Eucaristía. Con este término, la Iglesia Católica expresa la creencia de que, aunque las características externas (como la forma, el color, y el sabor) del pan y el vino no cambian, su esencia o sustancia se transforma completamente en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Este milagro, que va más allá de lo que nuestros sentidos pueden percibir, tiene su base en antiguas enseñanzas filosóficas sobre la diferencia entre la esencia y las características externas, desarrolladas por pensadores antiguos y adoptadas más tarde por teólogos. En resumen, aunque el pan y el vino parecen seguir siendo los mismos, después de la consagración en la Misa, se convierten verdaderamente en el Cuerpo y la Sangre de Jesús.

El concepto de transustanciación es esencial para comprender el cambio espiritual que ocurre en la Eucaristía. La palabra expresa claramente la idea de que la sustancia del pan se convierte en el Cuerpo de Cristo, mientras que la sustancia del vino se transforma en su Sangre. Aunque lo que podemos ver, tocar o probar parece no haber cambiado, es la esencia interna lo que se ha transformado por completo en la presencia real de Cristo. Este cambio es total y profundo: ya no son simplemente pan y vino, sino que se han convertido en el Cuerpo y la Sangre del Señor. Ese es el milagro de la transustanciación.

La primera vez que este término se utilizó en la Iglesia fue en una carta emitida en el siglo XIII por el papa Inocencio III. Sin embargo, fue durante una importante reunión de la Iglesia, conocida como el Concilio de Trento, en 1551, cuando se proclamó oficialmente como una verdad fundamental de la fe. En este concilio, la Iglesia declaró que durante la consagración, todo lo que es el pan se convierte en el Cuerpo de Cristo y todo lo que es el vino se convierte en su Sangre. Por lo tanto, esta transformación que ocurre en la Eucaristía es plenamente descrita con el término transustanciación.

Esta enseñanza fue reafirmada por el papa Pablo VI en 1965, en un documento traducido su nombre del latín al español "Misterio de la Fe", donde se defendió el valor de la transustanciación frente a nuevas ideas que proponían una explicación más simbólica. Estas ideas, conocidas como “transignificación” o “transfinalización”, intentaban describir la Eucaristía de manera diferente. Sin embargo, el papa subrayó que solo la transustanciación captura la verdadera transformación que ocurre en la Eucaristía. Sin rechazar completamente estos términos alternativos, los consideró insuficientes para expresar la verdadera presencia de Cristo en este sacramento.

La Iglesia, con profundo respeto por su tradición, ha mantenido esta enseñanza durante siglos. Aunque los términos "sustancia" y "accidentes" provienen de la filosofía, la transustanciación sigue siendo la mejor manera de describir el milagro que tiene lugar en cada Misa. La transformación del pan y el vino en el Cuerpo y la Sangre de Cristo sigue siendo una verdad esencial de la fe cristiana, y mediante este lenguaje podemos acercarnos a ese milagro que ocurre diariamente.

SegúEn el “Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica”, esta transformación se lleva a cabo durante la oración eucarística, en el momento de la consagración, gracias al poder de las palabras de Jesús y la acción del Espíritu Santo. Bajo las apariencias externas del pan y el vino, Cristo está presente de manera real, completa y verdadera, con su Cuerpo, Sangre, alma y divinidad. Esta presencia de Cristo permanece mientras las especies consagradas del pan y del vino existan.

Esta doctrina no es exclusiva de la Iglesia Católica. La Iglesia Ortodoxa también la acepta, aunque con algunas diferencias. Sin embargo, muchas denominaciones protestantes rechazan esta enseñanza, argumentando, en parte, que la ley judía prohíbe consumir sangre, y que Jesús y sus discípulos seguían esas leyes. A pesar de ello, para los católicos, la base de esta creencia se encuentra en las mismas palabras de Jesús en la Última Cena, cuando dijo claramente: "Tomen y coman, esto es mi Cuerpo” luego dijo “Beban todos de ella, porque esta es mi Sangre, la Sangre de la Alianza, que se derrama por muchos para la remisión de los pecados" (Mateo 26, 26-29; Marcos 14, 22-25; Lucas 22, 14-20). Estas palabras deben entenderse de manera literal, no simbólica, según lo expresa claramente el Evangelio.

Equipo de Redacción
ANUNCIAR Informa (AI)
Para EL ALFA Y LA OMEGA

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