EL ALFA Y LA OMEGA
Martes 26.08.2008
Editorial - Programa Nº 351
"Lo mas importante de todo lo que estamos diciendo, es que tenemos un sumo sacerdote tan grande que se sentó a la derecha del trono de la majestad en el cielo. El es el ministro del santuario y de la verdadera morada erigida no por un hombre sino por el señor. Ahora bien, todo sumo sacerdote es constituido para presentar ofrendas y sacrificios, de ahí la necesidad de que tenga algo que ofrecer Si Jesús estuviera en la tierra no podría ser sacerdote porque ya hay aquí otros sacerdotes que presentan las ofrendas de acuerdo con la ley. Pero el culto que ellos celebran es una imagen y una sombra de las realidades celestiales, como Dios advirtió a Moisés cuando este iba a construir la morada diciéndole tienes que hacerlo todo conforme al modelo que te fue mostrado en la montaña".
Y arranco mi editorial con este extracto de uno de los pasajes de San Pablo, que escribió para los hebreos. Una de las últimas cartas y tal vez, según dicen los que conocen, tal vez ni siquiera haya sido escrita por Pablo. Este pasaje viene a ratificar a Jesús como el gran sacerdote, como nuestro gran jefe, como decimos los scouts. ¿Porque digo esto?, porque de acuerdo a la tradición judía, solamente podían ser sacerdotes los que pertenecían a la tribu de Leví y Jesús pertenecía a la tribu de Judá, por ende, no podía ser sacerdote.
Y esto nos da una doble lectura, nos permite una alegría y una comparación y me permite la introducción al comentario que quiero hacer en mi editorial. ¿A que me refiero con alegría?, quieren que describa una cosa, a veces cuando actuamos en cualquier tipo de servicio pastoral, y utilizamos esa vieja figura del, que yo denomino yo particularmente denomino, el si padrismo ¡si padre, si padre, si padre!, el sacerdote siempre tiene razón, ¿saben una cosa?, Jesús era laico ché!, no era sacerdote, mira vos. Jesús hecho hombre, el hijo de Dios, era laico, igual que vos, igual que yo.
Y quiero traer esto a cuento, por algo que ha estado divulgándose estos días y que tiene que ver con un estudio que se pidió respecto a como ha sido el desarrollo, en los últimos tiempos, de lo que tiene que ver con las vocaciones sacerdotales. La Argentina, en la ultima década, ha decrecido respecto a toda Latinoamérica en lo que tiene que ver con nuevas vocaciones. Menos jóvenes se acercan a ser ministros. Ministros son los servidores. Menos pastores a futuro. Y uno podría plantear ¿que nos esta pasando, como iglesia, para que menos vocaciones surjan de nuestras filas?
Yo tengo tres hijos y alguna vez se planteo que pasaría si, en algún momento, alguno de ellos, realmente, tuviera la vocación. Yo tengo un sobrino que esta en el seminario, ya esta en su segundo o tercer año no me recuerdo exactamente, un poco lo que nosotros le decíamos cuando empezó, con la intención de seguir los pasos del maestro tal vez con temores y con dudas, “hace lo que el corazón te dicte”. Y esa misma figura tal vez es la que hemos sostenido con respecto a nuestros hijos. Ni los vamos a empujar al sacerdocio ni los vamos a quitar de esa posibilidad.
Pero el hecho de vivir en una sociedad cada vez más materialista, nos condiciona en esta posibilidad de que tengamos más pastores a futuro. Y entonces nos propone, como gran desafío, el trabajar como iglesia para que se generen nuevas vocaciones. Trabajar con nuestros jóvenes, compartir con ellos, que descubran la verdadera Iglesia, la Iglesia que queremos todos, la Iglesia servidora. A veces un poco desfigurada, con las inexactitudes de algunos que le quitan valor a la importancia de ese ministerio, como es el del orden sagrado Y también es un desafío para nosotros, porque nosotros también hemos sido llamados para ser sacerdotes, profetas y reyes.
Ante el decrecimiento de las vocaciones, no solo debemos trabajar para tratar de que crezcan, sino que el rol que los laicos debemos cumplir dentro de la iglesia debe multiplicarse. Nosotros debemos suplir la falencia de la falta de vocaciones y los laicos debemos cubrir las necesidades de sacerdotes, no para ser sacerdotes, no para hacer lo mismo, pero en definitiva con todos los derechos que nos asisten como parte de la Iglesia y como miembros del pueblo de Dios, todos como apóstoles del señor, tenemos el compromiso moral y la obligación, de pastorear también a nuestros hermanos, a ayudar a generar mas vocaciones, pero a no desentenderse de nuestro compromiso de asumir también ese rol que nos corresponde como sacerdotes.
Que en realidad todos somos un poco sacerdotes. El consagrado es un presbítero, pero sacerdote es una palabra mucho más amplia y nos abraza y nos abarca un poco a todos. Como laicos estamos llamados a motivar a nuestros jóvenes a comenzar ese camino de servidores de Dios y también a reemplazar, en donde haga falta, y que hay muchos lugares donde no puede llegar un sacerdote, a reemplazar, a empujar, a celebrar la vida, con la limitación que nos da nuestra posibilidad de ser simplemente laicos y nuestra gran virtud de ser nada menos que laicos. Somos parte de la Iglesia y como tales tenemos que asumir el compromiso de llevar, a todos los rincones de la tierra, la palabra de Dios.
Carlos Guzmán
Coordinador de Contenidos
Programa Radial
EL ALFA Y LA OMEGA
martes, 26 de agosto de 2008
Más trabajadores para el Reino
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martes, 19 de agosto de 2008
¿Qué es EVANGELIZAR?
EL ALFA Y LA OMEGA
Martes 19.08.2008
Editorial - Programa Nº 350
Evangelizar quiere decir: enseñar el arte de vivir. Jesús dice al comenzar su vida pública: Él me ha ungido para llevar las buenas nuevas a los pobres (Lc 4, 18); y esto quiere decir: Yo tengo las respuestas a las preguntas fundamentales. Por este motivo tenemos necesidad de una nueva evangelización.
Gran parte de la humanidad de hoy en día, no encuentra en la evangelización permanente de la Iglesia una respuesta que convenza a la pregunta: ¿Cómo vivir? El Evangelio está hecho para todos y no sólo para un sector determinado de personas, por esto estamos obligados a buscar nuevas vías para llevar el Evangelio a todos.
Sin embargo, aquí se esconde la tentación de la impaciencia, de buscar inmediatamente el gran éxito, de buscar los grandes números. Y este no es el método de Dios. Para el reino de Dios y, de esta manera, para la evangelización, instrumento y vehículo del reino de Dios, siempre es válida la parábola del grano de mostaza (Cf. Mc 4, 31 - 32). Nueva evangelización no podría significar atraer inmediatamente con nuevos y más refinados métodos a las grandes masas alejadas de la Iglesia. No es esta la promesa de la nueva evangelización.
Es cierto que debemos utilizar razonablemente los métodos modernos para hacernos escuchar - o mejor dicho: hacer accesible y comprensible la voz del Señor... No es que busquemos ser escuchados nosotros - no queremos aumentar el poder y la extensión de nuestras instituciones, sino queremos servir al bien de las personas y de la humanidad dando espacio a Aquél que es la Vida.
Todos los métodos razonables y moralmente aceptables deben ser estudiados - es un deber utilizar estas posibilidades de la comunicación. Pero las palabras y todo el arte de la comunicación no pueden ganar a la persona humana en esa profundidad, a la que debe llegar el Evangelio.
Jesús predicaba durante el día y de noche rezaba - pero esto no es todo. Su vida entera fue - como lo muestra el Evangelio de Lucas - un camino hacia la cruz, una ascensión hacia Jerusalén. Jesús no ha redimido el mundo con bellas palabras, sino con su sufrimiento y con su muerte. Es ésta, su pasión, la fuente inagotable de vida por el mundo; la pasión da fuerza a su palabra.
En relación a los contenidos de la nueva evangelización, antes que nada se debe tener presente que no se puede obviar el Antiguo del Nuevo Testamento. El contenido fundamental del Antiguo Testamento está resumido en el mensaje de Juan Bautista: ¡Conviértanse! No hay acceso a Jesús sin el Bautista; no hay posibilidad de alcanzar a Jesús sin dar respuesta al llamado del precursor.
Dios no puede hacerse conocido sólo con las palabras. No se conoce una persona si se sabe de esta persona sólo a través de otra. Anunciar a Dios es introducir en la relación con Dios: enseñar a rezar. La oración es fe en acto. Y sólo en la experiencia de la vida con Dios aparece también la evidencia de su existencia.
Hablar de Dios y hablar con Dios siempre deben marchar conjuntamente. El anuncio de Dios es guía para la comunión con Dios en la comunión fraterna, fundada y vivificada por Cristo. Por esto la liturgia no es un tema junto a la predicación del Dios viviente, sino la puesta en práctica de nuestra relación con Dios. Si me permiten me gustaría hacer una observación general sobre la cuestión litúrgica.
Muchas veces en nuestras Iglesias el modo de celebrar la liturgia es demasiado racionalista. La liturgia se vuelve enseñanza, cuyo criterio es: hacerse entender - la consecuencia es con frecuencia hacer banal el misterio, la preponderancia de nuestras palabras, la repetición de la fraseología que parece más accesible y más agradable a la gente. Pero esto es un error no solamente teológico, sino también psicológico y pastoral.
Hoy la sociedad y por añadidura el hombre que en ella vive, una fuerte penetración de modas y estilos de vida, el esoterismo, las ciencias ocultas, la difusión de técnicas asiáticas de distensión y de auto-vaciamiento demuestran que en nuestras liturgias falta algo. Justamente en nuestro mundo actual tenemos necesidad del silencio, del misterio por encima del individuo, de la belleza.
Un último elemento central de toda evangelización verdadera es la vida eterna. Actualmente debemos con nueva fuerza anunciar en la vida diaria nuestra fe. Quisiera mencionar aquí solamente un aspecto muchas veces descuidado de la predicación de Jesús: El anuncio del Reino de Dios es anuncio del Dios presente, del Dios que nos conoce y nos escucha; del Dios que entra en la historia para hacer justicia.
Esta predicación es, por lo tanto, anuncio del juicio, anuncio de nuestra responsabilidad. El hombre no puede hacer o no hacer lo que quiere. Él será juzgado. Él debe dar cuenta de sus actos. Esta certeza tiene valor para los poderosos así como para los humildes. Donde ésta sea respetada, están trazados los límites de todo poder de este mundo. Dios hace justicia y sólo Él puede hacerlo al final de cuentas.
Las injusticias del mundo no son la última palabra de la historia. Hay justicia. Sólo quien no quiere que haya justicia puede oponerse a esta verdad. Si tomamos en serio el juicio y la seriedad de la responsabilidad que nos implica, comprenderemos bien el otro aspecto de este anuncio, es decir, la redención, el hecho que Jesús en la cruz asume nuestros pecados; que Dios mismo en la pasión del Hijo se hace abogado de nosotros, pecadores, haciendo así posible la penitencia, dando esperanza al pecador arrepentido.
La bondad de Dios es infinita, de esta manera volvemos a nuestro punto de partida: DIOS. Si consideramos bien el mensaje cristiano, no hablamos de muchas cosas. El mensaje cristiano es en realidad muy simple. Hablemos de Dios y del hombre, y así decimos todo.
En síntesis: En la declaración final, que publicara, la Iglesia de América que se ha congregado en la ciudad de Quito, el pasado martes 12 de agosto concluyendo el domingo 17, “…nos ha motivado -dice la declaración- a contemplar el futuro y la presencia de Dios, los dones y carismas en nuestros pueblos, a escuchar sus necesidades, esperanzas y su profunda experiencia de Fe”. Más adelante continúa: “…Se necesitan profetas y peregrinos que denuncien las situaciones de pecado y las estructuras injustas, y anuncien los valores de la vida plena realizada en Cristo...”
Ojala que este sea un verdadero Pentecostés, un inicio donde podamos abrir de par en par las ventanas de la Iglesia, para dejar salir el olor a rancio, a encierro, dejar salir el aburrimiento, el mensaje triste, castigador, severo; para poder iluminar con la luz de Cristo el interior de nuestra Iglesia, atrayendo a otros y juntos decir “Lo bien que estamos aquí”.
Termino citando las palabras del Arzobispo de Aparecida, Presidente del CELAM, Mons. Raymundo Damasceno Assis: “…estamos convencidos de que conocer a Jesucristo es el mejor regalo que uno puede recibir; haberlo encontrado en la fe y seguirlo es lo mejor que a una persona le puede suceder y, anunciarlo con nuestra palabra y obras es nuestra mayor alegría”.
¡América con Cristo: escucha, aprende y anuncia!
Alfredo Musante
Director Responsable
Programa Radial
EL ALFA Y LA OMEGA
Martes 19.08.2008
Editorial - Programa Nº 350
Evangelizar quiere decir: enseñar el arte de vivir. Jesús dice al comenzar su vida pública: Él me ha ungido para llevar las buenas nuevas a los pobres (Lc 4, 18); y esto quiere decir: Yo tengo las respuestas a las preguntas fundamentales. Por este motivo tenemos necesidad de una nueva evangelización.
Gran parte de la humanidad de hoy en día, no encuentra en la evangelización permanente de la Iglesia una respuesta que convenza a la pregunta: ¿Cómo vivir? El Evangelio está hecho para todos y no sólo para un sector determinado de personas, por esto estamos obligados a buscar nuevas vías para llevar el Evangelio a todos.
Sin embargo, aquí se esconde la tentación de la impaciencia, de buscar inmediatamente el gran éxito, de buscar los grandes números. Y este no es el método de Dios. Para el reino de Dios y, de esta manera, para la evangelización, instrumento y vehículo del reino de Dios, siempre es válida la parábola del grano de mostaza (Cf. Mc 4, 31 - 32). Nueva evangelización no podría significar atraer inmediatamente con nuevos y más refinados métodos a las grandes masas alejadas de la Iglesia. No es esta la promesa de la nueva evangelización.
Es cierto que debemos utilizar razonablemente los métodos modernos para hacernos escuchar - o mejor dicho: hacer accesible y comprensible la voz del Señor... No es que busquemos ser escuchados nosotros - no queremos aumentar el poder y la extensión de nuestras instituciones, sino queremos servir al bien de las personas y de la humanidad dando espacio a Aquél que es la Vida.
Todos los métodos razonables y moralmente aceptables deben ser estudiados - es un deber utilizar estas posibilidades de la comunicación. Pero las palabras y todo el arte de la comunicación no pueden ganar a la persona humana en esa profundidad, a la que debe llegar el Evangelio.
Jesús predicaba durante el día y de noche rezaba - pero esto no es todo. Su vida entera fue - como lo muestra el Evangelio de Lucas - un camino hacia la cruz, una ascensión hacia Jerusalén. Jesús no ha redimido el mundo con bellas palabras, sino con su sufrimiento y con su muerte. Es ésta, su pasión, la fuente inagotable de vida por el mundo; la pasión da fuerza a su palabra.
En relación a los contenidos de la nueva evangelización, antes que nada se debe tener presente que no se puede obviar el Antiguo del Nuevo Testamento. El contenido fundamental del Antiguo Testamento está resumido en el mensaje de Juan Bautista: ¡Conviértanse! No hay acceso a Jesús sin el Bautista; no hay posibilidad de alcanzar a Jesús sin dar respuesta al llamado del precursor.
Dios no puede hacerse conocido sólo con las palabras. No se conoce una persona si se sabe de esta persona sólo a través de otra. Anunciar a Dios es introducir en la relación con Dios: enseñar a rezar. La oración es fe en acto. Y sólo en la experiencia de la vida con Dios aparece también la evidencia de su existencia.
Hablar de Dios y hablar con Dios siempre deben marchar conjuntamente. El anuncio de Dios es guía para la comunión con Dios en la comunión fraterna, fundada y vivificada por Cristo. Por esto la liturgia no es un tema junto a la predicación del Dios viviente, sino la puesta en práctica de nuestra relación con Dios. Si me permiten me gustaría hacer una observación general sobre la cuestión litúrgica.
Muchas veces en nuestras Iglesias el modo de celebrar la liturgia es demasiado racionalista. La liturgia se vuelve enseñanza, cuyo criterio es: hacerse entender - la consecuencia es con frecuencia hacer banal el misterio, la preponderancia de nuestras palabras, la repetición de la fraseología que parece más accesible y más agradable a la gente. Pero esto es un error no solamente teológico, sino también psicológico y pastoral.
Hoy la sociedad y por añadidura el hombre que en ella vive, una fuerte penetración de modas y estilos de vida, el esoterismo, las ciencias ocultas, la difusión de técnicas asiáticas de distensión y de auto-vaciamiento demuestran que en nuestras liturgias falta algo. Justamente en nuestro mundo actual tenemos necesidad del silencio, del misterio por encima del individuo, de la belleza.
Un último elemento central de toda evangelización verdadera es la vida eterna. Actualmente debemos con nueva fuerza anunciar en la vida diaria nuestra fe. Quisiera mencionar aquí solamente un aspecto muchas veces descuidado de la predicación de Jesús: El anuncio del Reino de Dios es anuncio del Dios presente, del Dios que nos conoce y nos escucha; del Dios que entra en la historia para hacer justicia.
Esta predicación es, por lo tanto, anuncio del juicio, anuncio de nuestra responsabilidad. El hombre no puede hacer o no hacer lo que quiere. Él será juzgado. Él debe dar cuenta de sus actos. Esta certeza tiene valor para los poderosos así como para los humildes. Donde ésta sea respetada, están trazados los límites de todo poder de este mundo. Dios hace justicia y sólo Él puede hacerlo al final de cuentas.
Las injusticias del mundo no son la última palabra de la historia. Hay justicia. Sólo quien no quiere que haya justicia puede oponerse a esta verdad. Si tomamos en serio el juicio y la seriedad de la responsabilidad que nos implica, comprenderemos bien el otro aspecto de este anuncio, es decir, la redención, el hecho que Jesús en la cruz asume nuestros pecados; que Dios mismo en la pasión del Hijo se hace abogado de nosotros, pecadores, haciendo así posible la penitencia, dando esperanza al pecador arrepentido.
La bondad de Dios es infinita, de esta manera volvemos a nuestro punto de partida: DIOS. Si consideramos bien el mensaje cristiano, no hablamos de muchas cosas. El mensaje cristiano es en realidad muy simple. Hablemos de Dios y del hombre, y así decimos todo.
En síntesis: En la declaración final, que publicara, la Iglesia de América que se ha congregado en la ciudad de Quito, el pasado martes 12 de agosto concluyendo el domingo 17, “…nos ha motivado -dice la declaración- a contemplar el futuro y la presencia de Dios, los dones y carismas en nuestros pueblos, a escuchar sus necesidades, esperanzas y su profunda experiencia de Fe”. Más adelante continúa: “…Se necesitan profetas y peregrinos que denuncien las situaciones de pecado y las estructuras injustas, y anuncien los valores de la vida plena realizada en Cristo...”
Ojala que este sea un verdadero Pentecostés, un inicio donde podamos abrir de par en par las ventanas de la Iglesia, para dejar salir el olor a rancio, a encierro, dejar salir el aburrimiento, el mensaje triste, castigador, severo; para poder iluminar con la luz de Cristo el interior de nuestra Iglesia, atrayendo a otros y juntos decir “Lo bien que estamos aquí”.
Termino citando las palabras del Arzobispo de Aparecida, Presidente del CELAM, Mons. Raymundo Damasceno Assis: “…estamos convencidos de que conocer a Jesucristo es el mejor regalo que uno puede recibir; haberlo encontrado en la fe y seguirlo es lo mejor que a una persona le puede suceder y, anunciarlo con nuestra palabra y obras es nuestra mayor alegría”.
¡América con Cristo: escucha, aprende y anuncia!
Alfredo Musante
Director Responsable
Programa Radial
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martes, 12 de agosto de 2008
Crisol de Razas
EL ALFA Y LA OMEGA
Martes 12.08.2008
Editorial - Programa Nº 349
Jesús les dijo: “Yo soy el pan de vida, el que viene a mi, jamás tendrá hambre, el que cree en mi jamás tendrá sed. Pero ya les he dicho ustedes me han visto y sin embargo no creen. Todo lo que me da el padre viene a mí y al que venga a mi, yo no lo rechazare, porque he bajado del cielo no para hacer mi voluntad, sino la de aquel que me envió”.
Esta hermosa palabra que podemos compartir del Evangelio de Juan nos habla de la maravilla del pan de vida, de este Jesús que se nos ofrece desinteresada y gratuitamente a los hombres, de este pan que a veces parece escasearnos en la vida de todos los días, en la vida de una Latinoamérica permanentemente encendida, un crisol de razas, una intensidad de pieles que a veces parece hacernos distintos, pero que nos iguala y que nos hermana al compartir un Padre nuestro y ser hijos de un mismo padre.
Diferencias que se arrastran a través de 500 años de la llegada del europeo a estas tierras, para bien y para no tan bien. Una América negra, una América gringa, una América cargada de mixturas que nos hace parte de un mosaico cultural enormemente rico, pero que a través del tiempo hemos siempre padecido esta intensidad de sometimiento a lo que nos han llevado grandes poderes mundiales y también nuestras propias tonterías, nuestras propias corrupciones, nuestras propias miserias.
Se ha celebrado, este pasado fin de semana en el corazón de América ahí a mitad de camino del Caribe y de la Patagonia profunda, allí en el altiplano en Bolivia, una ratificación, o rectificación si hubiera sido el caso, de los mandatos populares elegidos por el pueblo. Elecciones que ratificaron, con un porcentaje bastante importante, la actuación del gobierno de aquel país, de la hermana república de Bolivia, donde tantos hermanos de aquella tierra viven compartiendo nuestra realidad en la argentina y tantos otros lugares. Pueblo trabajador el boliviano, si los hay. Y quería traer a cuento esto de las grandes diferencias.
¿Que los diferencia a los bolivianos del altiplano, de los bolivianos del este, de la Bolivia gringa, de la Bolivia rica del petróleo y de los campos de sembradío que tiene la zona de Santa Cruz, por ejemplo? ¿Que los diferencia? ¿Que nos diferencia a la gente de nuestro profundo interior con la gente de los puertos? ¿Que nos diferencia, en cuanto a nuestros derechos, tener la piel oscura o ser castaño o rubio como muchos de los llegados de los barcos?
Dios nos hizo únicos y diferentes a cada uno de nosotros, hayamos nacido a 4.000 metros de altura o al nivel del mar, con todas las posibilidades de haber nacido en una familia pudiente o haber nacido en el lugar más humilde. Estas elecciones, mas allá de los resultados que tal vez no interesan mucho para la editorial que propongo y que intento que me ayude a reflexionar, me hace pensar en que en aquellos que quieren segregar, que quieren separar, que quieren distinguir, que quieren trazar una línea entre los de acá y los de allá, entre ricos y pobres, entre negros y blancos entre inteligentes he ignorantes.
Todos somos hijos de Dios, todos hemos nacido de la misma forma y tenemos absolutamente los mismos derechos. Y esto nos invita a la reflexión a cada uno de nuestros países latinoamericanos, porque pasa en Venezuela, porque pasa en Bolivia, pasa en Perú, nos pasa en la Argentina. ¿Cuando vamos a empezar a trabajar todos juntos? ¿Cuando vamos a hacer una Patria Latinoamericana grande? ¿Cuando vamos a ser hermanos para construir un mundo mejor?
Y que mejor que reflexionar y pensar que también, mas cerca del Caribe allá en las costas del pacifico, en ese Ecuador que es el centro del mundo también, se reunieron los obispos, sacerdotes y laicos trabajando en este Tercer Congreso Misionero Latinoamericano - CAM 3, en esta América misionera que busca llegar con el mensaje de Jesús, mensaje de unión, de hermandad, de igualdad para que todos podamos gozar de los mismos derechos, para que todos seamos ciudadanos de primera, para que nadie tenga porque hacer privilegio de su condición. Todos somos iguales, en el lugar que nos haya tocado nacer y en la condición en la que estemos. Todos somos hijos de Dios, singulares, únicos e irrepetibles, creados a imagen y semejanza de ese padre que nos ama.
Carlos Guzmán
Coordinador de Contenidos
Programa Radial
EL ALFA Y LA OMEGA
Martes 12.08.2008
Editorial - Programa Nº 349
Jesús les dijo: “Yo soy el pan de vida, el que viene a mi, jamás tendrá hambre, el que cree en mi jamás tendrá sed. Pero ya les he dicho ustedes me han visto y sin embargo no creen. Todo lo que me da el padre viene a mí y al que venga a mi, yo no lo rechazare, porque he bajado del cielo no para hacer mi voluntad, sino la de aquel que me envió”.
Esta hermosa palabra que podemos compartir del Evangelio de Juan nos habla de la maravilla del pan de vida, de este Jesús que se nos ofrece desinteresada y gratuitamente a los hombres, de este pan que a veces parece escasearnos en la vida de todos los días, en la vida de una Latinoamérica permanentemente encendida, un crisol de razas, una intensidad de pieles que a veces parece hacernos distintos, pero que nos iguala y que nos hermana al compartir un Padre nuestro y ser hijos de un mismo padre.
Diferencias que se arrastran a través de 500 años de la llegada del europeo a estas tierras, para bien y para no tan bien. Una América negra, una América gringa, una América cargada de mixturas que nos hace parte de un mosaico cultural enormemente rico, pero que a través del tiempo hemos siempre padecido esta intensidad de sometimiento a lo que nos han llevado grandes poderes mundiales y también nuestras propias tonterías, nuestras propias corrupciones, nuestras propias miserias.
Se ha celebrado, este pasado fin de semana en el corazón de América ahí a mitad de camino del Caribe y de la Patagonia profunda, allí en el altiplano en Bolivia, una ratificación, o rectificación si hubiera sido el caso, de los mandatos populares elegidos por el pueblo. Elecciones que ratificaron, con un porcentaje bastante importante, la actuación del gobierno de aquel país, de la hermana república de Bolivia, donde tantos hermanos de aquella tierra viven compartiendo nuestra realidad en la argentina y tantos otros lugares. Pueblo trabajador el boliviano, si los hay. Y quería traer a cuento esto de las grandes diferencias.
¿Que los diferencia a los bolivianos del altiplano, de los bolivianos del este, de la Bolivia gringa, de la Bolivia rica del petróleo y de los campos de sembradío que tiene la zona de Santa Cruz, por ejemplo? ¿Que los diferencia? ¿Que nos diferencia a la gente de nuestro profundo interior con la gente de los puertos? ¿Que nos diferencia, en cuanto a nuestros derechos, tener la piel oscura o ser castaño o rubio como muchos de los llegados de los barcos?
Dios nos hizo únicos y diferentes a cada uno de nosotros, hayamos nacido a 4.000 metros de altura o al nivel del mar, con todas las posibilidades de haber nacido en una familia pudiente o haber nacido en el lugar más humilde. Estas elecciones, mas allá de los resultados que tal vez no interesan mucho para la editorial que propongo y que intento que me ayude a reflexionar, me hace pensar en que en aquellos que quieren segregar, que quieren separar, que quieren distinguir, que quieren trazar una línea entre los de acá y los de allá, entre ricos y pobres, entre negros y blancos entre inteligentes he ignorantes.
Todos somos hijos de Dios, todos hemos nacido de la misma forma y tenemos absolutamente los mismos derechos. Y esto nos invita a la reflexión a cada uno de nuestros países latinoamericanos, porque pasa en Venezuela, porque pasa en Bolivia, pasa en Perú, nos pasa en la Argentina. ¿Cuando vamos a empezar a trabajar todos juntos? ¿Cuando vamos a hacer una Patria Latinoamericana grande? ¿Cuando vamos a ser hermanos para construir un mundo mejor?
Y que mejor que reflexionar y pensar que también, mas cerca del Caribe allá en las costas del pacifico, en ese Ecuador que es el centro del mundo también, se reunieron los obispos, sacerdotes y laicos trabajando en este Tercer Congreso Misionero Latinoamericano - CAM 3, en esta América misionera que busca llegar con el mensaje de Jesús, mensaje de unión, de hermandad, de igualdad para que todos podamos gozar de los mismos derechos, para que todos seamos ciudadanos de primera, para que nadie tenga porque hacer privilegio de su condición. Todos somos iguales, en el lugar que nos haya tocado nacer y en la condición en la que estemos. Todos somos hijos de Dios, singulares, únicos e irrepetibles, creados a imagen y semejanza de ese padre que nos ama.
Carlos Guzmán
Coordinador de Contenidos
Programa Radial
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martes, 5 de agosto de 2008
Historia del Perro Fernando

Después de su muerte, ha recibido muchos homenajes por parte de músicos y artistas, como por ejemplo la canción Callejero, que le dedicó Alberto Cortez (más tarde versionada por Attaque 77), dos esculturas en la ciudad: una sobre su tumba y una última de bronce frente a la Casa de Gobierno provincial. Finalmente, en uno de los accesos a la ciudad, puede leerse en un cartel un saludo al viajero que reza: «Bienvenido a Resistencia, ciudad de Fernando».
Fernando, fue propiedad de un músico llamado Fernando Ortiz (de quien recibió el nombre), quien lo adoptó a corta edad y que lo llevó consigo a sus funciones y otros conciertos, lugares donde la gente empezó a tomarle cariño. Se comentaba que Fernando tenía buen oído para la música, y muchas veces la crítica del espectáculo al día siguiente dependía de las reacciones que había tenido el perro.
Cuenta una anécdota que cuando el pianista polaco Ignace Paderewsky tocó en la ciudad, Fernando, que escuchaba el concierto en primera fila, gruñó, a lo que el músico detuvo su interpretación y admitió que se equivocó dos veces.
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Valorizar la Vida
EL ALFA Y LA OMEGA
Martes 05.08.2008
Editorial - Programa Nº 348
En este mundo, los hombres y las mujeres se casan, pero los que sean juzgados dignos de participar en el mundo futuro y de la resurrección, no se casaran. Ya no pueden morir, porque son semejantes a los ángeles y son hijos de Dios, al ser hijos de la resurrección. Que los muertos van a resucitar, Moisés lo ha dado a entender en el pasaje de la zarza cuando llama al Sr el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob, porque El no es un Dios de muertos sino de vivos. Todos, en efecto, viven para El.
Palabras extractadas del Evangelio de Lucas y tiene que ver con lo que quería plantearles en esta editorial. Habitualmente, tratamos de tomar una noticia que sea vigente algo que haya sucedido en este tiempo en estos días, no es el caso este, no es algo de lo que ya otros no hayan hablado, no es algo que sea absolutamente común, pero hoy tenia ganas de ponerme a pensar en vos alta “que es la muerte para cada uno de nosotros” y sobre todo para mi.
Y lo traigo a cuento de esta historia, que ustedes seguramente han escuchado, la de este profesor universitario Randy Pausch(1) que falleciera hace poco de una enfermedad bastante cruel. Este hombre que dignifico la vida, honro la vida, le dio sentido a la vida. Y pensar en la muerte me obliga a reflexionar en ese momento que cada uno de nosotros deberá atravesar, tarde o temprano, esa puerta que vamos a transponer en un momento de nuestra vida finita.
Tiempo que desconocemos, que solamente el Padre conoce, pero que nos obliga a pensar “¿como estoy viviendo mi vida?, ¿a que le doy valor?, ¿en que gasto mi tiempo?, en ir de un lado para el otro, en desesperarme por las cosas de todos los días, las tribulaciones, por la falta de recursos muchas veces. Este hombre, que se entera de su enfermedad, decide enarbolar la bandera de la vida y aprovechar sus últimos tiempos, para poder disfrutar intensamente de su familia, de su esposa, de sus tres hijos y decide dejar, en cada uno de ellos, una marca, una semilla, un signo imborrable para que lo recuerde.
Entonces dice la historia reciente de que con el mayor de ellos lo llevo a un lugar donde pudo disfrutar de nadar muy cerca de los delfines, a otro de ellos tuvo oportunidad de llevarlo a Disney y a la menor, como era una niña apenas de un año, le dejo grabado un video donde decía que el era el primer hombre que la había amado. Y recordar eso me hizo acordar el día que yo conocí a mi hija, como cada día que conocí a mis tres hijos en particular. Y muchas veces, pierdo tiempo en tantas cosas que no son importantes, que no son urgentes, que no son necesarias y me distraigo tal vez en no compartir un rato mas, en no disfrutarlos un poco mas intensamente, disfrutar a Marisa, mi esposa, a aquella mujer que me regalo la vida y que Dios la puso en mi camino hace muchísimos años.
A mis amigos, que a veces por falta de tiempo, por obligaciones por compromisos, por cansancios, no me siento a hablar de tonterías o de cosas importantes o de cosas que nos pasan por el corazón. Como pudo transmitir este hombre a través de un libro, que escribió este profesor universitario, que, como todo profesor, tiene la posibilidad de ponerse al frente de un montón de gente, jóvenes, adolescentes, u hombres o mujeres y transmitirle sus conocimientos. En este caso, más que conocimientos a través de su mensaje, este hombre nos dejo una reflexión y hasta diría un paréntesis para que lo abramos y nos pongamos a meditar, seriamente, en que estoy utilizando mi vida.
Pensar en la muerte es algo que a veces nos produce dolor, tristeza, angustia, desolación. Pero si lo pensamos profundamente, la reflexión sobre la muerte, es un poco nuestra actitud de vida. Me pesaría irme de este mundo sin poder hacer muchas de las cosas que me gustaría hacer. Bueno no debo tratar de evitarlas sino de que sucedan. De decir te quiero a quien corresponda, de hacer un servicio a quien se lo merece, de estar al lado del que me necesita, del reírme, del gozar, del disfrutar.
La muerte es un paso, es un paso hacia la eternidad, es un paso hacia una nueva posibilidad de entender que aquí, tenemos un tiempo, ese tiempo que nos ha dado Dios para que podamos trascender. Y nuestra vida, podrá ser muy efímera y pasajera, pero la trascendencia la vamos a poner nosotros con nuestros valores, con nuestras actitudes, con nuestra disponibilidad, con nuestro amor, con nuestro abrazo. No perdamos un instante, no perdamos un minuto mas de los que nos quedan en valorar todo lo que tengo, en abrazar a todos los que amo, en acercarme y llamar a todos aquellos a los que necesito, a los que quiero ver, a los que tengo algo que compartir.
Bien nos dice el Señor, no necesitaran de muchas cosas cuando estén en el cielo, en la vida eterna. Pero aquí, en la tierra, es donde tiene que quedar reflejada su huella, su marca. Y la marca del hombre queda impresa en el corazón de los demás. Y las marcas se construyen con valores, con amor, con disponibilidad. Lo material no cuenta. Y como dijimos muchas veces y todos tenemos claro, la mortaja no tiene bolsillos. Producir bienes materiales no nos hace más felices. De repente escuchar un te quiero o poder darle una caricia a nuestros hijos, es algo que nos llene mucho mas el corazón, que muchos elemento que podamos llegar a tener, comprar o conseguir.
La muerte es un paso, pero la vida es la trascendencia. Y yo puedo hacer que mi vida sea trascendente, u opaca, gris y sin ningún tipo de razón. Por lo tanto me propongo seria y firmemente, retomar esto que nos propone este hombre, y vivir intensamente cada uno de los momentos que a partir de hoy la vida me regale.
Carlos Guzmán
Coordinador de Contenidos
Programa Radial
EL ALFA Y LA OMEGA
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1.- Randolph Frederick Pausch (nacido el 23 de octubre de 1960, fallecido el 25 de julio de 2008) fue un profesor de informática, interacción hombre-máquina y de diseño en la Universidad Carnegie Mellon (CMU) en Pittsburgh, Pensilvania, Estados Unidos. Además fue un autor con alto número de ventas en sus libros, consiguiendo fama mundial por su trabajo "La Última Ponencia" discurso que dio el 18 de septiembre de 2007 en la Universidad de Carnegie Mellon.
En agosto del 2006, a Pausch se le diagnosticó un cáncer de páncreas metastatizado. Él comenzó un tratamiento muy agresivo para el cáncer que incluía cirugía mayor y quimioterapia experimental; sin embargo, en agosto del 2007, le dijeron que el cáncer había metastatizado al hígado y al bazo, lo que significaba que era terminal. Él entonces comenzó una quimioterapia paliativa, intentando prolongar su vida todo lo que fuese posible. El 2 de mayo del 2008, un PET scan mostró que su cáncer se había extendido a sus pulmones, algunos ganglios linfáticos en el pecho y metástasis en el peritoneo y el retroperitoneo.
El 26 de junio de 2008, Pausch indicó que estaba considerando la posibilidad de detener aún más la quimioterapia, debido a los posibles efectos secundarios adversos. El día 25 de julio de 2008 falleció a causa del cáncer de páncreas.
Martes 05.08.2008
Editorial - Programa Nº 348
En este mundo, los hombres y las mujeres se casan, pero los que sean juzgados dignos de participar en el mundo futuro y de la resurrección, no se casaran. Ya no pueden morir, porque son semejantes a los ángeles y son hijos de Dios, al ser hijos de la resurrección. Que los muertos van a resucitar, Moisés lo ha dado a entender en el pasaje de la zarza cuando llama al Sr el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob, porque El no es un Dios de muertos sino de vivos. Todos, en efecto, viven para El.
Palabras extractadas del Evangelio de Lucas y tiene que ver con lo que quería plantearles en esta editorial. Habitualmente, tratamos de tomar una noticia que sea vigente algo que haya sucedido en este tiempo en estos días, no es el caso este, no es algo de lo que ya otros no hayan hablado, no es algo que sea absolutamente común, pero hoy tenia ganas de ponerme a pensar en vos alta “que es la muerte para cada uno de nosotros” y sobre todo para mi.
Y lo traigo a cuento de esta historia, que ustedes seguramente han escuchado, la de este profesor universitario Randy Pausch(1) que falleciera hace poco de una enfermedad bastante cruel. Este hombre que dignifico la vida, honro la vida, le dio sentido a la vida. Y pensar en la muerte me obliga a reflexionar en ese momento que cada uno de nosotros deberá atravesar, tarde o temprano, esa puerta que vamos a transponer en un momento de nuestra vida finita.
Tiempo que desconocemos, que solamente el Padre conoce, pero que nos obliga a pensar “¿como estoy viviendo mi vida?, ¿a que le doy valor?, ¿en que gasto mi tiempo?, en ir de un lado para el otro, en desesperarme por las cosas de todos los días, las tribulaciones, por la falta de recursos muchas veces. Este hombre, que se entera de su enfermedad, decide enarbolar la bandera de la vida y aprovechar sus últimos tiempos, para poder disfrutar intensamente de su familia, de su esposa, de sus tres hijos y decide dejar, en cada uno de ellos, una marca, una semilla, un signo imborrable para que lo recuerde.
Entonces dice la historia reciente de que con el mayor de ellos lo llevo a un lugar donde pudo disfrutar de nadar muy cerca de los delfines, a otro de ellos tuvo oportunidad de llevarlo a Disney y a la menor, como era una niña apenas de un año, le dejo grabado un video donde decía que el era el primer hombre que la había amado. Y recordar eso me hizo acordar el día que yo conocí a mi hija, como cada día que conocí a mis tres hijos en particular. Y muchas veces, pierdo tiempo en tantas cosas que no son importantes, que no son urgentes, que no son necesarias y me distraigo tal vez en no compartir un rato mas, en no disfrutarlos un poco mas intensamente, disfrutar a Marisa, mi esposa, a aquella mujer que me regalo la vida y que Dios la puso en mi camino hace muchísimos años.
A mis amigos, que a veces por falta de tiempo, por obligaciones por compromisos, por cansancios, no me siento a hablar de tonterías o de cosas importantes o de cosas que nos pasan por el corazón. Como pudo transmitir este hombre a través de un libro, que escribió este profesor universitario, que, como todo profesor, tiene la posibilidad de ponerse al frente de un montón de gente, jóvenes, adolescentes, u hombres o mujeres y transmitirle sus conocimientos. En este caso, más que conocimientos a través de su mensaje, este hombre nos dejo una reflexión y hasta diría un paréntesis para que lo abramos y nos pongamos a meditar, seriamente, en que estoy utilizando mi vida.
Pensar en la muerte es algo que a veces nos produce dolor, tristeza, angustia, desolación. Pero si lo pensamos profundamente, la reflexión sobre la muerte, es un poco nuestra actitud de vida. Me pesaría irme de este mundo sin poder hacer muchas de las cosas que me gustaría hacer. Bueno no debo tratar de evitarlas sino de que sucedan. De decir te quiero a quien corresponda, de hacer un servicio a quien se lo merece, de estar al lado del que me necesita, del reírme, del gozar, del disfrutar.
La muerte es un paso, es un paso hacia la eternidad, es un paso hacia una nueva posibilidad de entender que aquí, tenemos un tiempo, ese tiempo que nos ha dado Dios para que podamos trascender. Y nuestra vida, podrá ser muy efímera y pasajera, pero la trascendencia la vamos a poner nosotros con nuestros valores, con nuestras actitudes, con nuestra disponibilidad, con nuestro amor, con nuestro abrazo. No perdamos un instante, no perdamos un minuto mas de los que nos quedan en valorar todo lo que tengo, en abrazar a todos los que amo, en acercarme y llamar a todos aquellos a los que necesito, a los que quiero ver, a los que tengo algo que compartir.
Bien nos dice el Señor, no necesitaran de muchas cosas cuando estén en el cielo, en la vida eterna. Pero aquí, en la tierra, es donde tiene que quedar reflejada su huella, su marca. Y la marca del hombre queda impresa en el corazón de los demás. Y las marcas se construyen con valores, con amor, con disponibilidad. Lo material no cuenta. Y como dijimos muchas veces y todos tenemos claro, la mortaja no tiene bolsillos. Producir bienes materiales no nos hace más felices. De repente escuchar un te quiero o poder darle una caricia a nuestros hijos, es algo que nos llene mucho mas el corazón, que muchos elemento que podamos llegar a tener, comprar o conseguir.
La muerte es un paso, pero la vida es la trascendencia. Y yo puedo hacer que mi vida sea trascendente, u opaca, gris y sin ningún tipo de razón. Por lo tanto me propongo seria y firmemente, retomar esto que nos propone este hombre, y vivir intensamente cada uno de los momentos que a partir de hoy la vida me regale.
Carlos Guzmán
Coordinador de Contenidos
Programa Radial
EL ALFA Y LA OMEGA
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1.- Randolph Frederick Pausch (nacido el 23 de octubre de 1960, fallecido el 25 de julio de 2008) fue un profesor de informática, interacción hombre-máquina y de diseño en la Universidad Carnegie Mellon (CMU) en Pittsburgh, Pensilvania, Estados Unidos. Además fue un autor con alto número de ventas en sus libros, consiguiendo fama mundial por su trabajo "La Última Ponencia" discurso que dio el 18 de septiembre de 2007 en la Universidad de Carnegie Mellon.
En agosto del 2006, a Pausch se le diagnosticó un cáncer de páncreas metastatizado. Él comenzó un tratamiento muy agresivo para el cáncer que incluía cirugía mayor y quimioterapia experimental; sin embargo, en agosto del 2007, le dijeron que el cáncer había metastatizado al hígado y al bazo, lo que significaba que era terminal. Él entonces comenzó una quimioterapia paliativa, intentando prolongar su vida todo lo que fuese posible. El 2 de mayo del 2008, un PET scan mostró que su cáncer se había extendido a sus pulmones, algunos ganglios linfáticos en el pecho y metástasis en el peritoneo y el retroperitoneo.
El 26 de junio de 2008, Pausch indicó que estaba considerando la posibilidad de detener aún más la quimioterapia, debido a los posibles efectos secundarios adversos. El día 25 de julio de 2008 falleció a causa del cáncer de páncreas.
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