PROGRAMA Nº 1164 | 27.03.2024

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Monasterio de La Rábida

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El Monasterio de Santa María de la Rábida, es un monasterio franciscano en el término municipal de Palos de la Frontera, en la provincia andaluza de Huelva(España). Erigido en los siglos XIV-XV, sobresalen por su interés artístico la iglesia gótico-mudéjar, las estancias decoradas con frescos de Daniel Vázquez Díaz, el claustro y el museo, donde se conservan numerosos objetos conmemorativos del Descubrimiento de América y una escultura de la advocación mariana bajo la que se encuentra el convento, Nuestra Señora de los Milagros o Santa María de la Rábida, imagen de estilo gótico del siglo XIII aproximadamente, realizada en alabastro. El monasterio tiene 2.000 m² de extensión y es de planta irregular. A lo largo de sus más de quinientos años de historia ha sufrido modificaciones, sobre todo a raíz del terremoto de Lisboa de 1755. En él se hospedó Cristóbal Colón años antes de partir hacia el Nuevo Mundo, cuando aún se encontraba preparando su proyecto. En este monasterio se encuentra enterrado Martín Alonso Pinzón, que falleció a los pocos días del regreso del primer viaje colombino. Asimismo, al regreso de alguna de sus expediciones de conquista, llegaron a este cenobio franciscano Hernán Cortés, Gonzalo de Sandoval y Francisco Pizarro. Por estas razones forma parte destacada del itinerario histórico artístico conocido como los Lugares colombinos.

El Monasterio fue declarado Monumento Nacional en 1856. Mereció además la declaración de Primer Monumento histórico de los pueblos Hispánicos en 1949. El 28 de febrero de 1992 le fue otorgada por parte de la Junta de Andalucía la "Medalla de Oro de Andalucía". En la declaración de la IX Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y Presidentes de Gobierno en La Habana, se reconoció a La Rábida como lugar de encuentro de la Comunidad Iberoamericana de Naciones. Este monasterio ha mantenido siempre fuertes vínculos con los pueblos iberoamericanos. Sobre los orígenes de "La Rábida" existe una serie de leyendas recogidas en un antiguo códice de fray Felipe de Santiago, en las que se le atribuye unos orígenes legendarios. Según estas leyendas, en tiempos de los fenicios habría existido un altar dedicado a su dios Baal (posteriormente equiparado con Hércules) y más tarde los romanos habrían elegido este mismo lugar para venerar a su diosa Proserpina. Los árabes levantarían aquí un pequeño monasterio con monjes-caballeros similares a los de las órdenes cristianas. Este tipo de monasterio musulmán solía estar en la costa fronteriza y tomaba el nombre de rábida o rápita, de donde le vendría la denominación. Los ascetas musulmanes se perfeccionaban espiritualmente al tiempo que defendían el lugar fronterizo. En el siglo XIII, tras la conquista cristiana, pertenecería ya a los Caballeros Templarios, bajo la advocación de Nuestra Señora de los Milagros. Esta misma tradición cuenta que el propio san Francisco de Asís llegó a este lugar en compañía de doce discípulos para fundar un pequeño y humilde monasterio franciscano.

El religioso fray Francisco de Gonzaga, historiador de la orden franciscana (siglo XVI), fijó el origen de la fundación de La Rábida en 1261. Sin embargo, documentalmente, la carta fundacional del convento es una bula del Papa Benedicto XIII, que data del 7 de diciembre de 1412, y que concede a fray Juan Rodríguez y sus compañeros religiosos, moradores del eremitorio de Santa María de La Rábida desde 1403, el permiso pontificio para establecerse en comunidad. Dado el enclave que ocupaba, el lugar fue desde el principio un refugio o fortaleza para defenderse de los ataques frecuentes de los piratas que merodeaban la costa. El papa Eugenio IV otorgó una bula de indulgencias para todo aquel que ayudara en este sitio a los viajeros necesitados. Gran parte de los edificios conventuales fueron construidos en aquellos años (primeros del siglo XV). Los nobles de la comarca y los vecinos del lugar ayudaron y colaboraron en gran medida.

El monasterio cobró gran importancia en la historia a partir de la llegada de Cristóbal Colón, quien encontró refugio y atención entre los frailes de La Rábida. En 1485 Colón llegó por primera vez y en él se hospedó y recibió apoyo para su empresa descubridora. Entre los religiosos de este convento encontró ayuda, tanto científica como espiritual. Hombres como fray Juan Pérez y fray Antonio de Marchena fueron claves para sus intereses, ya que le ayudaron en sus contactos con la corona y con la marinería de la zona. Fueron ellos los que le pusieron en contacto con Martín Alonso Pinzón, rico armador y líder natural de la zona, gracias al cual consiguió ayuda económica y reclutar los hombres necesarios para la empresa al fallecer fue enterrado en este monasterio. Llegó a su villa natal, tras el primer viaje colombino, gravemente enfermo. Murió a los quince o veinte días de su vuelta y fue enterrado en la iglesia del monasterio de La Rábida, a los pies de la Virgen de los Milagros y con hábito franciscano como sudario, según su voluntad.

En mayo de 1528 arribó al puerto de Palos Hernán Cortés, tras conseguir la conquista de Nueva España. Se hospedó en el monasterio. Venía acompañado de su amigo y compañero Gonzalo de Sandoval, quien desembarcó gravemente enfermo, muriendo a los pocos días en una fonda de Palos donde estaba hospedado. Se trasladó su cuerpo sin vida al monasterio, donde fue enterrado, cerca del altar de la Virgen de los Milagros. Pocos días después llegó Francisco Pizarro a Palos, dirigiéndose también al convento, donde, aparte de recibir ayuda espiritual, se entrevistó con su pariente Hernán Cortés. También sirvió de inspiración la vida monástica y contemplativa para los hombres que fueron a evangelizar las tierras recién descubiertas: fray Juan de Palos, fray Juan Izquierdo y otros franciscanos y religiosos de Palos de la Frontera y los pueblos vecinos que tuvieron especial relevancia en la evangelización de América.

En 1882, el rey Alfonso XII visitó el monasterio y apoyó una segunda iniciativa de rehabilitación y mejora con el fin de conmemorar, años más tarde, el IV Centenario del Descubrimiento de América, cuya organización estuvo a cargo del Gobernador Civil de Huelva, don Mariano Alonso-Castrillo y Bayón, III Marqués de Casa Ximénez, del cual puede verse un retrato en la Sala del Museo Colombino que alberga el monasterio. Dirigió las obras en esta ocasión el arquitecto Ricardo Velázquez Bosco, que supo respetar el ambiente y el espíritu del edificio original. La toma de posesión oficial del monasterio por los franciscanos tuvo lugar en 1920, una vez cedido el edificio, en 1919, a la orden seráfica, según anota el profeso de Asís en La Rábida Luis García Nieto, bibliotecario y cronista de aquella efeméride.

Ya en el siglo XX, el monasterio es testigo del vuelo del Plus Ultra. Los tripulantes de dicha expedición se hospedaron en el monasterio antes de iniciar el raid Palos de la Frontera-Buenos Aires, celebraron una misa frente a la Virgen de los Milagros, que se encontraba circunstancialmente en la parroquia de Palos de la Frontera, y finalmente, el 22 de enero de 1926, partieron del muelle de la Calzadilla de Palos, elevándose el hidroavión frente al convento. Al regreso de los tripulantes, el rey Alfonso XIII celebró una misa de acción de gracias también ante la patrona de Palos, en la Iglesia de San Jorge, para posteriormente dirigirse al monasterio de La Rábida, a celebrar los actos conmemorativos por el éxito del vuelo. El 3 de agosto de 1992 se celebró en el interior del monasterio un Consejo de Ministros del gobierno de España, presidido por el Rey de España Juan Carlos I. El 14 de junio de 1993, el Papa Juan Pablo II visitó el monasterio con motivo de la coronación Real y Pontificia de la imagen de Ntra. Sra. de los Milagros.

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