Del
profeta Elías han heredado la pasión ardiente por el Dios vivo y verdadero, lo
que se ve reflejado en el lema de su escudo: Me consume el celo por el Señor, Dios de los Ejércitos, 1Reyes
19:14.
En
medio de las celdas construyeron una iglesia, que dedicaron a su patrona, la
Virgen María, a quien veneran como Nuestra Señora del Carmen. Tomaron así el
nombre de "Hermanos de Santa María del Monte Carmelo"
El
patriarca de Jerusalén, Alberto, les entregó en el año 1209 una regla de vida,
que sintetiza el ideal del Carmelo: vida contemplativa, meditación de la
Sagrada Escritura y trabajo.
El
ropaje carmelita está conformado por una túnica de color marrón y un
escapulario del mismo color. Según la tradición, el domingo 16 de julio de
1251, la Santísima Virgen María se apareció en Cambridge, Inglaterra, a San
Simón Stock, a quien entregó el Escapulario del Carmen.
Los
Ermitaños de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo o Carmelitas
Ermitaños son una rama de la Orden de los Carmelitas que se originó con los
monjes ermitaños que, desde el siglo XIII, se convirtieron en la mayor parte en
frailes mendicantes. Sin embargo, los Carmelitas Ermitaños de la rama masculina
de la Orden de los Carmelitas no se consideran como los frailes carmelitas de
la vida activa y apostólica. En la actualidad, los Carmelitas Ermitaños son
comunidades separadas, hombres y mujeres que viven una vida de clausura,
inspirados por la vida monástica antigua Carmelita, bajo la autoridad del Prior
General de la Orden Carmelita de la Antigua Observancia.
Nuestra
Señora del Monte Carmelo es la patrona principal de este tipo de comunidades
carmelitas. Esta rama se basa, por regla general, el primitivo carisma
carmelitano de la Antigua Observancia, aún compartiendo la riqueza espiritual
de la rama reformada de Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz.
Carmelitas Descalzas
En
el año 1562, Santa Teresa de Jesús efectuó una reforma en la orden religiosa y
fundó el primer convento de Carmelitas Descalzas en la ciudad de Ávila.
Posteriormente, junto con San Juan de la Cruz, fundó el ramo de los Carmelitas
Descalzos.
Carmelitas Descalzos
A
partir del año 1562, Santa Teresa de Ávila y San Juan de la Cruz impulsaron la
reforma del Carmelo, fundando los primeros monasterios de Carmelitas Descalzos.
La nueva regla busca retornar a la vida centrada en Dios con toda sencillez y
pobreza, como la de los primeros eremitas del Monte Carmelo.
Los
Carmelitas Descalzos se dividen en tres ramas: frailes (Primera Orden), monjas
contemplativas (Segunda Orden) y hermanos terceros o seglares (de la Venerable
Orden Tercera de los Carmelitas o del Carmelo Seglar).
Carmelitas de la
Orden Tercera
Son
los miembros laicos del Carmelo de la Antigua Observancia. Viven el carisma
carmelitano manteniendo sus familias y trabajos habituales (pero en algunas
comunidades llegan mismo a recibir el hábito religioso carmelita). Constituyen
una verdadera rama de la Orden del Carmen, se comprometen mediante la promesa
de vivir los consejos evangélicos (castidad, pobreza y obediencia) y el
espíritu de las bienaventuranzas. Estos carmelitas se rigen por la misma Regla
de San Alberto de Jerusalén y por constituciones propias.
Carmelitas Seglares
Son
los miembros terciarios del Carmelo Descalzo. Son laicos que viven el carisma
carmelitano manteniendo sus familias y trabajos habituales. Se rigen por la
misma Regla de San Alberto y por unas constituciones propias, aprobadas en
2003. Constituyen una verdadera rama de la Orden, a la que se comprometen
mediante la promesa de vivir los consejos evangélicos (castidad, pobreza y
obediencia) y el espíritu de las bienaventuranzas.
Los
que se acercan al Carmelo Seglar viven un periodo de postulantado, que va desde
los seis meses a un año como máximo, en el que junto con la comunidad realizan
un período de discernimiento a la vocación. Pasado ese tiempo, se invita al
postulante a pedir el ingreso a la Orden, que lo preparará en los próximos dos años
a emitir las promesas temporales de vivir la castidad, pobreza y obediencia, y
las bienaventuranzas según su estado de vida (soltero, casado, viudo).
Hechas
estas promesas, se preparará para caminar hacia las definitivas luego de tres
años de formación, que lo hará miembro de la Orden. Ser un hermano carmelita no
es un privilegio, sino una responsabilidad en la misión salvífica de
Jesucristo.