PROGRAMA Nº 1198 | 20.11.2024

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Orden de Nuestra Señora del Monte Carmelo

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La Orden de Nuestra Señora del Monte Carmelo (también llamada Orden de los Carmelitas) es una orden religiosa que surgió alrededor del Siglo XII, cuando un grupo de ermitaños, inspirados en el profeta Elías, se retiraron a vivir en el Monte Carmelo, considerado el jardín de Palestina ("Karmel" significa "jardín").

Del profeta Elías han heredado la pasión ardiente por el Dios vivo y verdadero, lo que se ve reflejado en el lema de su escudo: Me consume el celo por el Señor, Dios de los Ejércitos, 1Reyes 19:14.

En medio de las celdas construyeron una iglesia, que dedicaron a su patrona, la Virgen María, a quien veneran como Nuestra Señora del Carmen. Tomaron así el nombre de "Hermanos de Santa María del Monte Carmelo"

El patriarca de Jerusalén, Alberto, les entregó en el año 1209 una regla de vida, que sintetiza el ideal del Carmelo: vida contemplativa, meditación de la Sagrada Escritura y trabajo.

El ropaje carmelita está conformado por una túnica de color marrón y un escapulario del mismo color. Según la tradición, el domingo 16 de julio de 1251, la Santísima Virgen María se apareció en Cambridge, Inglaterra, a San Simón Stock, a quien entregó el Escapulario del Carmen.

Los Ermitaños de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo o Carmelitas Ermitaños son una rama de la Orden de los Carmelitas que se originó con los monjes ermitaños que, desde el siglo XIII, se convirtieron en la mayor parte en frailes mendicantes. Sin embargo, los Carmelitas Ermitaños de la rama masculina de la Orden de los Carmelitas no se consideran como los frailes carmelitas de la vida activa y apostólica. En la actualidad, los Carmelitas Ermitaños son comunidades separadas, hombres y mujeres que viven una vida de clausura, inspirados por la vida monástica antigua Carmelita, bajo la autoridad del Prior General de la Orden Carmelita de la Antigua Observancia.

Nuestra Señora del Monte Carmelo es la patrona principal de este tipo de comunidades carmelitas. Esta rama se basa, por regla general, el primitivo carisma carmelitano de la Antigua Observancia, aún compartiendo la riqueza espiritual de la rama reformada de Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz.

Carmelitas Descalzas
En el año 1562, Santa Teresa de Jesús efectuó una reforma en la orden religiosa y fundó el primer convento de Carmelitas Descalzas en la ciudad de Ávila. Posteriormente, junto con San Juan de la Cruz, fundó el ramo de los Carmelitas Descalzos.

Carmelitas Descalzos
A partir del año 1562, Santa Teresa de Ávila y San Juan de la Cruz impulsaron la reforma del Carmelo, fundando los primeros monasterios de Carmelitas Descalzos. La nueva regla busca retornar a la vida centrada en Dios con toda sencillez y pobreza, como la de los primeros eremitas del Monte Carmelo.

Los Carmelitas Descalzos se dividen en tres ramas: frailes (Primera Orden), monjas contemplativas (Segunda Orden) y hermanos terceros o seglares (de la Venerable Orden Tercera de los Carmelitas o del Carmelo Seglar).

Carmelitas de la Orden Tercera
Son los miembros laicos del Carmelo de la Antigua Observancia. Viven el carisma carmelitano manteniendo sus familias y trabajos habituales (pero en algunas comunidades llegan mismo a recibir el hábito religioso carmelita). Constituyen una verdadera rama de la Orden del Carmen, se comprometen mediante la promesa de vivir los consejos evangélicos (castidad, pobreza y obediencia) y el espíritu de las bienaventuranzas. Estos carmelitas se rigen por la misma Regla de San Alberto de Jerusalén y por constituciones propias.

Carmelitas Seglares
Son los miembros terciarios del Carmelo Descalzo. Son laicos que viven el carisma carmelitano manteniendo sus familias y trabajos habituales. Se rigen por la misma Regla de San Alberto y por unas constituciones propias, aprobadas en 2003. Constituyen una verdadera rama de la Orden, a la que se comprometen mediante la promesa de vivir los consejos evangélicos (castidad, pobreza y obediencia) y el espíritu de las bienaventuranzas.

Los que se acercan al Carmelo Seglar viven un periodo de postulantado, que va desde los seis meses a un año como máximo, en el que junto con la comunidad realizan un período de discernimiento a la vocación. Pasado ese tiempo, se invita al postulante a pedir el ingreso a la Orden, que lo preparará en los próximos dos años a emitir las promesas temporales de vivir la castidad, pobreza y obediencia, y las bienaventuranzas según su estado de vida (soltero, casado, viudo).

Hechas estas promesas, se preparará para caminar hacia las definitivas luego de tres años de formación, que lo hará miembro de la Orden. Ser un hermano carmelita no es un privilegio, sino una responsabilidad en la misión salvífica de Jesucristo.

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