El 2 de febrero de 1536 Pedro de Mendoza funda el primer
asentamiento de la que sería la ciudad de Buenos Aires. A dicho asentamiento lo
denominó “Nuestra Señora Santa María del Buen Ayre” a fin de cumplir la promesa
que hiciera a la Patrona de los Navegantes, la Virgen de Bonaria.
"Buen Ayre" era la castellanización del nombre de una imagen de la
Virgen que se veneraba en el santuario de Cagliari, Cerdeña, y que era también
patrona de los navegantes de Cádiz, España.
Cuenta la historia que en 1370 llegó a las playas de Cerdeña, una caja que contenía una imagen de una Virgen que llevaba al niño Jesús en un brazo y en el otro un cirio. Desde entonces fue venerada como la “Virgen de los navegantes” y se la llamó "Bonaria" o del "Buen Aire". En 1592 se inició un proceso canónico en la ciudad de Cagliari para confirmar la verdad de los hechos acerca de la llegada misteriosa al puerto de Bonaria, en 1370, de la imagen de la Virgen que tomó dicha advocación. El resultado de tal investigación arrojó el siguiente relato:
"Partió de un puerto de España para Italia, una nave
cargada de mercaderías y, durante el viaje, le sobrevino una furiosa tempestad.
Hubo que arrojar al mar cantidad de bultos y, entre ellos, una caja grande de
madera que no se sumergió, sino que, colocándose delante de la nave, parecía
que tiraba de ella y la guiaba. Al llegar frente a la isla de Cerdeña la caja,
seguida de la nave, torció hacia la playa de Cagliari, donde se detuvo a la
lengua del agua. A la novedad acudió la gente y, queriendo transportarla, no
fue posible moverla. De improviso, se oyó la voz de un niño que dijo que
llamasen a los padres de la Merced, que tienen su convento en la colina, a
pocos metros de distancia. Ellos la llevaron fácilmente y, al abrirla en casa,
encontraron una hermosa imagen de la Santísima Virgen, tallada en madera".
La fama del santuario de Bonaria se extendió rápidamente y
la advocación de la Virgen se hizo muy popular y fue venerada por los
españoles, especialmente en el puerto de Sevilla, de donde partían las
expediciones hacia el Nuevo Mundo.
Cuando el 11 de junio de 1580 se fundó
nuevamente la ciudad de Buenos Aires, su fundador, don Juan de Garay, quería
llamarla "Ciudad de la Santísima Trinidad". La razón sería que la festividad más importante
cercana a la fecha había sido la de la Trinidad o, según algunos historiadores,
porque la nave ancló el día de dicha festividad.
Pero los marineros que lo habían llevado
hasta allí eran sardos y querían que la llamase "Ciudad de la Virgen de
Bonaria”. Hubo una discusión entre uno y otros y al final llegaron a un
compromiso. La llamarían "Ciudad
de la Santísima Trinidad y Puerto de Nuestra Señora de Bonaria”.
Sin embargo los designios de Garay no
tuvieron éxito ya que, a pesar de que jamás hubo disposición oficial alguna que
cambiara su nombre, que resultaba ser muy largo, inapelablemente el uso
consagró desde el primer momento el nombre de “Bonaria”, es decir, Buenos
Aires, para la ciudad, en recuerdo de la imagen de la Virgen de Bonaria.