El
origen de la devoción y el culto a Nuestra Señora del Huerto se remonta a años
lejanos, precisamente a finales del siglo XIV. En la primavera del año 1493, la
ciudad de Chiávari, Italia, fue aquejada por una gravísima epidemia, procedente
de Génova, ciudad con la que mantenía una fuerte comunicación, que llenó de
terror a todos sus habitantes, causando numerosas muertes.
Una
piadosa mujer de Chiávari, María, de la familia de los Quercio, llamada Turquina, acudió
a La Madre de Dios y oró constantemente, iluminada por su fe y su solidaridad
hacia sus hermanos, pidiéndole que alejara de su pueblo el terrible flagelo que
lo azotaba y prometiéndole una señal de público reconocimiento si se le
concedía la gracia. Su
esperanza no fue defraudada, y milagrosamente, la aterradora epidemia
desapareció, y la buena mujer, en señal de gratitud a María Santísima, mandó
pintar su sagrada Imagen en un muro que daba a la calle más concurrida de
Chiávari, llamada “La calle de Los
Huertos”, denominada así por haber muchos huertos en esa calle, a fin de
que los que pasaran pudiesen más fácilmente alabar y rezar a la Virgen.
Confió
el trabajo al reconocido pintor Benito Borzone, quien logró expresar de un modo
admirable la idea de la bondad y el poder de María. La pintura representa a la
Virgen en el acto de estrechar en su seno con la mano izquierda al niño Jesús,
que se toma de su cuello, mientras que con la mano derecha sostiene alzado el
pequeño brazo del Niño, para bendecir a la ciudad y a cualquiera que tuviese la
gracia de pasar delante de ella. En torno a la cabeza de la Virgen se leen las
palabras del saludo angélico: “Ave gratia
plena”, y más en alto, la frase bíblica: “Hortus Conclusus”.
Con
el alma llena de alegría por haber visto con sus propios ojos a La Madre de
Dios, Sebastián regresó a Chiávari y narró su extraordinaria aventura a cuantos
encontraba en el camino. El pueblo chiavarés se conmovió profundamente con
aquel relato y fueron a ver el nicho donde se encontraba la Imagen, y
observaron que la fisura que había amenazado, desde hacía muchos años, el
derrumbe del nicho, a causa del deterioro del tiempo y la intemperie, había
desaparecido misteriosamente, quedando nada más que una señal apenas visible,
lo que constituyó un claro testimonio de que la sorprendente aparición que
Descalzo había presenciado había sido real.
Años
después, con el consentimiento del Vicario, el pueblo construyó una pequeña
capilla para preservar la Imagen de cualquier peligro de derrumbe, que luego se
convirtió en una Basílica. El 7
de marzo de 1643 la Virgen del Huerto fue declarada Patrona de la ciudad y el 8
de Septiembre de 1769 fue coronada solemnemente.