viernes, 29 de agosto de 2014

Partido Interreligioso por la Paz


El Partido Interreligioso por la Paz, promovido por el Papa Francisco, y organizado por la Fundación Pupi y Scholas Ocurrentes se realizará el Lunes 1° de Septiembre de 2014, a las 20,45 (hora de Roma), en el Estadio Olímpico de Roma.

En el marco de este evento se presentará el Himno titulado “Sembradores del Encuentro”, canción elegida como el Himno Oficial de la iniciativa Scholas Occurrentes,  la red mundial de escuelas promovida por el Papa Francisco.

El Himno tiene libro y música de Chacho Garabal, Domingo Romano y Jano Piccardo, quienes ya preparan las versiones en distintos idiomas de la canción, para representar a Scholas en todo el mundo.

Chacho Garabal y Domingo Romano cantarán el Himno en el marco de este evento y además han invitando a participar a artistas de todas partes del mundo para sumarse a la iniciativa de construir la Paz a través de la música.

En una de sus estrofas, la canción dice: “El cambio empieza hoy; busca en tu corazón. Somos Scholas por el mundo, sembramos un olivo por la Paz”

El partido será emitido en VIVO en ARGENTINA a través de la Televisión Pública, el próximo lunes 1º de septiembre desde las 15.45 se podrá ver el encuentro que reunirá a las estrellas de todo el mundo, de distintas religiones, para demostrar unión dentro del campo de juego. Martina Stoessel (Violetta) brindara un espectáculo musical, sumándose solidariamente a la propuesta. 

Como ya se ha informado participarán del encuentro futbolistas internacionales de todas las religiones para mostrar que los deportistas, más allá de sus creencias, están comprometidos a promover la paz y el encuentro entre los hombres.

Los jugadores y técnicos del más alto nivel que ya confirmaron su presencia son Lionel Messi, Neymar Jr, Gianluigi Buffon, Zinedine Zidane, Gabriel Batistuta, Roberto Baggio, Francesco Totti, Andrea Pirlo, Filippo Inzaghi, Alessandro Nesta, Yuto Nagatomo, Samuel Eto'o, Suley Muntari, Andrea Ranocchia, Yosi Benayoun, Fernando Muslera, Roque Santa Cruz, Cristian Ledesma, Mikel Arteta, Maxi Rodríguez, Gabriel Heinze y David Trezeguet, y los entrenadores Gerardo Martino, Arsène Wenger y Diego Simeone.

martes, 26 de agosto de 2014

El relato de Lucas sobre la desobediencia de Jesús a los 12 años - Segunda Parte

Pero otras comunidades cristianas reaccionaron en contra de esta postura. Éstas estaban convencidas de que Jesús no había “empezado” a ser Hijo de Dios en el bautismo sino que lo era ya desde su nacimiento. Y estas comunidades, para enseñar tal idea, hicieron circular algunos relatos referidos a la infancia de Jesús (es decir, a su concepción, su nacimiento, sus primeros años de vida), en los que se afirmaba, de manera explícita, que Jesús era Hijo de Dios desde su mismo nacimiento. Por ejemplo, se contaba que a poco de nacer el niño su familia debió huir a Egipto, para que se cumpliera la profecía en la que Dios anunciaba: “De Egipto llamé a mi Hijo” (Mt 2,15). O también, que el ángel Gabriel ya le había avisado a María que el niño concebido en su vientre era Hijo de Dios (Lc 1,32.35).   El niño que creció dos veces

Cuando años más tarde se componen los evangelios, san Marcos (el primero en escribir) comenzó su relato de manera tradicional, es decir, con el bautismo de Jesús (Mc 1). Pero Lucas (y Mateo), para evitar la posible interpretación de que Jesús había “comenzado” a ser Hijo de Dios a partir del bautismo, decidió añadir antes algunos de estos “relatos de la infancia” de Jesús, que mostraban su filiación divina desde la niñez. Y cuando Lucas ya había terminado de escribir la infancia de Jesús (la anunciación del ángel, la visita de María a Isabel, la presentación del niño recién nacido en el Templo), y había escrito la conclusión (“Y el niño crecía, y se fortalecía, llenándose de sabiduría, y la gracia de Dios estaba sobre él”, Lc 2,40), llegó a sus manos un relato que él no conocía: el de Jesús adolescente perdido en el Templo a los 12 años. Procedía de otra comunidad distinta a la suya.

A Lucas le pareció interesante. Y, con algunos retoques propios, resolvió agregarlo a continuación de la infancia que había escrito. Pero al añadirlo, la frase que había puesto como “final” quedaba ahora desubicada. Entonces volvió a ponerla otra vez más adelante, en Lc 2,52 (“Y Jesús crecía en sabiduría, en estatura y en gracia, ante Dios y ante los hombres”). Ésta es la explicación de por qué en Lucas aparece dos veces esta misma frase. Esto explica también la reacción incoherente que demuestra María en el relato del niño perdido en el Templo. En efecto, en la primera parte de la infancia Lucas había dicho que María, desde el momento de la anunciación, ya sabía claramente que Jesús era Hijo de Dios. Y da a entender que san José también lo sabía, porque no parece haber habido ningún problema entre ellos cuando nació el niño. Pero cuando más tarde Jesús se pierde a los 12 años, Lucas dice que “ellos no comprendieron” a Jesús. Se ve, pues, que Lucas mezcló dos tradiciones distintas sobre María, procedentes de dos comunidades diversas. En una, ella sabe todo porque el ángel Gabriel se lo explicó en la anunciación. En la otra, María no sabe nada, y reacciona como una madre normal ante las palabras o acciones desconcertantes de su hijo.   Asuntos dolorosos que atender

Falta aclarar una última cuestión: ¿por qué Jesús se quedó aquel día en el Templo, solo, en una ciudad extraña, sin permiso de sus padres, y éstos no pudieron encontrarlo hasta el tercer día? Porque, como dijimos antes, el relato no pretende contar un hecho estrictamente histórico ocurrido durante la adolescencia de Jesús, sino simplemente enseñar, a partir de algún recuerdo familiar (quizás el hecho de que cuando Jesús era niño se quedó escuchando a los sabios del Templo), que él era Hijo de Dios desde su mismo nacimiento, y no a partir de su bautismo.

Por eso, la clave para entender todo el episodio está en el versículo 49, en la respuesta que el niño les da a José y María, diciéndoles que Dios es su Padre, y que por tanto él debe encargarse de sus asuntos. Ahora bien, como más adelante Jesús se encargará de los asuntos de su Padre “perdiendo” la vida en Jerusalén, el relato lo muestra ahora “perdiéndose” en Jerusalén, como un adelanto de lo que le sucederá después en su pasión y muerte. En efecto, si analizamos la narración veremos que contiene todos los detalles de su futura “pérdida”: a) El niño Jesús se pierde en Jerusalén. Y Jesús morirá en Jerusalén. b) El niño Jesús se pierde en una fiesta de Pascua. Y Jesús morirá en una fiesta de Pascua. c) El niño Jesús se pierde tres días hasta que lo vuelven a encontrar. Jesús al morir desaparecerá tres días hasta que lo vuelvan a encontrar. d) Para perderse en Jerusalén, el niño Jesús tuvo que “subir” desde Galilea. Para morir en Jerusalén, Jesús tuvo que “subir” desde Galilea (Lc 18,31). e) Al perderse el niño Jesús, les reprocha a sus padres: “¿Por qué me buscaban?” Cuando muere Jesús, les reprochan a las mujeres: “¿Por qué lo buscaban?” (Lc 24,5). f) Ante la angustia de sus padres, el niño Jesús les dice que su pérdida “es necesaria”. Ante la angustia de sus discípulos, Jesús les dice que su muerte “es necesaria” (Lc 9,22; 13,33). g) El niño dice que se pierde para estar con su Padre. Jesús dirá que muere para estar con su Padre (Lc 23,46). h) Cuando Jesús explica el porqué de su pérdida, sus padres “no comprendieron estas palabras”. Cuando Jesús explica el porqué de su pasión, sus discípulos “no comprendieron estas palabras” (Lc 9,45).

El relato del niño perdido y hallado en el Templo de Jerusalén no es, pues, un relato estrictamente histórico, ni fue escrito simplemente para contar un disgusto doméstico sufrido por María durante la adolescencia de Jesús. Es mucho más que eso. A partir de un recuerdo de familia, San Lucas compuso un relato “cristológico”, es decir, un relato sobre Cristo. Con él intenta enseñar, mediante imágenes y escenas, quién era Jesucristo, qué escondía su persona, qué relación tenía con su Padre Dios, y cuál era su misión aquí en la tierra. El episodio de Jesús extraviado en el Templo no es la crónica de un niño desobediente. Al contrario. Nos muestra que Jesús era un hijo tan obediente, que a los 12 años quiso anticipar lo que más tarde tendrá que hacer: “perder” su vida en Jerusalén para estar en la casa de su Padre.   No dejarlo para mañana

Según Lucas, cuando Jesús tenía 12 años se quedó tres días en Jerusalén sin avisar. Cuando al fin lo hallaron sus padres, le preguntaron por qué había hecho eso. Y él, con la ingenuidad y la lógica de los niños, les quiso decir: “¿Y por qué me buscaban? Sólo se busca lo que está perdido, y yo no estaba perdido. Estaba donde tenía que estar: en la casa de mi padre. Son ustedes los que se habían perdido, porque ustedes se habían ido, no yo”. María no entendió lo que su Hijo decía. Después lo entenderá. Pero nosotros sí lo entendemos bien. Jesús quiso decirle que tenía que ocuparse de las cosas de su padre ya. Tenía sólo 12 años, y ya se encargaba de ello. No podía esperar hasta más tarde, o a cuando fuera mayor, o a que fuera predicador. No. Se ocupó en la primera oportunidad que tuvo.

Nosotros tenemos el mismo Padre, y por lo tanto los mismos asuntos y urgencias que Jesús, y que no siempre pueden esperar hasta mañana. Sin embargo, qué poco nos ocupamos de las cosas de Dios: del amor, del respeto, de la caridad a los más necesitados, de la solidaridad, del perdón. Todo lo dejamos para mañana. Hay demasiados mañanas en nuestra vida. Demasiadas postergaciones, para cuando tengamos tiempo. Un tiempo que quizás no llegue nunca. Para que la salvación sea efectiva debemos empezar a ocuparnos ya de las cosas de Dios. Fue la gran enseñanza que nos dejó Jesús, cuando apenas tenía 12 años.

Ariel Álvarez Valdés
Biblista

miércoles, 20 de agosto de 2014

The Breeze: An Appreciation of JJ Cale

A pedido de nuestros oyentes, comenzaremos a publicar el material musical exclusivo de EL ALFA Y LA OMEGA, el álbum elegido esta semana es el del músico británico Eric Clapton, publicado por la compañía discográfica Surfdog Records en julio de 2014. El álbum, acreditado a Eric Clapton & Friends, es un homenaje póstumo a su amigo y colaborador JJ Cale, quien falleció el 26 de julio de 2013 a los 74 años a causa de un infarto. El disco contó con la colaboración de músicos como Willie Nelson, Tom Petty, Mark Knopfler y John Mayer, entre otros. JJ Cale falleció a finales de julio de 2013 y a los amantes del blues rock y del llamado Sonido Tulsa nos dejó huérfanos. Ahora, Eric Clapton, quien un día afirmó que la persona viva que más admiraba era precisamente el guitarrista y compositor de Oklahoma, le rinde tributo a quien considera uno de sus maestros. Él fue quien escribió Cocaine y After Midnight, y juntos firmaron el extraordinario The Road to Escondido (Reprise, 2006), premio Grammy al mejor disco de blues contemporáneo dos años después.

The Breeze: An Appreciation of JJ Cale es eso mismo que nos dice su título, un tributo a uno de las grandes músicos y uno de los mejores guitarristas del siglo pasado. Eric Clapton & Friends incluye en su elenco de estrellas además de la Mano Lenta de Mark Knopfler, John Mayer, Tom Petty, Willie Nelson y Don White. Casi nada, y además cada uno de ellos eligieron sus temas favoritos de la carrera de JJ Cale, dando como resultado un álbum no solo imprescindible, sino una joya que uno no se cansa de escuchar.

Lo mejor de este disco de 16 canciones que publica Surfdog-Universal Music no es solo la selección, también va a servir para que bastantes seguidores de estos artistas van a seguir la pista a las versiones originales de JJ Cale y se darán cuenta que era un genio. The Breeze: An Appreciation of JJ Cale se abre como no podía ser menos con Call me The Breeze, un clásico a todas luces del homenajeado y un ejemplo del Tulsa Sound, aquel influyente sonido que unía blues, rock y country. Músicos de esta ciudad como Don White, Jim Keltner, Jamie Oldaker, Jimmy ‘Junior’ Markham, Jim Karstein, Walt Richmond y David Teegarden también aparecen en los créditos de este álbum en el que los invitados acercan a su terreno el repertorio de Cale.

Eric Clapton es quizás el más estándar con los temas de JJ Cale, aportando su groove en Cajun Moon y Since You Said Goodbye, a dúo con Christine Lakeland en Crying Eyes. Pero sin embargo sus compañeros los llevan a su terreno. Tom Petty, el más rockero de todos, lo hace en Rock And Roll Records, un rock de preciosa factura, el blues rock I Got The Same Old Blues y la introspectiva The Old Man And me. Mark Knopfler hace suya Someday, una canción que casi podría firmar como suya al escuchar esas inconfundibles voz y guitarra, y parece que estamos viendo reír a JJ Cale mientras interpreta junto a Clapton y Don White otra joyita como es Train to Nowhere. Magnolia rezuma melancolía en la voz de John Mayer, a quien antes se puso en la piel de JJ Cale bordando ese blues titulado Lies junto a Eric Clapton, y casi al final saca su vena rockera en Don’t Wait. Willie Nelson eligió la balada Songbird. Es una delicia para los oídos esta versión que el veterano cantautor lleva a la frontera. Y no es menos delicada su rendición a Starbound, otra de las joyas de esta selección de eternas de JJ Cale, disfrutable cada vez que le damos al play.

martes, 19 de agosto de 2014

Cómo comenzó la Catequesis en la Iglesia – Primera Parte

Uno de los primeros problemas que se planteó la Iglesia al tener que ocuparse de la formación inicial de los que deseaban incorporarse a Ella por la recepción del bautismo. La respuesta a esta cuestión recibió, muy pronto, el nombre de catequesis. La palabra "catequesis" proviene del verbo griego KATEXEIN, que Pablo utilizaba para indicar la "enseñanza oral de la fe" (1Cor 14, 19; Gal 6, 6). Primero precedía la predicación de la palabra de Dios, y luego tenía lugar la explicación de esa palabra predicada. Más tarde se empleó en un sentido más técnico para significar la "formación cristiana previa a la recepción del bautismo". Así aparece en S. Justino como un periodo de instrucción y preparación para recibir el bautismo (1Apol., 1, 61). Anticipadamente se puede decir que el proceso de generación del catecismo se extiende desde la época apostólica hasta el siglo XVI; se justifica si reconocemos como modelo de catecismo el publicado en 1566 por el Papa San Pío V ejecutando la decisión del Concilio de Trento, que significó una de las reformas más importantes de la Iglesia en toda su historia. El Catecismo de Trento fue, en buena medida, inspirador de la obra evangelizadora de la Iglesia en los siglos siguientes, no sólo en Europa, sino análogamente, en América Latina.

Este Catecismo es propuesto por la autoridad de la Iglesia como la regla de la doctrina y el punto de referencia que debe inspirar la tarea catequística de la Iglesia en el futuro; no por cierto para un futuro prolongado indefinidamente ya que los catecismos no son eternos. Lo que intento sugerir es que tanto el Catecismo como el Compendio pueden representar la apertura de otro ciclo evangelizador y de difusión de la verdad análogo a aquel que se abrió con el Catecismo del Concilio de Trento; un ciclo que va de la catequesis al catecismo, pero que del catecismo vuelve a la catequesis, a la vida concreta de la Iglesia y al ejercicio de su tarea fundamental de educar a los creyentes en la fe. "Catequesis", "catecismo", "catecúmeno"; aquí nos encontramos con una familia de palabras, derivadas de una raíz de origen griego, que tiene un significado propiamente cristiano. Es verdad que los griegos la usaban en el lenguaje referido al teatro, pero a partir del Nuevo Testamento esa raíz, ese verbo KATEJÉO se ha convertido en un concepto típicamente cristiano; lo podríamos traducir "hacer resonar como un eco". En el Nuevo Testamento KATEJÉO se refiere a la enseñanza del mensaje de Cristo, a su transmisión, que es desde el principio una enseñanza oral: se hace resonar como un eco la Palabra de Dios, la proclamación del Evangelio. Desde ya podemos advertir que hay un parentesco muy interesante entre catequesis y evangelio, entre catequizar y evangelizar; se trata del anuncio del mensaje que  Dios nos dirige en Jesucristo.

La catequesis ha de ser, entonces, como un eco del Evangelio: la voz que resuena en la educación como discípulos de aquellos que por la fe han recibido el KÉRYGMA, la proclamación, el mensaje del Evangelio de Cristo. En el texto del Nuevo Testamento, sobre todo en los escritos de San Pablo y en los de San Lucas (tanto en su Evangelio como el libro de los Hechos de los Apóstoles) nos encontramos con el uso de esta palabra referida siempre a la enseñanza oral de la verdad cristiana. Dice Pablo en la primera carta los Corintios 14, 19: "prefiero pronunciar en la asamblea cinco palabras inteligibles para catequizar a los demás, que diez mil palabras en un lenguaje incomprensible". Se refiere el Apóstol al mensaje articulado de la doctrina de la fe, destinado a instruir a los creyentes, contrapuesto al balbuceo carismático que tanto apreciaban los corintios -con exageración e indebidamente- hasta ofuscar lo principal: la catequesis, por la cual los fieles debían acceder a la comprensión de la Palabra de Dios. Lucas, en el prólogo de su Evangelio declara que él se propone, con ese escrito en el cual ordena los acontecimientos de la vida de Jesús y su enseñanza, avalar la solidez de la doctrina que los primeros cristianos han recibido mediante la catequesis; podríamos traducir: "la doctrina en la cual ustedes han sido catequizados". En la Carta a los Gálatas 6, 6, San Pablo reconoce ya un estatuto eclesial para el catequista, que tiene su sitio señalado en la comunidad, de manera que establece "el que recibe la enseñanza de la palabra (el catecúmeno) que haga participar de todos sus bienes a aquel que lo catequiza". En estos pasajes aducidos queda claro ante todo que se trata, en el caso de la catequesis, de una enseñanza oral, y una enseñanza oral que muy pronto se entiende de un modo dialogal; en realidad,  siempre procede así la transmisión de la fe: un testigo autorizado transmite el mensaje de la verdad a aquel que la recibe y que la acepta por la gracia de la fe. Pero ese diálogo catequístico se concreta ritualmente en el diálogo o interrogatorio que precede al  bautismo.

Notemos, por tanto, que no hay catequesis sin un contenido, sin textos que la Iglesia comienza a redactar con un cuidado especial y que encomienda a la memoria de sus hijos. Así como en el Antiguo Testamento se encontraban profesiones de fe, fórmulas que el israelita piadoso debía recitar en determinadas circunstancias para manifestar su adhesión a la alianza con el Dios vivo, así también en el período constitutivo del Nuevo Testamento se van plasmando fórmulas que condensan los contenidos fundamentales de la fe cristiana. Se trata de "confesiones", que han sido incorporadas al texto del Nuevo Testamento. Algunos de esos contenidos son fácilmente reconocibles, por ejemplo,  en la primera Carta a los Corintios. En ella nos encontramos con dos formulaciones catequísticas de fe que son testimonio de la primera transmisión oral de la enseñanza cristiana: para nosotros no hay más Dios que el Padre, de quien todo procede y a quien nosotros estamos destinados, y un solo Señor Jesucristo por quien todo existe y por quien nosotros existimos (I Corintios 8, 6). Más adelante, en I Cor. 15, 3, dice San Pablo: les he transmitido lo que yo mismo recibí: Cristo murió por nuestros pecados conforme a la Escritura, fue sepultado y resucitó al tercer día de acuerdo con la Escritura, se apareció a Pedro y después a los doce. Lo mismo podríamos decir sobre el himno del capítulo segundo de la Carta a los Filipenses, o el himno de la primera Carta a Timoteo (cap. 3), y otros pasajes del Nuevo Testamento que representan las primeras formulaciones de la fe. En la generación que sigue a los apóstoles, la catequesis comienza a cobrar tal importancia que se convierte en una actividad principal de la Iglesia. A esta altura del desarrollo histórico, corresponde distinguir tres géneros en la transmisión de la fe. El primero es el kerigma, la proclamación del Evangelio y su mensaje; hoy nosotros hablaríamos de evangelización en un sentido estricto, a saber, la proposición del mensaje del Evangelio a aquellos que todavía no creen y por tanto no forman parte de la comunidad cristiana.

Segundo, la catequesis, que es la instrucción de aquellos que han creído, han adherido a la Palabra de Dios mediante la fe, y se preparan para recibir el Bautismo. También se llama catequesis a la instrucción que se dirige a aquellos que ya han recibido la gracia bautismal pero deben crecer en la fe y sobre todo entrar en la comprensión de los misterios (MISTAGOGIA). El tercer género es la enseñanza asidua que los pastores de la Iglesia ofrecen al pueblo de Dios especialmente en la celebración litúrgica; es lo que los Padres llamaban la homilía (hoy todavía nosotros damos el nombre de homilía a la instrucción dominical que el sacerdote ofrece en la celebración de la Misa).

martes, 12 de agosto de 2014

Cloud Nine

A pedido de nuestros oyentes, comenzaremos a publicar el material musical exclusivo de EL ALFA Y LA OMEGA, el álbum elegido esta semana es: Cloud Nine (Nube 9). Es un álbum de estudio de George Harrison grabado y publicado en 1987 tras cinco años alejado de su carrera musical. Con el éxito del single "Got My Mind Set On You", Cloud Nine supuso el regreso de Harrison como artista aclamado por la crítica y capaz de producir buenos discos. Fue su último álbum de estudio publicado en vida. A finales de 1986, después de un sustancial alejamiento de la música, Harrison decidió volver a grabar un álbum. En un intento por sacar un sonido más contemporáneo, a la par que de acuerdo son sus orígenes musicales, solicitó al líder de la Electric Light Orchestra, Jeff Lynne para que produjera el álbum. Tras haber compuesto suficiente material para un disco, Harrison entró de nuevo en el estudio de grabación de Friar Park el 5 de enero de 1987, dando comienzo al primer álbum de estudio en cinco años. En la portada del disco se lo ve a Harrison con su antigua Gretsch Duo Jet restaurada para la ocasión y que estaba guardada desde los comienzos de los Beatles.

Junto a Jeff Lynne y George Harrison, compañeros de gremio y amigos de la talla de Jim Keltner, Ringo Starr, Eric Clapton, Gary Wright y Elton John se unieron a la grabación, demostrando que tras una ruptura con el mundo de la música que, según palabras de Harrison, realmente necesitaba, se volvía a sentir estimulado y actualizado: por primera vez, en cinco años, 'quería' grabar un álbum sin sentirse presionado por contratos o sellos discográficos. Su entusiasmo tendría un resultado importante en la calidad de la música de Cloud Nine. Parte de la estrategia llevada a cabo por Harrison para su vuelta era dejarse ver de nuevo en los escenarios. Si bien el éxito de Cloud Nine no fue el suficiente para incitar a Harrison a iniciar una gira, sí decidió embarcarse en nuevos proyectos musicales. En la primavera de 1988, junto a Jeff Lynne, llamaría a Bob Dylan, Tom Petty y Roy Orbison para grabar la canción "Handle with Care" que acabaría derivando en el grupo The Traveling Wilburys y una gira por Japon con Eric Clapton y su grupo donde se aprecia que si bien su voz no tenía la fuerza de antaño, su guitarra slide era soberbia.

¿Qué es el Ébola?

El Ébola es una enfermedad infecciosa viral aguda que produce fiebre hemorrágica en humanos y primates (monos, gorilas y chimpancé), causada por el virus del Ébola, que se describió por primera vez en el año 1976 por el Dr. David Finkes, cuando se presentaron varios casos de fiebre hemorrágica en Zaire y Sudán. El nombre del virus se debe al río Ébola, geográficamente ubicado en Zaire. El virus del Ébola es uno de los dos miembros de una familia de virus de ARN (ácido ribonucleico) llamado Filoviridae. Existen cinco serotipos del virus del Ébola: Ébola-Zaire, Ébola-Sudán, Ébola-Costa de Marfil y Ébola-Bundibugyo. El quinto serotipo, el Ébola-Reston, ha causado enfermedad en los primates, pero no en humanos. Es una infección que se caracteriza por una alta tasa de mortalidad, que oscila entre el 50% y el 95% de los afectados. Debido a su naturaleza letal, este virus es considerado como un arma biológica.

Actualmente, se considera que las personas en riesgo de contraer fiebre hemorrágica por virus del Ébola son aquellas con antecedentes de viajes a África subsahariana, las personas que cuidan a los pacientes infectados, así como los trabajadores que se encuentran en contacto con primates infectados de origen africano. Países como Sudán y Zaire han registrado brotes en 1976, con 284 casos y 151 fallecidos, y 318 casos 280 defunciones respectivamente, Inglaterra para ese mismo año registro un solo caso sin fallecidos; en el año 1979 se produce un nuevo otro brote en Sudan con 34 casos y 22 fallecidos. Hacia la década de los 90 se presentan casos en Filipinas (3), Virginia y Texas (4), así mismo durante los años 1994 al 2000 Gabón registró el mayor número de casos, con más de 350 personas infectadas y alrededor de 280 fallecidos. En el año 2007 Uganda registra un nuevo brote de fiebre hemorrágica por virus del Ébola con 149 infectados y 37 muertos. Este mismo país decretó a principios de octubre de 2012 el fin del brote de fiebre hemorrágica del Ébola que se ha cobrado la vida de 17 personas, según datos de la OMS.

En marzo de 2014 se ha registrado el último brote, en Guinea Conakry, donde el número de afectados supera ya los mil y se ha extendido por Liberia, Sierra Leona y Mali. A día de hoy (agosto 2014), la OMS ha reconocido que el virus está fuera de control, debido sobre todo a la facilidad y rapidez que tiene para propagarse, por lo que están haciendo todo lo posible a nivel regional e internacional para intentar prevenir su expansión a otras fronteras. Asimismo, se está desaconsejando viajar -salvo casos de extrema necesidad- a las zonas de África Occidental más azotadas por este brote. El virus del Ébola está considerado como sumamente infectivo, debido a su alta tasa de mortalidad, la rapidez con la que provoca la muerte y las zonas remotas donde se producen las infecciones. Se transmite a los humanos a través del contacto con un animal huésped infectado vivo o muerto (monos, murciélagos, antílopes…) y se disemina de persona a persona por el contacto con la sangre, tejidos, secreciones y los fluidos corporales del sujeto infectado, y por el contacto con equipo médico contaminado, tales como agujas.

El período de incubación de esta enfermedad oscila entre dos y 21 días, después de los cuales ocurre el inicio de los síntomas del Ébola:

-Fiebre alta.
-Dolor de cabeza.
-Molestias en las articulaciones y dolores musculares.
-Dolor de garganta y debilidad generalizada.
-Diarrea, vómitos y dolor de estómago.
-Aparición de una erupción rojiza en la piel.
-Congestión conjuntival (ojos rojos).
-En algunos afectados pueden observarse hemorragias internas y externas.
-La razón por la cual algunas personas son capaces de recuperarse de Ébola y otros no sigue siendo un misterio para los científicos. Sin embargo, se sabe que los pacientes que fallecen, por lo general no han desarrollado una respuesta inmunológica significativa para el virus en el momento de la muerte.

En la actualidad no existe ningún medicamento dirigido a combatir el virus del Ébola, por lo tanto solo se puede realizar tratamiento sintomático o medidas de apoyo. Entre ellas tenemos: para la fiebre, administrar Acetaminofén, nunca tomar Aspirina (ácido acetilsalicílico) por el riesgo que existe de manifestaciones hemorrágicas; también se debe ingerir abundantes líquidos para evitar la deshidratación y guardar reposo en cama. Si el paciente tiene manifestaciones hemorrágicas requerirá la administración por vía endovenosa de líquidos, así como concentrado de plaquetas, factores de coagulación o de transfusiones de sangre si existen pérdidas importantes. Igualmente, dentro del tratamiento del Ébola, es necesario llevar un control estricto de los signos vitales como la frecuencia cardiaca, el pulso y la presión arterial con el fin de poder determinar cualquier signo indicativo de shock. El pronóstico de la fiebre hemorrágica por virus del Ébola es bastante malo, ya que se considera una patología potencialmente mortal. El período de tiempo que transcurre desde el inicio de los síntomas hasta la muerte varía entre 2 y 21 días. Se estima que la tasa de mortalidad por fallo de múltiples órganos y posterior shock hipovolémico va desde un 50 a un 90%, variando según el tipo de virus del Ébola que cause la infección.

En ciertos países africanos, al ocurrir un brote de Ébola se activan mecanismos de información y difusión de mensajes para reducir los riesgos de transmisión, los cuales deberán enfocarse en los siguientes aspectos:

-Disminuir el contacto con animales salvajes que pudieran estar infectados como simios, monos y algunos tipos de murciélagos. Evitar el consumo de carne cruda.
-Empleo de guantes y prendas protectoras para manipular animales.
-Utilizar guantes, mascarillas y batas especiales para disminuir el riesgo de transmisión de persona a persona como consecuencia del contacto estrecho con personas infectadas, en particular con sus líquidos corporales.
-Lavarse las manos frecuentemente, sobre todo después de visitar a familiares enfermos en el hospital, así como después de haber cuidado a enfermos en el hogar.
-Difundir mensajes de información a la población sobre las características de la enfermedad y de las medidas de control del brote, en particular la inhumación de cadáveres.
-Prevenir la infección del Ébola en los centros de salud: esto se refiere al uso de medidas de aislamiento y utilización de equipos necesarios (guantes, tapabocas, batas) para reducir el riesgo de transmisión desde los enfermos hacia el personal sanitario, como médicos, enfermeras, así como técnicos de laboratorio que manipulan sangre y otros líquidos corporales de los pacientes infectados con el virus.

martes, 5 de agosto de 2014

Los Templarios – Segunda Parte

Hay un hecho extraño ya en los inicios del Temple que cuestiona el sentido mismo de la Orden. Durante los nueve primeros años no se incrementaron nuevos caballeros ni entraron en combate y, a decir de algunos de los testimonios, se temía ese momento pues aunque tenían adeptos no se les había preparado. Si a ello se suma la mencionada inconsistencia teológica, cabe pensar que sus fines o al menos sus objetivos más importantes fueran otros. En este sentido, no es de extrañar que su historia aparezca especialmente ligada a las sagradas reliquias: la Lanza de Longinos, el Sudario de Jesús, el santo Grial o el propio Arca de la Alianza.

En tiempos de Salomón fueron colocadas, junto al Arca, en el santa sanctórum del Templo que mandó construir. Maimónides, filósofo árabe, citaba a propósito de ello la existencia de una cavidad secreta bajo el Templo con el objeto de esconderlo en caso de destrucción, como así sucedió. Y en el que presumiblemente los templarios estuvieron excavando. Con el Arca, debieron encontrar además patrones y medidas propias de la geometría sagrada empleada para el Templo de Salomón y que después utilizarían en la construcción de las catedrales góticas. Atrevida suposición, pero de alguna manera explicaría, por otro lado, la repentina irrupción del estilo gótico en la Europa de 1130, un enigma que la investigación histórica siempre se ha cuestionado.

Tan distinto del románico, que le precede, el gótico tiene un refinamiento y una complejidad que no puede considerarse evolucionada del románico y, sin embargo, aparece de repente, casi siempre en las abadías cistercienses íntimamente ligadas a la fundación del Temple. Si el románico llega a su plenitud después de múltiples mejoramientos a partir del estilo romano y bizantino, el gótico, comparativamente mucho más complejo, surge sin embargo, sin solución de continuidad, de golpe, completo y total. Aparece después de la primera cruzada y especialmente tras el retorno de los Caballeros templarios con su secreto, de estimarse dicha suposición.

Tras los reveses de la séptima cruzada, Gregorio X deseaba integrar las distintas fuerzas religiosas que actuaban en Tierra Santa con el fin de presentar un frente único y más fortalecido ante el asedio de los musulmanes. Así, en el Concilio de Lyon que convocó en 1274 se planteó reunir las órdenes del Temple y de los Hospitalarios, pero la negativa de los reyes de Castilla y de Aragón hizo fracasar la iniciativa. La propuesta se volvió a plantear años más tarde, durante el pontificado de Clemente V, con la negativa en este caso de Jacques de Molay, gran maestre del Temple en este período. Incluso el monarca francés Felipe IV -que, más allá de la táctica política o militar en Jerusalén, intentaba poner límites al poder del Temple- llegó a plantear la integración de las órdenes militares religiosas bajo el mando único de uno de sus hijos.

El rechazo a la fusión por parte de los templarios, dejaba el campo libre para sus enemigos, que intentaron desde ese momento debilitarles. Las primeras acusaciones, sirviéndose de simples rumores infundados, se presentaron en el Cónclave de Perugia de 1305, en la región de Agen, por un personaje anónimo hasta entonces, Esquiú de Floyrano. A partir de ese momento, se buscaron testigos de cargo entre quienes fueron excluidos o expulsados de la orden e incluso se introdujeron espías, todo ello bajo la instrucción de Guillaume de Nogaret, arzobispo de Narbona y hombre de confianza del monarca francés.

Los motivos del procesamiento de los templarios, provenían fundamentalmente de los recelos generados por su enorme poder y riqueza. Cuando Felipe IV informó al papa Clemente V, obtuvo de inmediato la autorización. En la mañana del viernes 13 de octubre de 1307 -fecha que a partir de entonces comienza a considerarse fatídica por la superstición popular- los soldados conducidos por emisarios del Rey se presentaron en todas las Encomiendas templarias para arrestarlos, curiosamente, sin oposición alguna por su parte. Se les requisaron sus bienes y se hicieron públicas sus acusaciones.

Es evidente que si se dispusiera de los archivos de las diversas Encomiendas, se haría rápidamente la luz sobre su procesamiento. Sin embargo todavía no ha aparecido nada en este sentido, lo que hace sospechar que la mayoría de los papeles fueron destruidos. Sobra decir que el procedimiento carecía de cualquier garantía, por no decir de cualquier presunción de veracidad. Dado que no había intención de esclarecer los hechos sino más bien la de someter y, por tanto, condenar a un movimiento política y religiosamente muy influyente. No obstante, la investigación histórica coincide en señalar los siguientes puntos de condena:

- En la celebración de la misa, los capellanes de la orden no consagraban la hostia, convirtiéndola en una ceremonia pagana.

- Los templarios estaban autorizados y además se les animaba a practicar la sodomía y otras perversiones sexuales.

- La ceremonia oficial de admisión a la Orden era seguida de otra secreta durante la cual el postulante era invitado a escupir sobre la cruz y a renegar de Cristo.

- En los rituales secretos, sus dignatarios adoraban una cabeza que tenía aspecto diabólico y a la que denominaban Bafomet.

Desde el más simple sentido común, no cabe pensar que gentes que entregaban su patrimonio y ofrecían su vida por la defensa de unos ideales acabaran realizando prácticas contradictorias con su credo. Tal vez pudieron existir abusos localizados, pero en todo caso no dejarían de ser la excepción que confirma la regla. Incluso entre los mismos apóstoles, en otro orden de cosas, se produjeron hechos puntuales que socavarían la cohesión del grupo… Pedro, por ejemplo, negó por tres veces a Jesús y Judas le traicionó. Pero no por ello se invalida la actuación de los apóstoles, ni tan siquiera la de Pedro, considerado por el contrario cabeza misma de la Iglesia.

En relación con el primer punto mencionado, la fórmula empleada en la consagración al comulgar es un asunto de pura liturgia y no tiene nada que ver ni cuestiona en absoluto la fe de sus practicantes. El siguiente supuesto, el rito consistente en escupir la Cruz, mencionado en segundo lugar, resulta más controvertido sin duda. Pero representaba una manera explicita y atrevida, sin falsos miramientos, de negar al Cristo crucificado -demasiado presente dentro de la dogmática católica e incluso, dentro del arte, en la propia iconografía cristiana- en favor de un Cristo resucitado y glorificado. Era una manera de recuperar la dignidad cristiana, que de lo contrario podía interpretarse en términos de tibieza o de fracaso.

Inicialmente, las acusaciones vinieron por el sello de la orden, la bula, moldeada en plomo y plata, y en la que se representaba un caballo montado por dos caballeros templarios. Su origen se remonta a los momentos de la fundación, cuando Balduino II les ofreció su palacio, cerca de los restos del que fuera antiguo templo de Salomón. Entonces recibieron el apodo de Pobres Soldados del Templo de Salomón, pues carecían de patrimonio -cosa que cambiaría poco tiempo después.

Su modestia inicial era puesta de manifiesto al compartir un solo caballo, como aparecía en el sello, pero también se quería dar con ello un significado de hermandad. Los dos caballeros representaban la dualidad del mundo de la manifestación, pero unida por lazos de amor y de fraternidad. Frente a la iconografía triunfante del caballero sobre su caballo, propio de las representaciones ecuestres posteriores, la simbología del sello implicaba la unidad de acción de un colectivo humano en un mismo espíritu de servicio… es decir, querían mostrar la idea de una Hermandad o de una Fraternidad propiamente dicha.

Lejos de entenderlo así, Felipe IV insinuó que los dos caballeros sobre una sola montura evocaban un acto de sodomía. Prefirió emplear la difamación al objeto, no de traer claridad sobre el proceso, sino de socavar y desprestigiar la legitimidad del Temple. Una interpretación que acabó imponiéndose sobre la originaria de sus fundadores al sumarse la ambigüedad de otras prácticas empleadas en sus ceremonias. Sacadas de su contexto ritualístico, e interpretadas tendenciosamente en términos de una moralidad distorsionada, no cabe duda que acabaran resultando controvertidas para la época.

El relato de Lucas sobre la desobediencia de Jesús a los 12 años - Primera Parte

Lucas relata un extraño episodio que le sucedió a Jesús cuando apenas tenía 12 años. Dice así: “Los padres de Jesús iban todos los años a Jerusalén para la fiesta de la Pascua. Cuando Jesús cumplió los 12 años subieron ellos a la fiesta, como era costumbre. Al terminar los días de la fiesta ellos regresaron, pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén sin que sus padres lo supieran. Pensando que iba en la caravana, caminaron todo un día. Pero al buscarlo entre los parientes y conocidos, no lo encontraron. Entonces se volvieron a Jerusalén para buscarlo. Después de tres días lo hallaron en el Templo, sentado en medio de los maestros de la Ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas.

Todos los que lo oían estaban asombrados de su inteligencia y de sus respuestas. Cuando sus padres lo vieron, se sorprendieron. Y su madre le dijo: ‘Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Tu padre y yo, angustiados, te hemos estado buscando’. Él les contestó: ‘¿Y por qué me buscaban? ¿No sabían que es necesario que yo esté en la Casa de mi Padre?’ Pero ellos no comprendieron estas palabras. Entonces regresó con ellos a Nazaret, y allí vivió obedeciéndoles en todo. Su madre guardaba todas estas cosas en su corazón. Mientras tanto, Jesús crecía en sabiduría, en estatura y en gracia, ante Dios y ante los hombres” (Lc 2,41-52).

Este relato, que es el único recuerdo que se ha conservado de la adolescencia de Jesús, tiene una gran importancia en el evangelio de Lucas, por dos razones. Primero, porque contiene las primeras palabras pronunciadas por Jesús, según ese escrito. Y segundo, porque esas palabras de Jesús no son sobre ningún tema, sino que se refieren a su propia persona; y afirman que él es el Hijo de Dios, obediente a la voluntad de su Padre que está en el cielo. Sin embargo, si analizamos detenidamente el episodio, descubrimos que contiene una serie de incoherencias y detalles sorprendentes:

1) Resulta increíble que el niño Jesús haya decidido quedarse solo en Jerusalén, sin decir nada a sus padres, sabiendo que les ocasionaba una gran angustia. ¿Por qué no se los advirtió? ¿De puro desobediente, nomás? ¿Es posible un comportamiento tan irresponsable en un niño tan inteligente?

2) ¿Cómo pudieron José y María emprender el viaje de regreso de Jerusalén a Nazaret sin asegurarse de que su hijo, de apenas 12 años, estuviera en la caravana? Algunos, para justificar el hecho, piensan que, como en aquel tiempo los hombres y las mujeres viajaban en grupos separados, María creyó que el niño estaba con José, y José pensó que estaba con María. Pero si el pequeño se había quedado en el Templo antes de que partiera la caravana, ¿cómo no lo notaron sus padres?

3) ¿Es posible que sus padres caminaran un día entero sin darse cuenta de que faltaba Jesús? La distancia entre Jerusalén y Nazaret es de 140 kilómetros, y los peregrinos solían recorrer unos 30 kilómetros por día, deteniéndose a mitad de la jornada unas dos horas para comer todos juntos. ¿Es imaginable que José y María hiciesen esta parada y esta comida sin darse cuenta de que Jesús no estaba con ellos?

4) Dice Lucas que sus padres se volvieron a Jerusalén a buscarlo, y después de tres días lo encontraron en el Templo. ¿Cómo demoraron tanto en hallarlo, si lo más natural era que lo buscaran en el Templo, a donde habían ido de peregrinación?

5) ¿Dónde y con quién pasó Jesús las dos noches que estuvo solo y perdido en Jerusalén, hasta que lo hallaron sus padres?

6) Al hallarlo, su madre le dirige unas palabras de reproche al niño, por el dolor que les había provocado. ¿Cómo María se atreve a reprender a quien ella sabe que es el Hijo del Altísimo, concebido virginalmente, y que, según ella también sabe, tenía que estar sometido a las cosas de Dios?

7) Cuando el niño responde que su obligación era estar en la Casa de su Padre, dice el evangelio que José y María “no comprendieron” lo que les quería decir. ¿Es posible que María, a quien el ángel Gabriel ya le había contado que su hijo “será Santo, y será Hijo de Dios” (Lc 1,35), no comprendiera estas simples palabras?

8) Después de la solemne respuesta de Jesús, de que su obligación era estar en la Casa de su Padre, esperaríamos que el niño se quedara en el Templo cumpliendo con su deber. Sin embargo vemos que inmediatamente se vuelve a Nazaret, y se queda allí a vivir con José y María, obedeciéndolos a ellos en todo. ¿Para qué les dijo, entonces, que él tenía que estar en el Templo?

Para ello, hay que tener en cuenta que en los primeros tiempos el Evangelio se transmitía oralmente. Es decir, que más o menos entre el año 30 (en que murió Jesús) y el 70 (en que se redactó el primer evangelio), los cristianos anunciaron la Buena Noticia de Jesucristo de boca en boca. Y aquellos predicadores, cuando comunicaban el Evangelio, comenzaban siempre a contar la vida de Jesús a partir de su bautismo en el río Jordán (como si éste fuera el primer episodio importante de su vida), y terminaban con su muerte y resurrección en Jerusalén. Así lo vemos, por ejemplo, en el libro de Los Hechos. Cuando los apóstoles tuvieron que elegir un reemplazante de Judas Iscariote, que se había suicidado, pusieron como condición que el sucesor conociera bien la vida de Jesús “desde su bautismo hasta el día en que fue llevado al cielo” (Hch 1,21-22). Es decir, que la vida completa del Señor abarcaba estos dos períodos.

Pero en aquellas primeras comunidades surgió pronto un problema. Como la prédica de la vida de Jesús comenzaba con su bautismo, algunos cristianos pensaron que Jesús había “comenzado” a ser Hijo de Dios a partir del bautismo. Es decir, creían que Jesús había sido un hombre común y corriente, que en determinado momento de su vida fue “adoptado” por Dios como hijo suyo. Por eso, luego de bautizarse, una voz del cielo le decía por primera vez: “Tú eres mi Hijo”. Predicar con la infancia. Esta peligrosa creencia (que años más tarde dio lugar a una herejía llamada “adopcionismo”, porque sostenía que Jesús no fue Hijo de Dios desde siempre, sino por una “adopción” posterior), se empezó a extender poco a poco en algunas comunidades.

Ariel Álvarez Valdés
Biblista