En Demonología
es un “Marqués del Infierno”, ubicado
en el séptimo lugar de los 72 demonios goéticos que esta incluido en el ARS GOETIA o EL ARTE DE LA BRUJERIA, grimorio que contiene las descripciones de
los setenta y dos demonios que se dice que el Rey Salomón dijo haber evocado y
confinado en un recipiente de bronce sellado por símbolos mágicos, y que obligó
a trabajar para él. En cambio, AMON,
en el grimorio del DR. RUDD, se dice
que se inclina ante el poder del ángel ACHAIAH.
AMON, es uno de los ayudantes de ASTAROTH y uno de los tres demonios al
servicio de SATANACHIA, este último es
descrito como el GRAN GRIMONIO. Se
menciona en la lista de los principales demonios establecida por la Iglesia
Católica en el primer CONCILIO DE BRAGA
(siglo VI). SATANACHIA es un gran
general del infierno, un comandante asesino y despiadado, jefe del ejército
infernal de Lucifer, que controla una legión de los espíritus, y tiene bajo su
mando, como decíamos a PRULAS, BARBATOS,
ASTAROTH y AMON, este último, tiene cuarenta legiones de demonios bajo su
mando.
AMON, es descrito como un lobo con cola de serpiente que arroja fuego, un hombre con cabeza de cuervo y dientes de perro o simplemente un hombre con cabeza de cuervo. Probablemente esté inspirado en el dios egipcio AMÓN, a quien los judíos guardaban rencor debido al sometimiento de su pueblo por parte del Imperio Egipcio. No hay acuerdo en cuanto a su representación, apareciendo a veces, también, como un hombre con cabeza de búho, y otras como un hombre con cabeza de lobo y cola de serpiente. Los demonólogos han asociado su nombre con el dios egipcio AMUN o con el dios BA'AL HAMMON de los cartagineses; también conocido como el ángel de la muerte, su nombre significa "Aquél que induce a la ira y asesinato" tal y como indica su pecado capital.
Algunas
fuentes dicen que AMON es “regente de Inglaterra” y que puede
conocer el pasado y el futuro (retrocognición y precognición), otorgando aquel
don a quienes pactan con Satanás, ya que supuestamente vigila a quienes han
hecho pactos, enterándose siempre cuando algún mortal sella un pacto infernal.
AMON representa el pecado capital de
la ira; puede inducir al odio y provocar crueles catástrofes entre amantes e
incluso hermanos. Controla la mente de los que desea conduciéndolos a una
negación a uno mismo y a la verdad inminente, provocando una ira incontrolable
y sed de venganza a aquellos que provocan dicho malestar. Crea enemistades y
fanatismos religiosos, también así como políticos, y discriminación de todo
tipo. El culmen de sus poderes puede acabar en homicidio, asesinato, violación
o, en casos muy extremos, genocidios y holocaustos.