PROGRAMA Nº 1192 | 09.10.2024

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NUESTRA SEÑORA DE COROMOTO

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Cuenta la tradición que al llegar los españoles a la región de Guanare (Venezuela) por el 1591, un grupo de indígenas de la TRIBU DE LOS COSPES abandonó su tierra y huyó hacia el río Tucupido para no tener contacto con los “blancos” y su religión. Así permanecieron las cosas por muchos años hasta que alrededor de 1651 el CACIQUE COROMOTO, junto con su esposa, contempló asombrado en la quebrada del río y sobre las corrientes de las aguas a una hermosísima Señora que los miraba con expresión amable en el rostro.

La misteriosa mujer, que llevaba también un niño sonriente en brazos, le dijo al cacique: “sal del bosque junto con los tuyos y ve donde los blancos para que reciban el agua sobre la cabeza y puedan entrar en el cielo”. El cacique, impresionado por lo que ha visto y oído, obedeció y marchó con su tribu para ser instruido en la fe cristiana. Sin embargo, el nativo no se acostumbró al nuevo régimen de vida alejado de los bosques y retornó a su aldea con su familia. El 8 de septiembre de 1652 la Señora hizo otra memorable manifestación, pero esta vez en la choza del indígena. Sin embargo, ni con su aura y rayos luminosos logró convencer al enojado cacique. Este a su vez trató de echarla y llegó a tomar sus armas con la intención de amenazar a la amable Señora.

La radiante mujer, siempre sonriente, avanzó suavemente hacia el cacique y cuando él extendió su mano con ira para atraparla, ella desapareció, quedándose en el puño cerrado del CACIQUE COROMOTO una pequeña estampa en la que está grabada la imagen de la Señora. Después de ocurrida la manifestación, el cacique partió al bosque, donde algunos cuentan que le mordió una serpiente venenosa. Luego volvió a Guanare y finalmente pidió ser bautizado.

La reliquia de la Virgen de Coromoto mide 27 milímetros de alto por 22 de ancho y es de un material tipo pergamino o “papel de seda”. La Madre de Dios aparece pintada de medio cuerpo y está sentada sosteniendo al Niño Jesús en su regazo. La Madre y el Hijo miran de frente con sus cabezas coronadas. Dos columnas unidas entre sí por un arco forman el respaldo del trono que los sostiene. Su apariencia es como la de haber sido dibujada muy finamente como un retrato en tinta china a base de rayas y puntos. La Virgen cubre sus hombros con un manto y un velo cae simétricamente sobre sus cabellos, cubriéndolos devotamente.

El 7 de octubre de 1944 el Papa Pío XII la declaró “Patrona de la República de Venezuela” y su coronación canónica se realizó el 11 de septiembre de 1952 por los tres siglos de la aparición. Los venezolanos celebran a Nuestra Señora de Coromoto el 2 de febrero (Fiesta de la Presentación del Señor), el 8 (Natividad de la Virgen María) y 11 de septiembre. El Santuario Nacional de la Virgen de Coromoto fue declarado basílica por Papa Pío XII el 24 de mayo de 1949.

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