Fue un matemático, lógico, científico de la computación, criptógrafo, filósofo, maratoniano y corredor de ultra distancia británico. Es considerado uno de los padres de la ciencia de la computación y precursor de la informática moderna. Proporcionó una influyente formalización de los conceptos de algoritmo y computación: la MÁQUINA DE TURING. Durante la SEGUNDA GUERRA MUNDIAL, trabajó en descifrar los códigos nazis, particularmente los de la MÁQUINA ENIGMA, y durante un tiempo fue el director de la sección naval ENIGMA DE BLETCHLEY PARK. Se ha estimado que su trabajo acortó la duración de esa guerra entre dos y cuatro años. Diseñó uno de los primeros computadores electrónicos programables digitales en el LABORATORIO NACIONAL DE FÍSICA DEL REINO UNIDO y poco tiempo después construyó otra de las primeras máquinas en la UNIVERSIDAD DE MÁNCHESTER.
Desde muy pequeño, TURING mostró un gran interés por la lectura, se cuenta que aprendió a leer por sí solo en tres semanas, por los números y los rompecabezas. Sus padres lo inscribieron en el COLEGIO ST. MICHAEL, cuando tenía seis años; su profesora se percató enseguida de la genialidad del pequeño. Sus ansias de conocimiento y experimentación llegaban hasta tal punto que a los ocho años, atraído por la química, diseñó un pequeño laboratorio en su casa. Su carrera escolar estuvo marcada, por un lado, por sus aptitudes y su facilidad por las matemáticas y, por el otro, por su carácter inconformista que le llevaba a seguir sus propias ideas y apartarse del rígido (e ilógico, según su parecer) sistema educativo.
En 1926, con catorce años, ingresó en el INTERNADO DE SHERBORNE en Dorset. Las esperanzas y las ambiciones de TURING en la escuela fueron moldeadas por la estrecha amistad que desarrolló con un compañero un poco mayor, CHRISTOPHER MORCOM, quien fue su primer amor. MORCOM murió repentinamente, el 13 de febrero de 1930, solo unas pocas semanas después de su última temporada en SHERBORNE, debido a complicaciones de la tuberculosis bovina, contraída tras beber leche de alguna vaca infectada. La fe religiosa de TURING se hizo pedazos, y se volvió ateo. Adoptó la convicción de que todos los fenómenos, incluyendo el funcionamiento del cerebro humano, deben ser materialistas. Sin embargo siguió creyendo en la supervivencia del espíritu después de la muerte.
Durante la segunda guerra mundial fue uno de los principales artífices de los trabajos del BLETCHLEY PARK para descifrar los códigos secretos nazis. LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL ofreció un insospechado marco de aplicación práctica de sus teorías, al surgir la necesidad de descifrar los mensajes codificados que la Marina alemana empleaba para enviar instrucciones a los submarinos que hostigaban los convoyes de ayuda material enviados desde Estados Unidos; TURING, al mando de una división de la Inteligencia británica, diseñó tanto los procesos como las máquinas que, capaces de efectuar cálculos combinatorios mucho más rápido que cualquier ser humano, fueron decisivos en la ruptura final del código. Sus perspicaces observaciones matemáticas contribuyeron a romper los códigos de la MÁQUINA ENIGMA y de los codificadores de TELETIPOS FISH (MÁQUINAS DE TELETIPOS CODIFICADOS QUE FABRICARON CONJUNTAMENTE LORENZ ELECTRIC Y SIEMENS & HALSKE).
Para romper los códigos de la MÁQUINA ENIGMA y permitir a los aliados anticipar los ataques y movimientos militares nazis, TURING diseñó LA BOMBE, una máquina electromecánica —llamada así en reconocimiento de la diseñada por los polacos BOMBA KRYPTOLOGICZNA— que se utilizaba para eliminar una gran cantidad de claves enigma candidatas. Para cada combinación posible se implementaba eléctricamente una cadena de deducciones lógicas. Era posible detectar cuándo ocurría una contradicción y desechar la combinación. LA BOMBE DE TURING, con una mejora añadida que sugirió el matemático GORDON WELCHMAN, era la herramienta principal que usaban los criptógrafos aliados para leer las transmisiones ENIGMA. Los trabajos de ruptura de CÓDIGOS DE TURING fueron secretos hasta los años 1970; ni siquiera sus amigos más íntimos llegaron a tener constancia.
La carrera profesional de TURING se vio truncada cuando lo procesaron por su homosexualidad. En 1952, ARNOLD MURRAY, el amante de TURING, ayudó a un cómplice a entrar en su casa para robarle. ALAN acudió a la policía a denunciar el delito. Durante la investigación policial, reconoció su homosexualidad, con lo que se le imputaron los cargos de «indecencia grave y perversión sexual» (los actos de homosexualidad eran ilegales en el Reino Unido en esa época), los mismos que a Oscar Wilde más de 50 años antes. Convencido de que no tenía de qué disculparse, no se defendió de los cargos y fue condenado. Según su ampliamente difundido proceso judicial, se le dio la opción de ir a prisión o de someterse a castración química mediante un tratamiento hormonal de reducción de la libido. Finalmente escogió las inyecciones de estrógenos, que duraron un año y le produjeron importantes alteraciones físicas, como la aparición de pechos o un apreciable aumento de peso, que lo condujeron a padecer de disfunción eréctil.
Dos años después del juicio, en 1954, falleció por envenenamiento con cianuro, aparentemente tras comerse una manzana envenenada que no llegó a ingerir completamente, en un contexto que se estimó oficialmente como suicidio: sus últimos años de su vida fueron amargos y reservados. El 10 de septiembre de 2009, el primer ministro del Reino Unido, Gordon Brown, emitió un comunicado declarando sus disculpas en nombre de su gobierno por el trato que recibió ALAN TURING durante sus últimos años de vida. Este comunicado fue consecuencia de una movilización pública solicitando al Gobierno que ofreciera disculpas oficialmente por la persecución en su contra. Sin embargo, en 2012 el gobierno británico de DAVID CAMERON denegó el indulto al científico, aduciendo que la homosexualidad era considerada entonces un delito. Finalmente, el 24 de diciembre de 2013 recibió el indulto de todo tipo de culpa, por orden de la REINA ISABEL II.