El mundo está lleno de lugares insólitos, bien porque la naturaleza se pone estupenda o bien porque el ser humano hace cosas peculiares. Vamos a hablar de una curiosa colina que se encuentra en Lituania y que, según los últimos cálculos realizados, contiene unas 100.000 cruces de todos los tamaños y diseños. En un ataque de inspiración, quienes bautizaron a la colina la llamaron «La Colina de las Cruces». Aunque pueda parecer algo extraño, la costumbre de colocar cruces en este lugar tiene una larga tradición y su visión desde lo lejos realmente resulta sorprendente para todos aquellos que la visitan.
«La Colina de las Cruces» se encuentra a unos 11 km de la ciudad de Šiauliai, que es una de las más antiguas de Lituania —se fundó en 1236— y la cuarta mayor del país. La mayoría de las personas que visitan la ciudad lo hacen solamente para acercarse hasta «La Colina de las Cruces», ya que en ella no existen demasiados atractivos turísticos por culpa de la destrucción que provocaron las guerras a lo largo de los siglos. Se cuenta que, durante la Edad Media, los caballeros cruzados del Báltico —livonios y teutones— intentaron conquistar la región, en la que había una fortaleza. Cuando lo lograron, en el siglo XIV, las crónicas indican que se comenzaron a colocar cruces en la colina fortificada, algo que con el tiempo se convertiría en un símbolo lituano contra la opresión de invasores extranjeros.
Lituania se rebeló contra la ocupación rusa en dos ocasiones durante el siglo XIX: en 1831 y 1863. Sin embargo, en ninguna de las dos tuvieron el éxito esperado. Muchos de los rebeldes murieron y algunos de sus cuerpos jamás pudieron ser recuperados por las familias de la ciudad de Šiauliai. Por este motivo, el único homenaje que les pudieron dar fue colocar unas simbólicas cruces alrededor del antiguo fuerte de la colina. De esta forma, «La Colina de las Cruces» como símbolo de la resistencia de los lituanos fue ganando cada vez más fuerza y sentido, y muchos realizaban peregrinaciones hasta el lugar. Pasó el tiempo, y durante la ocupación soviética, los rusos intentaron borrar este símbolo de la identidad lituana. En el año 1961 quemaron y achatarraron todas las cruces que se habían colocado hasta el momento.
Sin embargo, los lituanos continuaban colocando cruces y, aunque en 1973 los rusos volvieron a destruirlas, la colina seguía siendo un destino de peregrinaje de muchos lituanos que, poco a poco, iban colocando nuevas cruces. En 1975, los rusos realizarían el último intento de aniquilar el lugar, pero una vez más resultó en vano. Se cree que hacia 1990, un año antes de la salida de Lituania de la URSS, había en «La Colina de las Cruces» unas 50.000. En 1993, el antiguo Papa Juan Pablo II visitó el lugar y lo santificó. Aunque se desconoce el número de exacto de cruces que puede haber en la actualidad, se sabe que supera las 100.000.