Hablar de Chabuca Granda es mencionar a la crema y nata
de la música peruana, la cumbre máxima, nuestra representante con palabras
mayores, y hoy recordamos su legado. María Isabel Granda y Larco, conocida
mundialmente como Chabuca Granda, fue una cantautora de valses criollos y
ritmos afroperuanos. De cuna aristocrática, miembro de la alta sociedad limeña,
nació el 3 de septiembre de 1920 en un asentamiento minero de Cotabambas,
Apurímac. María Isabel desarrolló su gusto por la música desde los 12 años,
cuando su registro soprano le permitió integrar el coro de su colegio, así como
ser nombrada vicepresidenta de la Asociación de Canto del mismo.
Chabuca, como ya era conocida, integró en 1937 el dúo "Luz y Sombra" junto a su amiga Pilar 'Chamaca' Mujica Álvarez-Calderón. El dúo cantó en diversas emisoras como Radio Nacional o Radio Miraflores, en la que Chabuca animaba un programa para artistas aficionados. En 1942 contrajo matrimonio con el brasilero Enrique Demetrio Fuller da Costa, con quien tuvo tres hijos: Eduardo Enrique, Teresa María Isabel y Carlos Enrique Fuller Granda. La unión terminó en divorcio después de no mucho tiempo, sin embargo esto significó su despegue como compositora, y fue así que ganó en 1948 un concurso por la Municipalidad del Rímac con el vals "Lima de veras".
La Flor de la Canela, se convirtió en su ópera máxima, y la lanzó al estrellato nacional, cuando el conjunto Los Chamas grabó el tema en 1953. Pero la historia de este himno representativo de la música peruana tiene sus orígenes en el año 1948, cuando fue compuesto en homenaje a Victoria Angulo, distinguida señora de raza negra vecina del Rímac. Granda conoció a Angulo en la casa de la escritora María Isabel Sánchez-Concha de Pinilla y estrenó el vals el 21 de julio de 1950, día de su cumpleaños.
"Chabuca estaba haciendo el valse desde hacía meses. En esa época ella trabajaba en la Antigua Botica Francesa. Era consejera de los productos de belleza Helena Rubinstein. Entonces, cuando mi hermana y yo pasábamos por el jirón de la Unión, nos convidaba el heladito. Chabuca nos llevaba después al baño para cantarnos lo que estaba componiendo. Los pedacitos que iba escribiendo de 'La Flor de la Canela'. El 21 de julio de 1950, día en que mi madre cumplía 48 años, le cantó el vals", recuerda Juanita Loyola Angulo, hija de Victoria, en una entrevista con César Levano que fue publicado en la revista Caretas en el año 1999.
En 1956 y 1958 viajó a Alemania y Estados Unidos para ser operada de la garganta, y esto dejó secuelas en su voz volviéndola más grave. Sin embargo, definió su cantar peculiar, conversado y matizado que junto a un acompañamiento musical estilizado, le dieron una personalidad artística inconfundible. Rompió la estructura rítmica convencional del vals peruano, y sus melodías, de tesitura muy amplia, alternaron el nuevo lenguaje que propuso con el de los antiguos valses de salón. Su producción también revela una estrecha relación entre letra y melodía, que fue variando con el tiempo hacia una tendencia poética cada vez más sintética.
Más adelante, Chabuca quebrantó incluso las estructuras de la poesía convencional, y el ritmo de las canciones seguirá los pasos de esa evasión de las rimas, consonancias y métricas dadas. A esta última etapa pertenece un ciclo de canciones dedicadas a la chilena Violeta Parra y a Javier Heraud. Chabuca Granda dejó de existir de forma sorpresiva cuando se encontraba abocada a innumerables proyectos artísticos, producto de una sorpresiva isquemia cardiaca en una clínica de Miami, Estados Unidos, el 8 de marzo de 1983.
Fuente:
https://rpp.pe/