La Copa Mundial de la FIFA es uno de los eventos deportivos internacionales más esperados y se estima que en la edición del 2022 sea seguida por decenas de millones de telespectadores. Lo que pocos saben es que un católico francés fundó este torneo.
Se trata de Jules Rimet, quien nació el 14 de octubre de 1873 en la aldea francesa de Theuley. Cuando era niño sirvió como monaguillo en la iglesia local y a los diez años partió rumbo a París, donde su familia buscaba una oportunidad para tener una mejor calidad de vida en medio de la crisis económica.
Según informó el Catholic Herald, cuando en 1891 el Papa León XIII difundió su encíclica Rerum novarum, el joven Rimet y sus amigos se sintieron interpelados por la preocupación del Pontífice ante la miseria en la que vivían las clases trabajadoras y la falta de reformas laborales.
Inspirados por el texto, fundaron una organización para brindar asistencia social y médica a los más pobres. Incluso, ya convertido en un exitoso abogado, Rimet continuó realizando obras de caridad.
El joven francés también amaba los deportes y tenía la firme convicción de que estos unían a la gente, más allá de la raza y la clase social. A los 24 años fundó un club deportivo llamado Red Star, abierto a cualquier persona sin importar su condición económica.
“Los hombres podrán reunirse en confianza sin el odio en sus corazones y sin un insulto en sus labios”, solía decir cuando compartía su visión de los deportes.
En ese entonces, el fútbol era aún menospreciado porque se le consideraba un deporte propio de la clase baja y de los ingleses. Sin embargo, Rimet decidió incluirlo en su club.
En 1904 el abogado francés ayudó a fundar la Fédération Internationale de Football Association (Federación Internacional de Fútbol Asociación o FIFA). Quiso organizar un torneo internacional, pero el inicio de la Primera Guerra Mundial retrasó sus planes.
Rimet estuvo en el frente de combate durante cuatro años y fue galardonado con la Cruz de Guerra, una condecoración militar francesa otorgada a quienes se distinguieron por sus actos de heroísmo.
Tras el final de la guerra, Rimet se convirtió en presidente de la FIFA en 1921 y permaneció 33 años en el cargo, el periodo de mandato más largo en la historia de la federación.
Sus ideales sobre el deporte lo motivaron a crear en 1928 la Copa del Mundo, que se jugó dos años después por primera vez en Uruguay. Jules Rimet trasladó consigo a Sudamérica el trofeo que llevó su nombre hasta 1970, cuando el diseño de la copa fue cambiado por el que se entrega hasta la actualidad.
El abogado lideró la FIFA hasta 1954 y en 1956 fue nominado al Premio Nobel de la Paz por haber fundado la Copa del Mundo. Falleció en Francia en 1956 a la edad de 83 años.
En el libro “Una Historia del Fútbol en 100 Objetos”, Yves Rimet, su nieto, lo recordó como un “humanista e idealista, quien creía que el deporte podía unir al mundo. Comparado con la gente de su tiempo, él se dio cuenta de que para ser verdaderamente democrático y para comprometer realmente a las masas, el deporte internacional debía ser profesional”.
En una entrevista concedida al periódico The Independent en el año 2006, Yves afirmó que su abuelo “se habría sentido decepcionado al ver que en la actualidad el fútbol se ha convertido en un negocio dominado por el dinero. Esa no era su visión”.
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