PROGRAMA Nº 1168 | 24.04.2024

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LA SAL DE LA TIERRA

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La historia, basada en hechos reales acontecidos en unas minas de zinc en Bayard Nuevo México, en 1951, fue llevada con gran maestría a la pantalla por el director Herbert J. Biberman en el año 1954.

Realizado en blanco y negro, con unos planos soberbios, la fotografía bellísima y sobrecogedora, el film, que roza lo documental, es una verdadera joya artística y testimonial.

El director Biberman y todo el elenco de producción, no lo tuvieron nada fácil: figuraban en la «lista negra» del Comité de Actividades Antiamericanas bajo el mandato del entonces senador MacCarthy; circunstancia que les acarreó verdaderas dificultades a la hora de emprender el rodaje, teniéndolo que llevar a cabo en el desierto, tal eran los impedimentos y vigilancia ejercida por parte del gobierno que se encargaba de relacionar toda protesta social con el comunismo: acérrimo y eterno enemigo por parte de Estados Unidos.

La proyección del film, que se estrenó sólo en 13 salas del país, no tuvo apenas repercusión pues, como era de prever, hubo una mano negra que se encargó de tal menester. La película fue retirada de circulación durante algunos años; al volver a ver la luz, tuvo una gran acogida y recibió varios premios.

La mayor parte de personajes que desempeñan  papeles secundarios, no son actores profesionales, son personas a las que han asignado un rol que conocen a la perfección pues lo vivieron y experimentaron muy de cerca, en sus propias carnes. La batalla reflejada en la cinta, es archiconocida por ellos pues fueron sus protagonistas: los mineros que realmente la vivieron, lucharon y, a la postre, tras seis largos meses de brega y padeciendo todo tipo de carencias, la ganaron.

El papel de las mujeres, fue decisivo pues sin su incorporación a  los piquetes -en principio, con el rechazo de los hombres pues pensaban que su labor la tenían que desempeñar en casa- no se hubiese logrado conseguir la victoria.

La Sal de la Tierra es una gran película que define, a la perfección, los problemas acuciantes padecidos por las sociedades de todas las épocas que, por desgracia, tienen bastante similitud en todo tiempo, visto que las primeras huelgas de las que se tiene constancia, documentada, proceden de tiempos atávicos. A 1552 a.c. se remontan las primeras protestas, con parón prolongado en el trabajo, originadas por los esclavos, en Egipto, debido a la carencia de alimento a la que se veían sometidos.; lo cual viene a prevenirnos de que el abuso de poder ha venido perpetuándose desde épocas inmemoriales; esto no significa la aceptación de las cadenas y la injusticia a la que se ve sometido el ser humano, muy al contrario, nos conciencia del arduo trabajo que aún queda por hacer.

Hay una frase pronunciada, desde lo más hondo que existe en todo ser, por Esperanza, la protagonista de éste film, -Madre, esposa y piquete- que sobrecoge al espectador por la resonancia que produce en su interior:

“Entonces, supe que teníamos algo que no podían quitarnos, algo que podía dejarle a mis hijos, algo que ellos heredarían: La Sal de la Tierra”

Fuente:
https://hojasdebate.es/




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