Este texto, meticulosamente extractado del programa número 327, emitido el martes 11.03.2008, restaurado por inteligencia artificial, ve la luz después de 30 años de silencio en la historia de EL ALFA Y LA OMEGA.
—(...) “Ante la dura realidad que enfrentamos, surge una pregunta que resuena en nuestros corazones cuando afrontamos tragedias y sufrimientos incomprensibles: ¿Por qué Dios permite estos accidentes? ¿Acaso no lo ve todo? ¿Por qué admite el sufrimiento y la muerte?
Estos cuestionamientos surgen rápidamente, pero al examinarlas con detenimiento, nos revelan ciertas implicaciones. Supone que el sufrimiento en la vida humana es incompatible con el poder o el amor de Dios. Sugieren que un Dios de amor no tiene el poder de evitar el sufrimiento o, si lo tiene, no tiene la voluntad de hacerlo, lo que cuestiona Su amor.
¿Es válido hacer estas suposiciones? Vivimos en un universo regido por causas y efectos, donde las consecuencias de ciertos actos son inevitables. La sentencia que se impuso a la humanidad después de la desobediencia en el Jardín del Edén (Génesis 3,16-19) marcó un trastorno en la relación entre el Creador y lo creado. El pecado original trajo consigo males que afectan a todos los seres humanos, y la muerte se convirtió en una realidad universal. Dios no la modifica para individuos específicos. La Biblia nos enseña que Dios permite a los seres humanos actuar según su libre albedrío y someterse a las leyes naturales. Aunque puede haber ocasiones en las que un desastre de la naturaleza sea un castigo divino o una purificación para la tierra, la mayoría de las veces, el sufrimiento es una consecuencia de nuestras acciones.
Entonces, ¿por qué Dios no interviene para detener el sufrimiento, poner fin a las guerras o eliminar enfermedades? Dios, de hecho, ha intervenido en la historia humana en diversas ocasiones, pero existe un límite para esta intervención. Dios ha otorgado a la humanidad el libre albedrío y permite que lo utilicemos para bien o para mal.
Las preguntas "¿Por qué a mí?" y "¿Por qué Dios permite esto?" resuenan en nuestras mentes y corazones. El dolor es una parte intrínseca de la vida, al igual que el nacimiento. El sufrimiento puede llevarnos a la desesperación y al egoísmo, pero también puede ser un camino hacia la redención y la comprensión más profunda.
No podemos afirmar con certeza por qué Dios permite ciertos sufrimientos, pero debemos recordar que "el mensaje de la cruz es una locura para los que se pierden; pero para los que se salvan, es fuerza de Dios" (1 Corintios 1:18). En momentos de sufrimiento, debemos aferrarnos a nuestra fe como lo hizo Jesús en su camino al Calvario.
Quizás encontraremos respuestas a nuestras preguntas cuando llegue el momento de cruzar el umbral de la vida hacia la eternidad y seamos juzgados en el amor divino. En ese momento, podremos contemplar el esplendor del amor cara a cara junto a Aquel que es, que era y que vendrá. Allí, todas nuestras preguntas encontrarán respuesta, y podremos declarar con alegría: "La muerte ha sido vencida. ¿Dónde está, muerte, tu victoria? ¿Dónde está tu aguijón?" (1 Corintios 15:54-55). La fe nos sostiene, y la esperanza en la vida eterna nos guía a través de las pruebas temporales, convirtiendo nuestro sufrimiento en una oportunidad para crecer en la fe y la confianza en Dios.
Para concluir, quiero compartir una experiencia personal que me conmovió profundamente, la pérdida de la madre de un querido amigo. En ese momento, mientras le ofrecía mis condolencias, él me miró y me dijo: "No estoy triste, Alfredo, porque sé que esto no es un adiós definitivo, sino un hasta luego". Estas palabras resumen la esperanza que todos podemos encontrar en medio del sufrimiento: la esperanza de un reencuentro en la eternidad, donde todo quedará claro y donde el amor de Dios brillará eternamente”.
Alfredo Musante
EDICIÓN DISTÓPICA
30º ANIVERSARIO
08.11.2023