En España está extendida esta advocación de manera especial por el Sur
de la península, puede justificarse en el hecho que la tradición atribuye a
Osorio, obispo de Córdoba, en la primera mitad del siglo IV, quien trajo al
regreso del Concilio de Nicea, una imagen mariana que recordaba el nacimiento
de Jesús en Belén. Así se estableció en Córdoba esta devoción. Más tarde en el
siglo XIV se encontró en la misma ciudad una pintura de Nuestra Señora de
Belén, que llegaría a ocupar, pasados los años, el lugar de honor de la capilla
del eremitario, como Patrona de las Ermitas de Córdoba. Muchas de las imágenes de la "Nuestra
Señora de Belén" se propagaron gracias a la influencia franciscana,
pues, el Misterio de la Navidad se ha celebrado especialmente desde que los
Franciscanos difundieron su conmemoración. Muchas de ellas reciben veneración
en alguno de los conventos de alguna rama femenina de la Orden de S. Francisco.
En España "Nuestra Señora de
Belén" fue elegida desde el año 1688 como Patrona de la real
Congregación de Arquitectura. Posteriormente hacia 1950 se escogió como Patrona
del Ministerio de la Vivienda. Al contemplar el misterio de Belén, vemos las grandes necesidades por
las que pasó la Sagrada Familia aquella noche tan esperada y al mismo tiempo
tan desapercibida para la mayoría de la gente, pero no por eso carente de unas
grandes lecciones de humildad; podemos decir con unos versos de una canción
popular brasileña:
"Enséñanos a ser pequeños
y pobres,
a no tener ambiciones de nada,
a vivir para los demás,
a ser mensajeros de gozo y
esperanza".
Aprendidas las silenciosas y elocuentes lecciones que brotan de la
contemplación de Belén, tenemos que agradecer a María lo que nos dio aquella
noche; seguimos con la citada canción:
"Gracias por habernos
dado a Jesús en esta noche,
por habernos dado el pan que
nos falta,
por tu silencio que recibe y
medita
y hace brotar en nosotros la
Palabra".
El calendario mariano celebra la fiesta de la "Nuestra Señora de Belén" el mismo día de la Natividad de
Nuestro Señor.