PROGRAMA Nº 1202 | 18.12.2024

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LA HIPOCRESÍA

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Podríamos empezar diciendo que la noción general de Hipocresía afirma que esta es la actitud, sostenida o de corto alcance, de fingir algo en lo que no se cree. En esto de simular podemos englobar creencias, sentimientos, emociones, cualidades, y casi cualquier cosa que sea intangible. ¿Cuál es el sentido de esta representación? En general, la Hipocresía opera como una especie de pantalla que protege la reputación y la integridad emocional del sujeto; cuestiones que no siempre son saludables por sí mismas.

Los invito a que piensen este ejemplo.

X. se encuentra con D. F. y Z.
D. F. y Z. opinan que el heavy metal es una mierda.
X. Adora el heavy metal, pero apoya esas opiniones en orden de mantener su posición en el grupo.

El hipócrita finge sentimientos o actitudes en los que no cree o que bien no siente en absoluto; de modo que la Hipocresía no está en sus ideas, sino en la fatuidad entre lo que se piensa y lo que se hace.

El hipócrita arma un personaje, construye una apariencia, y busca que se lo juzgue a través de esos atributos. En casi todas las lenguas el hipócrita es alguien que esconde su verdadera personalidad. Pero esto no siempre fue así.

La palabra Hipocresía proviene del latín hypocrisis, pero si retrocedemos aún más en el tiempo, descubrimos que la palabra griega hypo también significa “máscara”, y crytes, "respuesta"; por lo que el término significaba "responder con máscaras". Una representación magistral de la Hipocresía.

Ahora bien, los griegos no la consideraban del mismo modo que nosotros, es decir, no estaba asociada a los Hipócritas. Curioso, pero cierto. La palabra Hipócrita está relacionada con el verbo hypokrinomai, "tomo parte"; y está de la palabra kritiki, "criticar o juzgar"; asociada a la interpretación de una idea o de un texto.

Los griegos pensaban en la Hipocresía como un acto complejo que consta de dos partes simples: simulación y disimulación. El primero consiste en simular que se piensa algo, y el segundo en disimular lo que no se quiere manifestar. Esta noción nos engloba a todos. Según estos parámetros, por cierto, paradójicos, la Hipocresía es una cualidad innata de la inteligencia humana.

Haremos bien en señalar las hipocresías groseras, pero conviene ser prudentes con las que no lo son. En especial porque todos somos Hipócritas. Esto no una observación, sino un hecho de la mente; una variable de la mecánica del razonamiento, conocido como error de atribución.

Podemos advertir cuando alguien tiende a explicar sus acciones, buenas o malas, como un subproducto del ambiente que lo rodea, pero que al mismo tiempo le atribuye a las actuaciones de terceros una naturaleza innata.

Este error cognitivo, que no siempre es inconsciente, nos lleva a establecer imperfecciones en los demás que no llegamos a advertir en nosotros mismos. Una especie de autoengaño deliberado, por el cual encontramos incontables excusas para justificarnos, mientras que nos mostramos ética y moralmente implacables con los demás.

En lo personal, la Hipocresía sistemática es algo que no me sorprende realmente. Lo único que me atrevería a condenar es aquella tendencia de los hipócritas a calificar de hipocresía cualquier argumento que busquen desestimar; sin ponerse a pensar en la contradicción suprema que ello conlleva. En definitiva, el problema no está en la Hipocresía, sino en la poca elegancia de los hipócritas.

Recopilación
# EXPEDIENTE 1 

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