Las balas
hieren, los cadáveres apestan y, bajo el fuego enemigo, los hombres a menudo se
atemorizan hasta el punto de orinarse encima. [...] Pero las leyes de la
naturaleza son las mismas para un ejército «rojo» que para uno «blanco». Un
piojo es un piojo y una bomba es una bomba, incluso si uno no pelea por la
causa justa.
George Orwell
En el momento en el que
George Orwell escribió estas palabras, Europa estaba pasando por el conflicto
bélico más sangriento de su historia. Tradicionalmente las guerras se
desarrollaban lejos de las poblaciones y sólo incluían a jóvenes soldados, pero
en la gran guerra esto no sucedió así. Los tanques y los aviones alcanzaron a
las ciudades y obligaron a toda la sociedad civil a luchar por su vida, algo
que se repetiría en el siguiente gran conflicto.
Debido a esta situación el
papel de la mujer jugó un papel central, en los ejércitos curaron y comandaron
a cientos de hombres, en las ciudades salvaron a miles de refugiados y en las
fábricas produjeron todos los bienes materiales necesarios. Es por ello que
cuando hablamos de los héroes de la Segunda Guerra Mundial no podemos dejar de
hablar de las mujeres. Si bien el calificativo "heroico" depende del
individuo que lo use, es un hecho que el valor de estas mujeres nunca podrá ser
cuestionado.
Augusta Chiwy
En 1944, las tropas
alemanas comandaron una ofensiva a través que después
sería conocida como la batalla de las Ardenas. Cuando comenzó este conflicto
armado, tan sólo había un médico que atendía a las tropas estadounidenses; fue
en este momento cuando Augusta Chiwy se unió a la guerra. Día y noche recorrió
el campo de batalla recogiendo los cuerpos bajo el fuego enemigo. Su valor en
guerra fue reconocido por la corona belga y por el ejército de Estados Unidos
en el 2011.
Las brujas de la noche
La Operación Barbarroja es
una de las invasiones militares más sangrientas de la historia. Es por todos
conocida la derrota de Hitler en las tierras soviéticas, pero en pocas
ocasiones uno piensa en las consecuencias sociales de esta operación.
Aproximadamente tres millones de soldados y ciudadanos rusos murieron en la
defensa de su patria. A pesar de tener todo el
apoyo de su gobierno, el ejército rojo vivía en condiciones precarias: no había
uniformes suficientes, las botas estaban rotas o no había de la talla adecuada
y las municiones escaseaban. Fue en este ambiente en donde se destacó el grupo
de Marina Raskova.
Su regimiento únicamente
estaba integrado por mujeres y volaban en aviones de veinte años de antigüedad
y que habían sido construidos para fumigar. "Las brujas" demostraron
su valor a través de 23 mil vuelos de combate en los cuales participaron en la
liberación de Crimea y durante el avance del Ejército Rojo en Bielorrusia,
Polonia, Prusia oriental y Gdansk.
La enfermera checa
La historia de esta mujer
sólo se conoce por medio de la narración oral. Según testimonios de la época,
una enfermera llevó a cabo una venganza después de haber sido violada por
soldados alemanes en 1938. Por esta razón comenzó a seducir a militares arios
con para envenenarlos en el lecho de su cama. Probablemente fue ejecutada por
un agente de la Gestapo, encargado de investigar las desapariciones.
Lillian Gutteridge
A mediados de 1940, la
guerra en contra del ejército alemán parecía perdida en Europa. Las tropas
nazis habían tomado al territorio francés con una extrema facilidad y cientos
de tropas aliadas tuvieron que ser evacuadas hacia Inglaterra por medio de la
Operación Dinamo.
En esta retirada, Lillian
Gutteridge fue una de las últimas en abandonar Francia; cuando llevaba a un
grupo de soldados heridos, fue detenida por un oficial de la SS que le exigió
entregar a los heridos que transportaba. La enfermera se negó y le clavó un
cuchillo en el muslo, los soldados del regimiento escocés Black Watch
terminaron por rematar al oficial; poco tiempo después logró salir con
dirección hacia tierras británicas.
Lise Børsum
Durante el conflicto
armado, Lise Børsum, junto con su esposo, alarmó y ayudó a cientos de judíos a
no ser deportados a campos de concentración alemanes. Continuaría con estas
acciones hasta 1943, cuando fue descubierta y detenida. Inmediatamente fue
llevada al campo de Ravensbrück, donde permanecería hasta ser liberada por la
Cruz Roja Sueca en 1945.
Reba Z. Whittle
La primera teniente Reba
Whittle fue miembro del cuerpo de enfermeras del ejército de Estados Unidos. En
septiembre de 1944, dejó Inglaterra para colectar bajas, pero su avión fue
alcanzado por un antiaéreo alemán. Reba pudo sobrevivir a este percance, pero
se convirtió en la primera prisionera de guerra estadounidense. Gracias a la
injerencia diplomática de Suiza, fue liberada un año después.
Sophie Scholl
Una prueba que la
resistencia alemana al nazismo existió, Sophie Scholl fue una dirigente y
activista de la Resistencia Rosa Blanca. En 1943, fue arrestada en la
Universidad de Munich por repartir panfletos que atacaban a la guerra; poco
tiempo después sería ejecutada en la guillotina junto a su hermano Hans.
Susan Travers
Susan Travers fue mandada
por la Cruz Roja francesa a servir a Bir Hakeim, Libia. Las fuerzas de la
Francia Libre le ordenaron abandonar el Norte de África al ver perdida la
guerra, pero ella se negó. Permaneció bajo asedio durante quince días hasta que
se puso al volante de un camión y logró atravesar el cerco alemán junto con los
2 mil soldados franceses que se encontraban en la escena.
Virginia Hall
Fue una espía
estadounidense que colaboró con la Dirección de Operaciones Especiales
británica. Durante su estancia en Lyon fungió como corresponsal de guerra del
New York Post. Cuando los alemanes sitiaron Francia, apenas tuvo la oportunidad
de huir a España, donde permaneció hasta que Estados Unidos entró a la guerra.
Regresó a Francia y ayudó entrenar a tres batallones de resistencia. Su
importancia fue tal que la Gestapo la consideron "la más peligrosa de los
espías Aliados"
Zoya
Zoya Anatólievna
Kosmodemyanskaya, en octubre de 1941, decidió ofrecerse como voluntaria a la
unidad partisana del Komosomol. Con poca preparación, fue llevada al campo de
batalla para incendiar las casas en las que se escondían los alemanes, pero fue
capturada sorprendida en el acto. A partir de ese momento comenzaron largos
días de torturas en la cual Zoya jamás dio ninguna información útil. El 29 de
noviembre fue llevada a la horca, tenía sólo 18 años.
La lucha por la liberación
e igualdad de las mujeres es un suceso que ha durado por cientos de años y sigue
vigente. Estos diez casos son una prueba del valor con el cual las mujeres han
determinado el camino de nuestro pasado.