Poetisa argentina de origen suizo. Alfonsina Storni pasó a ocupar un lugar destacado en el panorama literario hispanoamericano por la fuerza con que aparece en sus versos la afirmación de una mirada femenina sobre el mundo. Junto a la chilena Gabriela Mistral y la uruguaya Juana de Ibarbourou, contemporáneas suyas, conformó la primera avanzadilla en la lucha de las mujeres por ocupar lugares de reconocimiento en los espacios de la literatura de América. A los cuatro años se trasladó con sus padres a Argentina, y residió en Santa Fe, Rosario y Buenos Aires. Se graduó como maestra, ejerció en la ciudad de Rosario y allí publicó poemas en las revistas Mundo Rosarino y Monos y Monadas. Se trasladó luego a Buenos Aires y fue docente en el Teatro Infantil Lavardén y en la Escuela Normal de Lenguas Vivas. En 1917 fue nombrada maestra directora del internado de Marcos Paz.
Por esa época comenzó
Alfonsina Storni a frecuentar los círculos literarios y dictó conferencias en
Buenos Aires y Montevideo; colaboró en las publicaciones Caras y Caretas,
Nosotros, Atlántida, La Nota y en el periódico La Nación. Compartió además la
vida artística y cultural del grupo Anaconda con Horacio Quiroga y Enrique
Amorín y obtuvo varios premios literarios. En la década de 1930 viajó a
Europa y participó de las reuniones del grupo Signos, donde asistían figuras
importantes de las letras como Federico García Lorca y Ramón Gómez de la Serna.
En 1938 participó en el homenaje que la Universidad de Montevideo brindó a las
tres grandes poetisas de América: Gabriela Mistral, Juana de Ibarbourou y ella
misma. Víctima de una enfermedad terminal, el 25 de octubre de ese mismo año
decidió suicidarse en Mar del Plata.
Madre soltera, hecho que no
era aceptable en su época, Alfonsina Storni fue sin embargo la primera mujer
reconocida entre los mayores escritores de aquel tiempo. Su trayectoria
literaria evolucionó desde el romanticismo hacia el intimismo sintomático del
modernismo crepuscular para desembocar en la vanguardia. El rasgo más
característico de su producción fue un feminismo combativo en la línea que se
observa en el poema Tú me quieres blanca, el cual se halla motivado por las
relaciones problemáticas con el hombre, decisivas en la vida de la poetisa. La obra poética de Alfonsina
Storni se divide en dos etapas: a la primera, caracterizada por la influencia
de los románticos y modernistas, corresponden La inquietud del rosal (1916), El
dulce daño (1918), Irremediablemente (1919), Languidez (1920) y Ocre (1920). La
segunda etapa, caracterizada por una visión oscura, irónica y angustiosa, se
manifiesta en Mundo de siete pozos (1934) y Mascarilla y trébol (1938).
Storni hizo también
incursiones en la dramaturgia: en 1927 estrenó en el Teatro Cervantes El amo
del mundo, y en 1931 aparecieron Dos farsas pirotécnicas, que incluían
Cimbellina en 1900 y pico y Polixena y la cocinerita. En 1950 se editó Teatro
infantil, pero varias de sus obras para niños permanecen inéditas. En 1936
colaboró en el IV Centenario de la fundación de Buenos Aires con el ensayo
Desovillando la raíz porteña.