Según nos cuenta una leyenda del norte de Chile, existe una curiosa ave que suele ser símbolo de buena fortuna para quien la ve, un pájaro de dorados colores llamado Alicanto. Se cree que habita en los cerros donde se esconden yacimientos de minerales y metales preciosos, tales como el oro y la plata, lo cual explicaría por qué su visión es tan ansiada por los buscadores de fortuna. Se dice que habita en cuevas y grutas y que sólo se le puede ver durante las noches, y por lo visto el Alicanto es capaz de decidir qué personas pueden verlo o cuales no, según a él le interese.
Pero al mismo tiempo que
puede resultar la salvación para un minero o un buscador de tesoros, también
puede representar su perdición, ya que al Alicanto no le gustan las personas
avariciosas. Si se da cuenta de que una persona sólo ansía el oro o la plata
por codicia, en lugar de conducirle hasta un yacimiento procurará llevarle por
galerías y caminos hasta que el desgraciado se pierda, y posiblemente nunca
vuelva a encontrar el camino. También puede cegar a quien le siga con el brillo
de sus alas, haciendo que caiga por un precipicio o quede parcialmente cegado y
desorientado en medio de alguna gruta oscura y sin posibilidad de salida.
El Alicanto es un ave de
enorme envergadura, con trazas de brillo metálico en sus alas, un pico curvo y
garras fuertes y poderosas. Entre sus cualidades más impresionantes están sus
alas que parecen brillar en la oscuridad, y el hecho de que se alimente de oro
y plata, y este brillo nocturno será diferente si el Alicanto ha comido plata u
oro. Mientras este hermoso pájaro tenga el estómago lleno no podrá volar,
debido al peso de los metales, pero posee la cualidad de no dejar huellas por
lo que seguir su rastro sería tarea imposible.