El resurgimiento de lo sagrado trae consigo el crecimiento del satanismo. A nivel global, incluyendo España, aumenta el número de adeptos a las sectas satánicas. Para sustentar sus ritos, emerge un mercado clandestino sacrílego: la compraventa de hostias consagradas y ornamentos litúrgicos. Los precios de estas hostias varían entre 80 y 1.000 euros, siendo utilizadas en misas negras, celebradas por ex sacerdotes, como culminación de los rituales satánicos. No es ciencia ficción ni literatura exotérica, sino una realidad denunciada por demonólogos católicos en Italia y España.
El padre Aldo Buonaiuto, director de un servicio de emergencias para jóvenes que desean abandonar las sectas satánicas, expresa su preocupación por el "alarmante crecimiento del satanismo" y el surgimiento de un "auténtico mercado de hostias consagradas". Este mercado tiene sus propias redes, reglas y precios, que varían de 80 a 1.000 euros, dependiendo del tamaño de la hostia, la importancia de la iglesia de origen y el sacerdote que la consagró.
En España, aunque el fenómeno es menor, también existe. Así lo confirman tres destacados demonólogos: el padre Manuel Guerra, el padre José Antonio Fortea y un experto de la costa levantina, todos amenazados de muerte por sus denuncias. Este último, quien prefiere el anonimato debido a un intento previo de linchamiento, confirma la seriedad de estas amenazas.
Una hostia consagrada por el papa es invaluable, y aquellas provenientes de la Basílica de San Pedro, incluso consagradas por otros cardenales, alcanzan los precios más altos. En España, las hostias consagradas por el cardenal Rouco Varela en la catedral de La Almudena, por el cardenal Amigo en Sevilla, o por los obispos del Levante, también son muy codiciadas. Otras de alto valor son las consagradas por el arzobispo de Santiago en la Catedral de Compostela o el arzobispo de Zaragoza en El Pilar.
Los expertos indican dos métodos principales para robar hostias: sustraerlas directamente de los sagrarios o tomar la hostia en la mano durante la comunión y guardarla en el bolsillo. Las hostias robadas terminan en diversos ritos satánicos. "Hay una proliferación de sectas que practican misas negras, con profanaciones de hostias consagradas, estupros y torturas. También se conocen casos de vampirismo consentido. Utilizan a jóvenes de ambos sexos, agrediéndolos sexualmente tras drogarlos en ritos orgiásticos", explica el padre Buonaiuto.
Además de las hostias, los ornamentos litúrgicos también tienen gran valor en el mercado satánico, especialmente las casullas. Según el padre Buonaiuto, "sectas realizan ritos con hostias consagradas, LSD y cocaína, a menudo dirigidos por ex sacerdotes que se han dedicado al servicio de Satanás". Manuel Guerra menciona casos de sacerdotes que han abandonado a Dios por el diablo, un ser que, según él, "cree, pero tiembla, porque tiene fe, pero carece de amor".
El padre Fortea, autor, entre otras obras, cómo “Exorcística: Cuestiones relativas al demonio, la posesión y el exorcismo”, y uno de los pocos exorcistas en España, confirma la existencia de profanaciones de sagrarios y hostias, y asegura que el número de sectas satánicas está en aumento. "Los jóvenes se inician, a veces muy tempranamente, movidos por el morbo y la curiosidad. Comienzan con el espiritismo, pasan al ocultismo o esoterismo, y finalmente llegan al satanismo".
Para conectar con una secta satánica, Internet es una herramienta fácil, según Fortea. Los jóvenes pueden encontrar información sobre cómo firmar un pacto con el diablo, realizar una misa negra, establecer contactos, organizar encuentros y dar el paso al satanismo.
Manuel Guerra, autor del "Diccionario de sectas", señala que en Italia hay más adeptos a las sectas satánicas que en España, aunque aquí también están creciendo. Las sectas se dividen principalmente en satanistas y luciferinas.
En la península, hay más de 2.000 personas en unas 100 sectas satánicas, principalmente en el eje Madrid-Barcelona-Levante. Las causas de su proliferación son variadas: desde el morbo y la curiosidad hasta el apetito sexual, el ansia de poder y la pérdida del sentido de lo sagrado. En ocasiones, estas sectas actúan como tapaderas para negocios turbios de tráfico de drogas o personas, explica el experto levantino.
Entrar en estas sectas es relativamente fácil, pero salir resulta extremadamente difícil. Los pocos que deciden abandonar deben esconderse para evitar ser asesinados. Según los expertos, muchos suicidios inexplicables estarían relacionados con la proliferación de estas sectas.
¿Cuánto más permitiremos que, con la comunión en la mano, el demonio se salga con la suya una y otra vez?
El PELADO Investiga
Para el programa de radio
EL ALFA Y LA OMEGA
