La invasión alienígena es uno de los mitos modernos más repetidos desde que H.G. Wells publicó La guerra de los mundos en 1898. Cientos de veces se ha reproducido la misma historia en cine, televisión, literatura, videojuegos y cuantos medios hemos usado los humanos para narrar ficción. Su éxito se explica porque conjunta nuestra fascinación por lo que pueda haber ahí fuera -esa duda de si estamos o no solos en el universo- y un ancestral miedo a un ataque de la tribu vecina. Pero eso es ficción, nadie cree que pueda ser verdad… ¿o no?
Según un estudio que se realizó durante las elecciones americanas de 2016 hasta 12 millones de estadounidenses, un 4% del electorado, creía en la llamada “Conspiración de los Reptilianos”. Una creencia exageradamente loca que asegura que las élites mundiales son o están controladas por unos extraterrestres con forma de lagarto que se ocultan entre nosotros.
Y sí, es posible que la teoría te parezca una copia de la trama de “V”, la mítica serie de los 80 en la que Diana y sus amigos venían a nuestro planeta con caretas de plástico simulando rostros humanos, con el objetivo de invadirnos entre el ratón del almuerzo y el de la comida.
El término "reptiliano" fue popularizado por el ex presentador de deportes y teórico conspiranoico David Icke, quien desde la década de los noventa afirmó que la humanidad es controlada por seres de otro planeta, a los que clasificó como Arcontes o Anunnakis, los cuales son híbridos entre ambas especies.
En la narrativa de su teoría conspirativa, David Icke expone que la raza alienígena proviene de la estrella Alfa Draconis, en la constelación del Dragón. Por ciertas circunstancias migró al planeta Tierra convirtiéndose en la vida inteligente originaria y terminaron fundando las primeras civilizaciones a fin de mantener dominados a sus habitantes.
Existe una rivalidad entre los Anunnakis y los reptilianos, dos razas de avanzada tecnología que arribaron a la Tierra hace miles de años, los primeros en busca de oro con el propósito de nutrir su atmósfera y los segundos, de seres menos evolucionados para alimentarse de su dolor y de su sufrimiento. Después de grandes batallas, llegaron a un acuerdo, que se conoce como el “Pacto Reptiliano”, para repartirse el control del planeta. Quizás por eso hay quienes afirman que son lo mismo, aunque otros se niegan a aceptar tal aseveración. Son distintos y su diferencia radica en que, como explica Benji Lixs, un youtuber centrado en el mundo del cine de ciencia ficción, (ya con esta referencia perdimos) los Anunnakis son gigantes parecidos al ser humano y los reptilianos son humanoides con aspecto de lagarto.
Se habla de alienígenas ancestrales con cualidades tecno desarrolladas que se mimetizan entre los humanos para dominarlos. La teoría conspirativa nos habla sobre proyectos de modernización que se desgastan y desaparecen con el fin de romper expectativas de la clase obrera y fundar nuevas experiencias de trabajo momentáneo, corto, con ritmos rápidos o lentos; es sobre anhelos e inquietudes depositadas en figuras como el reptiliano, los grandes capitalistas, los guerreros de luz, el mesías, el narco; en todos ellos. Figuras que aparecen, se mimetizan y desaparecen.
Pero la cosa no queda ahí: no contentos con ocultar su presencia con este disfraz energético, también crearon una raza híbrida humano-reptiliana. Son pocos en nuestro planeta y ocupan lo más alto en la jerarquía de la conspiración mientras que los híbridos son los encargados principales de hacer el trabajo sucio y manipular a los líderes humanos para que hagan su "lagarta voluntad" a través de su brazo más conocido: efectivamente, los Illuminati. También hay quien cree que se ocultan a plena luz, como famosos y celebridades. Entre las personalidades más conocidas que son señaladas de ser reptilianos están la fallecida reina Isabel II, el mandatario ruso Vladimir Putin, hasta se ha mencionado que Donald Trump, Angelina Jolie, Katy Perry, Rihanna, Britney Spears, entre otros.
¿Y qué interés tienen en nosotros? Unos dicen que porque se alimentan de nuestra sangre – de ahí las abducciones- mientras que otros apuntan que su dieta son las emociones, y por eso alteran los sucesos para generarlas, de ahí los atentados del 11 de septiembre, la crisis financiera, la guerra de ucrania, los conflictos de medio oriente recientemente y sigue la lista…
Pero según estas conspiraciones, el epicentro es una base subterránea situada en la localidad de Dulce, al norte de Nuevo México y cerca de la frontera de Colorado. Allí existe una instalación de al menos ocho niveles en la que miles de humanos colaboracionistas trabajan con los grises -la casta obrera de los reptilianos-, donde se desarrollan experimentos genéticos, se investigan los viajes astrales, control mental, manipulación de la materia y cualquier cosa que alguien se pueda imaginar.
La mayoría de los expertos en este tipo de temas consideran que las afirmaciones sobre la existencia de reptilianos carecen de una evidencia sólida, apenas se basan en especulaciones infundadas y no en pruebas concretas. Pueden proporcionar una narrativa coherente que ayuda a algunas personas a entender y enfrentar situaciones complejas o confusas a las que no les encuentra explicaciones racionales o al menos, más simples.
Recopilación
El PELADO Investiga
# EXPEDIENTE 11
