La tradición cuenta que Santiago el Mayor nació en Betsaida (Jerusalén) y que murió en el año 44 d.C. Según los Evangelios fue uno de los apóstoles de Jesús de Nazaret así como hijo del Zebedeo y hermano de San Juan Evangelista. Junto con Pedro y Juan, se dice, fue testigo de la agonía de Jesús en la cruz. Fue el primero de los apóstoles, al parecer, que recibió la corona del martirio, al ser decapitado por Herodes Agripa poco antes de la celebración de la Pascua.
Santiago el Mayor es el patrono de España. Ello se debe a la intensa labor de predicación realizada en Hispania. Tras salir de Jerusalén llega a Cádiz y, al poco, se traslada a Zaragoza y a Granada donde sus predicaciones no fueron bien recibidas. Según cuenta la leyenda, inspirado por la Virgen María, huyó a Galicia.
Estando en Zaragoza se le apareció María mientras oraba una noche junto al Río Ebro en compañía de sus discípulos y le encomendó levantar un templo cristiano en el lugar señalado por el haz de luz de la aparición. Como testigo de su visita, María dejó una piedra de jaspe señalando ese mismo lugar. Fue aquí donde Santiago y los suyos edificaron la primera capilla de adobe, junto al Río Ebro donde se construiría la Basílica del Pilar, uno de los lugares de peregrinación más populares de la comunidad católica hasta hoy.
Poco después partió a Jerusalén inspirado por María con la que se encontraría en Éfeso. Pese a las dificultades, se cree que dejaron algunos discípulos, siete de los cuales, tras su partida a Jerusalén, acudirían a Roma para ser nombrados obispos. Fueron denominados los Siete Varones apostólicos.
La tradición de los Siete Varones relata que los designados como obispos fueron los mismos que se hallaban con Santiago orando junto al Río Ebro cuando se apareció la Virgen "en carne mortal", poco antes de la asunción. Fue precisamente en esta ciudad donde ella le anunció la que sería su muerte precoz, por ello, se despidió de ella y de su hermano Juan y marchó a Jerusalén donde fue hecho prisionero y ajusticiado en el Monte Calvario. De camino a este lugar, según la leyenda, tuvo tiempo de convertir a algunas personas y de sanar a un ciego y un afectado de parálisis.
Santiago fue ejecutado durante la persecución religiosa iniciada por Herodes Agripa y su martirio fue el único recogido en los Hechos de los Apóstoles. Según una tradición sus discípulos recogieron el cuerpo y lo trasladaron en una embarcación de piedra por todo el Mediterráneo, costeando después el Atlántico hasta llegar a las costas gallegas, donde fue enterrado en Iría Flavio, donde el obispo Teodomiro lo encontraría en el siglo VII.
Aunque se desconoce la existencia de comunidades cristianas en la Galicia del siglo III, se ha documentado la existencia de algunas en la Bética y la Tarraconense en el siglo II de Nuestra Era. No obstante, no se puede descartar su extensión a Galicia un siglo más tarde ya que, entre otras cuestiones, es sintomático que Hispania acogiera el segundo concilio cristiano en Elvira, en el año 303, después del celebrado en Jerusalén, una vez finalizada la persecución iniciada por Diocleciano.
En el año 834 el rey Alfonso II otorgaba el primer diploma real a la iglesia de Santiago, que había sido fundada recientemente a raíz del hallazgo del que presuntamente, se creía, era el cuerpo del apóstol Santiago. Huelga a decir que el descubrimiento del sepulcro potenció el culto a Santiago y convirtió la sede apostólica compostelana en centro de atención. Esto se debió, en buena medida, a un desplazamiento de la atención que rodeaba la figura del santo hacia el occidente europeo desde Jerusalén.
Este cambio doctrinal e ideológico se vino gestando a lo largo de cuatro siglos. Para algunos historiadores si no se hubiera producido este fenómeno, el hallazgo del cadáver por parte del obispo Teodemiro de Iría no habría tenido, ni mucho menos, la repercusión que efectivamente tuvo. Las raíces más profundas del culto a Santiago el Mayor han de ser buscadas en la aparición de lo que se ha dado en llamar iglesias "regionales" o "nacionales" surgidas entre finales de la Edad Antigua y la alta Edad Media, En la formación de los reinos bárbaros tras la caída del Imperio romano se adquiere conciencia de la singularidad de las mismas lo que hará que, junto con el avance imparable del cristianismo se atribuya a ciertas comunidades la peculiaridad de tener un origen apostólico directo.
Con estos cimientos, el culto a Santiago siguió sustentándose y aumentando su popularidad por las siguientes causas: la consideración de Hispania como lugar de predicación de un apóstol, el desarrollo en la Cristiandad del culto a los apóstoles, el interés europeo occidental en la actividad predicadora de este apóstol debido a una cuestión de mera proximidad geográfica y la ausencia de culto funerario -sepulcral- de Santiago el Mayor en Palestina.