PROGRAMA Nº 1238 | 27.08.2025

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NUESTRA SEÑORA DEL BUEN CONSEJO

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Es una de las advocaciones marianas más queridas por la familia agustiniana y por numerosos fieles en todo el mundo. Su historia, que entrelaza lo milagroso con lo histórico, se remonta al siglo XV y tiene como escenario principal la localidad italiana de Genazzano, situada a unos 48 kilómetros de Roma.

Según la tradición, en el año 1467, durante la festividad de San Marcos, una nube luminosa descendió sobre una iglesia en restauración y, al disiparse, reveló un fresco de la Virgen María sosteniendo al Niño Jesús. Este acontecimiento fue interpretado como un signo divino y marcó el inicio de una profunda devoción. Se dice que la imagen llegó milagrosamente desde Scútari, en Albania, huyendo de la invasión turca, lo que fortaleció aún más la fe de los creyentes en su origen celestial.

La iglesia donde apareció la imagen fue confiada a los frailes agustinos en 1356. Desde entonces, la Orden ha sido custodio del santuario y ha promovido la devoción a la Virgen del Buen Consejo. A lo largo de los siglos, el santuario ha sido destino de peregrinaciones y ha recibido visitas de varios papas, incluyendo a Pío IX, quien en 1864 visitó personalmente el lugar y posteriormente incluyó el título "Madre del Buen Consejo" en las letanías lauretanas. León XIII también visitó el santuario y concedió a la iglesia el título de Basílica Menor.

Durante la Segunda Guerra Mundial, la basílica sufrió daños significativos debido a un bombardeo, pero, de manera sorprendente, el fresco de la Virgen permaneció intacto, lo que fue considerado por muchos como un milagro y reafirmó la devoción hacia ella.

La festividad de Nuestra Señora del Buen Consejo se celebra el 26 de abril. En esta fecha, los fieles recuerdan y honran a la Virgen como guía y consejera en momentos de dificultad, buscando en ella orientación y apoyo espiritual. La devoción a esta advocación ha trascendido fronteras, siendo venerada en diversas partes del mundo y especialmente en comunidades agustinianas.

La historia de Nuestra Señora del Buen Consejo nos invita a reflexionar sobre la importancia de la fe y la confianza en la guía divina. A través de los siglos, su imagen ha sido símbolo de esperanza y consuelo para innumerables personas que buscan orientación en sus vidas.

Equipo de Redacción
ANUNCIAR Informa (AI)
Para El Alfa y la Omega

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