
El tema de tapa de este mes de septiembre de 2025, en la edición número 70 de nuestro boletín digital ANUNCIAR Informa, trae consigo un nuevo desafío para La Productora: la creación de un canal de YouTube 100% católico, diseñado para traducir y proyectar el mensaje de la Buena Nueva en el lenguaje propio de las plataformas digitales, en este caso, YouTube. ¿Por qué hablo de traducir y proyectar?
Todavía hay sectores dentro de la Iglesia que se aferran con uñas y dientes a la idea de no cambiar nada, como si el tiempo se hubiera detenido para ellos. Se resisten a comprender que la realidad ha dado un giro brutal: en los años 90 la atención promedio de una persona podía sostenerse siete minutos; hoy, en plena era digital, apenas alcanza los siete segundos. Y frente a ese dato contundente, siguen convencidos de que no hace falta adaptar el modo de comunicar.
Después de más de cuarenta años en la comunicación católica, lo digo con claridad: esa obstinación es uno de los errores más graves que muchos sectores de la Iglesia han cometido. Aferrarse a moldes rígidos, cerrarse a los lenguajes actuales, ha sido la causa de que el mensaje de Jesús se diluya en un murmullo que cada vez menos oyen. Lo que verdaderamente corresponde es lo contrario: entrar en los códigos de este siglo XXI y llevar allí, con autenticidad y creatividad, la Buena Nueva.
Aclaro esto porque sé que levanta polémica. Muchos colegas sostienen que debe ser al revés: que el mundo se acomode a la Iglesia. Yo, en cambio, aprendí desde las “periferias”, como decía el papa Francisco, que el camino es otro. Cuando trabajas en medios que no son oficialmente católicos, te ves obligado a encontrar nuevas formas de anunciar el “kerygma”, el mensaje vivo de Jesús. Y esto no significa traicionarlo ni cometer pecado, que nadie se confunda.
Muy por el contrario: se trata de llevarlo a quienes jamás lo escucharon, a quienes lo recibieron de manera distorsionada o, peor aún, a los que lo conocieron a través de malos testimonios de obispos, sacerdotes, religiosas o laicos. Esas heridas hacen que muchos sientan rechazo o hasta desprecio hacia la fe. Y es ahí donde necesitamos aplicar una pedagogía distinta, una forma catequística que abra puertas en lugar de cerrarlas.
¿Cómo se logra? Con autenticidad. Siendo transparentes, como lo fue Jesús. Sin máscaras, sin temores, sin dobleces. Y créanme, la gente lo percibe. Cuando ven coherencia y sinceridad, los prejuicios se desarman. Entonces aparece un nuevo terreno: surgen las preguntas, los diálogos, las dudas, y de ahí, la oportunidad de construir un camino de fe personal, libre de ritos rígidos o estructuras vacías. Ahí empieza la tarea más delicada: acompañar con cercanía y humildad, mostrando que uno es tan humano como el otro, sin posturas de iluminado.
Esa ha sido siempre mi experiencia, y gracias a Dios he podido ver frutos concretos en la radio, en medios “profanos” —como algunos los llaman— donde paradójicamente encontré más libertad que en muchos espacios autodenominados católicos. Allí, en lugar de sentir la presión del “cura de turno” vigilando que no me aparte de la “sana doctrina”, descubrí un aire fresco para comunicar el Evangelio.
Toda esta introducción no es más que una invitación. Una invitación a sumarse a este nuevo espacio de evangelización que abrimos en YouTube. Me llena de orgullo dirigir esta obra, que no busca competir, porque cada quien tiene su carisma propio, sino marcar la diferencia, tal como lo hizo Jesús. Su mensaje abrió un camino que dos mil años después seguimos transitando los que sentimos la necesidad profunda de que todos conozcan esa verdad que transformó nuestras vidas.
Ese camino hoy lo recorremos a través de este canal, cuyo nombre refleja con sencillez lo esencial de nuestra misión: “Temas de Fe”.