PROGRAMA Nº 1168 | 24.04.2024

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OREMOS SIEMPRE…

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Comentario Bíblico
Del Evangelio de Lucas (18, 1-8)

La liturgia del domingo nos pone delante un texto del Evangelio de Lucas que habla de oración, un tema muy querido por el narrador. Es la segunda vez que este evangelista trae palabras de Jesús para enseñarnos a orar.

En el análisis del contexto histórico del Evangelio de Lucas debemos tener siempre en cuenta esta doble dimensión: la época de Jesús después de los años treinta y la época de los destinatarios del Evangelio de los años ochenta. Estas dos épocas influyen, cada una a su modo, en la redacción del texto y deben estar presentes en el esfuerzo que hacemos para descubrir el sentido que las palabras de Jesús tienen hoy para nosotros.

El contexto literario inmediato nos presenta dos parábolas sobre la oración: orar con insistencia y perseverancia (la viuda y el juez) (Lc 18, 1-8); orar con humildad y realismo (el fariseo y el publicano) (Lc 18, 9-14). A pesar de su diferencia, estas dos parábolas tienen algo en común. Nos enseña que Jesús tenía un modo diverso de ver las cosas de la vida. Jesús descubría una revelación de Dios allí donde todo el mundo descubría algo negativo.

Por ejemplo, descubría algo de positivo en el publicano, de quien todos decían; “¡No sabe rezar!” Y en la viuda pobre, de quien se decía: “¡Es tan insistente que importuna incluso al juez!” Jesús vivía tan unido al Padre que todo se transformaba para Él en fuente de oración. Son muchos los modos con los que una persona puede expresarse en la oración. Hay personas que dicen: “No sé rezar”, pero conversan con Dios todo el día.

Lucas comienza una parábola con la frase siguiente: “Les propuso una parábola para inculcarles que era preciso orar siempre sin desfallecer”. La recomendación “orar sin desfallecer” aparece muchas veces en el Nuevo Testamento (1 Tes 5,17; Rom 12,12; Ef 6,8; etc.). Era una de las características de la espiritualidad de las primeras comunidades cristianas. Y también uno de los puntos en los que Lucas insiste mayormente, tanto en el Evangelio como en los Hechos de los Apóstoles.

Jesús nos muestra dos personajes de la vida real: un juez sin consideración a Dios ni al prójimo, y una viuda que no desiste en luchar por sus derechos ante el juez. El simple hecho de que Jesús nos muestre estos dos personajes revela que conoce la sociedad de su tiempo. La parábola no sólo presenta a la pobre gente que lucha ante los tribunales para ver reconocido sus derechos, sino deja también entrever el contraste violento entre los grupos sociales. Por un lado, un juez insensible, sin religión. Por otro, la viuda que sabe a qué puerta llamar para obtener lo que le es debido.

Lucas 18, 6-8: Una aplicación de la parábola
Jesús aplica la parábola: “Oíd lo que dice el juez injusto; pues ¿no hará Dios justicia a sus elegidos, que están clamando a él día y noche? ¿Les hará esperar?” Y añade que Dios hará justicia en breve. Si no fuese Jesús el que nos habla, no tendríamos el valor de comparar a Dios con un juez en la forma de comportarse moralmente. Lo que importa en la comparación es la conducta de la viuda que gracia a su insistencia, obtiene lo que quiere.

Lucas 18,8b: Palabras sobre la fe
Al final, Jesús expresa una duda: “Pero cuando el Hijo del hombre venga, ¿encontrará la fe sobre la tierra?” ¿Tendremos el valor de esperar, de tener paciencia, aunque Dios tarde en respondernos? Es necesario tener mucha fe para continuar resistiendo y para obrar, a pesar de que no se vean los resultados. Quien espera resultados inmediatos, se dejará vencer por el desaliento. En otros diversos puntos de los salmos se habla de esta resistencia dura y difícil delante de Dios, hasta que Él responda (Sal 71,14; 37,7;69,4; Lm 3,26). Citando el salmo 80, San Pedro dice, que para Dios un día es como mil años (2 Pe 3,8; Sal 90,4).

Los evangelios nos presentan una imagen de Jesús que ora, que vive en contacto permanente con el Padre. La aspiración de vida de Jesús es hacer la voluntad del Padre (Jn 5,19). Lucas es el evangelista que nos dice más cosas sobre la vida de oración de Jesús. Nos presenta a Jesús en constante oración. Jesús oraba mucho e insistía, para que la gente y sus discípulos hiciesen lo mismo. Y es en el confrontarse con Dios donde aparece la verdad y la persona se encuentra consigo misma en toda su realidad y humildad.

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