PROGRAMA Nº 1167 | 17.04.2024

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NUESTRA SEÑORA DE LOS ÁNGELES

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Es una advocación de María, que fue declarada patrona de Costa Rica y protectora de las Américas por el papa Juan Pablo II. La Fiesta de Nuestra Señora de los Ángeles, se celebra en Costa Rica a raíz del hallazgo en 1636 de una pequeña estatua de la Virgen María con su hijo.

En el año 1635, en Cartago los mulatos vivían en la Puebla de los Pardos, barrio ubicado al este de la ciudad, poco después de la cruz de Caravaca, señal inequívoca para que los mulatos no pasaran el límite. A corta distancia de allí, entre blancos e indios, vivía una humilde mujer, que cada mañana acostumbraba ir al bosque, en busca de leña. En ese sitio, un 2 de agosto, la pobre mulata halló sobre una roca una pequeña imagen de piedra.

Juana Pereira, desconociendo la importancia de su hallazgo, la levanto, la llevó a su casa y la guardó en una caja. Al mediodía, regresó la mujer al bosque y encontró de nuevo la imagen sobre la piedra. Llena de admiración, la tomó, creyendo que era otra similar a la anterior y la llevó a su casa. Al abrir la caja, para guardarla junto a la que había encontrado primero, se llevó una tremenda sorpresa: ¡La primera ya no estaba! Su asombro creció cuando, por tercera vez, al volver al bosque, encontró la imagen sobre la misma piedra. Nuevamente la tomó y en su casa, donde pudo constatar que nuevamente la imagen de piedra, no se encontraba.

La joven se alarmó a tal extremo, que corrió donde el sacerdote, a quien le contó lo sucedido y le entregó la imagen. El sacerdote la guardó en una caja con la promesa de examinarla detenidamente cuando tuviera tiempo. Al día siguiente, la mulata regresó al bosque a levantar leña, la vio nuevamente sobre la piedra en la que la había hallado ya tres veces. De nuevo corrió donde el cura quien presuroso y acompañado de otras personas se dirigieron al bosque. Desde allí, condujeron la imagen en procesión hasta la iglesia parroquial, guardándola en el Sagrario. Al día siguiente cuando quisieron examinarla, la figura nuevamente había desaparecido.

De vuelta en el bosque, encontraron, por quinta vez la pequeña imagen. Ya con más cuidado notaron que era la imagen de la Virgen con el Niño en brazos. Comprendieron entonces que la Madre de Jesucristo quería tener su casa en ese lugar y comenzaron a construir una ermita. La pequeña imagen de 20 centímetros fue bautizada con el nombre de Virgen de los Ángeles, porque el 2 de agosto, los franciscanos celebran la fiesta de Nuestra Señora de los Ángeles.

Cartago goza de contar con una amplia comunidad franciscana, de ahí que la Iglesia agradeciera el regalo de Dios honrándola la pequeña imagen con el mismo título que el Santo de Asís diera a su madre celestial. Por esta razón, se tiene la certeza de que el hallazgo ocurrió ese día, pero no así la fecha exacta. Se estima que fue antes de 1639 aunque algunos dan por un hecho que fue en 1635.

La joven que tuvo el honor de encontrar la imagen de Nuestra Señora de los Ángeles pareciera que se perdió en la historia de costarricense. Se sabe que existió pues los escritos de la época y de la Iglesia lo comprueban, sin embargo, no se le dio seguimiento después del hallazgo de “la Negrita”.

El Arzobispo de San José, Monseñor Víctor Sanabria Martínez, intentó recuperar datos sobre esa mulata. En sus investigaciones detectó que la mayoría de mujeres de esa zona se llamaban Juana y llevaban por apellido Pereira. Al no dar con la identidad de esta muchacha la llamó “Juana Pereira” como un homenaje a todas las mulatas que conocieron a la verdadera joven que dio con la imagen de Nuestra Señora de los Ángeles. En ellas se pretendió extender ese honor a toda la cultura aborigen costarricense.

Actualmente Nuestra Señora de los Ángeles se venera en su Santuario ubicado en Cartago, sin embargo no es el único lugar donde los fieles le rinden el debido honor. Se tiene en templos como la Basílica de Nuestra Señora de Zapopan, en Guadalajara, México. Varias parroquias en Los Ángeles, Estados Unidos, tienen su estampa. Nicaragua es otro país en el que aumenta la devoción a la Negrita, aunque todavía no tenga ninguna parroquia con su nombre. En 2005 llegó a Roma. El papa Benedicto XVI no solo la bendijo sino que pidió que la colocaran en la Basílica Santa María de la Luz, a la que peregrinan muchos inmigrantes.

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