El 27 de febrero de 1812, Belgrano estableció dos baterías de artillería en ambas orillas del río Paraná, próximas a la entonces pequeña población conocida como Villa del Rosario (la actual ciudad de Rosario). En esa misma fecha, hacia las 18:30 hs, y en solemne ceremonia, Belgrano dispuso que fuera por primera vez enarbolada una bandera de su creación (se presume que de dos franjas horizontales, blanca la superior y celeste la inferior). La tradición señala que esa primera bandera izada por Belgrano fue confeccionada por una vecina de Rosario de nombre María Catalina Echevarría de Vidal y quien tuvo el honor de izar la enseña fue un civil, Cosme Maciel, también vecino de Rosario. En esta ciudad se encuentra el Monumento Histórico Nacional a la Bandera asentado en el Parque Nacional a la Bandera.
¡Soldados de la Patria! En este punto hemos tenido la gloria de vestir la escarapela nacional que ha designado nuestro Excmo. Gobierno: en aquel, la batería de la "Independencia", nuestras armas aumentaran las suyas; juremos vencer a nuestros enemigos interiores y exteriores, y la América del Sur será el templo de la Independencia y de la Libertad. En fe de que así lo juráis, decid conmigo "¡Viva la Patria!"
El Gobierno Nacional el 3 de marzo de 1812 prohibió al general Belgrano utilizarla, por razones de política internacional, ordenándole que la ocultara disimuladamente y que la reemplazase por la usada en la Fortaleza de Buenos Aires (la rojigualda). Como Belgrano partió hacia el norte para hacerse cargo del Ejército del Norte, no tomó conocimiento de la orden de desechar la bandera. Luego de avanzar a San Salvador de Jujuy, el 25 de mayo de 1812 celebró el segundo aniversario de la Revolución de Mayo con un Te Deum en la iglesia matriz, durante el cual el canónigo Juan Ignacio Gorriti la bendijo. El 29 de mayo Belgrano informó al gobierno:
(...) el pueblo se complacía de la señal que ya nos distingue de las demás naciones (...)
El Triunvirato amonestó por ello a Belgrano el 27 de junio, quien contestó el 18 de julio diciendo:
La guardaré silenciosamente para enarbolarla cuando se produzca un gran triunfo de nuestras armas.
El 24 de julio la entregó al Cabildo de Jujuy. El triunfo lo obtuvo él mismo el 24 de septiembre de 1812 en la Batalla de Tucumán.
En enero de 1813 Belgrano volvió a confeccionar otra bandera, lo cual fue aceptado por la Asamblea del Año XIII al iniciar sus deliberaciones el 31 de enero de 1813, siempre y cuando fuera sólo usada como bandera del Ejército del Norte, y no del estado.
El día 13 de febrero de 1813, después de cruzar el río Pasaje (desde entonces llamado también Juramento), el Ejército del Norte prestó juramento de obediencia a la soberanía de la Asamblea del Año XIII y fue Eustoquio Díaz Vélez, como mayor general, quien, además de conducir la bandera celeste y blanca reconocida por la Asamblea, tomó juramento de fidelidad a la misma al general Belgrano, quien después hizo lo propio con Díaz Vélez y el resto del ejército.
El 20 de febrero de 1813 se libró la Batalla de Salta, en la cual Belgrano logró un triunfo completo. Esta es la primera batalla que fue presidida por la bandera celeste y blanca, como bandera del Ejército del Norte. Concluida la batalla de Salta la bandera fue colocada en el balcón del Cabildo por Eustoquio Díaz Vélez y los trofeos apoderados de los realistas ubicados en la Sala Capitular.
La bandera fue adoptada oficialmente como símbolo de las Provincias Unidas del Río de la Plata el 20 de julio o 25 de julio de 1816 por el Congreso General Constituyente de San Miguel de Tucumán. Es el mismo Congreso que había proclamado el 9 de julio de 1816 la Independencia argentina. En dicho Congreso participaron diputados que representaron a Tarija y otras zonas al norte de Argentina, actual Bolivia. En esa sesión se confirmó el uso de la bandera creada por Manuel Belgrano como la única bandera de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Esta bandera es la que la República Argentina recibió en herencia.
martes, 28 de febrero de 2012
Creación de la Bandera Argentina
en
23:26


martes, 14 de febrero de 2012
Historia de San Valentín
Existe la palabra latina VALERE que significa 'ser fuerte' y de ella surgen las palabras valiente y valor u otras como valioso o válido. Aunque hoy en día ya no se haga, los romanos tenian la costumbre de dar a sus hijos nombres relacionados con el tipo de carácter o de virtud que esperaban encontrar o inculcar en ellos. De ahí que usaran nombres como VALENS o VALENTE que significa 'fuerza' que por ironías de la historia fue muy popular en los últimos dias del Imperio, cuando Roma era débil.
Hubo un emperador romano llamado Valente, quien gobernó desde el 364 d.C. hasta el 378, pero su nombre no es que tuviera mucho que ver con lo que era. Luchó contra los godos en la batalla de Adrianópolis el 9 de agosto del año 378 y sus legiones sufrieron una derrota aplastante. Más bien se le podria haber llamado 'imprudente' pues en vez de aguardar a su sobrino Graciano que bajara del Norte para triturar al enemigo en una tenaza decidió atacar solo y acabaron con su ejercito. Él mismo, herido, fue quemado vivo en la cabaña donde le habían resguardado, aunque se supone que se quitó la vida antes.
Pero volviendo al tema que nos incumbe, por supuesto también usaban diminutivos en los nombres y de ahí que no fuera de extrañar encontrarnos nombres como Valentiniano, que significa 'pequeño Valente' o 'pequeño fuerte'. Pues ocurrió que el emperador Valente tenía un hermano mayor que se llamaba Valentiniano. Si, el hermano tenia el mismo nombre pero en diminutivo pero eso entre los romanos no era raro, de hecho el emperador Constantino tuvo tres hijos y los llamó Constantino, Constancio y Constante.
Mientras Valente gobernaba las provincias Orientales del Imperio con capital en Constantinopla, Valentiniano gobernaba las provincias Occidentales con capital en Milán.
En esa época eran constantes y periódicas las persecuciones de los cristianos y la Iglesia siempre ha recordado a sus mártires y los días en que eran ejecutados eran declarados sagrados en su memoria. En ese tiempo muchos cristianos (incluidos los mártires) eran de descendencia romana y tenían nombres romanos. Al menos dos de estos mártires se llamaban Valentinus y el día en que se conmemoraba su memoria era el 14 de Febrero, que se recuerda por lo tanto como el día de San Valentín.
En la antigüedad, la mortalidad infantil era bastante elevada de modo que era importante tener muchos hijos. Por lo tanto, las personas que, por cualquier razón, tenían pocos hijos o ninguno se consideraban a sí mismas como malditas o bajo alguna maldición y se sometían a ritos religiosos o místicos para asegurarse la fertilidad. Los romanos tenían un lugar sagrado donde (según la leyenda) la loba había amamantado a Rómulo y Remo, el prímero de los cuales fundó Roma. Ese lugar era llamado el Lupercal, de la palabra latina lupus, que significa 'lobo'.
En ese lugar, todos los 15 de Febrero tenía lugar una celebración llamada LUPERCALIA, durante la cual se sacrificaban animales. Se preparaban correas con tiras ensangrentadas de la piel del animal y los sacerdotes corrían entre la multitud golpeandola con esas correas. Se creía que los que recibían golpes se curaban de la estirilidad. Naturalmente, la gente que quería hijos concurría en masa a la celebración. En consecuencia, las festividades lupercalianas estaban asociadas con el amor y el sexo.
En el año 494, el Papa Gelasio prohibió esta celebración pagana, pero con el tiempo el festival continuó bajo otro nombre. Así que el festival lupercaliano del 15 de Febrero pasó al 14 de Febrero, día de San Valentín (seguramente porque éste era un santo muy popular). Más tarde se crearon leyendas para explicar que San Valentín era protector de los enamorados, una manera de esconder el rito antiguo de la fertilidad.
Después que los Romanos conquistaron a Bretaña en el 43 A.D., los Británicos "tomaron prestado" muchos festivales Romanos. Muchos escritores enlazaban el festival de Lupercalia con San Valentín porque era en la misma fecha y por la conección con la fertilidad.
La Iglesia primitiva tuvo por lo menos dos santos llamados Valentín. De acuerdo a una historia, en el 200 A.D., el Emperador Romano Claudio II le prohibió el matrimonio a los hombres jóvenes. El emperador pensó que los hombres solteros eran mejores soldados. Un sacerdote llamado Valentín desobedeció la orden del emperador y secretamente casaba a las parejas jóvenes.
San Valentín: alrededor del mundo
En los Estados Unidos y Canada, los niños intercambian valentines con sus amigos. En algunas escuelas, se celebran fiestas y colocan todos los valentines en una caja previamente decorada para la ocasión. Al final del día, la maestra o uno de los estudiantes distribuyen las tarjetas.
Muchos niños hacen sus propios valentines de mantelitos de papel, papel rojo, papel tapiz, y fotografías recortadas de las revistas. Algunas veces, compran el material ya listo para hacer los valentines. Muchos niños envian sus mejores y más elegantes tarjetas a sus parientes y maestros.
Los estudiantes de más edad celebran bailes y fiestas de San Valentín. Preparan canastas de dulces, regalos, y tarjetas de mesa decoradas con corazones y cupidos. Mucha gente envía flores, dulces, u otros regalos a sus esposas, esposos, o enamorados. Muchas cajas de chocolate tienen forma de corazón y una cinta roja.
En Europa, la gente celebra el Día de San Valentín de diferentes formas. Los niños Ingleses cantan canciones especiales para la ocasión y reciben regalos, dulces, frutas o dinero. En algunas áreas de Inglaterra. la gente hornea panecillos de San Valentín hechos de semillas de alcaravea, ciruelas, o pasas. La gente en Italia celebra un banquete de San Valentín.
En Gran Bretaña e Italia, algunas mujeres solteras se levantan antes del amanecer en el Día de San Valentín. Se paran frente a la ventana esperando a que un hombre pase. Ellas creen que el primer hombre que vean, o alguien que se le parezca, se casará con ellas en durante ese año.
William Shakespeare, el dramaturgo Inglés, menciona esta creencia en Hamlet (1603). Ofelia, una mujer en el drama, canta:
Mañana es el día de San Valentín,
temprano, al amanecer,
y yo estaré en tu balcón;
tu enamorada seré!
En Dinamarca, la gente le envía a sus amistades flores blancas prensadas llamadas gotas de nieve. Los hombres Daneses también envían un tipo de valentín llamado gaekkebrev (carta graciosa). El remitente escribe una rima pero no firma su nombre.
En lugar de ello, el firma el valentín con puntos, un punto por cada letra de su nombre. Si la mujer que la recibe adivina quien la envió, él la recompenza con un huevo de Pascua durante la Pascua. Alguna gente en Gran Bretaña también envía valentines firmados con puntos.
En el Francés Normano, un lenguaje hablado en Normandía durante la Edad Media, la palabra galantine suena como Valentín y significa gallardo o amante. Esta semejanza puede haber causado que la gente pensara en San Valentín como el santo especial de los enamorados.
El recuento más temprano del Día de San Valentín en Inglés dice que las aves escojen su pareja en ese día. La gente usaba un calendario diferente antes del 1582, y el 14 de Febrero era lo que ahora es el 24 de Febrero.
Geoffrey Chaucer, un poeta Inglés de los 1300, escribió en el Parlamento de las Aves, "Por esto que fue enviado el día de San Valentín; Cuando cada ave su pareja ha de elegir". Shakespeare también mencionó esta creencia en su obra "Sueño de una Noche de Verano". Un personaje en el drama descubre a una pareja de amantes en el bosque y pregunta, "San Valentín ya ha pasado; Comienzan estos amantes a juntarse ahora?"
Gente en Inglaterra probablemente celebraban San Valentín ya para el 1400. Algunos historiadores acreditaron la costumbre de enviar versos en el Día de San Valentín a un Francés llamado Charles, Duke de Orleans. Charles fué capturado por los Ingleses durante la Batalla de Agincourt en el 1415. Fué llevado a Inglaterra y puesto en prisión. En el Día de San Valentín, el le enviaba a su esposa cartas de amor en forma de poemas desde su celda en la Torre de Londres.
Muchas costumbres del Día de San Valentín envolvía maneras en que las mujeres solteras pudieran saber quien sería su futuro esposo. Las Inglesas de los 1700 escribían los nombres de hombres en pedazos de papel, enrollaban cada uno de ellos en un pedazito de arcilla y los echaban al agua. El primer papel que subía a la superficie supuestamente tenía el nombre del verdadero amor de la mujer.
También en los 1700, las mujeres solteras colocaban cinco hojas de laurel en el centro de una almohada y una en cada esquina. Si el encanto trabajaba, ellas veían a su futuro esposo en sus sueños.
En Derbyshire, un condado en el centro de Inglaterra, las mujeres jóvenes le daban de 3 a 12 vueltas a la iglesia en la medianoche y repetían versos tales como:
Sembré cáñamo.
Cáñamo sembré.
Aquel que me ama más,
Que venga tras de mí ahora.
Entonces supuestamente su amor verdadero aparecía.
Una de las costumbres más antiguas era la práctica de escribir el nombre de mujeres en pedazos de papel, echarlos en una jarra y sacarlos por turnos. La mujer cuyo nombre era sacado por un hombre se convertía en su valentina, y él le prestaba atención especial a ella. Muchos hombres le daban regalos a sus valentinas. En algunas áreas, los jóvenes le daban a sus valentinas un par de guantes. Los hombres ricos honraban a sus valentinas con regalos finos.
Una descripción del Día de San Valentín durante los 1700 dice cómo los grupos de amigos se reunían para rifar los nombres. Por varios días, cada hombre llevaba el nombre de su valentina en la manga. El dicho "lleva su corazón en la manga" probablemente surgió de esta práctica.
La costumbre de enviar mensajes románticos gradualmente reemplazó a la de ofrecer regalos. En los 1700 y 1800, muchas tiendas vendían unos manuales llamados escritores de valentines. Estos libros incluían versos para copiar y varias sugerencias de cómo escribir los valentines.
Los valentines comerciales surgieron por primera vez al principio de los 1800. Muchos de ellos eran en blanco por dentro, con espacio para escribir un mensaje. Al final de los 1800, la Artista Británica Kate Greenaway se volvió famosa por sus valentines. Muchas de sus tarjetas tenían fotos de niños felices y jardines encantadores.
Esther A. Howland, de Worcester, Massachusetts, se convirtió en una de las primeras manufacturadoras de valentines en los Estados Unidos. En el 1847, después de haber visto un valentín Británico, ella decidió hacer los suyos propios. Hizo ejemplos y tomaba órdenes de las tiendas.
Luego contrató un equipo de mujeres jóvenes y estableció una línea de ensamblamiento para producir las tarjetas. Una mujer le pegaba a las tarjetas flores de papel, otra le añadía encaje, y otra hojas pintadas. Howland pronto expandió su negocio y lo convirtió en una empresa de $100.000.- de dólares al año.
Muchos valentines de los 1800 fueron pintados a mano. Algunas presentaban a un cupido gordo o flechas atravezando un corazón. Muchas tarjetas tenían satín, cintas, o adornos de encaje. Otras eran decoradas con flores secas, plumas, joyas de imitación, madre perla, caracoles, y otros adornos. Algunas tarjetas llegaron a costar hasta $10.- dólares.
Desde mediados de los 1800 hasta principios de los 1900, muchas personas enviaron valentines cómicos llamados "horrores de a penique". Estas tarjetas se vendían por un centavo y su diseño era muy feo y contenía versos ofensivos e insultantes.
Muchos de estas tarjetas y otros valentines antiguos se han convertido en artículos de coleccionistas.
San Valentín: El Santo
Mártir en Roma a finales del siglo III. Entre el pueblo, el día de San Valentín está considerado como "día de la suerte", sobre todo en Alemania; y en Francia, Bélgica, Inglaterra y especialmente América, como "día de los enamorados", en que éstos se hacen promesas, felicitaciones y regalos.
Esta costumbre y aquella supersticiosa idea, obedecen a diversos orígenes folklóricos y también al prestigio popular del Santo como milagrero.
La mayor parte de noticias de San Valentín han llegado hasta nosotros proceden de unas actas apócrifas; por esta causa se hace difícil conocer con exactitud su vida e incluso distinguir entre los hechos que realmente le pertenecen y los de las vidas de otros varios santos que llevan su mismo nombre y que la Iglesia desde muchos siglos venera también como mártires. Reseñaremos los que se le atribuyen unánimemente.
San Valentín es para nosotros una ciertísima lección de vida cristiana, llevada hasta el heroísmo, hasta la más plena identificación con Cristo: el martirio.
Situémonos a finales del siglo III. Es la era de los mártires. Por todo el Imperio romano corre el huracán de la persecución.
Valentín, presbítero romano, residía en la capital del Imperio, reinando Claudio II. Su virtud y sabiduría le habían granjeado la veneración de los cristianos y de los mismos paganos. Por su gran caridad se había hecho merecedor del nombre de padre de los pobres.
No podía ser desconocida de la corte imperial la influencia que ejercía en todos los ambientes romanos, y quiso el mismo emperador conocerlo personalmente. Valentín, en aquella entrevista, no dejaría de interceder en favor de su fe católica y contra el estado de persecución en que a menudo se encontraba sumida la Iglesia.
El soberano, que estaba interesado en granjearse la amistad y la colaboración del inteligente sacerdote cristiano, escuchó con agrado sus razones. Por eso intentó disuadirle del que él creía exagerado fanatismo; a lo que replicó Valentín evangélicamente: "Si conocierais, señor, el don de Dios, y quién es Aquel a quien yo adoro, os tendríais por feliz en reconocer a tan soberano dueño, y abjurando del culto de los falsos dioses adoraríais conmigo al solo Dios verdadero".
Asistieron a la entrevista, un letrado del emperador y Calfurnio, prefecto de la ciudad, quienes protestaron enérgicamente de las atrevidas palabras dirigidas contra los dioses romanos, calificándolas de blasfemas. Temeroso Claudio II de que el prefecto levantara al pueblo y se produjeran tumultos, ordenó que Valentín fuese juzgado con arreglo a las leyes.
Interrogado por Asterio, teniente del prefecto, Valentín continuó haciendo profesión de su fe, afirmando que es Jesucristo "la única luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo".
El juez, que tenía una hija ciega, al oír estas palabras, pretendiendo confundirle, le desafió: "Pues si es cierto que Cristo es la luz verdadera, te ofrezco ocasión de que lo pruebes; devuelve en su nombre la luz a los ojos de mi hija, que desde hace dos años están sumidos en las tinieblas, y entonces yo seré también cristiano".
Valentín hizo llamar a la joven a su presencia, y elevando a Dios su corazón lleno de fe, hizo sobre sus ojos la señal de la cruz, exclamando: "Tú que eres, Señor, la luz verdadera, no se la niegues a ésta tu sierva".
Al pronunciar estas palabras, la muchacha recobró milagrosamente la vista. Asterio y su esposa, conmovidos, se arrojaron a los pies del Santo, pidiéndole el Bautismo, que recibieron, juntamente con todos los suyos.
El emperador se admiró del prodigio realizado y de la conversión obrada en la familia de Asterio; y aunque deseara salvar de la muerte al presbítero romano, tuvo miedo de aparecer, ante el pueblo, sospechoso de cristianismo. Y San Valentín, después de ser encarcelado, cargado de cadenas, y apaleado con varas nudosas hasta quebrantarle los huesos, unióse íntima y definitivamente con Cristo, a través de la tortura de su degollación.
San Valentín fue martirizado en la Via Flaminia hacia el año 270, seguramente en los inicios de la primavera, cuando en la naturaleza se anticipa el júbilo expectativo de la fecundidad y de la pujanza. En el 496 A.D., el Santo Papa Gelasio I nombró el 14 de Febrero como el Día de San Valentín.
En los siglos antiguos y medievales, empiezan a venir a Roma numerosos peregrinos, entrando por la Puerta Flaminia, que se llamó Puerta de San Valentín, porque allí, en recuerdo de su martirio, el Papa Julio I, en el siglo IV, mandó construir en su honor una basílica.
Esos romeros coincidían con los días del aniversario del Santo; y de retorno a sus países, se llevarían de él o de su templo alguna reliquia o memoria. Ahora bien: no es cosa rara en la primitiva Iglesia el empeño de cristianizar fiestas o costumbres de matiz pagano, y en primavera no faltaban en la Roma gentílica festejos dedicados al amor y a sus divinidades. Fácilmente se inclinaría a los fieles a invocar a San Valentín -mártir primaveral- como protector del amor honesto.
La invocación brotaría en Roma y sería transportada por los romeros a sus tierras y naciones, principalmente por los que cruzaban la Puerta Flaminia, norte arriba de Europa.
En el siglo XVII, ciertos protestantes lo censuraban como de cuño papista y, al mismo tiempo, pagano. Le reconocía cierto matiz pagano, San Francisco de Sales. Pero, saturado como siempre de buen juicio y de exquisita prudencia, lo que hace él es aconsejar a los jóvenes prometidos que imiten las virtudes de San Valentín.
Esto es lo que hay que desear, principalmente; rogando al excelso presbítero mártir que alcance del Señor, a la juventud cristiana que al matrimonio camina, el don del puro amor, santificador de la vida familiar.
en
23:49


martes, 7 de febrero de 2012
Violencia 2012
El nivel de violencia en el mundo entero es alarmante en extremo. Contribuyen a su auge aterrador no sólo los hombres a quienes les gusta pelear sino también muchos ciudadanos promedios. Pelean los esposos. Mengua el amor entre ellos. Se crea un ambiente cargado de frustración, frialdad y violencia emocional, a veces, aún física. Pelean los hijos con los padres, los padres con los hijos y los hijos entre sí. ¿Los resultados funestos? Hogares destruidos. Maltrato de niños. Maltrato de padres. Enajenación. Vidas infelices, torcidas, mal encaminadas y más violencia.
De disposición violenta son los que quebrantan la ley, asesinando, robando y violando los derechos de otros. ¿Por qué es violento el hombre? Hasta los más pacíficos en algunas ocasiones habrán hablado o actuado con violencia. ¿A qué se debe tanta violencia? Hay quienes nos aseguran que la agresividad violenta en el hombre se debe al instinto natural de luchar, sobrevivir y sobreponerse, instinto gobernado, según explican, por las leyes de la evolución -las mismas leyes, nos dicen, que imperan en los animales.
Reducir el nivel de violencia y hostilidades en nuestros pueblos es imprescindible, a no ser que explote esta bomba de tiempo y centenares de millones sufran las consecuencias. El corazón que se alimenta de la violencia será violento. La violencia no es algo nuevo para la humanidad. Las Escrituras indican que las tendencias violentas se remontan hasta el principio como lo evidencia el libro del Génesis. Después de que Adán y Eva desobedecieron a Dios y comieron del fruto del árbol prohibido, su relación con Dios fue rota.
Poco después de la caída vino el primer incidente de violencia física del cual existe un registro. Caín, al darse cuenta de que el sacrificio de su hermano Abel era más agradable a los ojos de Dios, mató a su hermano en un arranque de celos. La raza humana conoció lo que era el asesinato. Cristo rechaza la violencia como una forma realista de reconciliación, y lo hace por al menos dos razones. En primer lugar, Jesús indica claramente que "Guarda tu espada, porque el que a hierro mata a hierro muere" (Mateo 26-52). Se ve cómo la ley de la continuidad funciona en este caso: el fuego produce más fuego, el odio produce más odio, la violencia engendra más violencia. En segundo lugar, la violencia no soluciona los problemas reales y subyacentes que están involucrados en el conflicto. La violencia es un ataque contra la persona; en realidad no se enfrenta a los problemas subyacentes tales como el miedo, el odio y la pobreza. Es una simplificación grave suponer que la violencia es la solución a los problemas personales, políticos o sociales. La violencia elimina la posibilidad de entendimiento y, por ende, también la posibilidad de reconciliación.
En la sociedad moderna, amar a nuestros enemigos, dar la otra mejilla y aceptar la persecución son ideales honorables, pero se consideran imprácticos y no realistas en un mundo caído, lleno de gran maldad. La gente se pregunta a menudo: "¿qué harías si alguien se mete en tu casa, o si trata de violar a tu esposa? ¿No es cierto que tienes que usar la violencia en esos casos, aunque seas un cristiano?" Tales preguntas demuestran la forma tan profunda en que la violencia ha penetrado en la forma en la que la humanidad hace frente a estas situaciones. En tales casos, la persona que pregunta a menudo supone que las únicas opciones reales son "matar o morir".
En síntesis: Es importante mencionar que el amor no elimina la necesidad de tomar medidas de protección no violentas. Las estrategias de pasar el cerrojo a las puertas, evitar enfrentarse a situaciones peligrosas sin necesidad y huir para salvar nuestra vida no son estrategias anti-cristianas. Las víctimas del abuso de menores y del abuso conyugal deben buscar ayuda profesional y quizás buscar algún tipo de refugio. Tales acciones no deben considerarse faltas de amor, sino como los primeros pasos hacia la rehabilitación tanto de la persona que abusa como de la víctima del abuso.
El amor no violento no debe considerarse como simple pasividad. La meta de Cristo es vencer la maldad de la gente por medio de la conversión. Matar a un enemigo es eliminar toda posibilidad de arrepentimiento y de conversión. El testimonio final del amor de Cristo es tratar al agresor como a un ser humano, cuyo corazón puede ser transformado moral y espiritualmente. En Romanos 5-10 nos dice: “Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más ahora que estamos reconciliados, seremos salvados por su vida”, como se nos pide que actuemos frente a nuestros enemigos tal como Cristo actuó frente a los suyos. No olvidemos nunca que aunque una vez fuimos enemigos de Cristo, ahora somos los recipientes de su amor que nos transforma.
"Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios" (Mateo 5-9). "Un fruto de justicia se siembra pacíficamente para los que trabajan por la paz" (Santiago 3-18).
Alfredo Musante
Director responsable
Programa radial
EL ALFA Y LA OMEGA
De disposición violenta son los que quebrantan la ley, asesinando, robando y violando los derechos de otros. ¿Por qué es violento el hombre? Hasta los más pacíficos en algunas ocasiones habrán hablado o actuado con violencia. ¿A qué se debe tanta violencia? Hay quienes nos aseguran que la agresividad violenta en el hombre se debe al instinto natural de luchar, sobrevivir y sobreponerse, instinto gobernado, según explican, por las leyes de la evolución -las mismas leyes, nos dicen, que imperan en los animales.
Reducir el nivel de violencia y hostilidades en nuestros pueblos es imprescindible, a no ser que explote esta bomba de tiempo y centenares de millones sufran las consecuencias. El corazón que se alimenta de la violencia será violento. La violencia no es algo nuevo para la humanidad. Las Escrituras indican que las tendencias violentas se remontan hasta el principio como lo evidencia el libro del Génesis. Después de que Adán y Eva desobedecieron a Dios y comieron del fruto del árbol prohibido, su relación con Dios fue rota.
Poco después de la caída vino el primer incidente de violencia física del cual existe un registro. Caín, al darse cuenta de que el sacrificio de su hermano Abel era más agradable a los ojos de Dios, mató a su hermano en un arranque de celos. La raza humana conoció lo que era el asesinato. Cristo rechaza la violencia como una forma realista de reconciliación, y lo hace por al menos dos razones. En primer lugar, Jesús indica claramente que "Guarda tu espada, porque el que a hierro mata a hierro muere" (Mateo 26-52). Se ve cómo la ley de la continuidad funciona en este caso: el fuego produce más fuego, el odio produce más odio, la violencia engendra más violencia. En segundo lugar, la violencia no soluciona los problemas reales y subyacentes que están involucrados en el conflicto. La violencia es un ataque contra la persona; en realidad no se enfrenta a los problemas subyacentes tales como el miedo, el odio y la pobreza. Es una simplificación grave suponer que la violencia es la solución a los problemas personales, políticos o sociales. La violencia elimina la posibilidad de entendimiento y, por ende, también la posibilidad de reconciliación.
En la sociedad moderna, amar a nuestros enemigos, dar la otra mejilla y aceptar la persecución son ideales honorables, pero se consideran imprácticos y no realistas en un mundo caído, lleno de gran maldad. La gente se pregunta a menudo: "¿qué harías si alguien se mete en tu casa, o si trata de violar a tu esposa? ¿No es cierto que tienes que usar la violencia en esos casos, aunque seas un cristiano?" Tales preguntas demuestran la forma tan profunda en que la violencia ha penetrado en la forma en la que la humanidad hace frente a estas situaciones. En tales casos, la persona que pregunta a menudo supone que las únicas opciones reales son "matar o morir".
En síntesis: Es importante mencionar que el amor no elimina la necesidad de tomar medidas de protección no violentas. Las estrategias de pasar el cerrojo a las puertas, evitar enfrentarse a situaciones peligrosas sin necesidad y huir para salvar nuestra vida no son estrategias anti-cristianas. Las víctimas del abuso de menores y del abuso conyugal deben buscar ayuda profesional y quizás buscar algún tipo de refugio. Tales acciones no deben considerarse faltas de amor, sino como los primeros pasos hacia la rehabilitación tanto de la persona que abusa como de la víctima del abuso.
El amor no violento no debe considerarse como simple pasividad. La meta de Cristo es vencer la maldad de la gente por medio de la conversión. Matar a un enemigo es eliminar toda posibilidad de arrepentimiento y de conversión. El testimonio final del amor de Cristo es tratar al agresor como a un ser humano, cuyo corazón puede ser transformado moral y espiritualmente. En Romanos 5-10 nos dice: “Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más ahora que estamos reconciliados, seremos salvados por su vida”, como se nos pide que actuemos frente a nuestros enemigos tal como Cristo actuó frente a los suyos. No olvidemos nunca que aunque una vez fuimos enemigos de Cristo, ahora somos los recipientes de su amor que nos transforma.
"Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios" (Mateo 5-9). "Un fruto de justicia se siembra pacíficamente para los que trabajan por la paz" (Santiago 3-18).
Alfredo Musante
Director responsable
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