Los cardenales estadounidenses Roger Mahony, Edwin O 'Brien y Timothy Dolan, saliendo del hotel donde se hospedan. Foto: AP
CIUDAD DEL
VATICANO.- Esta tarde, los 115 cardenales electores marcharán en procesión
desde la Capilla Paulina hasta la Capilla Sixtina. Después, la sala será
sellada y empezará el cónclave, que literalmente significa bajo llave. A partir
de ese momento, el proceso para elegir al sucesor de Benedicto XVI, que
renunció el mes pasado, quedará bajo estricto secreto.
Para
entenderlo, hace falta un seguir un "manual de instrucciones" que nos
oriente en un proceso complejo y lleno de matices. BBC Mundo propuso diez
mandamientos para no errar en la comprensión de la elección del futuro Sumo
Pontífice.
1. Asumirás por qué este cónclave es
diferente a los demás
A partir
del inicio del cónclave, el proceso de elección del nuevo Papa quedará bajo
estricto secreto.
Por primera
vez en casi 600 años se produjo una renuncia papal. Esto implica que el
cónclave no estará precedido de los funerales del anterior Sumo Pontífice, sino
que habrá un Papa emérito.
Benedicto
XVI argumentó razones de salud y falta de "vigor físico y espiritual"
para su dimisión. Sin embargo, también se ha especulado con que Ratzinger
abandonó su puesto por problemas con la curia.
"Se
dice que optó por una estrategia de shock que obligue a la elección de un Papa
lo suficientemente fuerte como para impulsar una reforma tras los escándalos
recientes", le dice a BBC Mundo Paolo Mastrolilli, experto en temas
vaticanos del diario italiano La Stampa.
Mastrolilli
habla de un cónclave en que los temas de "gobierno y no los
doctrinales" serán claves en la elección.
En la
medida que la renuncia de Benedicto XVI fue una sorpresa y a falta de un
candidato claro, se especula con que el cónclave sea largo, a diferencia del
anterior, que duró solo dos días.
2. Aceptarás que -si eres católico-
tú mismo podrías convertirte en Papa
Desde que
empieza el cónclave, todo el proceso de elección del pontífice es secreto.
No hay
ninguna normativa concreta al respecto. El Papa es el obispo de Roma, por
tanto, cualquier católico que pueda ser ordenado obispo de Roma podría
convertirse en Sumo Pontífice.
No
obstante, el último Papa que fue elegido sin ser cardenal fue Urbano VI, en
1378.
"De
hecho es seguro que el Papa está entre los cardenales. Es una hipótesis
abierta, pero el Papa está entre los cardenales", le comenta a BBC Mundo
Javier Otaduy, profesor de Derecho Canónico de la Universidad de Navarra, en
España.
3. Conocerás a aquellos que pueden
elegir al Sumo Pontífice
Quizás una
de las razones por las que el Papa suele ser elegido entre los cardenales es
que éstos -en concreto, aquellos que no han cumplido 80 años en el momento de
la sede vacante- son los únicos con derecho a voto.
En este
caso son 115 electores. De ellos, 60 son europeos, 14 de América del Norte, 19
de América Latina, 11 de África, 10 de Asia y 1 de Oceanía. El país más
representado es Italia, con 28 electores.
Todos
fueron nombrados por Juan
Pablo II o Benedicto XVI, por lo que, en palabras de
Mastrolilli, "la continuidad ideológica de la Iglesia está
garantizada".
4. Aprenderás las razones por las
que el elegido cambia de nombre
Benedicto
XVI tomó su nombre de quince Papas previos, Juan Pablo II de sus dos antecesores
y Juan XXIII de su propio padre.
Según la
Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis -la ley que rige los
cónclaves- una vez un candidato resulta elegido, debe responder a dos
preguntas: "¿Aceptas tu elección canónica para Sumo Pontífice?". Y,
en caso de respuesta afirmativa, a: "¿Cómo quieres ser llamado?".
La
contestación de Karol Wojtyla fue Juan
Pablo II, la de Joseph Ratzinger, Benedicto XVI y la de Ángelo
Giuseppe Roncalli, Juan XXIII, por citar sólo tres ejemplos recientes de Papas que
cambiaron de nombre.
Sin
embargo, esto no siempre fue así. El primer Papa en cambiar de nombre fue Juan
II, quien anteriormente se llamaba Mercurio, apelativo de un dios romano.
Esta
coincidencia le pareció improcedente y eligió un nombre más afín a su nueva
función.
El último
Papa que usó su nombre de bautismo como Sumo Pontífice fue Marcelo II en 1555.
Desde
entonces, señala Otaduy, "esto es una praxis consuetudinaria que no
cambia".
"En el
fondo, el nombre va muy unido a la función. Cuando uno cambia su situación,
cambia su nombre. Lo mismo ocurre con Pedro, quien se llamaba Simón. Cristo lo
elige y lo llama Pedro, adaptado a su función, porque serás piedra",
sentencia.
5. Recordarás que siempre hubo
papas...
El primer
Papa, San Pedro, fue escogido por Jesucristo.
"El
Papa es el sucesor del obispo de Roma y en Roma siempre ha habido obispo. El
que sucede a Pedro, en Roma, que es donde murió, es el que hace las veces de
Pedro. Y eso siempre ha habido. La sucesión de los obispos de Roma está
perfectamente establecida desde Pedro hasta Benedicto XVI", señala Otaduy.
6. Pero no olvidarás que no siempre
hubo cónclaves
Según la fe
católica, San Pedro fue designado por el mismo Jesucristo como su sucesor al
frente de la Iglesia. Después, durante siglos, el Papa elegía a una persona de
su confianza para sucederle.
El primer
cónclave como tal -bajo llave- tuvo lugar en 1276 y en él se eligió al papa
Inocencio X.
Dos siglos
más tarde, en 1492, se celebró la primera elección en la Capilla Sixtina,
aunque este emplazamiento no fue "obligatorio" hasta que así lo dictaminó
Juan Pablo
II.
Hasta
entonces, los cónclaves se podían celebrar en otros lugares de Roma o incluso
en ciudades diferentes.
7. No te impacientarás con la
duración de un cónclave
Cualquiera
de los cardenales puede ser Papa. No existe una duración determinada. La
elección de Gregorio X, en 1268, fue la más larga de la historia y duró tres
años. Esa larga duración motivó la implantación de los cónclaves como proceso
de elección.
En la
actualidad suelen ser más breves. La de Benedicto XVI, por ejemplo, llevó sólo
dos días.
No
obstante, los cardenales disponen de todo el tiempo que necesiten para deliberar. El primer
día se lleva a cabo una votación y, a partir de ese momento, dos votaciones por
la mañana y otras dos por la tarde.
Según la
norma, son necesarios dos tercios de los votos para que la mayoría sea válida.
Si no hay acuerdo, al tercer día se produce un receso de una jornada para
meditar.
A partir de
ese momento, se llevan a cabo tres bloques de siete votaciones cada uno, con un
descanso entre bloques.
Si aún así
sigue sin haber acuerdo, se elegirá -por mayoría cualificada de dos tercios-
entre los dos candidatos más votados en la elección anterior.
8. No cometerás el error de decir
que nunca hubo un papa no europeo
Sí, de
hecho, el mismo San Pedro, nacido en el actual territorio de Israel, era
asiático. En los primeros tiempos del cristianismo, este origen fue común, como
también el norte
de África.
Sin
embargo, de los 265 papas, 254 fueron europeos. Gregorio III, de origen sirio,
fue el último de una procedencia diferente.
"Lo
que se puede asegurar es que no ha habido ninguno americano ni de Oceanía. La
mayoría han sido europeos y lógicamente italianos porque son los obispos de
Roma", señala Otaduy.
¿Será esta
la primera vez que un latinoamericano se convierta en cabeza de la Iglesia?
9. No pronunciarás la palabra
antipapa en vano
Esta
expresión, a diferencia de lo que muchos piensan, nada tiene que ver con el
satanismo ni la oposición a la Iglesia.
"Un
antipapa es quien afirma ser Papa sin serlo, porque tiene el apoyo de una parte
del colegio cardenalicio que se ha separado del resto del colegio. O
simplemente porque sí. Porque le parece que el Papa está en error y él mismo
dice ser Papa", indica Otaduy.
"Esto
ha sucedido en alguna ocasión y han llegado a haber tres papas en el momento
del cisma de Occidente, en torno al siglo XIV, XV. Uno de ellos era español, el
Papa Luna", explica el profesor.
"Precisamente
por eso se ha intentado en los últimos siglos que las leyes de elección del
Romano Pontífice estén muy blindadas y aseguren mucho la libertad de
elección", agrega.
10. No dirás que ésta es una
elección con candidatos y campaña electoral
La elección
de un Papa es un proceso electoral sin candidatos ni campaña oficial. Nadie se
postula a sí mismo como papable. En realidad, cuando se dice, por ejemplo, que
Odilo Scherer, arzobispo de Sao Paulo, o Ángelo Scola, obispo de Milán, son los
candidatos, más se trata de meras especulaciones, basadas en las necesidades de
la Iglesia en ese momento y en las características de los nombres que se citan.
No
obstante, las sorpresas son comunes y a menudo los "favoritos" no son
elegidos. De ahí la expresión "entrar Papa y salir cardenal".
En los días
previos al cónclave, los cardenales electores discuten y entablan relaciones
los unos con los otros en las llamadas congregaciones generales. Este momento
sería lo más parecido a una "precampaña electoral".
Desde el
momento en que la Capilla Sixtina es sellada, comienza la verdadera
"campaña", los debates entre grupos y la defensa de los candidatos.
Pero todo eso es secreto absoluto...
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