¿Cómo
vivimos nuestro ser Iglesia? ¿Somos piedras vivas o, por el contrario, somos,
por así decir, piedras cansadas, aburridas, indiferentes? ¿Han visto qué cosa
más fea es un cristiano cansado, aburrido o indiferente? El cristiano tiene que
estar vivo y alegre de ser cristiano; deber vivir esta belleza de formar parte
del Pueblo de Dios que es la Iglesia.
Si
reflexionamos sobre la Iglesia como el templo, esta palabra nos hace pensar en
un edificio, en una construcción; a muchos en el gran templo de Salomón en
Jerusalén que era el lugar de encuentro con Dios en la oración y que custodiaba
el Arca de la Alianza en cuyo interior estaban las Tablas de la Ley, el maná del
desierto y la vara de Arón.
Una llamada
al hecho de que Dios había estado siempre dentro de la historia de su pueblo,
había acompañado su camino y guiado sus pasos...También nosotros cuando vamos
al templo debemos recordar... nuestra historia... cómo Jesús me ha encontrado,
cómo ha caminado conmigo, como me ama y me bendice.
La imagen
del antiguo templo, por la fuerza del Espíritu Santo, se realiza ahora en la
Iglesia como "Casa de Dios",
si el templo de Salomón estaba construido por las manos del hombre para dar una
morada a Dios y ser un signo visible de su presencia entre el pueblo, con la
Encarnación "es Dios mismo el que construye
su casa" para venir a habitar entre nosotros.
El Espíritu
Santo con sus dones diseña la variedad que es la riqueza en la Iglesia...La
Iglesia no es un entretejerse de cosas e intereses, sino el templo del Espíritu
Santo, el templo en que Dios obra, del que cada uno de nosotros con el don del Bautismo es piedra
viva. Ninguno es inútil en
la Iglesia, todos somos necesarios para construir este templo ninguno es
secundario, ni más importante; todos somos iguales a los ojos de Dios, todos
somos iguales, somos hermanos, ninguno es anónimo: la Iglesia la construimos y
la formamos todos. Pero este hecho nos invita también a reflexionar sobre el
dato de que si falta el ladrillo de nuestra vida cristiana, falta algo de la
belleza de la Iglesia.
El
siguiente comentario, fue un extracto de la catequesis que diera el
Papa Francisco el 26 de Junio de 2013.