Eran
cuatro estudiantes de medicina de la Universidad de Buenos Aires, pero
terminaron siendo los protagonistas de la primera transmisión radial de la Argentina , que fue
escuchada por menos de cien personas. Imaginaban una radiofonía al servicio de
la difusión cultural, pero luego el
medio “explotó” y se transformó en un fenómeno de masas. Sin
proponérselo, aquellos fanáticos de la “telefonía
sin hilos” cambiaron para siempre la vida cotidiana de los argentinos.
El
hecho como tal ocurrió exactamente a las nueve de la noche del 27 de agosto de
1920, pero se venía incubando desde hacía diez años, cuando los cuatro
muchachos decidieron unir sus esfuerzos. Sus nombres eran Enrique Susini, Miguel Mujica, César Guerrico y Luis Romero Carranza.
Pero todos ellos quedaron abrazados a la historia popular con el cariñoso
apelativo grupal de los locos de la azotea. Ellos fueron los verdaderos
fundadores de la radiofonía en la Argentina.
En
la Argentina ,
un hecho incidental marcó el comienzo de la historia. En 1910, Guillermo
Marconi llegó a Buenos Aires para continuar sus ensayos. El inventor del “telégrafo sin hilos” desarrolló desde
aquí muchas pruebas de transmisión (las hacía desde Quilmes, en la zona sur del conurbano bonaerense),
utilizando un barrilete de unos seis metros cuadrados con el que se remontaba
una antena. Desde allí, logró enlaces con Irlanda y Canadá. Precisamente,
aquellos ensayos en la tierra
cervecera fueron la semilla que encendió el entusiasmo de los locos de la
azotea.
El
grupo de estudiantes de medicina quedó deslumbrado por las posibilidades que
suponía el desarrollo de Marconi. A partir de entonces, no se detendrían hasta
lograr una transmisión radial. Los cuatro amigos siguieron investigando con pasión
cualquier información referente a los principios de Herz, Braun o Marconi. Ni
siquiera los detuvo el comienzo de la Primera Guerra Mundial, cuando el
desarrollo de la radio se convirtió en parte de un arsenal cubierto por el
secreto. Por el contrario, aprovecharon la oportunidad.
Según
el historiador Edgardo Roca, la radiotelefonía argentina nació como un
entretenimiento de aficionados que jugaban a transmitir y recibir. “Pero
el tiempo —afirma—,
transformó
el hobby de los locos de la azotea en algo imprescindible en todos los hogares”.
La historia cambiaría a partir de una ópera transmitida desde el Teatro
Coliseo. Aquella noche de 1920, se emitió con un micrófono al que le habían
agregado una bocina para sordos y con un transmisor de 5 vatios (que parecía
atado con alambres) en la azotea del teatro. Y el milagro fue posible. Las
primeras palabras de la emisión:
“Señoras
y señores, la Sociedad Radio
Argentina les presenta hoy el festival sacro de Ricardo
Wagner, Parsifal, con la actuación del tenor Maestri, el barítono Aldo Rossi
Morelli y la soprano argentina Sara César, todos con la orquesta del teatro
Costanzi de Roma, dirigida por el maestro Félix von Weingarten”.
Tal
fue la presentación que ofreció el propio Enrique Susini hacia las 9 de la
noche de aquel 27 de agosto histórico. La transmisión fue realizada con éxito,
aunque fuera escuchada por menos de cien personas, las únicas que entonces
poseían auriculares “a galena” en Buenos Aires. Es que los parlantes y las
válvulas eléctricas aún no formaban parte de la tecnología de los receptores. A
partir de ese momento, los programas siguieron sin interrupciones. Al siguiente
día, se transmitió Aída, por la tarde nuevamente Parsifal y a la noche, Iris,
con Gilda Dalla Rizza y Benjamino Gigli. El lunes emitieron en directo Rigoleto
y después Manón, con las actuaciones especiales de la compañía lírica del
Teatro Municipal de Río de Janeiro.
El
debate sobre si aquella fue o no la primera emisión radial aún sigue abierto.
Algunos consideran que la transmisión desde el teatro Coliseo fue la “partida de nacimiento” de la radio: quizás
el debate no sea relevante en sí mismo, sino por su valor en dar a conocer esta
historia sobre el ingenio y la capacidad de aquellos cuatro radioaficionados argentinos.
La emisión de Parsifal dio a luz a L.O.R, Radio Argentina , la
primera licenciataria de la radiodifusión nacional. L.O.R transmitiría
regularmente desde diversos teatros, inclusive desde el propio Teatro Colón,
reafirmando su vocación por la difusión artística.
El
12 de octubre de 1922, también realizó lo que podría denominarse la “primera cobertura periodística” al
emitir el discurso de la asunción presidencial de Marcelo T. de Alvear. De
inmediato, se instaló el debate sobre si la radiofonía debía ser o no
comercial. Susini fue uno de los que más se opuso. Su opinión era que si había
surgido como un medio de difusión para la cultura, debía seguir así. Pero
muchos vieron el potencial comercial que se abría ante sus ojos. Y así se
fueron incluyendo los avisos comerciales en la programación, hasta llegar a ser
un medio sostenido únicamente por publicidad.